Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: Uno abre los ojos y el tiranusauro todavía sigue ahí
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 22/12/2016 17:24
El luto, que oficialmente terminaba el 4 de diciembre,
 parece que permanecerá en la cotidianidad cubana por mucho tiempo
 
Calle-Salud-Centro-Habana.jpg (505×400)
                                                                                 Fachada de una vivienda en Centro Habana   (foto Augusto César San Martín)
'El dinosaurio todavía está ahí y parece que seguirá por un tiempo'
          Por Ernesto Santana Zaldívar | La Habana  | Cubanet
En los últimos años estaba ocurriendo un fenómeno inédito en la televisión cubana a lo largo de medio siglo: Fidel Castro pasaba meses, y hasta todo un año, sin aparecer en pantalla y, si lo hacía, casi nunca hablaba. En todo caso la espectral aparición solo duraba segundos o minutos. Su condición física no resultaba ni fotogénica ni estimulante.

Ese obstáculo finalmente ha desaparecido y ahora, gracias a las toneladas de material audiovisual y gráfico que el Comandante hizo almacenar durante su larga vida como personaje público, no solo hay contenido para reventar los pocos canales del país, sino para exportar o hasta para crear parques temáticos televisivos. Más aun, si desaparecida la persona real se supone que comience el mito, pues entonces ha llegado la hora de la mitomanía desaforada.

No es solo que al cortejo fúnebre que lo devolvió al oriente cubano lo llamaran “caravana de la eternidad”; que un ciudadano compungido dijera que “Fidel es el hombre más grande que ha tenido la humanidad”; que un asistente al homenaje en la Plaza confesara que, al ver en el cielo una sola estrella, pensó que “ese es Fidel, que desde el universo aún cuida, resguarda y protege a su pueblo, como digno y eterno centinela de los cubanos”. No es solo que un inspirado presentador anunciara que “Fidel pasó una noche conversando con el Che”.

Es que el sonriente Randy Alonso afirmó: “No pudieron matarlo, sino que murió cuando quiso”. Es que el Castro sobreviviente confirmó una aseveración del presidente argelino Bouteflika: “Fidel poseía la extraordinaria capacidad de viajar al futuro y regresar para explicarlo”. Es que Joel Suárez, “el hippie que más lo quiere”, hijo del reverendo Raúl Suárez, lo describió así: “Él se parece mucho al rock and roll, intenso, de marcha retumbante”.

Para no hablar de las exageraciones o burdas mentiras históricas. Ni del visionario en país de ciegos absolutos. Ni del Atleta Mayor, el Intelectual Mayor, el Joven Mayor, El Disidente Único, el Gran Benefactor. Ni del Iluminado.

En fin, llegó el punto en que —como ya se ha dicho tanto y hay que seguir diciendo— se dice entonces cualquier cosa, porque la imperfecta realidad ha quedado muy atrás en el camino. Así rezaba un titular: “Desde tierras alemanas, bailan Cuba y Fidel con Danza Contemporánea”. Así reza otro: “Cuba y Fidel son la rumba”.

En los días del lacrimoso duelo, una muchacha de efusiva tristeza reveló que “cuando veo algo verde, enseguida me acuerdo de su uniforme verde olivo”. Otra, que dijo trabajar en el Ministerio de las Fuerzas Armadas, dio su testimonio de éxtasis: “Tuve la oportunidad de conversar con Fidel, de tocarlo. Aún recuerdo aquella mano suavecita”.

La mera presencia de la cámara, podía exponer en esos días una aflicción, una convicción y hasta una surrealista locuacidad de las que ni el mismo entrevistado se hubiera creído capaz.

Por eso resonaron casi como absurdas, y hasta inoportunas, afirmaciones como la del brasileño Frei Betto —que andaba en los trajines de presentar una biografía suya y a quien le sobran parlamentos inoportunos y absurdos—, que puntualizó: “La revolución no la hizo Fidel, sino el pueblo cubano. Fidel fue solo el líder”. O como la del señor que confesaba su pasmo: “Nunca creí que una personalidad tan grande cupiera en una caja tan pequeña”.

Mientras cada uno decía: “Yo soy Fidel”, la multitud no clamaba: “Nosotros somos Fidel”, sino también un “Yo soy Fidel”. El síndrome de Estocolmo, en comparación, es un leve mal.

Y menos mal que, según descubrió para asombro universal su hermano, Fidel Castro detestaba el culto a la personalidad. Si no, aquellos muy humildes funerales pudieran haber demorado meses y sus cenizas habrían sido empotradas en la mismísima Gran Piedra.

La prensa, por supuesto, se ahogó en tinta negra y se centró en el monotema. De modo que los pobres viejitos que viven de revender los periódicos fueron muy dañados por el duelo, pues casi nadie les compraba. De hecho, los lúgubres diarios duraban hasta la tarde en los estanquillos de la prensa. Ahora, cuando vuelven a ser lo que eran antes, que ya es decir mucho, se están haciendo tiradas especiales resumiendo —repitiendo— todo lo que ya se ha publicado sobre el modesto Benefactor, tan enemigo de la idolatría y del culto a la personalidad.

Llama la atención una respuesta suya que alguien citó en algún momento. Cuando le dijeron que Cuba no se resignaría a prescindir de él, Fidel Castro confesó con tremenda humildad: “Cuba no me necesita. Soy yo quien necesita a Cuba”. Bueno, ¿“Patria o muerte” no quería decir más o menos lo mismo?

    ACERCA DEL AUTOR
Ernesto Santana Zaldívar Puerto Padre, Las Tunas, 1958. Graduado del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona en Español y Literatura. Ha sido escritor radial en Radio Progreso, Radio Metropolitana y Radio Arte. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Distinciones obtenidas: Menciones en el género de cuento de los concursos David, de 1977, y Trece de Marzo, de 1979; premios en los concursos Pinos Nuevos, de 1995, Sed de Belleza, de 1996 (ambos en el género de cuento), Dador, de 1998, (proyecto de novela) y Alejo Carpentier, de 2002 (novela), Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka, de 2010, por su novela El Carnaval y los Muertos.
 
Vía Cubanet
  


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados