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General: Hace hoy dos años de las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Cuba
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 17/12/2016 19:30
El inmovilismo de Cuba empuja a Trump a revertir el proceso
Lo único que cambió en la isla es el fuerte aumento de visitantes norteamericanos
 
Cuba (640×426)
Un vuelo directo de American Airlines a La Habana
           Por Javier Ansorena - Nueva York - ABC.es
Hace hoy dos años, Barack Obama y Raúl Castro sorprendían al mundo con el anuncio de una apuesta común por restablecer las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Cuba. Después de cinco décadas de fractura total, el acercamiento entre ambos países fue acogido de diferentes formas en EE.UU.: para unos era una anomalía diplomática que no beneficiaba a nadie y que había durado demasiado tiempo; para otros era una concesión a una dictadura castrista que no ha cedido un milímetro en materia de libertades y derechos humanos. Desde entonces, el único cambio real que se ha notado en Cuba es el aumento de visitantes desde EE.UU., que se ha disparado un 75%, y el empujón que por ello ha recibido el sector turístico. Aunque los viajes de turismo a Cuba aún están prohibidos por EE.UU., las autoridades de hecho no ponen trabas, hay diez aerolíneas que vuelan desde EE.UU. a territorio cubano y tres cruceros que atracan en La Habana.
 
Pero el Gobierno cubano apenas ha cambiado nada. La idea central de Obama es que la apertura permitiría una apertura progresiva de los cubanos «desde dentro». Pero la persecución política y la falta de libertades son igual de acuciantes que hace dos años, y las reformas económicas que había empezado a aplicar Raúl Castro -la posibilidad de empezar pequeños negocios, por ejemplo-, están paralizadas.
 
Ahora, Cuba mira a Donald Trump. El presidente electo cambió su discurso sobre Cuba en campaña. Pasó de decir que le parecía bien la apertura –aunque él conseguiría «un mejor acuerdo»– a amenazar con revertir lo conseguido por Obama. Lo que hará es una incógnita, pero el inmovilismo de La Habana le anima a lo segundo.
Fuente ABC.es


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 17/12/2016 19:32
Discreta celebración marca
Aniversario de apertura política hacia Cuba
 
airforce.jpg (800×541)
Air Force One instantes antes de tocar tierra, llevando a Barack Obama y a su familia a Cuba
Por Nora Gámez Torres y Patricia Mazzei
Iba a ser un evento para celebrar por todo lo alto lo que se percibía como uno de los logros más sólidos del presidente Barack Obama en política exterior. Pero al cabo de casi dos años de su decisión del 17 de diciembre del 2014, la Casa Blanca reunió esta semana a funcionarios del gobierno cubano, líderes cubanoamericanos, empresarios y otras personas involucradas en la política hacia Cuba, para tratar de convencerlos de que sus esfuerzos no han sido en vano.

El mismo Obama habló con el presidente electo Donald Trump sobre la importancia de mantener el curso de la política hacia la isla. Y una vez fuera de la oficina oval, Obama tendría la intención de mantenerse involucrado en el tema cubano, según comentaron varios invitados al Nuevo Herald y Miami Herald.

“Estoy convencido de que lo hará”, dijo Rick Herrero, director de la organización sin fines de lucro Mano Americas y uno de los cubanoamericanos que se reunieron con el asesor del Consejo de Seguridad Nacional, Ben Rhodes.

Obama no asistió a las reuniones privadas, que tuvieron lugar en el Eisenhower Executive Office Building, un edificio gubernamental al oeste de la Casa Blanca. En un almuerzo informal con comida cubana, los invitados se sirvieron sándwiches, “mediasnoches”, lechón y empanadas.

No queda claro cuándo fue que Obama y Trump conversaron sobre Cuba aunque hablaron por teléfono justo el día después que se anunciara la muerte de Fidel Castro. La Casa Blanca no respondió a una petición de comentario sobre los planes del Presidente ni sobre los contactos con Trump pero en una entrevista con MSNBC, Rhodes dijo que Cuba había sido “uno de los temas de discusión” entre ambos.

“El presidente Obama dejó claro que hay oportunidades reales para los negocios americanos” en Cuba, continuó Rhodes. “Otro argumento que el Presidente siempre hace es que esto nos benefició tremendamente en América Latina”, agregó.

