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General: Homenaje a José Martí en su natalicio en Central Park de Nueva York
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Respuesta  Mensaje 1 de 8 en el tema 
De: cubanodelmundo  (Mensaje original) Enviado: 28/01/2016 00:13
Nueva York:
Ofrecimiento a Martí en su natalicio
 
central_park.jose_marti.jpg (780×585)
Monumento a José Martí en el Central Park de Nueva York.
El Centro Cultural Cubano de Nueva York abre su calendario de este año con un tributo al poeta y héroe nacional cubano José Martí en su natalicio, este 28 de enero.
  
Como en años anteriores, los organizadores convocan a reunirse frente a la estatua de Martí en el Central Park. "Los asistentes deben traer una rosa blanca para poner en nuestra cesta tradicional", indican.
  
En el acto la cantante Lilia Junco interpretará las canciones "El mambí" y "Clave de Martí". Las palabras conmemorativas correrán a cargo de Iraida Iturralde.
 
La cita es este 28 de enero, a las 5:30 pm, junto a la estatua de José Martí en Central Park (59th Street con 6th Ave.), Nueva York. La convocatoria es pública. Para más información, cubanculturalcenter.org.   
 
 
22eg-marti.jpg (600×352)


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Respuesta  Mensaje 2 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 28/01/2016 16:52
Jose Martí, el libertador
Al llegar a Estados Unidos escribió “Estoy, al fin, en un país donde cada uno parece ser su propio dueño. Se puede respirar libremente, por ser aquí la libertad fundamento, escudo, esencia de la vida. Aquí uno puede estar orgulloso de su especie”.
 
jose_marti_by_rene_mederos.jpg (300×400)
 
                    Gladys Linares  | La Habana  Cubanet
José Martí nació un 28 de enero de 1853 en la calle Paula. Fue el primogénito del matrimonio constituido por los españoles Mariano Martí Navarro y Leonor Pérez Cabrera.
 
Comenzó sus estudios en el colegio San Pablo, cuyo director, Rafael María de Mendive, supo apreciar el gran caudal de inteligencia del muchacho, que a su vez sentía una gran admiración y un profundo respeto por su maestro y amigo. En el año 1868, cuando Martí matricula en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, es Mendive quien costea sus estudios.
 
A raíz de los sucesos del teatro Villanueva, el 22 de enero de 1869, Mendive fue preso acusado de infidente. El joven Martí, que lo amaba como a un padre, acompañaba todos los días a la esposa del patriota, que iba a verlo al Castillo del Príncipe. No volvería a ver al maestro que tanto influyó en su formación hasta 1879, en casa de Fermín Valdés Domínguez, su condiscípulo y amigo de la infancia.
 
El 4 de abril de 1870, José Martí es condenado a seis años de presidio político por una carta redactada junto a Valdés Domínguez, dirigida a otro condiscípulo, al que tildan de apóstata por alistarse en el ejército español. Es enviado a las canteras de San Lázaro, donde conoce los horrores del trabajo forzado de los reos, y de ahí su firme convicción de luchar por la libertad de su amada Cuba.
 
Durante su encarcelamiento, su madre, doña Leonor Pérez, junto a sus hermanas, acudía todos los días al despacho del gobernador superior civil pidiendo indulgencia para el menor condenado, hasta que logra el indulto, por lo que Martí es trasladado a Isla de Pinos el 13 de octubre de 1870, y el 15 de enero de 1871 es deportado a España, donde publica “El presidio político de Cuba”.
 
En la Universidad Central de Madrid estudia Filosofía, Letras y Derecho, así como idiomas. Entre ellos domina el alemán y el francés.
 
Con la finalidad de reunirse con el Apóstol, sus padres y hermanas fijaron su residencia en la capital mejicana en abril de 1874, pero Pepe (como ellos lo llamaban) no se les unió hasta el 10 de febrero de 1875. Durante esa estancia contrae matrimonio con Carmen Zayas Bazán, con quien más tarde tendrá un hijo.
 
Aunque durante los primeros días de enero de 1877 entra en La Habana, donde permanece hasta el 24 de febrero (de incógnito, con el nombre de Julián Pérez), no es hasta el 31 de agosto de 1878, por la amnistía general, que regresa definitivamente a su patria. Conoce entonces a Juan Gualberto Gómez en el bufete de Nicolás Azcárate, donde entró a trabajar. No tardaron ambos patriotas en estrechar una gran amistad, y en comenzar a conspirar en los clubes revolucionarios, cada vez más numerosos pese al pacto del Zanjón.
 
Detectados por las autoridades españolas, son detenidos el 17 de septiembre y acusados de conspirar a favor de la independencia de Cuba, y Martí es deportado por segunda vez a España.
 
Nuestro Apóstol vivió pocos años en su amada Cuba, pero en el exilio trabajó intensamente por lograr su libertad. Creó el Partido Revolucionario Cubano (PRC) y dedicó todo su tiempo a preparar exitosamente la guerra necesaria para lograr la plena independencia de Cuba. Acudió a Máximo Gómez, Antonio y José Maceo y a otros patriotas de la gesta del 68, y a cuanto cubano exiliado amara a la patria.
 
