su día, pero la elección de esta fecha no ha sido al azar.
*Día internacional de la Mujer, las leyes mundiales más denigrantes
¿Por qué se celebra el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer?. Conoce la historia.
Hace más de cien años que se celebra el Día Internacional de la Mujer en distintas partes del mundo. No siempre fue el 8 de marzo, diversas fueron las fechas en las que se conmemoró esta efeméride.
Sin embargo, muchas son las historias que explicarían el por qué de este celebración mundial.
La historia 'oficial' de la Organización de las Naciones Unidas cuenta que en 1909 se celebró por primera vez el ´Día Nacional de la Mujer' un 28 de febrero como propuesta del Partido Socialista en Estados Unidos.
Posteriormente la celebración cambió al 19 de marzo en 1911 y abarcó más países como Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. La consigna de lucha de miles de mujeres fue la petición de los derechos de la mujer, el sufragio femenino universal, el acceso a cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y la no discriminación laboral.
Días después, el 25 de marzo de 1911, más de 140 mujeres trabajadoras murieron en un incendio en una fábrica textil en la ciudad de Nueva York.
Antes de la Primera Guerra Mundial mujeres rusas celebraron el Día de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. Mientras que en otros países de Europa celebraron cerca del 8 de marzo de 1914 en protesta contra la guerra.
Finalmente, en 1917 las mujeres de Rusia comenzaron una huelga el 23 de febrero del calendario de ese país, equivalente al 8 de marzo del calendario universal, como reacción a la muerte de dos millones de soldados en la guerra.
Debemos recordar el protagonismo de las mujeres en los inicios de la Revolución de Febrero cuando se declararon en huelga ante una situación terrible de hambre, de miseria y hartas de una guerra que había provocado millones de muertos.
Debido a esto el Zar ruso tuvo que abdicar y las mujeres obtuvieron el derecho a voto. En China se comenzó a celebrar en 1922.
En 1975 las Naciones Unidas celebraron el Día Internacional de la Mujer un 8 de marzo y a partir de ese año se mantuvo hasta la fecha en todos los continentes.
En Estados Unidos se celebra oficialmente desde 1994, a pesar de que en aquel país se encuentran los orígenes de esta conmemoración.
en el siglo XXIlas leyes mundiales más denigrantes
OBLIGADAS A VIAJAR EN EL MALETERO O BAÚL DE UN TAXI
El Día de la Mujer Internacional de Trabajo , que se celebra el 8 de marzo, es una fecha marcada en el calendario que nos obliga a reflexionar sobre la situación actual de las mujeres en diferentes partes del mundo y y en las bases legislativas que limitan sus derechos y que les impiden que tenga las mismas oportunidades que los hombres.
Debido sólo a su género, las mujeres son relegados a un segundo plano en relación a los hombres, ya que reciben salarios más bajos caso de las conferencias y similar al rendimiento en el trabajo de los hombres. Así refutar las conclusiones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que Las mujeres españolas ganan salario promedio anual de 17% menos que los hombres. Desde una mirada más global en el mundo sólo el 21% de los puestos directivos están ocupados por mujeres, según ONU Mujeres.
En el siglo XXI feminidad bajo el pleno ejercicio de sus derechos y en las mismas condiciones que el hombre es una tarea casi imposible en diferentes países desde la legislación bajo la cual regula su sociedad denigra las mujeres y los límites de el simple hecho de ser. Organización Igualdad ha publicado un informe completo con las leyes que violan los derechos humanos de las mujeres en diferentes partes del mundo. En este artículo examinamos algunos que proporcionan una secundaria e inferior al rol de género femenino.
INDIA En este país la violación dentro del matrimonio es legal, de acuerdo con el artículo “ violación sexual o actos sexuales por parte de un hombre a su esposa, si eso no es menor de 15 años, no se considera”. En lo que respecta al matrimonio, derechos del marido también pueden ofrecer a su esposa para el acreedor como garantía del pago de todas las deudas. Además, las mujeres que pierden a sus maridos, son despojados de todo el estado y la independencia porque se consideran por la creencia hindú, un mal presagio y una maldición.
ARABIA SAUDITA Este es uno de los países más restrictivos con los derechos de las mujeres, donde no se les permite conducir por no ser un “asunto de mujeres”. Otras leyes que obligaban a las mujeres a ser supervisados por un familiar, que puede ser de su padre a su marido, que actúa como “guardián” de la autoridad suficiente para permitir que funcione, el tipo de negocio que considere adecuado para ella, viajes o estudiar en la universidad. En el frente legal, Arabia Saudita da más valor a la palabra del hombre que ‘vale’ doble el testimonio de una mujer.