Tras la elección de Trump, la Casa Blanca ha presionado para concluir una serie de acuerdos comerciales y bilaterales con Cuba, ante la incertidumbre sobre cómo actuará Trump en relación al gobierno de Raúl Castro. Los cubanos parecen haber finalmente escuchado el mensaje de la Casa Blanca y se apresuraron a firmarcontratos con compañías de cruceros y con Google, este último para aumentar la velocidad de algunos de sus servicios en Cuba—un acuerdo, más bien, “simbólico”, según comentó otro de los invitados. La presión para que los cubanos “envíen alguna señal y realicen algunos cambios esenciales”, continúa, agregó la fuente que pidió no ser identificada.

Mientras los partidarios de Obama se reunían en Washington, los congresistas cubanoamericanos les dijeron a reporteros en una conferencia de prensa en Miami que la nueva política hacia Cuba había sido “desastrosa”.

“Estados Unidos no ha recibido ningún beneficio de estas concesiones, ni tampoco el pueblo cubano, porque el régimen de Castro no ha renunciado a nada”, dijo la representante Ileana Ros-Lehtinen. “Esperemos que con el presidente electo Trump y una nueva administración, podamos estar en la posición de revertir los daños infligidos a la causa de la libertad y la democracia en Cuba”, agregó.

Una diferencia crucial radica en cuánto apoyo ofrecer a la oposición interna en Cuba. Ros-Lehtinen y otros congresistas cubanoamericanos los consideran como la única oposición política; la gente reunida en la Casa Blanca argumenta que los pequeños dueños de negocios privados conocidos como “cuentapropistas” representan una amenaza más grande para el régimen cubano.
 
En una conferencia de prensa el martes, Rhodes advirtió a la Administración de Trump que no tendría sentido revertir las medidas tomadas por Obama en un contexto en el que se vislumbra una transición en el poder en la isla. Pero su mensaje, distaba mucho de la seguridad con la que en otra ocasión comentó sobre los esfuerzos para hacer “irreversible” la política.

En la mañana del jueves, docenas de personas se reunieron para escuchar a Rhodes, el embajador en funciones en La Habana Jeffrey DeLaurentis, funcionarios de alto cargo de los departamentos del Tesoro, Comercio y Estado así como al embajador cubano en Washington José Ramón Cabañas. Se cree que el discurso de Cabañas es el primero de un embajador cubano en un evento de la Casa Blanca. El diplomático aprovechó la oportunidad para reiterar la oposición de su gobierno al “bloqueo” y demandar la devolución de la base naval de Guantánamo, en un discurso que un invitado describió como “seco, formal y nada memorable”.

Rhodes y DeLaurentis destacaron los logros de la Administración y se emocionaron durante sus intervenciones—Rhodes al referirse al apoyo de amigos cubanoamericanos frente a las críticas por su trabajo, y DeLaurentis cuando dijo que su trabajo en Cuba, donde comenzó y podría terminar su carrera diplomática, fue el más gratificante de su vida.

“Fue en parte una celebración de lo que se ha logrado y un duelo” por la lucha intensa que se avecina, comentó Ted Henken, profesor de Baruch College, quien participó en la reunión de la mañana.

A la reunión acudió una amplia delegación cubana, que incluía a representantes de los principales bancos del país, y que se encontraba en Washington para participar en un diálogo oficial sobre temas comerciales y financieros, según informó la cancillería cubana. También asistieron el senador Patrick Leahy de Vermont y Kathy Castor de Tampa, ambos demócratas y entusiastas partidarios de la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

La principal preocupación, comentaron varios invitados, es que el carácter “volátil” de Trump pudiera comenzar un conflicto a nivel retórico con los cubanos, aunque estos se han mantenido en silencio hasta el momento. Al mismo tiempo, el presidente electo no tiene una “ideología clara” y además podría querer jactarse de lograr lo que Obama no pudo en el caso cubano, comentó Henken. Como en la conferencia de prensa el martes, Rhodes reiteró que no tenía ningún problema con que la nueva Administración obtuviera aún mayores logros en este tema.