Es él quien da la orden de alzamiento que en Cuba ejecuta el 24 de febrero de 1995 Juan Gualberto Gómez, representante del PRC en la isla, y el 11 de abril, junto a Gómez y a varios patriotas, desembarca por Playitas.
 
Ya en la manigua cubana, el 15 de abril de 1895, recibe de Máximo Gómez los grados de mayor general del Ejército Libertador.
 
Si bien es cierto que José Martí no tenía experiencia militar práctica, sí estaba familiarizado con la teoría a través de los estudios que había realizado de las memorias del general estadounidense Ulises Grant, y de otros próceres latinoamericanos.
 
Precisamente durante su estancia en Nueva York, en enero de 1880, mientras se encontraba inmerso en los preparativos para la guerra, escribe en tres capítulos (en inglés) para la publicación The Hour sus impresiones sobre ese país (José Martí y los Estados Unidos, Buenos Aires, 1944). En el primero de ellos (10 de julio de 1880) expresa: “Estoy, al fin, en un país donde cada uno parece ser su propio dueño. Se puede respirar libremente, por ser aquí la libertad fundamento, escudo, esencia de la vida. Aquí uno puede estar orgulloso de su especie”.

Respuesta  Mensaje 3 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 28/01/2016 16:55
José Martí 
Museo-Casa-Natal-de-Jose-Marti.jpg (800×600)
 
José Julián Martí Pérez;  nació en la calle Paula n.º 41, de  La Habana un 28 de enero de 1853 - muere 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos cerca de Palma Soriano , Cuba. Político y escritor cubano, destacado precursor del Modernismo literario hispanoamericano y uno de los principales líderes de la independencia de su país. Nacido en el seno de una familia española con pocos recursos económicos, a la edad de doce años José Martí empezó a estudiar en el colegio municipal que dirigía el poeta Rafael María de Mendive, quien se fijó en las cualidades intelectuales del muchacho y decidió dedicarse personalmente a su educación.

El joven Martí pronto se sintió atraído por las ideas revolucionarias de muchos cubanos, y tras el inicio de la Guerra de los Diez Años y el encarcelamiento de su mentor, inició su actividad revolucionaria: publicó la gacetilla El Diablo Cojuelo, y poco después una revista, La Patria Libre, que contenía su poema dramático Abdala.

A los diecisiete años José Martí fue condenado a seis años de cárcel por su pertenencia a grupos independentistas; realizó trabajos forzados en el penal hasta que su mal estado de salud le valió el indulto. Deportado a España, en este país publicó su primera obra de importancia, el drama La adúltera. Inició en Madrid estudios de derecho y se licenció en derecho y filosofía y letras por la Universidad de Zaragoza.

Durante sus años en España surgió en él un profundo afecto por el país, aunque nunca perdonó su política colonial. En su obra La República Española ante la Revolución Cubana reclamaba a la metrópoli que hiciera un acto de contrición y reconociese los errores cometidos en Cuba. Tras viajar durante tres años por Europa y América, José Martí acabó por instalarse en México.

Allí se casó con la cubana Carmen Sayes Bazán y, poco después, gracias a la paz de Zanjón, que daba por concluida la Guerra de los Diez Años (1868-1878), se trasladó a Cuba. Deportado de nuevo por las autoridades cubanas, temerosas ante su pasado revolucionario, se afincó en Nueva York y se dedicó por completo a la actividad política y literaria.

Desde su residencia en el exilio, José Martí se afanó en la organización de un nuevo proceso revolucionario en Cuba, y en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano y la revista Patria. Se convirtió entonces en el máximo adalid de la lucha por la independencia de su país.

Dos años más tarde, tras entrevistarse con el generalísimo Máximo Gómez, logró poner en marcha un proceso de independencia. Pese al embargo de sus barcos por parte de las autoridades estadounidenses, pudo partir al frente de un pequeño contingente hacia Cuba. Fue abatido por las tropas realistas cuando contaba cuarenta y dos años. Martí es, junto a Simón Bolívar y José de San Martín, uno de los principales protagonistas del proceso de emancipación de Hispanoamérica.

La poesía de José Martí

Además de destacado ideólogo y político, José Martí fue uno de los más grandes poetas hispanoamericanos y la figura más destacada de la etapa de transición al Modernismo, que en América supuso la llegada de nuevos ideales artísticos. Como poeta se le conoce por Versos libres (1878-1882, publicados póstumamente);Ismaelillo (1882), obra que puede considerarse un adelanto de los presupuestos modernistas por el dominio de la forma sobre el contenido; y Versos sencillos(1891), un poemario decididamente modernista en el que predominan los apuntes autobiográficos y el carácter popular.

Escritos en su mayor parte en 1882, los poemas de Versos libres no vieron la luz hasta su publicación póstuma en 1913, muchos años después de su muerte. El propio Martí calificó esos versos de "endecasílabos hirsutos, nacidos de grandes miedos, o de grandes esperanzas, o de indómito amor de libertad, o de amor doloroso a la hermosura".