INDONESIA Una de las leyes más polémica recientemente adoptada requiere que los estudiantes que someterse a una prueba de virginidad antes de su ingreso a la universidad. El presidente, Joko Widodo, para justificar la medida, dijo que era una ley para `preservar el futuro” del país.
TURQUÍA En este país una mujer no puede tener un trabajo sin el consentimiento de su marido.
DIFERENTES PAÍSES DE ÁFRICA De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en 27 países de África practica la MGF una operación destructiva en la que los genitales femeninos son quitados parcial o totalmente o herido con el objetivo de inhibir los sentimientos sexuales de las mujeres.
En los 27 países africanos de los que se dispone de datos específicos, la prevalencia nacional de esta práctica entre las mujeres de 15 años de edad varía entre el 0,6% (Uganda, 2006) y 97,9% (Somalia, 2006) (2). Según Demográfica y de Salud en el noreste de África (Egipto, Eritrea, Etiopía y Sudán del norte) la prevalencia osciló entre el 80% y el 97%, mientras que en el este de África (Kenya y Tanzania) se estimó que oscilaba entre el 18% y el 38%.
La práctica de la MGF se realiza sin anestesia y en condiciones sanitarias terribles en que los instrumentos se utilizan como cuchillos, tijeras, cuchillas de afeitar o vidrios rotos (entre otros), incluso causar la muerte en algunos casos.
NIGERIA En el estado de Kano, en el noroeste de Nigeria, las mujeres pueden ser sancionados o sancionadas por la participación en deportes o eventos públicos. En cuanto a las leyes de matrimonio, los esposos nigerianos tienen poder para golpear a su esposa para ‘corregir sus malos actos’.
TÚNEZ En lo que respecta a cuestiones de herencia, las mujeres se les permite recibir sólo la mitad del dinero, mientras que sus hijos o hermanos siempre reciben el doble.
REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO Las leyes en este país en el “código de conducta de la familia ‘ recogen reglamentos machistas por el que obligan a las mujeres a obedecer a su marido. También debe tener permiso para realizar comparecencisa legal o incluso iniciar un negocio o trabajo. Si el marido decide cambiar de residencia de la mujer debe seguir dondequiera que usted decide quedarse.
JAPÓN A pesar de que hay una serie de leyes restrictivas para las mujeres en el país de Japón, se destaca en relación con la participación de la mujer japonesa, que no pueden volver a casarse hasta los seis meses siguientes a la disolución de su matrimonio anterior.
NICARAGUA En este país, el representante de la familia es exclusivamente el hombre, y las mujeres tienen que vivir con ella y siga si se muda.
CHILE El contrato de matrimonio sólo da el marido la licencia para administrar la propiedad común de los cónyuges y de los inmuebles propiedad de su esposa.
RUSIA En el trabajo y de acuerdo con el artículo 253 del Código de Trabajo del asunto país en Rusia no se le permite a las mujeres a ejercer trabajos que requieren un gran esfuerzo, que son peligrosos o nocivos para la salud y, el trabajo en las minas o desarrollado en el subsuelo.
Hay muchos más países en el mundo con leyes retrógradas que todavía están en vigencia y que reducen los derechos fundamentales de las mujeres.
Violación en el matrimonio: En India la mujer puede ser violada si está casada y tiene más de 15 años. En Singapur una ley similar existe, pero la edad mínima es de 13 y en Bahamas de 14.
Puede ser secuestrada:
En Líbano y Malta, un hombre puede secuestrar a una mujer y si se casa con la víctima, no tendrá problemas con la ley. Si, estando en la cárcel, se casa con la víctima, los cargos se borran automáticamente. Costa Rica, Etiopía, Guatemala, Perú y Uruguay también tenía leyes similares, pero las derogaron en la última década.
Pueden ser golpeadas:
Las mujeres pueden recibir golpes en Nigeria si es para "corregir a su esposa".
No pueden trabajar:
En China las mujeres no pueden trabajar en empleos que requiera esfuerzos físicos grandes.
No puede manejar:
En Arabia Saudita las mujeres no pueden manejar porque es "una fuente innegable de vicios". Tampoco se puede encontrar de manera privada con un hombre u otra mujer sin velo.
Deben elegir su trabajo:
En la República Democrática del Congo los maridos deben elegirle el empleo a sus mujeres. Por otra parte, en Guinea, la mujer no puede elegir un trabajo si el esposo no quiere.
Menos herencia:
En Túnez, por ley, recibirán la mitad de la herencia que reciban los hombres.
Pueden matarla por infidelidad:
En Egipto la ley reza que cualquiera que encuentre a su mujer en el acto de adulterio solo será detenido, en vez de recibir 20 años de cárcel como corresponde por asesinato.
No se puede divorciar:
En Israel la ley rabínica dicta que las mujeres tienen menos derecho a divorciarse que los hombres.
Muchas mujeres cubanas -al margen de su latitud geográfica e ideológica- soportan un peso excesivo de responsabilidad y trabajo, debido a las condiciones de pobreza de la isla, a lo complicado que resulta exiliarse y establecerse en tierra extraña, y al ancestral machismo de la sociedad contemporánea.
Cuba padece la disfunción de tener abundantes familias monoparentales femeninas, en las que el hombre está ausente o es una figura borrosa para los más pequeños, y han sido abuelas, madres e hijas las que han tirado del carro para resistir los embates de la pobreza.
En el exilio cubano -especialmente el segmento ocasionado por la crisis económica de los años 90 que aún persiste- muchas mujeres han tenido que cargar con la responsabilidad y el peso de sacar adelante a su familia más cercana y ayudar, en todo lo posible, a sus familiares en la isla.
Matrimonios con extranjeros
Aunque no existen cifras al respecto, a los hombres exiliados se nos ha hecho más cuesta arriba la implantación y consolidación en un trabajo que genere renta, estabilidad y bienestar; mientras que las mujeres -en muchos casos indocumentadas aún- han desempeñado trabajos de criadas, camareras, cuidadoras de ancianos y enfermos crónicos en hospitales y hogares, además de ocuparse de sus maridos e hijos, en el caso de tenerlos.
Las llamadas “jineteras”, repudiadas por buena parte de la hipócrita sociedad cubana (la de la isla y el exilio), no solo han tenido que convertirse en una fuente principal de sustento familiar, algunas de ellas en la edad en que aún soñaban con tener una muñeca bonita y un príncipe azul.
Por otra parte, muchas de las mujeres cubanas que han emigrado mediante la fórmula de matrimonios con extranjeros (sean de conveniencia o no) han tenido que soportar el cambio que implica adaptarse a normas y costumbres de una sociedad radicalmente distinta y hasta cierta discriminación y recelos por parte de la familia directa y el entorno de sus maridos.
Durante años, el castrismo se ha prestado al macabro juego de intentar transmitir al mundo la imagen de una isla alegre, sensual, desprejuiciada, con funestas campañas turísticas basadas en el ron, las mulatas y las maracas; entre otros atributos de una Cuba que solo existen en esos creativos de publicidad.
¿Cubana de Cuba?
Con esas falsas imágenes, no son pocas las mujeres cubanas que han tenido que soportar y afrontar comentarios ofensivos sobre su supuesta condición sexual, curiosamente de boca de tipejos que no se atreven siquiera a piropear a otra mujer de su propio país y son consumidores habituales de prostitutas.
De hecho, varias mujeres cubanas exiliadas y que no responden a la imagen prefabricada que muchos extranjeros tienen de Cuba, cuentan, sonriendo, la extrañeza que muestran los ignorantes cuando ellas les dicen que son cubanas; y –en algunos casos- no falta la estupidez reiterada: ¿pero cubana de Cuba?
Con estas desventuras, será fácil colegir la injusticia y el sufrimiento que han padecido las mulatas y negras cubanas en todos estos años de hambre, falta de libertad y rapiña de hombres extranjeros. En determinados ambientes españoles –por ejemplo- no es raro escuchar a hombres decir que prefieren a mujeres extranjeras porque son “más sumisas” que las españolas.
Y su angustia –además de injusta y machista- obedece más al nuevo papel de vanguardia sociológica que desempeñan las mujeres en sociedades libres y desarrolladas, que ha invertido los roles y atemorizado a muchos hombres, que a una real pasión por mujeres extranjeras, a las que presumen inferiores, porque ganarían un salario menor que ellos; e indefensas, porque están lejos de sus patrias.
Un tributo pendiente
Cuando pase el tiempo y se reposen las emociones, Cuba debería rendir tributo a todas sus mujeres, al margen de su filiación política y geográfica, e incluir en ese homenaje a las llamadas “jineteras” y a aquellas que se casaron con extranjeros para emigrar e intentar dar una vida mejor a sus familias, aunque muchas no lo han conseguido por esa vía, sino por su talento y capacidad.
Una crisis económica sistémica, como la que padece Cuba, provoca pobreza y marginación. Pero la crisis ha sido especialmente cruenta con las mujeres, que han hecho de tripas corazón y enfrentado la adversidad con mayor resolución que muchos hombres.
Por ejemplo, una señora que apoya al castrismo, sigue teniendo la responsabilidad de atender a su familia, con especial dedicación a sus nietos e hijos. Algunas han enviudado o llevan años solas porque sus maridos, también castristas, se alejaron del hogar inicial y crearon otros, emigraron o se inxiliaron con la ayuda del alcohol y otras muletas.
Una crisis estructural como la que padece el capitalismo debido a los injustos excesos de la oligarquía financiera, genera más pobreza y desigualdad, y alcanza muy pronto a los trabajadores inmigrantes y, especialmente, a las mujeres.
Atrapadas en la adversidad
Claro que en todos los ámbitos hay excepciones; y hay matrimonios y parejas que han afrontado, juntos y sin fisuras, la adversidad de vivir en una Cuba empobrecida, la emigración, la incomprensión, y la felicidad y la tranquilidad de poder ayudar a sus padres, madres, abuelos e hijos de anteriores enlaces. Pero ello no ha librado a la mujer de soportar una carga específica diferente a la de los hombres.
Obviamente que los discursos oficiales y las crónicas rosas que no faltarán este 8 de marzo en Cuba y en otros lugares del mundo obviarán las injusticias que padecen aún muchas mujeres y, en muchos casos, se darán por satisfechos, porque cumplen equis preceptos de Naciones Unidas y otras entidades internacionales.
Pero la humanidad hace años descubrió que la estadística es una disciplina que sirve para probar una cosa y justo lo contrario; por tanto, no se trata de convenciones y tratados, sino de algo tan sencillo de asumir la desigualdad entre hombres y mujeres, siempre a favor de ellas. Pero ello implicaría hacer una revolución y -lamentablemente- la Magdalena no está para tafetanes.
Ciento sesenta y nueve años. Sí, 169. Es el tiempo que falta para que se alcance la igualdad económica entre hombres y mujeres, una de las variables más medibles del desequilibrio de género. En pleno 2017, una radiografía de la situación todavía muestra un mundo abrumadoramente desigual; un planeta que discrimina a la mitad de sus habitantes y en el que ellas son mucho más vulnerables. En el que cada 10 minutos una mujer es asesinada a manos de su pareja o expareja, donde una de cada tres ha sufrido una agresión sexual, ellas cobran menos que sus compañeros varones por un trabajo de igual valor, y donde todavía hay países que impiden a las casadas tener un pasaporte propio. Por eso, el 8 de marzo, día internacional de la mujer, organizaciones de todo el mundo han llamado a secundar un paro laboral (parcial, en algunos casos) y total de consumo y de cuidados. También a marchar para reivindicar la igualdad real.
Con el lema #nosotrasparamos #womenstrike #8MParo o #mujeresenhuelga han programado paros y movilizaciones en unos 50 países, con especial fuerza en América Latina, un continente con graves problemas de violencia contra las mujeres y donde a raíz del movimiento Ni una menos, la lucha por la igualdad ha cobrado fuerza. Se trata de tratar de mostrar —vestidas de negro o colores oscuros, además— qué ocurriría si desaparecieran las mujeres. Si cesasen de trabajar, de consumir, de prestar sus cuidados. En España, donde como apunta la Coordinadora Feminista de Madrid, las organizaciones han llamado a vestir un brazalete morado para mostrar el apoyo a la iniciativa. el paro será en la mayoría de las ciudades, como Madrid y Barcelona, el paro será entre las 12.00 y las 12.30. Además, en algunos lugares habrá otro a las 18.00, para coincidir con el acto internacional. A las 19.00 hay convocadas manifestaciones en distintos puntos del país.
El 8 de marzo hay poco que celebrar y mucho por lo que luchar, apunta Malgorzata Jonczy Adamska, psicóloga y pedagoga de origen polaco que vive en Noruega y que, como muchas de sus compañeras, va a secundar el paro. “Cada mujer y niña debe tener derecho a la educación, a una vida sin violencia, acceso a anticonceptivos seguros y baratos y al aborto seguro”, insiste. Esta reclamación, que debería sonar a antigua no lo es. Sobre la mesa, la cifra de los asesinatos machistas, el indicativo más extremo de la desigualdad de género. En España, 16 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año. En Argentina asesinan a una mujer cada 30 horas. En Alemania, son más de 300 los crímenes machistas al año.
Y pese a que se han producido avances, todavía hay países que carecen de una legislación específica sobre violencia contra la mujer. O que, como Rusia, han dado un paso atrás y han despenalizado parte de este tipo de agresiones; todo ello pese a que la violencia machista es allí un gravísimo problema. “Tenemos derecho a vivir tranquilas, sin preocuparnos por nuestra ropa ni nuestras costumbres, y me niego a aceptar ningún tipo de maltrato machista”, reclama la activista rusa Tatiana Sukharev, una de las organizadoras de paro en su país.
El paro convocado no es algo inédito. Tiene su antecedente histórico en la Islandia de 1975, cuando las mujeres dejaron de trabajar, de llevar a los niños al colegio, de ir a la compra o hacer la comida. Ese viernes de octubre, el 90% de ellas salieron a la calle para manifestarse por la igualdad. El país se paralizó. Por completo. Un día histórico que hoy se conoce como el 'día libre de las mujeres'. Y tuvo su efecto: en un país donde sólo el 5% de los escaños paralmentarios estaban ocupados por mujeres, cinco años después se elegía a una presidenta.
En Polonia, en 2016, se imitó la huelga de mujeres. Miles de polacas cesaron de trabajar y salieron a la calle contra la intención del Gobierno de endurecer la ya de por sí restrictiva ley del aborto. Vestidas de colores oscuros conmemoraron así, de luto, el Lunes negro. Y lograron que el Ejecutivo diese marcha atrás y no tocase la ley. Una semanas después fueron las mujeres en Argentina —y también muchos hombres— quienes se movilizaron en el Miércoles negro contra la violencia de género y su expresión más extrema, los feminicidios. Su lema #NiUnaMenos se ha convertido en todo un símbolo.
En pleno siglo XXI, las paquistaníes casadas no pueden registrar un negocio sin permiso de su esposo. Tampoco las congoleñas, que como las nigerinas además no pueden abrir una cuenta del banco sin la firma de su cónyuge; la misma discriminación que afrontaban las mujeres españolas durante el franquismo. En Afganistán, Malasia, Omán, Arabia Saudí, Yemen y otros 12 países las mujeres no pueden salir del país sin permiso de sus maridos. En 32 países, las mujeres casadas ni siquiera pueden tener pasaporte propio (Malí, Jordania, Irak, entre otros). En Bolivia, Camerún o Guinea existen leyes que marcan que las mujeres casadas necesitan el permiso de sus esposos para firmar un contrato de trabajo. En lugares como Líbano no pueden traspasar su nacionalidad a los hijos.
La radiografía suma y sigue. Más de 50 millones de niñas no van al colegio en el mundo —la mayoría de ellas en países de África, según datos de Unicef—, un derecho fundamental sin el que su futuro estará gravemente limitado. Y aunque en algunos países el acceso ha mejorado y se están derribando barreras, otros interponen duros escollos en ese camino hacia la igualdad. Como Sierra Leona o Guinea Ecuatorial, donde una ley prohíbe a las chicas embarazadas ir al colegio por si “contagian” a sus compañeras. En ese último país, incluso, obligan a las menores a someterse a un test de embarazo para poder matricularse. En otros Estados, estas barreras no son legales, pero las menores embarazadas son tan gravemente estigmatizadas que terminan por abandonar la escuela. Y la inmensa mayoría nunca vuelve.
Un doble castigo en un mundo en el que más de 220 millones de mujeres en edad reproductiva y que conviven con sus parejas no tienen acceso a métodos contraceptivos modernos, pese a que no desean quedarse embarazadas, según datos de la Agencia de la ONU para la Población y Desarrollo (UNFPA). El aborto está todavía prohibido en más de una decena de países (cinco de ellos en América Latina) y los ataques al derecho de la mujer a decidir sobre su maternidad no sólo no cesan, sino que se han recrudecido.
Los datos no engañan. A nivel mundial, las mujeres sólo ganan 77 céntimos por cada dólar que ganan los hombres por un trabajo de igual valor, según datos de la ONU. Algo que es, según apunta esta organización, la causa fundamental de desigualdad en términos de ingresos a lo largo de toda la vida. También de la brecha de las pensiones. La desigualdad, la discriminación, pervive hasta el último momento.