Después del almuerzo, solo DeLaurentis, Rhodes y su equipo se reunieron con una veintena de cubanoamericanos. Entre los invitados estaban el empresario de Miami Hugo Cancio, quien publica una revista de arte y un website en Cuba; Felice Gorordo, fundador de la organización sin fines de lucro Roots of Hope; el ex secretario de Comercio Carlos Gutiérrez; el abogado de Miami Ralph Patino; el presidente y director ejecutivo de la Fundación Miami Javier Soto; John McIntire, que encabeza la fundación Cuba Emprende, y Giancarlo Sopo, fundador de Cuba One. Después de la reunión, algunos asistieron a una recepción organizada por el Consejo Empresarial U. S.-Cuba en la sede de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos.

Una queja transmitida a Rhodes: la declaración de Obama tras la muerte de Castro fue demasiado anodina, incluso para algunos de los más acérrimos partidarios cubanoamericanos del Presidente. En ese momento, algunos de ellos contactaron a la administración para expresar su consternación de que Obama no había dicho más para reconocer el dolor de los cubanos exiliados. El mismo punto fue hecho el jueves, según comentó uno de los asistentes, y Rhodes respondió que su equipo había escuchado su preocupación.

Herrero describió la reunión como “agridulce”.
“Simplemente había mucha gratitud hacia la administración por su compromiso con esta causa y por todo lo que han hecho”, dijo, “Pero al mismo tiempo, también fue persistente la pregunta: ¿Qué sigue? ¿Hacia dónde vamos desde aquí? Porque no hay certeza”.

Trump tomó el primer paso para establecer su propia política exterior seleccionando a Rex Tillerson, presidente y director ejecutivo de Exxon Mobil, como su secretario de Estado. A diferencia de otros posibles candidatos, cuya posición sobre Cuba era conocida, los puntos de vista de Tillerson siguen siendo un misterio. Exxon sufrió la expropiación de varias propiedades valoradas en millones de dólares después del triunfo de la revolución de Fidel Castro.

A los partidarios de la política de sanciones a Cuba les gusta que Tillerson se negó a unirse a la compañía rusa Rosneft en la perforación para buscar petróleo en Cuba. “La actual ley de Estados Unidos no nos permitirá participar en ninguna actividad en Cuba”, dijo Tillerson durante la reunión anual de accionistas de Exxon Mobil en el 2014.

Quienes apoyan el acercamiento a Cuba, sin embargo, apuntan a algo más que Tillerson dijo en la misma reunión: que su compañía generalmente se opone a las sanciones. “No apoyamos las sanciones, en general, porque no las consideramos eficaces a menos que se apliquen muy bien y exhaustivamente, y eso es algo muy difícil de hacer”.

Ambas partes concuerdan en que las indicaciones más claras sobre la dirección que tomará Trump reside en los funcionarios que Tillerson nombre para ejecutar las operaciones diarias relacionadas con Cuba en el Departamento de Estado. Lo mismo vale para lo que suceda en los departamentos del Tesoro, Comercio y el Consejo de Seguridad Nacional.

Para ayudar a la transición de Trump, por lo menos una empleada de la Casa Blanca que trabajó con Rhodes en la política hacia Cuba permanecerá en su cargo hasta mediados de marzo, según relataron los asistentes. La Casa Blanca declinó publicar su nombre en esta historia.

Los políticos de línea dura están convencidos de que Trump revertirá completamente lo que ha hecho Obama, mientras sus partidarios creen detectar cierto interés de Trump de seguir negociando con el gobierno de Castro para alcanzar “un mejor acuerdo”. Cualquier cambio regulatorio de la nueva administración tendría que provenir de un análisis exhaustivo de la actual política y esto podría tomar tiempo, tanto que para ese entonces Castro podría estar cerca de dejar su cargo, como prometió hacerlo para febrero del 2018.

“Estamos viviendo mucha incertidumbre, pero hay un consenso bastante fuerte de que Trump se va a dar cuenta de que echar atrás el reloj con Cuba va a ser muy difícil”, comentó Carlos Saladrigas, presidente del Cuba Study Group y otro de los invitados al encuentro con los cubanoamericanos en la tarde. “Regresar a una politica fracasada simplemente no tiene sentido”.


 
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