El tono fuerte y áspero de este volumen, por el que Martí proclamaba su propia preferencia, impresionó vivamente a Miguel de Unamuno, cuyos juicios serían el punto de partida de la valoración de la obra. Su fuerza vibratoria, tanto formal como en los contenidos, se hace evidente en composiciones como "Poética", "Mi poesía" o Cuentan que antaño", en las que se sirvió de un lenguaje vigoroso y oscuro, por momentos incluso pasional.

La poesía de José Martí se funda en una visión dualista de la humanidad: realidad e idealismo, espíritu y materia, verdad y falsedad, conciencia e inconsciencia, luz y oscuridad. Los poemas de Ismaelillo (1882), libro dedicado a su hijo, son un ejemplo de ello: la debilidad y la inocencia del niño son su fuerza.

En Versos sencillos (1891), José Martí expresa el sentimiento que le despierta la alegría de la naturaleza y el mal de la civilización. El sufrimiento y el temor al paso del tiempo también fueron elementos frecuentes en su lírica, donde se advierte un acercamiento al romanticismo que muchos críticos han considerado superior al de otros de sus contemporáneos. En A mis hermanos muertos el 27 de noviembre(1872), publicado durante su destierro en España, Martí dedica sus versos a los estudiantes muertos en una masacre acaecida en aquella fecha.

Obra en prosa

Su única novela, Amistad funesta, también llamada Lucía Jérez y firmada con el pseudónimo de Adelaida Ral, fue publicada por entregas en el diario El Latino-Americano entre mayo y septiembre de 1885; aunque en su argumento predomina el tema amoroso, en esta obra de final trágico también aparecen elementos sociales. Entre sus obras dramáticas destacan Abdala (1869), drama simbólico en un acto y en octosílabos, La Adúltera (1873) y Amor con amor se paga (1875), también en verso y estrenado en México.

La prosa de Martí se vio influida por la obra del norteamericano Ralph Waldo Emerson, para quien la palabra debía ser tan elocuente como poética e intensa dentro de un discurso sencillo y conciso. Era consciente, como acaso sólo lo fueron los modernistas inmediatamente posteriores a él, de todas las posibilidades del lenguaje, y consideraba que sus recursos estaban íntimamente ligados a las cualidades humanas del pueblo, que en última instancia era quien los inventaba.

Tanto la prosa como la poesía de Martí resultan inseparables de su biografía; él mismo declaró que eran parte indiscutible de su máxima preocupación, que no era otra que la política. Personalidad optimista, sus opiniones sobre el hombre, la poesía o la sociedad son aspectos que aparecen en sus obras al servicio de unas concepciones que tenían siempre al ser humano como centro. A largo plazo su objetivo era la mejora de la humanidad, pero a corto plazo lo era la liberación de Cuba, a la que dedicó todos sus esfuerzos.

Por ello, su producción en prosa fue en su mayor parte funcional, como sus ensayos sobre Bolívar, San Martín o el general Páez, en relación a los héroes del pasado, y sobre el general Gómez, Walt Whitman o Emerson entre los contemporáneos; en tales textos, que constituyeron lo mejor de su prosa, exaltó las cualidades de personajes que admiraba. Dentro de la primera edición de sus obras completas, el volumen titulado Norteamericanos reunió póstumamente sus estudios sobre figuras del norte; otros dos volúmenes, bajo el título Nuestra América, contienen los trabajos de Martí consagrados a estudiar aspectos de la vida, la cultura y la historia de la América hispana. En ellos expresó su mensaje americanista y resumió su precursora teoría de la debilidad de las naciones hispánicas, en las que existía un enorme abismo entre las clases dirigentes e intelectuales y el pueblo.

Cronista y crítico excepcional, hizo de muchos de sus textos auténticos ensayos, algunos de carácter revolucionario como El presidio político en Cuba (1871), reflejo de gran fuerza lírica de su condena a trabajos forzados en el que denuncia las penurias que sufrían los independentistas. Cabe destacar también La República Española ante la Revolución Cubana (1873) y Cuba y los Estados Unidos (1889), refutación de los ataques de la prensa norteamericana a los patriotas cubanos, así como El Manifiesto de Montecristi o su Diario de campaña.

También fundó una revista para niños, La Edad de Oro (1889), publicada en Nueva York y en la que aparecieron los cuentos Bebé y el señor Don Pomposo, Nené traviesa y La muñeca negra. Íntegramente redactada por Martí, esta publicación muestra una serie de aspectos de su personalidad y constituye también una demostración de cómo supo anticiparse a muchas conquistas de la pedagogía moderna: una vez más, puso de relieve en esos escritos su preocupación por las normas de justicia y dignidad humanas, que debían cultivarse en el niño desde su más tierna edad.

José Martí colaboró a lo largo de su vida en innumerables publicaciones de distintos países, como La Revista Venezolana, La Opinión Nacional de Caracas, La Nación de Buenos Aires o la Revista Universal de México. Sus Obras completas (que en la edición de 1963-1965 constan de veinticinco volúmenes) incluyen asimismo un nutrido epistolario (sus cartas, también reveladoras de su singular personalidad, han merecido excepcionales comentarios) y numerosos discursos, muchos de ellos dedicados a enardecer el sentimiento patriótico de los cubanos que radicaban como él en la emigración, llamándolos al esfuerzo común gracias al cual se lograría la independencia de la patria.
  
