Este 24 de febrero se conmemora el vigésimo primer aniversario
del derribo de dos aeronaves civiles, ordenado por el régimen castrista en aguas internacionales
Armando Alejandre, Carlos Acosta, Mario de la Peña y Pablo Morales
Cuba: un crimen que permanece impune
Este viernes 24 de febrero se cumplen 21 años del derribo de las avionetas de la organización Hermanos al Rescate, y en el sur de la Florida se escuchan las voces que claman justicia frente a este caso en el que cuatro jóvenes fueron pulverizados en pleno vuelo, en aguas internacionales, impactados por aviones caza de la Fuerza Aérea cubana.
Armando Alejandre, Carlos Costa, Mario de la Peña y Pablo Morales murieron cuando las avionetas Cessna en las que volaban fueron abatidas en espacio aéreo internacional, de acuerdo con un informe de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), adscrita a la ONU.
Horacio García, vicepresidente del Consejo por la Libertad de Cuba y miembro del Secretariado de la Asamblea por la Resistencia, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS que “el mundo libre y los Estados Unidos son culpables de este hecho por haber permanecido callados tanto tiempo”.
Y agregó: “Esta es una forma despreciable de complicidad y una falta de respeto por la vida de personas que salieron de suelo estadounidense en avionetas desarmadas y que tenían una misión humanitaria”.
El día de la acción bélica coincidió con el aniversario 101 del inicio de la Guerra de Independencia de Cuba, y los pilotos, tres de ellos estadounidenses y uno cubano, residente legal de EEUU, notificaron sus planes de vuelo a las autoridades aéreas de Miami y de La Habana.
La meta de los pilotos era llegar al llamado paralelo 24, ubicado en aguas internacionales, al norte del límite de las 12 millas de mar territorial de Cuba, en el Estrecho de la Florida, sin intenciones de realizar tareas militares o de una índole distinta a la humanitaria.
Según el informe oficial de la OACI, las avionetas se encontraban a 21 y 22 millas de la costa cubana cuando dos aviones caza de la Fuerza Aérea cubana, un MiG-23 y un MiG-29, dispararon sus misiles contra ellas “pulverizándolas en el aire”.
El ataque fue observado desde un buque crucero y un barco pesquero, como también desde la tercera avioneta de Hermanos al Rescate, al mando de José Basulto, presidente de la organización, que logró escapar con vida para narrar lo sucedido.
“Existen grabaciones en las que se oye claramente que dan la orden de disparar contras las aeronaves, y también se oye la voz de un oficial, que se cree era Raúl Castro, dando instrucciones para realizar la maniobra. Aquí ha habido complicidad del mundo libre”, recalcó García.
Acto seguido anotó: “Yo espero que con el presidente Trump cambie toda esta política con Cuba que vimos con el expresidente Obama. Trump tiene un deuda con los cubanos del exilio porque sin los votos de estos no hubiera sido elegido presidente de los EEUU”.
“Es un crimen impune”
Entretanto, Sylvia Iriondo, presidenta de la organización M.A.R por Cuba (Madres y Mujeres Antirepresión), quien viajaba en una tercera avioneta de Hermanos al Rescate el día del derribo, emitió una declaración deplorando que por el hecho no haya responsables en prisión.
“A 21 años del derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate, en espacio aéreo internacional, bajo las órdenes de los dictadores Fidel y Raúl Castro, que resultó en los asesinatos de tres ciudadanos americanos y un residente de los EEUU, duele constatar que el crimen aún permanece impune”, dijo.
“En este aniversario nos unimos nuevamente a las familias de Carlos Costa, Armando Alejandre, Mario De la Peña y Pablo Morales, en reclamo de justicia”.
Iriondo señaló también que el 24 de febrero de 1996, la administración del presidente Bill Clinton permaneció “inmóvil, muda y ciega ante el crimen que se estaba llevando a cabo en espacio aéreo internacional”, en el Estrecho de la Florida.
Y años después, –sostuvo Iriondo– bajo la administración del presidente Obama, “en un acto sin equivalencia moral alguna, se devolvió a través de un canje a los responsables, que participaron en la conspiración a través de la Red Avispa, para el derribo de estas avionetas, incluyendo a Gerardo Hernández, que había sido condenado a dos cadenas perpetuas por su rol en el derribo y en los asesinatos”.
Culpabilidad a medias
Miriam de la Peña, madre de Mario de la Peña, una de las personas que murió en el ataque a las avionetas de Hermanos al Rescate, señaló en una conferencia realizada en el 2016 que durante la presidencia de George W. Bush hubo cierta disposición para llevar a cabo “un proceso judicial justo”.
De la Peña enfatizó el logro alcanzado tras una condena por el derribo de las avionetas en el seno de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, así como el veredicto de culpabilidad en un juicio civil contra el Gobierno de Cuba.
“Quisieron compensarnos con dinero del fondo para las familias víctimas del terrorismo, pero no lo aceptamos. No se trata de dinero, si fuera dinero tendría que venir del Gobierno de Cuba, no del contribuyente estadounidense”, resaltó Alejandre Khuly, hermana de Armando Alejandre, que junto a Mario, Carlos y Pablo, buscaba a refugiados cubanos en el mar y ayudaba a los guardacostas de EEUU a rescatarlos.
Entonces, el cubano Gerardo Hernández, cabecilla de la Red Avispa de espionaje cubano en EEUU, fue condenado por conspirar en el derribo de las avionetas. Sin embargo, Hernández obtuvo, junto a cuatro compañeros de causa, el perdón del presidente Barack Obama, como parte del proceso que restablecería las relaciones diplomáticas con Cuba.
Visión a futuro
Tras 21 años del suceso, los familiares de Armando Alejandre, Carlos Costa, Mario de la Peña y Pablo Morales refuerzan sus ansias para juzgar a los militares cubanos por su presunta participación en la consumación del hecho.
De la Peña dijo en su momento que “hay muchas maneras de apoyar la justicia. Una de ellas es llamar la atención de los medios de comunicación. Llamar a las cadenas de televisión, a la prensa, para que se ocupen de temas tan importantes como este”.
Alejandre Khuly recordó cómo lograron probar que “fue un crimen premeditado, durante el juicio al espía Gerardo Hernández. Incluso hay grabaciones, donde Fidel y Raúl Castro manifiestan la autorización del derribo”.