La verdad es que sigo sin entender la política de nuestro pueblo en el sur de la Florida. Hace más de 16 años que oigo la misma cantaleta. Políticos, expertos en cuestiones electorales, y encuestadores repiten hasta la saciedad que el voto del exilio cubano está cambiando.
Explican con muchos detalles las razones por las cuales esto ocurre. Y la verdad es que lo que dicen tiene lógica. En una época el voto de los cubanoamericanos del sur de la Florida que vinimos en los primeros años de la revolución castrista era republicano cerrado. No se perdonaba al presidente John F. Kennedy por haber incumplido la promesa de ayudar a los cubanos que invadieron Cuba por Playa Girón.
Pero eso fue hace mucho tiempo, dicen los expertos. El voto de los hijos y nietos de esos primeros exiliados está cambiando. A ellos ya no les interesa tanto Cuba. Son más propensos a votar por los candidatos demócratas. Son políticas más modernas. Y además les agrada el acercamiento con la Cuba de los hermanos Castro.
A ellos no les importa que Obama haga todo lo que puede hacer sin violar la ley del embargo y que a cambio Cuba no de ni las gracias. Ellos repiten una y otra vez que la revolución no tiene marcha atrás. Y aquí repiten que el contacto de pueblo a pueblo es bueno y que va a ayudar a los cubanos de a pie.
Repito que no entiendo la política.
¿Cómo es posible que este exilio, que según los expertos cada día es más demócrata y menos republicano, siga eligiendo a tres congresistas republicanos. Ileana Ros-Lehtinen lleva más de 30 años en el Congreso y es la digna heredera del escaño que ocupara por muchos años Claude Pepper. Ambos siempre han mantenido una línea muy fuerte en contra de los comunistas en Cuba, y a la vez son más progresistas en cuestiones sociales.
Los otros –Mario Díaz-Balart y Carlos Curbelo– siguen una política parecida: duros en la política con Cuba e ideas moderadas en otras cosas. Por supuesto digo esto dentro del contexto del Partido Republicano, al cual todos pertenecen.
Joe García, el único demócrata en ocupar uno de estos escaños por dos años, volvió a aspirar. Dijo claramente que respaldaba la política hacia Cuba del presidente Obama y favorecería que levantaran el embargo a la isla. Curbelo, su oponente, fue tajante en su oposición.
De acuerdo a los expertos, una comunidad cada día más liberal debía haber respaldado a García, pero Curbelo le ganó a sombrerazos. Los congresistas cubanoamericanos barrieron. Los tres ganaron con enorme facilidad. Y eso que los encuestadores y expertos decían que el exilio cubano ha cambiado.
Pero hay más. El senador Marco Rubio también tiene una política fuerte en contra del régimen comunista de Cuba. Su oponente Patrick Murphy hizo campaña a favor de que levantaran el embargo. Hubo hasta un ricachón cubano que dice es republicano que dijo en forma abierta que había donado $100,000 a la campaña de Murphy para así ayudar a que le levantaran el embargo a Cuba.
Pero de nada le valió su donación. El dinero no compra dignidad ni humildad. El botó todo lo que dio.
Ahora vienen los estudios post-electorales. Resulta que el voto de los cubanoamericanos fue decisivo en la elección Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia. Dicen que sacó más del 60 por ciento del voto de los exiliados. Y que conste que del exilio histórico cada día quedamos menos.
El almanaque es implacable.
Y esos mismos cubanos, entre los que vinieron por los Vuelos de la Libertad, los que vinieron por Mariel y los que llegan todos los días a las costas de la Florida, o a la frontera con México, cuando cumplen los años requeridos para hacerse ciudadano continúan con el patrón de voto de los cubanos que ya llevamos más de medio siglo en el exilio.
Los expertos no esperaban que Trump ganara la presidencia, o siquiera el estado de la Florida. Pero los cubanos del estado ayudaron a que ganara los 29 votos electorales de la Florida. Ayudaron a Rubio y a los tres congresistas de la zona.
Obama creyó en una encuesta hecha por la Universidad Internacional de la Florida. Y eso lo llevó a permitir que los que viajaran a Cuba pudieran traer todo el ron y tabacos que quisieran. El también se equivocó y Hillary Clinton pagó caro su equivocación.
Ahora hay que estar atentos a lo que hace Trump. Hay que ver si hace quedar bien a los cubanos que votaron por él o si vuelve al discurso estridente del comienzo de su campaña.
La mentira y el voto cubanoamericano de Miami
Los voceros de la extrema derecha cubana de Miami están atribuyendo la victoria electoral del candidato Republicano Donald Trump en el Estado de La Florida al apoyo que ellos le dieron en las urnas. En realidad nada de ello está más lejos de la verdad.
Yo no sé si Donald Trump se tragará esa mentira de conveniencia fabricada por el Lobby cubano de Miami, pero si el nuevo Presidente de Estados Unidos no es tonto- y nada de un pelo de eso parece tener en su rubicunda cabeza-sabrá a ciencia cierta que su contrincante Demócrata en las elecciones prudenciales le ganó de calle por amplísima mayoría el Condado Miami-Dade y todo el sur del Estado Floridano, que es precisamente donde está concentrado todo el voto de los cubanoamericanos, lo que hace suponer que buena parte de ellos votaron por Hillary Clinton y no por Donald Trump, de acuerdo a lo que arrojan los resultados electorales.
