La muerte de un profesor francés
puede cambiar la historia de los homosexuales en Asia
Este sábado se celebra en la capital una manifestación a favor de los derechos de los homosexuales, mientras el Gobierno prepara la legalización de este tipo de enlaces entre personas de su mismo sexo.
Una de las manifestaciones anuales celebradas en Taiwán en favor de los derechos de los homosexuales
La muerte de un profesor homosexual podría impulsar que Taiwán se convierta en el primer país asiático en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo antes de finales del próximo año.
Se espera que para conseguirlo más de 80.000 activistas del LGBT salgan este sábado a las calles de la capital taiwanesa, Taipei, en el mayor desfile del orgullo gay de la historia de Asia.
El evento se celebra cada año desde hace 14 años, pero los manifestantes saben que están cerca de cambiar la historia de los homosexuales en uno de los continentes más represivos. No en vano, el avance se ha conseguido tras el presunto suicidio del profesor francés Jacques Picoux. Su muerte el 16 de octubre ha removido las conciencias de la sociedad de Taiwán y puede impulsar la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo .
Picoux, de 67 años, que enseñaba francés en la Universidad Nacional de Taiwán, murió tras caer desde el décimo piso de su bloque de apartamentos de Taipei. Desde la muerte por un cáncer de su pareja taiwanesa, Tseng Chao-Ching, el profesor francés se encontraba sumido en una depresión por su incapacidad de participar en las decisiones médicas cruciales en los últimos momentos de su compañero. Más tarde se encontró con que no teníaningún derecho legal sobre la propiedad que compartían.
Después de su muerte la comunidad homosexual arremetió contra el gobierno encabezado por el presidente, Tsai Ing-wen, que fue elegido en enero con la promesa de impulsar la igualdad de derechos.
Nueva iniciativa legislativa para sacar adelante la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo en Taiwán.
Diez diputados del gobernante Partido Progresista Democrático (DPP) han anunciado la presentación de un proyecto de ley en esa dirección. Han pasado dos años desde el último intento y el balance de fuerzas es ahora más favorable a la igualdad.
En enero de este año se producía en Taiwán un vuelco electoral que hizo presidenta a la candidata del DPP Tsai Ing-wen, favorable al matrimonio igualitario. El partido de Tsai también consiguió la mayoría absoluta en el Yuan Legislativo, el parlamento unicameral del país. La victoria del DPP alimentó las esperanzas de nuevos avances en el país asiático, uno de los más adelantados del continente en materia de derechos LGTB.
Nueve meses después se produce el primer movimiento. Diez diputados del DPP anunciaron el lunes pasado la presentación de un proyecto de ley para modificar el Código Civil y abrir el matrimonio a las parejas del mismo sexo. La propuesta cuenta ya con el apoyo de 33 diputados del partido en el Gobierno, que ocupa 68 de los 113 escaños. El opositor Partido del Nuevo Poder (NPP), con 5 asientos, también se ha mostrado favorable a la igualdad matrimonial y ha hecho pública su propio proyecto.
El proceso legislativo, sin embargo, se prevé largo. Por lo pronto, ninguno de los partidos representados en el Yuan Legislativo se ha comprometido oficialmente a que la medida se someta finalmente a votación en el pleno del Parlamento. Esta reticencia parece contradictoria con el hecho de que 65 de los diputados han expresado públicamente su apoyo al matrimonio igualitario. Pero muchos de ellos justifican su falta de resolución por la presión para no importunar a los electores de sus distritos con una decisión que creen difícil de explicar. El opositor Kuomintang se plantea dotar de libertad de voto a sus representantes llegado el momento.
La punta de lanza de la igualdad en Asia
En diciembre de 2014, el parlamento taiwanés era el primero en Asia en debatir la aprobación del matrimonio igualitario; una cuestión propuesta, precisamente, por el DPP y que cuenta con el rechazo del Kuomintang. El ahora principal partido de la oposición sí apoya las uniones civiles. Antes de convertirse en presidenta, Tsai publicó un vídeo para celebrar el equivalente chino del día de San Valentín en el que se incluyen tres parejas del mismo sexo. Ya era bien conocida su postura y la de su partido con respecto al apoyo explícito a la comunidad LGTB.
Aunque el matrimonio igualitario todavía no es legal en Taiwán, el clima sociopolítico es cada vez más aperturista. La vía legislativa parece la única viable, después de que la batalla jurídica emprendida por el activista Qi Jia-wei (o Chi Chia-wei) y su novio para contraer matrimonio fracasara cuando la Corte Administrativa de Taipéi desestimó su demanda al considerar que según la legislación vigente en Taiwán, el matrimonio debe contraerse entre un hombre y una mujer.
Por lo que se refiere a la aceptación social, hay indicios positivos. En octubre del año pasado, por primera vez, en las bodas masivas de Taipéi participaron 10 parejas del mismo sexo (cuya unión fue simbólica y sin validez legal), con el apoyo y la bendición del alcalde de Taipéi, Ko Wen-je. Por otra parte, en 2014 el Orgullo LGTB batía un nuevo récord de asistentes: 64.000 personas. Ese mismo año, se hacía público que el 68 % de la población está a favor del matrimonio igualitario. En septiembre de 2013, 800 activistas celebraron con gran éxito un banquete nupcial frente a la sede presidencial para reclamar la aprobación del matrimonio igualitario. Taipéi, por su parte, es considerada por muchos la ciudad más gay-friendly del continente asiático y es hoy un destino turístico LGTB en alza. La capital y Kaohsiung, la segunda ciudad del país, cuentan desde este año con un registro de parejas del mismo sexo.