Cuba se aísla de América Latina ante pugna por los derechos LGBTI en la ONU
Por Francisco Rodríguez Cruz
El gobierno de Cuba volvió a dar muestra de su desinterés por la defensa de los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTI) en el ámbito internacional, al ausentarse de otra votación en Naciones Unidas donde se intentaba frenar el nombramiento de un experto independiente en protección contra la violencia y la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género.
Según informó la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales para América Latina y el Caribe (ILGALAC), Cuba fue uno de los dos países del área que no votaron el pasado 19 de diciembre en el plenario de la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando se decidía acerca de una enmienda de los países africanos que por segunda ocasiónbuscaban suspender la labor del experto nombrado por el Consejo de Derechos Humanos en junio último.
De ese modo nuestro país dio la espalda a una amplia mayoría de 17 países de América Latina y el Caribe que se opusieron a la maniobra homofóbica, entre ellos aliados tan significativos como Bolivia, Ecuador y Venezuela.
A favor de la propuesta discriminatoria solo hubo un estado latinoamericano, Nicaragua, y otros cuatro caribeños. Siete naciones más de la región se abstuvieron.
La cobertura de la reunión en el sitio oficial de la ONU explica que la orientación sexual y la identidad de género fue un tema subyacente en la votación estrecha de varios textos, incluido el informe anual del Consejo de Derechos Humanos que contenía el mandato para la creación del experto independiente sobre los derechos de las personas LGBTI.
La propuesta de enmienda oral a la resolución que aprobaba ese informe buscaba diferir hasta el año próximo el nombramiento del experto independiente y de esa forma impedir su trabajo, bajo el pretexto de que no tiene una base legal en el derecho internacional. La introdujo el representante de Burkina Faso en nombre del Grupo Africano, pero no prosperó gracias al rechazo de 84 países, frente a 77 votos a favor y 16 abstenciones.
Hubo un mayor acuerdo —explica el reporte— sobre el texto en su conjunto, el cual la Asamblea aprobó por 106 votos a favor, 2 en contra (Bielorrusia e Israel) y 74 abstenciones.
Aunque me fue imposible hallar hasta ahora los reportes oficiales de ambas votaciones, es presumible que Cuba votara a favor del informe íntegro del Consejo de Derechos Humanos, como hizo ante esa misma disyuntivacuando en noviembre último ocurrió casi idéntico debate en la tercera comisión de la Asamblea General.
No obstante a ello, desde el activismo sigue sin satisfacernos esta tímida postura diplomática que resulta inconsecuente —en mi criterio personal—con la política del Partido Comunista de Cuba en relación con el enfrentamiento a la discriminación por orientación sexual e identidad de género en nuestro país.
Me consta también que el Ministerio de Relaciones Exteriores esta vez recibió a tiempo información precisa y oportuna por diferentes vías sobre las preocupaciones del movimiento LGBTI internacional acerca de lo que podía suceder en el plenario de la Asamblea General de las Naciones Unidas alrededor de esta resolución sobre el informe del Consejo de Derechos Humanos.
Asumo, además, que nuestra Cancillería domina y valora la importancia que tienen tales posicionamientos de la política exterior para quienes en el país abogamos —y trabajamos— por una sociedad más justa, revolucionaria e inclusiva, sin homofobia ni transfobia.
Ausentarnos de las votaciones no es una salida que parezca honorable ni está en correspondencia —hasta donde conozco— con la tradicional posición de principios que caracteriza a la diplomacia cubana.
Estoy convencido, no me caben dudas, de que podemos hacerlo mucho mejor.