Alfredo: ¡qué abundante cabellera Sobre la franca sien llevó extendida, Todo el tiempo de mal y lucha fiera Que sollozando anduvo por la vida!
Plazas, calles, paseos, vagabundo, La frente al aire, el caminar tardío, Aquel ocioso espíritu en profundo Trabajo andaba, lleno de vacío.
Clavado en sí, su cuerpo lo encerraba Como la niebla al sol que lucha en vano Por penetrar la nebulosa traba Que rayos roba al mundo del humano.
Ora en Alfredo alzábase tormenta, O en suaves ondas como en lago terso, El aire blando el suave rizo aumenta De su alma en el espacio, un alma en verso.
Alfredo: bravo mozo; aquel gallardo De frente franca y de soberbio cuello, Ocioso eterno, caminante tardo, Galán, amable, soñador y bello;
Perenne triste, que con mano abierta Llorando daba gozos y alegrías, Y va dormido, y ante sí despierta De su lecho de afán las Simpatías;
Maniático doncel. Mesaba loca De hambre sus trenzas Dalia la indigente, Y quiso Dalia besos de su boca, Y Alfredo puso besos en su frente;
Y donde hallaba de la carne fría Montón infame que a la carne amaba, Blanco montón de espíritu ponía Que la masa bestial iluminaba.
Era raro, en verdad, aquel Alfredo; Y como al punto cautivó mi asombro, Palpéle yo, miréle, y vi con miedo Sangre inmortal manándole de un hombro.
Y por calles y plazas y paseos, La frente al aire y hacia atrás los brazos, La mano daba a hermosos devaneos, Y a su adorada Eternidad abrazos.
Sentóse al fin; del apacible río Las suaves ondas comparó con calma: ¿Quién sabe, dijo, si a mi ser vacío, Cual onda a ti, refrescará algún alma?
Hincó rodillas, abatió la frente, Mojó en las aguas claras sus cabellos, Y suspiró de amores la corriente Y al joven inmortal besó con ellos.
—"¡Mujer...!"— Y a la palabra que decía, Todo arbusto de flores se llenaba, Y hasta un rayo de luna se ponía Sobre la cabellera que flotaba.
—"¡Mujer...!"— Yo he visto un pájaro perdido Llegar, volver sobre aquel tronco abierto, Y el tronco solo, y sin su dueña el nido, plegar las alas y extenderse muerto.
—"¡Mujer...!"— Yo vi canoso pasajero, Sangrando el pie, la espalda flagelada, La tierra abrir, balbucear "¡yo muero!" Tenderse en tierra, y terminar jornada.
—"¡Mujer...!"— Y el viento a la negruzca roca De las fatales playas de la vida, Colgó de los cabellos a una loca Y está por los cabellos suspendida.
¡El alma así de Alfredo vagabundo! Loca en la playa, pájaro en el tronco, Viajero herido por el ancho mundo, Niebla y sol, noche y luz, gemido bronco.
—"Mujer, mujer, en vano es que la vida Sin ti vertiendo sangre de dolores, Como una virgen pálida y herida, La tierra cruce deshojando flores!
En vano, en vano que la vida entienda La abrasadora lengua de los sabios, Sin que este pobre corazón encienda El lenguaje de amor vivo en tus labios.
En vano, en vano que la vida loca Contemple en sí cadáveres impresos, Mientras sin voluntad el alma invoca el fuego redentor que arde en tus besos.
Cuanto fui, cuanto soy, cuanto se encierra En esta alma en la tierra encadenada, Que rota por el peso de la tierra Sin vivir ni morir vive enclavada;
Cuando en mis horas de mayor locura Un Dios esclavo dentro de mí germina, Y rompe el alma con audaz bravura Su forma vil, su esclavitud mezquina;
¡Todo por el amor que la corriente Del agua puso en mi cabello impreso! ¡Todo ¡oh mujer! porque en la herida frente Amor me digas y me des un beso!"
Y por la orilla y calles solitarias, La frente al aire y ojos en la fierra, Lloró lamentos, sollozó plegarias, Buscó mujeres, y lo hallado aterra.
—"¡Tú, miserable, porque en ti avarientos Los ojos puse de codicia rojos, Carne pusiste, infame, en mis lamentos, Movible carne ante mis pobres ojos!
¿Pensaste vil en que yo vil te amara? ¡Aparta, fango; mas de mí tan lejos, Que, si yo fuera el Sol, no te llegara Ni la pálida luz de mis reflejos!
