El legado de Fidel Castro:
Un pueblo desesperado por salir de la isla
Por Alfonso Chardy - El Nuevo HeraldDurante las casi cinco décadas en que gobernó Cuba, Fidel Castro se jactaba de manera constante de los logros de su revolución en materia de salud, educación y bienestar.
Sin embargo, los críticos de Castro insisten en que los pilares de esos logros estaban huecos desde el principio, y desmoronándose para el momento en que el comandante anunció su pase a retiro el 2008.
Sea cual fuere la verdad sobre los logros revolucionarios, estos no lograron convencer a cientos de miles de cubanos que optaron por huir de la isla en busca de mejores oportunidades.
Un ejemplo: mientras Cuba forjó un gran número de escritores, bailarines de ballet, músicos y atletas de talla mundial, muchos de ellos terminaron por desertar.
El Índice de Desarrollo Humano de la ONU para el 2014 - que clasifica a los países según la salud, la educación y el logro económico – ponía a Cuba en el lugar 44 entre 187 naciones. Noruega ocupaba el primer lugar y Estados Unidos el duodécimo.
Sin embargo, otros países latinoamericanos también ocupaban puestos altos - sin haber experimentado una revolución tipo Castro, que violó sistemáticamente los derechos humanos.
Argentina ocupaba el puesto número 49, Uruguay el 50, Costa Rica el 68 y México el 71. Los críticos también dicen que los alardes de Castro sobre los logros de su revolución son engañosos, porque Cuba -antes de que él llegara al poder- ya ocupaba puestos altos en algunos renglones.
Antes de 1959, Cuba tenía la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina y el tercio más alto per cápita del producto interno bruto, dijo Carmelo Mesa -Lago, profesor de Economía emérito de la Universidad de Pittsburgh. Algunos expertos también insisten que Cuba recibió ayuda cosechando esos logros - los $4,000 a $6,000 millones en subsidios soviéticos anuales desde la década de 1960 hasta principios de 1990.
El lugar de Cuba en el Índice de la ONU se desplomó de 61 entre 160 países en 1992 a 89 de 173 países en 1994, tres años después de que los subsidios terminaron. Fue sólo después del 2000 que Cuba comenzó a recuperarse.
SALUD
Los indicadores de salud de Cuba estaban claramente entre los mejores de la región.
La esperanza de vida al nacer en el 2014 se situaba en 78.2 años – casi como los Estados Unidos que estaba en 79.5.
Para cuando se retiró Fidel Castro la isla tenía muchos más médicos, alrededor de 74,000, que antes de la revolución – más de 6,400. Al comienzo de la revolución, había sólo un médico por cada 1,058 personas.
Décadas más tarde, el país tenía uno por cada 155 habitantes. “Los sistemas de salud y educación cubanos son, sin duda, los principales logros de la revolución”, dijo Max Lesnik, un locutor que vive en Miami pero que simpatiza con la revolución. Sin embargo, algunos de los “avances”, requieren ser explicados con un poco de contexto.
La Habana se ha jactado con razón de que su tasa de mortalidad infantil para el 2007 era de 5.3 por cada 1,000 nacimientos. Pero las cifras de los Centros para el Control de Enfermedades muestran que Cuba ocupaba el puesto 23 en el mundo en 1960 y el 27 en el 2004. El anuario CIA World Fact Book puso a Cuba en el 2013 en el puesto 72 en cuanto a mortalidad infantil.
Y la mejor atención médica está disponible sólo para los altos funcionarios y los extranjeros que pagaban en dólares, afirma el doctor. Julio César Alfonso, que trabajó en Cuba como medico entre 1992 y 1999 y que ahora vive en Miami.
Citó el contraste entre dos hospitales en los que trabajó, CIMEQ en La Habana y un hospital provincial en la ciudad de Cárdenas. CIMEQ, que trata a muchos altos funcionarios cubanos y a extranjeros con recursos, tiene aire acondicionado y suites privadas, dijo Alfonso. Los pacientes en Cárdenas deben traer sus propias sábanas y no hay mucho espacio entre las camas del hospital provincial.
Alfonso también describió la escasez crónica de suministros médicos en prácticamente todos los hospitales y clínicas que atienden a cubanos que no son de la élite gubernamental.
“La escasez va desde la simple aspirina hasta una amplia gama de antibióticos y medicamentos para hacer frente a las enfermedades crónicas”.
Un informe del 2007 elaborado por Katherine Hirschfeld, profesora de la Universidad de Oklahoma, que pasó varios años en Cuba, dice que los isleños tienen una mala opinión de su sistema de salud, a pesar de que es gratis.