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
 
Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...
 
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...
 
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
 él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
 
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...
 
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
 
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
 
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor. 
 

Respuesta  Mensaje 4 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 28/01/2016 17:08
José Martí no era comunista
 
jo8n.jpg (899×888)
Para mantener a un pueblo sometido, uno de los pilares a atacar es el patriotismo
                 Gladys Linares  |  La Habana  Cubanet
En el periódico Granma del 19 de enero leí sobre la celebración en el Palacio de las Convenciones, del 25 al 28 del mes en curso, de la segunda Conferencia Internacional “Con todos y para el bien de todos”. Este evento cuenta con la participación de alrededor de 400 intelectuales y artistas de 44 países. Asimismo se espera la presencia de luchadores sociales, dirigentes sindicales, campesinos, indígenas y profesionales en general, quienes debatirán temas culturales, morales, políticos y económicos, entre otros.

A pesar de las gestiones para participar, las invitaciones fueron selectivas. Como siempre, las tendencias políticas opuestas quedan excluidas. Lo cual nos hace recordar un pensamiento del Apóstol poco divulgado por el régimen: “La Patria es dicha de todos y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie”.

También leímos en el periódico Juventud Rebelde de esa misma fecha que por estos días de enero el Movimiento Juvenil Martiano ha preparado una serie de actividades como acampadas, cenas, y otras, en honor al natalicio del Apóstol.

Pero pese a todo esto, los jóvenes de hoy conocen poco a José Martí. No podría ser de otra manera, cuando ni sus propios educadores son capaces de inculcarles interés por una figura que ellos mismos desconocen, y de cuya vida y obra el programa de estudios no incluye sino lo que puede servir al régimen.

“Antes, en las escuelas públicas nos hablaban de Martí y nos enseñaban sus poesías”, me dice Graciela, una conocida a quien le pregunté sobre el tema. “Recuerdo que la maestra de quinto grado nos ponía a leer La Edad de Oro y después a hacer composiciones en el aula”. Y para demostrarme que lo que bien se aprende nunca se olvida, me recitó algunos versos sencillos. Algo que por cierto no pudo hacer ninguno de los niños y padres jóvenes a quienes pregunté.

José Martí siempre estuvo presente en la sociedad cubana; sin tergiversar ni politizar su obra, nos daba una enseñanza en todos los aspectos de la vida. Importantes intelectuales le admiraban, reconocían y estudiaban, como el doctor Jorge Mañach, quien basó su tesis de grado en la biografía del Maestro, un valioso aporte a nuestra cultura donde, con un lenguaje sencillo y ameno, recorrió la vida de este desde sus raíces hasta su muerte en Dos Ríos.

También la Academia de la Historia de Cuba antes de 1959 publicaba gratuitamente folletos sobre la vida del Apóstol. Así pude conocer hace algún tiempo un capítulo de su autobiografía –leído en sesión pública el 26 de enero de 1946 por el doctor Néstor Carbonell Rivero–. Al mismo tiempo, el Ministerio de Educación, a través de la Dirección de Cultura, publicó la serie “Archivo de José Martí”, que hacían llegar a los maestros, quienes a su vez los empleaban en la enseñanza. Lo mismo se hacía con otros patriotas y figuras relevantes de la cultura cubana, convenientemente “olvidados” después de 1959.

Hace unos días, un estudiante de noveno grado repasaba para la prueba de Educación Cívica por una guía que le dio la maestra. La primera pregunta era caracterizar al Partido Comunista de Cuba. Esta era la respuesta que debía memorizar: “El PCC, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta las fuerzas comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el comunismo”.

Sin embargo, sería interesante conocer lo que –con extraordinaria agudeza– opinaba Martí sobre el comunismo: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizadas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en qué alzarse, frenéticos defensores de los desamparados”.

Sobre catalogar de martiano al PCC, conversaba hace poco con un anciano retirado que conoció desde adentro los manejos del aparato represivo. “Las palabras de Martí se sacan de contexto, por lo que los cubanos no llegan a conocer su verdadero significado, sino lo que al gobierno le conviene”.

Lo mismo le pregunté a un jubilado que actualmente trabaja de custodio nocturno en una escuela. “De Martí, el pueblo conoce lo que les conviene a ‘esta gente’, que es bastante poco. Les corresponde a los maestros estudiarlo a profundidad, pero no se hace. Aquí con Martí pasa lo mismo que con los americanos: el gobierno se ha pasado la vida hablando mal de los yanquis, y los cubanos sueñan con vivir en aquel país”.

Un tarimero del agro, por su parte, me espetó: “¡Ah, no me hables de Martí! ¡Ese es el culpable del Moncada y de la desgracia que tenemos ahora! ¡No quiero saber ni de los comunistas ni de él!”

Y es que para mantener a un pueblo sometido, uno de los primeros pilares a atacar es el patriotismo –que no chovinismo ni patrioterismo–, pues el orgullo (bien justificado) de pertenecer a una nación da la fortaleza necesaria para enfrentar y derrotar al opresor, aun cuando este proceda de nuestra propia tierra.
  

Respuesta  Mensaje 5 de 8 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 28/01/2016 18:02
Frases de José Marti
 
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“Prefiero ser yo extranjero en otras patrias, a serlo en la mía”
"El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro"

"El que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo".

"Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad"

"Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben"

 "Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene"

"Los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen".

"Para ir adelante de los demás, se necesita ver más que ellos"

"La libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre"

"La madre del decoro, la savia de la libertad. el mantenimiento de la República y el remedio de sus males es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura"

"Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia nada construyen, porque sus simientes son de odio"

"La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes"

"Los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen".

"La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor".

"El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor".

"La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes".

"La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía"
 
"Cuando los pueblos emigran los gobernantes sobran"
 
“Y LA PATRIA ES DE TODOS y es justo y necesario que no se niegue en ella asiento a nunguna virtud.”

 

Respuesta  Mensaje 6 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 28/01/2017 14:15
La filiación masónica de
José Martí, historia de una polémica que marcó sus ideales
 
MARTI Y MAUSOLEO.jpg (640×397)
Retrato de Martí hecho en Nueva York en 1885 (izq.), y el Mausoleo de Martí en el Cementerio de Santa Efigenia, en Santiago de Cuba
           Por Mario J. Pentón  —  El Nuevo Herald
Profundamente liberal y comprometido en colocar al ser humano como centro de la justicia en la República por la que inmoló su vida, José Martí escogió la estrella como camino para destruir el yugo español que aprisionaba a su patria. Las condiciones históricas facilitaron su adhesión al movimiento masónico, una faceta del Apóstol independentista que permeó su obra y su accionar.

“La estrella de cinco puntas significa la perfección del maestro masón: la fuerza, la belleza, la sabiduría, la virtud y la caridad. Es un símbolo que podemos encontrar mucho en la obra martiana. Martí fue masón y encarnó esas virtudes hasta las últimas consecuencias”, explica por vía telefónica desde La Habana, Ramón Viñas Pérez, presidente de la Academia de Altos Estudios Masónicos.

La bandera cubana, diseñada por el masón Miguel Teurbe Tolón en 1848, adoptó la estrella de cinco puntas y el triángulo equilátero republicano. El también masón Narciso López la llevó consigo a Cuba en su expedición de 1850.

Pero la pertenencia francmasónica del Apóstol no siempre fue aceptada por periodistas, historiadores y políticos.

Hace apenas diez años, un hallazgo en los archivos de la Logia Fernandina de Jagua, de la ciudad de Cienfuegos, demostró la filiación masónica de José Martí. Hasta ese momento la polémica en torno a su pertenencia a esa sociedad había hecho correr ríos de tinta entre sus detractores y defensores, durante más de un siglo.

El doctor en Ciencias Históricas Samuel Sánchez Gálvez cambió para siempre las investigaciones sobre la adhesión de Martí a esa fraternidad. En sus pesquisas en el expediente masónico del español Amelio de Luis Vela de los Reyes, encontró un diploma de Maestro Masón y una carta. Ambos documentos llevaban la firma del líder cubano.

En el diploma aparecía la firma y la rúbrica usualmente utilizados por el Apóstol. La carta ostentaba su seudónimo: Anahuac, un vocablo aborigen que significa “rodeado de aguas”. Un análisis grafológico permitió comprobar la coincidencia de firma y rúbrica con los rasgos martianos registrados en otros de sus textos.

Los documentos encontrados probaban, además, que la logia que lo admitió no era, como se consideró hasta entonces, Armonía N° 52, sino la también madrileña Caballeros Cruzados N° 62, lo que situaba la iniciación masónica de Martí antes en el tiempo, entre febrero y julio de 1871.

“Encontrar esos documentos, solucionó un problema historiográfico, ratificó las investigaciones, estudios y obras de aquellos historiadores y biógrafos martianos que consideraron a Martí masón, y proporcionó un espaldarazo a la veracidad a quienes ofrecieron testimonio, directo o indirecto, de la pertenencia del Apóstol a la institución, ya fuera en la prensa, en diarios personales, o en determinados textos, entre ellos el propio amigo de Martí, Fermín Valdés Domínguez”, explica desde Ecuador, el catedrático Sánchez Gálvez, desde la Universidad de Guayaquil.

El hallazgo también abrió un campo nuevo de investigación en los temas relacionados con el Héroe Nacional.

“La masonería en general, y la Gran Logia de Cuba en particular, siempre sostuvieron la pertenencia de Martí a la institución. Mediante el hallazgo, se demostró la veracidad de estas afirmaciones”, agrega.

“En la masonería el grado máximo es el 33°. Cuando llegó a Madrid, Martí fue iniciado y en apenas dos años obtuvo el grado 18°. En nuestro museo están las joyas masónicas del grado 30 que correspondían al Apóstol”, explica Viñas Pérez.

“Las joyas masónicas martianas fueron entregadas a la Gran Logia de Cuba por la viuda de Fermín Valdés Domínguez tras la muerte del patriota. Actualmente se encuentran en el Museo Nacional Masónico de La Habana”.

Cuando nació Martí, el 28 de enero de 1853, el movimiento masónico tenía décadas de trabajo en la Isla. La corona española prohibía expresamente la masonería desde 1812 en la metrópoli y los territorios ultramarinos. Fue una hermandad masónica la que fraguó una de las primeras conspiraciones en 1809 para liberar a la Isla del dominio español.

La prohibición no hizo más que acrecentar el número de agrupaciones en las cuales militaban peninsulares, algunos contrarios a la monarquía y cada vez un mayor número de criollos. En la década de 1820, sólo en La Habana, que contaba por aquel entonces con unos 90,000 habitantes, llegaron a existir 66 logias.

En 1820 se funda la “Gran Logia Española del Rito de York” en La Habana. Más tarde se constituye una Gran Logia Soberana representativa de 66 logias que aglutinó el movimiento masónico cubano, constituyendo un acto de rebeldía frente al Gran Oriente Nacional de España que buscaba ejercer su dominio sobre la masonería en la Isla y no reconocía el derecho a la independencia de Cuba.

En este ambiente llegó Martí a la Península desterrado por sus actividades políticas. Según describió en 1908 Fermín Valdés Domínguez (1852-1910), “las noches –en los días de tregua en el estudio, que eran muy pocas– las dedicaba a los teatros o a la logia masónica, aquella logia ‘Armonía’ que presidía el General Pierat en la que Martí era Orador”.

Valdés explicaba además que en esa logia se reunían los jóvenes cubanos que vivían en Madrid.

“Era la logia templo de amor y caridad: ella auxilió más de una vez a los cubanos presos en Ceuta, y así como atendía las necesidades de los pobres de cualquier país, seguía al cubano al hospital o a su casa”, se lee en el texto.

Para Samuel Sánchez Gálvez la relación masonería-movimiento independentista en los años previos a la Guerra de los Diez Años, “resultó trascendental desde el punto de vista ideológico, y también, por su determinada connotación conspirativa”.

Según el profesor universitario “figuras del calado de Carlos Manuel de Céspedes, Perucho Figueredo, Francisco Vicente Aguilera, Federico Fernández-Cavada Howard, entre otros, ocuparon en las logias las dignidades de Venerables Maestros”.

Citando al historiador cubano Eduardo Torres Cuevas, el investigador argumenta que “las liturgias masónicas en Cuba eran “esencialmente sociopolíticas y no sólo filantrópico-fraternales”.

“Formaron un sistema de pedagogía social y se constituyeron en manuales instructivos para la formación de ciudadanos, laicos, independentistas y, obvio, republicanos”, agrega Sánchez Gálvez.

Con estas credenciales crearon un proyecto para Cuba “basado en la igualdad social, la soberanía de las naciones, la sociedad laica, las libertades de palabra, prensa y reunión”.

“Es imposible hacer la historia de nuestras luchas por la emancipación de España, sin tomar en cuenta la actuación de la masonería y la de los masones cubanos”, añade Sánchez Gálvez. De esa fuente bebió José Martí.

Para el presidente de la Academia de Altos Estudios Masónicos, “José Martí es el más grande y el más universal de los nacidos en Cuba”.

“Los masones hemos declarado a Martí ilustre y meritísimo miembro de la orden masónica en Cuba. Como en otros lugares identifican a Juárez como el Benemérito –título reconocido por la masonería mundial– tenemos esperanza de que la masonería universal convalide esta decisión”, añade.

      Mario J. Pentón, 2017
Este artículo forma parte de un convenio entre el
El Nuevo Herald y el diario cubano 14ymedio.
  
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Respuesta  Mensaje 7 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 28/01/2017 14:24
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ALFREDO
Poesía de José Martí
Alfredo: ¡qué abundante cabellera
Sobre la franca sien llevó extendida,
Todo el tiempo de mal y lucha fiera
Que sollozando anduvo por la vida!

Plazas, calles, paseos, vagabundo,
La frente al aire, el caminar tardío,
Aquel ocioso espíritu en profundo
Trabajo andaba, lleno de vacío.

Clavado en sí, su cuerpo lo encerraba
Como la niebla al sol que lucha en vano
Por penetrar la nebulosa traba
Que rayos roba al mundo del humano.

Ora en Alfredo alzábase tormenta,
O en suaves ondas como en lago terso,
El aire blando el suave rizo aumenta
De su alma en el espacio, un alma en verso.

Alfredo: bravo mozo; aquel gallardo
De frente franca y de soberbio cuello,
Ocioso eterno, caminante tardo,
Galán, amable, soñador y bello;

Perenne triste, que con mano abierta
Llorando daba gozos y alegrías,
Y va dormido, y ante sí despierta
De su lecho de afán las Simpatías;

Maniático doncel. Mesaba loca
De hambre sus trenzas Dalia la indigente,
Y quiso Dalia besos de su boca,
Y Alfredo puso besos en su frente;

Y donde hallaba de la carne fría
Montón infame que a la carne amaba,
Blanco montón de espíritu ponía
Que la masa bestial iluminaba.

Era raro, en verdad, aquel Alfredo;
Y como al punto cautivó mi asombro,
Palpéle yo, miréle, y vi con miedo
Sangre inmortal manándole de un hombro.

Y por calles y plazas y paseos,
La frente al aire y hacia atrás los brazos,
La mano daba a hermosos devaneos,
Y a su adorada Eternidad abrazos.

Sentóse al fin; del apacible río
Las suaves ondas comparó con calma:
¿Quién sabe, dijo, si a mi ser vacío,
Cual onda a ti, refrescará algún alma?

Hincó rodillas, abatió la frente,
Mojó en las aguas claras sus cabellos,
Y suspiró de amores la corriente
Y al joven inmortal besó con ellos.

—"¡Mujer...!"— Y a la palabra que decía,
Todo arbusto de flores se llenaba,
Y hasta un rayo de luna se ponía
Sobre la cabellera que flotaba.

—"¡Mujer...!"— Yo he visto un pájaro perdido
Llegar, volver sobre aquel tronco abierto,
Y el tronco solo, y sin su dueña el nido,
plegar las alas y extenderse muerto.

—"¡Mujer...!"— Yo vi canoso pasajero,
Sangrando el pie, la espalda flagelada,
La tierra abrir, balbucear "¡yo muero!"
Tenderse en tierra, y terminar jornada.

—"¡Mujer...!"— Y el viento a la negruzca roca
De las fatales playas de la vida,
Colgó de los cabellos a una loca
Y está por los cabellos suspendida.

¡El alma así de Alfredo vagabundo!
Loca en la playa, pájaro en el tronco,
Viajero herido por el ancho mundo,
Niebla y sol, noche y luz, gemido bronco.

—"Mujer, mujer, en vano es que la vida
Sin ti vertiendo sangre de dolores,
Como una virgen pálida y herida,
La tierra cruce deshojando flores!

En vano, en vano que la vida entienda
La abrasadora lengua de los sabios,
Sin que este pobre corazón encienda
El lenguaje de amor vivo en tus labios.

En vano, en vano que la vida loca
Contemple en sí cadáveres impresos,
Mientras sin voluntad el alma invoca
el fuego redentor que arde en tus besos.

Cuanto fui, cuanto soy, cuanto se encierra
En esta alma en la tierra encadenada,
Que rota por el peso de la tierra
Sin vivir ni morir vive enclavada;

Cuando en mis horas de mayor locura
Un Dios esclavo dentro de mí germina,
Y rompe el alma con audaz bravura
Su forma vil, su esclavitud mezquina;

¡Todo por el amor que la corriente
Del agua puso en mi cabello impreso!
¡Todo ¡oh mujer! porque en la herida frente
Amor me digas y me des un beso!"

Y por la orilla y calles solitarias,
La frente al aire y ojos en la fierra,
Lloró lamentos, sollozó plegarias,
Buscó mujeres, y lo hallado aterra.

—"¡Tú, miserable, porque en ti avarientos
Los ojos puse de codicia rojos,
Carne pusiste, infame, en mis lamentos,
Movible carne ante mis pobres ojos!

¿Pensaste vil en que yo vil te amara?
¡Aparta, fango; mas de mí tan lejos,
Que, si yo fuera el Sol, no te llegara
Ni la pálida luz de mis reflejos!

Y tú, menguada; mísera ovejilla
Que acudiste a mi impúdico reclamo,
Y besaste diez veces mi mejilla,
Y dijiste cien veces '¡yo te amo!';

Para los flacos en la dicha es tarde.
Flaqueza agravia y págate en agravios:
¡Lejos de mí, la oveja que cobarde
Prodiga besos y corrompe labios!

Aquélla, la alba virgen, la que muere
De ansia de amor, y morir más desea,
¿Qué busca? ¿qué me llama? ¿qué me quiere?
¡No ha derecho al amor la mujer fea!

La ajena, la maldita, la casada,
¿Qué quiso en mí la miserable un día,
Allí en el goce impuro revolcada
Donde el esposo mísero dormía?

¡Horror, horror! ¡La mancha de aquel beso
Que entre los labios me dejó la fiera,
Ha de quedar sobre mi labio impreso
Como marca de oprobio, aunque me muera!

¡Y, yo dormido, a sacudirme el dueño
Vendrá, con la casada de la mano,
Y se revolcará sobre mi sueño,
Como sobre él me revolqué inhumano!"

Llorando Alfredo, conteniendo apenas
El pobre corazón que se rompía,
Fuese a regar con llantos las serenas
Ondas del agua que besara un día.

—"¡Oh loca, oh cruel, oh plácida corriente,
Que con el sueño aquel de tus amores
Me diste un beso en la tranquila frente
Que me duele con todos los dolores!

¡Oh imagen de amor que un alma viva
Halló a su nombre pálida y despierta,
Y tinta en sangre y de su mal cautiva,
Llorando vuelve un alma medio muerta!

¡Oh margen pura de la verde orilla
Donde, al amor de la mujer alzada,
El crimen vuelve corva la rodilla
Y la maldita frente avergonzada!

¡Oh madre blanda por que el agua pura
Cantando corre y apacible ondea:
Un beso dame al ánima sin cura
Que punto y gloria de mis culpas sea!

¡Perdón, perdón, corrientes de este río!
¡Perdón, perdón, oh luz de esta ribera!
¡Arbustos que crecéis en torno mío!
¡Ondas que refrescáis mi cabellera!

¡Beso me disteis del amor proscrito
Que en fango traigo sobre el alma impreso;
Pues fue para vivir beso maldito,
Para vivir mejor dadme otro beso!"

Calló el gimiente, se extendió en la onda,
Eco de un beso resonó en el río,
Y "¡Alfredo!"... clamo, sin que allí responda
Más que otro beso al llamamiento mío.

México, 1 de abril de 1875.

Revista Universal.
Edición Crítica
Editorial Letras Cubanas, 1985, pág. 68.
 

A mi juicio este poema posee una carga homosexual muy fuerte. Alfredo parece homosexual, y Martí no lo esconde, más bien resalta su lucha interna. Muy interesante.

Respuesta  Mensaje 8 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 28/01/2017 14:35
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El desolado fracaso de Martí
                             Vicente Echerri El Nuevo Herald
En el natalicio de su prócer mayor, los cubanos (no muchos ciertamente fuera de Cuba y cada año menos) tornamos a recordar al hombre que mayor esfuerzo intelectual pusiera en definirnos como nación y uno de los que más arduamente trabajara para que esas ideas cuajaran en una democracia independiente. Al patriotismo religioso de José Martí se agrega su proyección continental, su genuina vocación americana, que hace que encontremos estatuas suyas en todo el ámbito de geografía que amó: en México, en Caracas, en Buenos Aires, en Nueva York… donde casi seguramente hoy habrá algunas flores.

No obstante, el ideario martiano es letra muerta en todas partes y alterado en su isla nativa hasta la desfiguración. Ante el hundimiento de la nación cubana —el envilecimiento colectivo de su ciudadanía como resultado directo de una gestión totalitaria de casi seis décadas, la desaparición o adulteración de sus instituciones, la inviabilidad, a corto o mediano plazo, de cualquier proyecto democrático— a los que aún tenemos en Cuba un punto de referencia no nos queda más que un profundo sentimiento de frustración y pena que alcanza, en primer lugar, al gran hombre en cuya palabra y aspiraciones nuestros abuelos creyeron fundar una república.

Si de algo triste ha servido el cambio de política de Estados Unidos hacia Cuba es en hacer patente la irreversible destrucción de nuestra patria. La decisión del presidente Obama de “normalizar” las relaciones con Cuba sólo sirvió para destruir nuestra ilusión de que el proyecto nacional de nuestros próceres fundadores se restaurara aunque fuese en su precariedad pre-revolucionaria. El cese de la hostilidad de parte de EE.UU. rasgó el velo de nuestra nostalgia para mostrarnos una realidad que nos empeñábamos en negar o en soslayar. Cuba es un país fallido con un pueblo degradado que no tiene idea de su identidad o que la tiene de manera tergiversada. A la luz de la palabra de José Martí, la sociedad cubana (de dentro y fuera) es una horripilante caricatura.

Tal vez, aunque algunos nos resistamos a creerlo, este destino estaba en nuestro colectivo ADN: la picardía, el logrerismo, el dolo, la descarada imposición nunca faltaron, a medias frenados o atenuados por la decencia de algunos grandes hombres, Martí el primero, por sus ideas, un tanto delirantes, que aspiraban a una república democrática y próspera. Las taras ancestrales fueron más poderosas y al final terminaron por imponerse. La tiranía corrupta obedecía a un impulso profundo con mucho más arraigo en la sangre que la noble ideología del tierno poeta que nos quiso sentar a la mesa de las naciones. Fidel Castro, en su hipertrofia criminal, es, por mucho que nos cueste admitirlo, un retrato más fiel del carácter de la sociedad a la que él devolvió al servilismo de la plantación con ruina material agregada.

No parece que haya mucho que hacer ni nada que esperar. Entre tanto, José Martí, notorio desconocido para el pueblo al que dedicó su vida es, en Cuba, el símbolo manipulado de una estafa (efigie en un billete o un sello de correos, aforismo indigesto, nombre del principal aeropuerto, que es decir puerta de acceso a la sentina en que se ha convertido su país) y, en otros ámbitos, desolado monumento al pie del cual, en este día, a 164 años de su nacimiento, no faltarán tributos, más bien superfluos.

           Vicente Echerri
Escritor cubano, autor de poesía, ensayos y relatos. Ha publicado, Poesía (Luz en la piedra, 1986; Casi de memorias, 2008); ensayos (La señal de los tiempos, 1993) y relatos (Historias de la otra revolución, 1998, y Doble nueve, 2009.
                                                                Fuente 
El Nuevo Herald 2017


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