Otra prueba de ello mas contundente aún, es que el Senador Marco Rubio campeón del anti-castrismo furibundo y niño lindo de la extrema derecha cubana de Miami sacó muchos menos votos en el Condado Miami-Dade que su contrincante Demócrata Patrick Murphy quien abiertamente proclamaba su apoyo a la política de relaciones con Cuba instaurada por el Presidente Barack Obama. Dos pruebas contundentes de que la victoria de Trump en La Florida nada tiene que ver con el voto de los cubanos de la extrema derecha.
Donald Trump ganó La Florida por el apoyo que le dieron los electores blancos conservadores del norte del Estado, que tienen más en común con los otros Estados sureños- donde impera todavía el racismo- que con la zona más urbana del sur de La Florida que es donde se concentra el voto de los cubanos de derecha.
Eso explica entonces por qué Hillary Clinton y Patrick Murphy sacaron más votos- abrumadoramente miles- en el Condado Miami- Dade- que es donde está el foco de los cubanos en La Florida- que los sufragios que obtuvieron Marco Rubio y Donald Trump.
¿Qué por qué entonces resultaron electos los Congresistas cubanoamericanos del sur de La Florida Mario Díaz Balart, Carlos Curbelo e Ileana Ros? Eso habría que preguntárselo a la Congresista Demócrata Debbie Wasserman-Schültz gran amiga de ellos, que por razones inconfesables nunca quiso darle recursos de la tesorería democrata – que ella tenía bajo su control- a candidatos de su Partido dispuestos a darle una seria batalla a los Congresistas cubano-americanos del Partido Republicano. El pacto con ellos estaba basado en que la Wasserman-Schultz- gran amiga de Hillary Clinton- no apoyaría con dinero del Partido a ningún contrincante serio contra los Congresistas Republicanos de origen cubano, a cambio de que ellos no apoyaran a Donald Trump. Pudiera llamarse el pacto de la doble traición.
Decía Joseph Goebles el jefe de la propaganda del nacismo hitleriano que una mentira repetida mil veces se convertía en una verdad aceptada por todos. Y parece que en eso anda la extrema derecha cubana de Miami cuando afirma que la victoria de Trump en La Florida se debió al voto de ella en las pasadas elecciones presidenciales.
Si Donald Trump se va con la “podrida” de que ganó la presidencia de su país gracias al voto de la extrema derecha cubana de Miami, estaremos de nuevo en presencia de un regreso al pasado de confrontaciones entre Estados Unidos y Cuba en la que nada tienen que ganar los pueblos de ambas naciones.
Trump no debe Florida al voto cubano
Fue el voto blanco, no el cubanoamericano, el que dio la victoria a Donald Trump en Florida, un estado clave en el resultado de las elecciones estadounidenses, consideraron especialistas en el tema.
Así como en el resto del país, “el voto blanco no hispano fue el que le dio a Donald Trump la victoria”, escribieron en su blog los analistas Giancarlo Sopo, fundador de CubaOne, y Guillermo Grenier, sociólogo de la Florida Internacional University.
“No hay evidencia de que el voto cubanoamericano fuera determinante en Florida”, estimaron.
Los analistas añadieron que, aunque la demócrata Hillary Clinton hubiera logrado una ventaja importante dentro de esa comunidad, tampoco habría logrado imponerse en este estado del sureste de Estados Unidos.
No existen evidencias de que “la política (de apertura hacia Cuba) del presidente Barack Obama haya perjudicado a Clinton”, señalaron Sopo y Grenier.
“Clinton habría perdido Florida incluso si hubiera ganado el voto cubanoamericano con 10 puntos de ventaja”, dijeron.
Este análisis contradice la percepción general de que el voto cubano de Florida, un estado clave en las elecciones presidenciales, le dio al magnate inmobiliario el impulso que necesitaba para llegar a la Casa Blanca.
Para sostener esta teoría, los autores proponen una mirada distinta a las encuestas ya existentes.
Cincuenta por ciento de los cubanoamericanos en todo el país votaron por Clinton, según Latino Decisions, “y esta es la participación más alta que un candidato presidencial demócrata haya registrado jamás” en este electorado, dicen los autores.
Ciertamente, en Florida 52 % de los cubanoamericanos votaron por Trump, pero en las áreas más urbanizadas del estado Clinton venció al candidato republicano y superó incluso el voto que consiguió Obama en 2012.
Por ejemplo, en el populoso condado de Miami-Dade, donde uno de cada tres habitantes es de origen cubano, Clinton ganó con casi 30 puntos de ventaja: 63,7 % sobre 34,1 % para Trump, según cifras del órgano electoral del condado. Esto son unos 81.000 votos más que los obtenidos por los demócratas en 2012.
Tomando en cuenta además que los cubanoamericanos representaron cerca del 6 % del electorado, “queda por tanto claro que estos votantes no fueron un factor decisivo en la victoria del presidente electo Trump”.
En cambio, al igual que en el resto del país, fue el voto blanco el que catapultó a Trump a la Casa Blanca.
“Sesenta y cuatro por ciento de los blancos no hispanos apoyaron a Trump, contra 32 % que votaron por Clinton” en Florida, dijeron Sopo y Grenier. “En 2012, el presidente Obama y Mitt Romney recibieron 61 % y 37 %, respectivamente” en el mismo electorado.
Este estudio es uno de los tantos esfuerzos por comprender qué sucedió la noche del martes 8 de noviembre, cuando los resultados sorprendieron a una nación que daba por ciertos los vaticinios —luego erróneos— de encuestadores y analistas.
Todo es posible si la gran mentira “gobeliana” de la extrema derecha cubana de Miami se transforma en verdad para la Casa Blanca de Donald Trump. Ahí se las dejo y los pongo a pensar.
Y hasta la próximo amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.