Y tú, menguada; mísera ovejilla Que acudiste a mi impúdico reclamo, Y besaste diez veces mi mejilla, Y dijiste cien veces '¡yo te amo!';
Para los flacos en la dicha es tarde. Flaqueza agravia y págate en agravios: ¡Lejos de mí, la oveja que cobarde Prodiga besos y corrompe labios!
Aquélla, la alba virgen, la que muere De ansia de amor, y morir más desea, ¿Qué busca? ¿qué me llama? ¿qué me quiere? ¡No ha derecho al amor la mujer fea!
La ajena, la maldita, la casada, ¿Qué quiso en mí la miserable un día, Allí en el goce impuro revolcada Donde el esposo mísero dormía?
¡Horror, horror! ¡La mancha de aquel beso Que entre los labios me dejó la fiera, Ha de quedar sobre mi labio impreso Como marca de oprobio, aunque me muera!
¡Y, yo dormido, a sacudirme el dueño Vendrá, con la casada de la mano, Y se revolcará sobre mi sueño, Como sobre él me revolqué inhumano!"
Llorando Alfredo, conteniendo apenas El pobre corazón que se rompía, Fuese a regar con llantos las serenas Ondas del agua que besara un día.
—"¡Oh loca, oh cruel, oh plácida corriente, Que con el sueño aquel de tus amores Me diste un beso en la tranquila frente Que me duele con todos los dolores!
¡Oh imagen de amor que un alma viva Halló a su nombre pálida y despierta, Y tinta en sangre y de su mal cautiva, Llorando vuelve un alma medio muerta!
¡Oh margen pura de la verde orilla Donde, al amor de la mujer alzada, El crimen vuelve corva la rodilla Y la maldita frente avergonzada!
¡Oh madre blanda por que el agua pura Cantando corre y apacible ondea: Un beso dame al ánima sin cura Que punto y gloria de mis culpas sea!
¡Perdón, perdón, corrientes de este río! ¡Perdón, perdón, oh luz de esta ribera! ¡Arbustos que crecéis en torno mío! ¡Ondas que refrescáis mi cabellera!
¡Beso me disteis del amor proscrito Que en fango traigo sobre el alma impreso; Pues fue para vivir beso maldito, Para vivir mejor dadme otro beso!"
Calló el gimiente, se extendió en la onda, Eco de un beso resonó en el río, Y "¡Alfredo!"... clamo, sin que allí responda Más que otro beso al llamamiento mío.
Revista Universal
México, 1 de abril de 1875 Edición Crítica Editorial Letras Cubanas, 1985, pág. 68.
A mi juicio este poema posee una carga homosexual muy fuerte. Alfredo parece homosexual, y Martí no lo esconde, más bien resalta su lucha interna. Muy interesante.
Vicente Echerri El Nuevo Herald En el natalicio de su prócer mayor, los cubanos (no muchos ciertamente fuera de Cuba y cada año menos) tornamos a recordar al hombre que mayor esfuerzo intelectual pusiera en definirnos como nación y uno de los que más arduamente trabajara para que esas ideas cuajaran en una democracia independiente. Al patriotismo religioso de José Martí se agrega su proyección continental, su genuina vocación americana, que hace que encontremos estatuas suyas en todo el ámbito de geografía que amó: en México, en Caracas, en Buenos Aires, en Nueva York… donde casi seguramente hoy habrá algunas flores.
No obstante, el ideario martiano es letra muerta en todas partes y alterado en su isla nativa hasta la desfiguración. Ante el hundimiento de la nación cubana —el envilecimiento colectivo de su ciudadanía como resultado directo de una gestión totalitaria de casi seis décadas, la desaparición o adulteración de sus instituciones, la inviabilidad, a corto o mediano plazo, de cualquier proyecto democrático— a los que aún tenemos en Cuba un punto de referencia no nos queda más que un profundo sentimiento de frustración y pena que alcanza, en primer lugar, al gran hombre en cuya palabra y aspiraciones nuestros abuelos creyeron fundar una república.
Si de algo triste ha servido el cambio de política de Estados Unidos hacia Cuba es en hacer patente la irreversible destrucción de nuestra patria. La decisión del presidente Obama de “normalizar” las relaciones con Cuba sólo sirvió para destruir nuestra ilusión de que el proyecto nacional de nuestros próceres fundadores se restaurara aunque fuese en su precariedad pre-revolucionaria. El cese de la hostilidad de parte de EE.UU. rasgó el velo de nuestra nostalgia para mostrarnos una realidad que nos empeñábamos en negar o en soslayar. Cuba es un país fallido con un pueblo degradado que no tiene idea de su identidad o que la tiene de manera tergiversada. A la luz de la palabra de José Martí, la sociedad cubana (de dentro y fuera) es una horripilante caricatura.
