El estudiante que no quiso cabalgar con Fidel
Aparentemente se trataba de un examen de Español, pero lo que se estaba evaluando era su capacidad de simular
David Mauri Cardoso expulsado de la universidad durante una prueba que NO evaluaba sus conocimientos académicos
Por Reinaldo Escobar | La Habana | 14ymedio
David Mauri Cardoso, joven cienfueguero de 24 años, tenía la ilusión de ser abogado pero no pudo pasar con éxito una prueba de deshonestidad. Aparentemente se trataba de un examen de Español, pero lo que se estaba evaluando era su capacidad de simular.
Junto a otros 30 jóvenes, que no habían conseguido entrar a la enseñanza superior por el camino de las pruebas de ingreso, David era parte de un experimento donde se nivelaban los conocimientos de Matemática, Historia y Español a quienes se habían matriculado en el primer año del curso de trabajadores en la especialidad de Derecho en la Universidad Provincial Carlos Rafael Rodríguez en Cienfuegos.
Los exámenes concluyeron en enero y David fue parte de la veintena de estudiantes que llegó al final de esa etapa previa. Él había terminado el preuniversitario en 2011 y, tras varios intentos fallidos para entrar en la universidad, esta parecía su última oportunidad.
Todo parecía estar bien hasta que en la primera semana de febrero le comunicaron que sería objeto de un Consejo Disciplinario. Su incorrección está descrita en el Reglamento de la Enseñanza de Nivel Superior donde se explica que "es una falta muy grave decir o hacer algo contra el proceso revolucionario". La sanción prevista para este caso es la separación del sistema de enseñanza en la educación universitaria en cualquier carrera en todo el país. El viernes 10 se emitió la resolución que hacía firme el castigo.
¿Qué había hecho realmente David?
La prueba de Español consistía en hacer una interpretación de un fragmento de la letra de la canción Cabalgando con Fidel, profusamente divulgada tras el fallecimiento del expresidente cubano a finales de noviembre de 2016.
David cuenta a 14ymedio cómo reaccionó cuando leyó la pregunta número cinco que averiguaba qué había sentido al rendirle homenaje a las cenizas del líder histórico de la Revolución Cubana: "Me di cuenta que no estaba en condiciones de responder cabalmente, porque ese no era mi caso. La pregunta estaba basada en una suposición errónea, pues yo no había asistido a los actos de homenaje a Fidel Castro, ni siquiera le rendí honores personales de forma espiritual".
Él se había preparado para identificar un símil o una metáfora y se sentía capaz de desglosar el texto para indicar las oraciones subordinadas o yuxtapuestas y señalar con precisión los accidentes gramaticales de cada verbo, pero aclara: "Para ajustarme a lo que me estaban preguntando respondí con toda honestidad lo que había significado esa persona para mí. Fui respetuoso porque nadie tiene derecho a insultar a los demás. Dije mi opinión en el marco de las buenas costumbres".
David dejó constancia de su puño y letra sobre la miseria, la destrucción de los fundamentos de la sociedad y las injusticias. Cometió la osadía de usar el término "autoritario" para definir el sistema establecido en su país y en algún momento, sin que le temblara el pulso, escribió la palabra dictadura. "En fin solo asuntos constitutivos de mi opinión personal, que fue precisamente lo que me preguntaron", dice con la sencillez de quien estima que no ha realizado un acto heroico.
La persona encargada de calificar el examen debe de haberse sentido muy turbada ante tamaña demostración de sinceridad. David opta por no decir nombres, su ética cristiana se lo impide. Tampoco menciona la identidad de una metodóloga de Español a nivel provincial que es, en fin de cuentas, quien asume la responsabilidad de hacer la denuncia. Aquí el joven estudiante elabora una argumentación jurídica. "Ese examen, más que un texto privado, era un documento confidencial. Un asunto entre el profesor y el alumno que no tenía que ser enviado a ninguna instancia".
Y ahí está la clave del asunto, porque David no hizo declaraciones ante una televisora extranjera, ni publicó un artículo de opinión en la prensa independiente, ni salió a la calle con un cartel, todo lo cual hubiera sido su derecho. En la sagrada intimidad del aula, dijo su opinión, que era lo que estaban pidiendo. Sin que mediara su consentimiento sus respuestas fueron "elevadas" y analizadas bajo reglas extraacadémicas.
Ni uno solo de los compañeros de aula de David fue consultado para esta sanción porque según el reglamento eso solo procede con los alumnos del curso diurno.
Ahora todo queda en "comentarios de pasillo" y nadie saldrá en su defensa.
David dice que no tiene la intención de apelar aunque explica: "No he renunciado formalmente porque todavía tengo tiempo, pero me falta interés porque, cuando pienso en apelar al ministro de Educación Superior, me pregunto de quién depende este funcionario y se me quitan las ganas de iniciar el proceso."
A la pregunta sobre qué pretende ahora hacer con su vida, David contesta en tono jocoso: "Lo que venía haciendo: inventar, como hacen todos los jóvenes en Cuba".
Puedes escuchar una entrevista entrevista con el joven David Mauri Cardoso en