Tal vez, aunque algunos nos resistamos a creerlo, este destino estaba en nuestro colectivo ADN: la picardía, el logrerismo, el dolo, la descarada imposición nunca faltaron, a medias frenados o atenuados por la decencia de algunos grandes hombres, Martí el primero, por sus ideas, un tanto delirantes, que aspiraban a una república democrática y próspera. Las taras ancestrales fueron más poderosas y al final terminaron por imponerse. La tiranía corrupta obedecía a un impulso profundo con mucho más arraigo en la sangre que la noble ideología del tierno poeta que nos quiso sentar a la mesa de las naciones. Fidel Castro, en su hipertrofia criminal, es, por mucho que nos cueste admitirlo, un retrato más fiel del carácter de la sociedad a la que él devolvió al servilismo de la plantación con ruina material agregada.
No parece que haya mucho que hacer ni nada que esperar. Entre tanto, José Martí, notorio desconocido para el pueblo al que dedicó su vida es, en Cuba, el símbolo manipulado de una estafa (efigie en un billete o un sello de correos, aforismo indigesto, nombre del principal aeropuerto, que es decir puerta de acceso a la sentina en que se ha convertido su país) y, en otros ámbitos, desolado monumento al pie del cual, en este día, a 164 años de su nacimiento, no faltarán tributos, más bien superfluos.
Vicente Echerri
Escritor cubano, autor de poesía, ensayos y relatos.Ha publicado, Poesía (Luz en la piedra, 1986; Casi de memorias, 2008); ensayos (La señal de los tiempos, 1993) y relatos (Historias de la otra revolución, 1998, y Doble nueve, 2009.
José Martí, político NO comunista y escritor cubano
Conocido como «El apóstol de la Independencia de Cuba»
José Julián Martí Pérez nació en la calle Paula No. 41, La Habana, el 28 de enero de 1853. En 1866 matricula en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Ingresa también en la clase de Dibujo Elemental en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana, más conocida como San Alejandro.
Hijo de Mariano Martí Navarro, un militar español, y de su esposa también española, Leonor Pérez Cabrera, originaria de las Islas Canarias. Fue el hermano mayor de siete hermanas: Leonor, Mariana, María de Carmen, María de Pilar, Rita Amelia, Antonia y Dolores. Se le bautizó el 12 de febrero en la iglesia de Santo Ángel Custodio.
Cuando tenía cuatro años, su familia se trasladó de Cuba a Valencia, España, tierra de su padre, pero dos años más tarde regresó a la isla, donde asistió a una escuela pública local, en el barrio de Santa Clara, donde su padre trabajaba como guardia de prisión. Cursó estudios en el colegio San Anacleto, donde conoce a Fermín Valdés Domínguez, y en la Escuela Municipal de Varones de La Habana, dirigida por Rafael María Mendive. A los diez años escribía correctamente y a los trece ingresó en la segunda enseñanza. De adolescente dirigía publicaciones estudiantiles. Se inscribió en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana, en septiembre de 1867, conocida como San Alejandro, para tomar clases de dibujo.
Cuando las Guerra de los Diez Años estalló en 1868, José y su amigo Fermín se unieron la causa nacionalista cubana. El 21 de octubre de 1869, fue detenido y encarcelado en la cárcel nacional bajo la acusación de traición y soborno; Martí confesó los cargos y fue condenado a seis años de prisión. Su madre escribió cartas al gobierno solicitando su libertad, y su padre contrató a un abogado amigo. Fue obligado a realizar trabajos forzados en las canteras de La Habana. Poco después es indultado por gestión de su padre y trasladado a Isla de Pinos. Se le conmuta la pena por el destierro en España. A Martí, que tenía 18 años en ese momento, se le permitió continuar sus estudios.
El 15 de enero de 1871 parte con rumbo España. En Madrid publica su denuncia El presidio político en Cuba. Cursó estudios en la Universidad de Madrid. En mayo de 1873 estudia en la Universidad de Zaragoza y cursa el bachillerato paralelamente con sus estudios universitarios. El 27 de junio de 1874 recibe el título de bachiller. El 24 de octubre se gradúa en Filosofía y Letras. Sale de España y visita otras ciudades de Europa. Llega a Inglaterra en enero de 1875 y parte con rumbo a México. El 8 de febrero desembarca en Veracruz y continúa su viaje hacia la capital del país. Publica en la Revista Universal y en El Federalista.
En 1876 contrajo matrimonio con Carmen Zayas Bazán, con quien tuvo a su único hijo: José Francisco Martí Zayas-Bazan, "Ismaelillo" (1878-1945). En 1878 volvió a su país. El 22 de noviembre nace su hijo José Francisco. Trabaja de abogado y obtiene permiso para impartir clases. Es detenido el 17 de septiembre de 1879 y sale deportado hacia España acusado de conspiración. El 3 de enero de 1880 llega a Nueva York donde es nombrado vocal del Comité Revolucionario Cubano de esa ciudad que preside Calixto García.
La cabeza política más universal de su tiempo, un brillante periodista, ensayista de primera línea, poeta excelso, diplomático al servicio de varios países, catedrático de lengua inglesa, literatura francesa, italiana y alemana y de Historia de la Filosofía, políglota, crítico de arte y literatura, traductor y renovador de la lengua. El intelectual que en un siglo dominado por lo europeo, confirió universalidad a las letras hispanoamericanas. Al igual que otras figuras ilustres de la independencia americana, fue iniciado en la Masonería. Escribió para los niños y organizó un partido, un ejército y una guerra. Fue un jefe excepcional que puso bajo su mando a una pléyade de curtidos generales.
Martí fue el primero en incorporar la estética al discurso político, describiendo las monstruosidades de la esclavitud con una belleza que reforzaba la repulsa. Denunció el colonialismo español sin ofender a España y describió las malezas de la sociedad norteamericana, sin deponer su admiración por las realizaciones de sus sabios y de su pueblo. Funda su periódico, Patria (1892) y en 1894 encabezó a un grupo de revolucionarios armados que pretendían invadir Cuba, acción que fue interceptada en Florida, teniendo que regresar.
El 11 de abril de 1895 desembarca con Máximo Gómez y otros cuatro patriotas en Playitas, provincia de Oriente. El 15 de abril recibe los grados de Mayor general del Ejército Libertador. El 25 de marzo de 1895, lanzó en Santo Domingo el memorable Manifiesto de Montecristi. El 18 de mayo escribe a Manuel Mercado una carta que es considerada su testamento político.
Casi nunca gozó de buena salud. A los 18 años se le diagnosticó sarcoidosis en España, y probablemente también sufrió de problemas oculares, del sistema nervioso, cardíacos y fiebres. Se cree que también padeció un sarcocele (tumor quístico de testículo) con abundancia de líquido. Para aliviar su dolor se le puncionaba continuamente. Finalmente el tumor le fue extirpando.
Poco después de haber regresado a Cuba para iniciar la que llamó "la guerra necesaria", murió cuando cabalgaba, sin saberlo, vestido de negro sobre un caballo blanco hacia un grupo de soldados españoles ocultos, siendo alcanzado por tres disparos que acabaron con su vida en Dos Ríos, cerca de la confluencia de los ríos Contramaestre y Cauto, el 19 de mayo de 1895.
Cuando se conoció lo sucedido, resultó imposible rescatar su cadáver, el cual fue conducido por los españoles y, tras varios enterramientos, fue finalmente sepultado el día 27, en el nicho número 134 de la galería sur del Cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.
Frases y Citas Célebres de José Martí
―“La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía”
―La libertad es el don más preciado que Dios dio al hombre, y no vale la pena vivir la vida si se pierde la libertad.
―Siempre es desgracia para la libertad que la libertad sea un partido”
―Hay hombres que son peores que las bestias, porque las bestias necesitan ser libres para vivir dichosas.
―“Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a su mesa; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.”
―“Quien esconde por miedo su opinión, y como un crimen la oculta en el fondo del pecho, y con su ocultación favorece a los tiranos, es tan cobarde como el que en lo recio del combate vuelve grupas y abandona la lanza al enemigo.”
―“Asesino alevoso, ingrato a Dios y enemigo de los hombres, es el que, so pretexto de dirigir a las generaciones nuevas, les eneseña un cúmulo aislado y absoluto de doctrinas, y les predica al oído, antes que la dulce plática de amor, el evangelio bárbaro del odio.”
―“Sólo los necios hablan de desdichas, o los egoístas. La felicidad existe sobre la Tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía del universo, y la práctica de la generosidad.”
―“La ignorancia mata a los pueblos, por eso es preciso matar a la ignorancia.”
―“Cultivo una rosa blanca. En julio como en enero para el amigo sincero que me da su mano franca. Y para cruel que me arranca el corazón con que vivo cardo ni ortiga cultivo; cultivo una rosa blanca.”
―“La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.”
―“Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan.”
―“No hay espectáculo, en verdad más odioso, que el de los talentos serviles.”
―“Solamente un pueblo culto puede ser veramente libre” José Martí