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De: CUBA ETERNA (Mensaje original) |
Enviado: 09/04/2017 15:09 |
SEMANA SANTA, TRADICIONES Y SIGNIFICADO
A lo largo del año hay fechas especiales llenas de tradiciones y significados: Día de la Bandera, del trabajo, de la Madre, Día de la Independencia, Día de Muertos, Navidad… y entre esas fechas está la Semana Santa.
Más allá de las creencias religiosas, Semana Santa es una época llena de tradiciones que se celebra en todo el mundo, y cada país y ciudad le da el colorido que lo caracteriza, que va muy de la mano con la celebración de los misterios que contemplamos.
Todo tiene una razon de ser . Alguna vez nos hemos preguntado: ¿Por qué se utilizan ramos en el inicio de la Semana Santa?, ¿qué se hace con ellas? ¿Por qué el sábado las iglesias permanecen apagadas, sin imágenes? ¿Qué es eso de la “visita a los siete templos”? Cada uno de los días importantes de la Semana Santa tiene sus propias tradiciones.
Hoy en día se acostumbra que el Domingo de Ramos los feligreses acudan a la iglesia con ramitas de palmas que se bendicen. Al finalizar la misa, los asistentes pueden llevarse las ramitas a casa para colocarlas en algún lugar del su hogar; las que se quedan en la Iglesia, son incineradas y las cenizas de éstas se utilizan el miércoles de ceniza del siguiente año. En la época en que Jesús vivió, se acostumbraba recibir a los reyes y soberanos con palmas y ramos para demostrarles el aprecio del pueblo por ellos, así pasó cuando Jesús entro a Jerusalén.
De este mismo hecho se desprende la tradición de las alfombras de flores, aserrín o frutas que se elaboran por los feligreses para el paso de las diferentes procesiones por las calles. También se levaron en los altares de velación.
Otra tradición es el lavatorio de pies. En la misa que se celebra el Jueves Santo se escoge a doce asistentes varones y el sacerdote les lava los pies, representando cuando Jesús le lavó los pies a sus discípulos en la Última Cena. En algunas comunidades se selecciona con tiempo de anticipación a los que van a representar a los doce apóstoles, quienes se toman ese tiempo para prepararse para este acontecimiento.
Ese mismo día también se lleva a cabo la tradición de la visita a los siete templos. Se acostumbra visitar siete iglesias, este peregrinar simboliza el ir y venir de Jesús después de haber sido aprendido en el Huerto de Getsemaní, lugar a donde se dirigió Jesús después de la Última Cena.
En la televisión es común ver en Viernes Santo Vía Crucis vivientes. El más conocido en México es el representado en Ixtapalapa. El Vía Crucis se compone de estaciones que son imágenes de algunos momentos que vivió Jesús antes de ser crucificado.
Este mismo día en muchos lugares se lleva a cabo la quema del Judas. Se elabora un muñeco también conocido como Juan Carnaval y se le prende fuego recordando la traición a Jesús. Para los campesinos esto simboliza el inicio de un “año nuevo” de cosecha.
En algunas comunidades indígenas, como entre los huicholes, en lugar de la quema del Judas se brinca por encima de una valla de fuego hecho con zacate ardiendo.
Por la noche de este mismo día, se lleva a cabo la procesión del silencio. Las personas realizan una procesión silenciosa acompañada de velas reflexionando sobre los acontecimientos del día.
El Sábado Santo es un día donde las personas permanecen en sus casas prácticamente sin hacer nada, sólo se acostumbra a rezar el Rosario para acompañar a María en su duelo.
Otra tradición que se acostumbraba antiguamente el Sábado de Gloria era tirarle agua a la gente que pasaba por la calle. En tiempos pasados era pecado bañarse en Semana Santa antes del Sábado de Gloria, por lo que surgió esta tradición. Hoy en día se tiene una cultura del agua, por lo que esta práctica ha sido prohibida en varias ciudades.
El significado de los huevos de Pascua Después de una Semana Santa llena de tradiciones y costumbres, llega la gran fiesta. ¿A quién no le hace ilusión que llegue el domingo de Pascua? Muchos niños esperan este día para disfrutar de los huevitos de pascua, ya sean de chocolate o los decorados con sorpresas adentro. ¿Dónde surge esta forma de celebrar la Pascua?
Desde los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. El huevo adquirió importancia dentro de la mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio. También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo.
Los huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la Edad Media les eran regalados a los chicos durante las celebraciones. Al tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con regalos y al principio el siglo 19, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos adentro.
En cuanto a la decoración, los huevos de pascua siempre han representado un desafío para los reposteros. Pero las diversas culturas fueron decorando de manera diferente los huevos. En sus comienzos, eran pintados a mano con colores estridentes que representaban la luz del sol. Los huevos se hacían uno a uno con un molde prefabricado, lo que dificultaba mucho su elaboración masiva. Los colores estridentes fueron apareciendo con las grandes producciones de huevos, por los años 20 y 30 del siglo pasado.
Una tradición Una vitalidad exuberante se manifiesta en Primavera, época de renovación y renacimiento. Se palpa, por dondequiera, la fuerza del resurgimiento de vida nueva. Vista, tacto, olfato, oído y gusto se deleitan con la sinfonía de la Madre Naturaleza. La explosión de colores que se aprecian en las flores primaverales, el aroma de las mismas y del fresco rocío de la madrugada, el canturreo de los pájaros vueltos de sus peregrinaciones invernales y el dulce sabor de suculentas frutas de la temporada que extasían al paladar, acentúan la aguda percepción de un dinamismo vital propio a la estación.
La Primavera se asocia también con festejos de todo tipo, uno de ellos, la Pascua de la Resurrección celebrado por los cristianos y que conmemora la resurrección de Cristo, el Cristo vuelto a vivir. En muchos lugares del mundo, sobre todo en Europa y por consiguiente en diferentes partes de América, los festejos religiosos están acompañados por costumbres y tradiciones de origen pagano. Una de estas tradiciones asociada con la Pascua es el intercambio de huevos decorados entre familiares y amigos.
Desde siempre, el símbolo del huevo ha gozado de un significado importante para la humanidad. En muchas culturas representa vida nueva y esperanza, razón por la cual aparece durante la Pascua , evocando el Cristo resucitado y la promesa de una vida nueva.
En Polonia y en otros países eslavos, los huevos, sobre todo en época de Pascua, gozan de una popularidad extensa. Según la tradición, no se consumía huevo durante la Cuaresma. Por lo tanto, la cantidad recolectada durante esa temporada era tan abundante, que la gente comenzó a repartir los huevos almacenados a parientes y conocidos. Para darles una apariencia de regalo, se pintaban los huevos de rojo con pigmentos naturales. Eventualmente, esa técnica evolucionó, añadiendo una gran variedad de colores y diseños, hasta alcanzar dimensiones de verdaderas obras de arte conocidos como huevos de Pascua.
En la Rusia zarista los huevos jugaron un papel muy importante durante la Pascua, la celebración religiosa más importante de la iglesia ortodoxa rusa. Entre otras cosas, la festividad se caracterizaba por el intercambio de huevos de pascua. 1884 marcó el inicio de una tradición imperial que perduró hasta los tiempos del último zar. Alejandro III decidió agasajar a su esposa, la zarina María, con una pieza en forma de huevo comisionada a la casa del legendario Carl Fabergé, joyero imperial. El detalle agradó tanto a la zarina, que se acordó fabricarle uno cada año y ofrecérselo con motivo de la Pascua. De esa manera, el obsequio por excelencia que el zar podría ofrecer a la zarina en esa época, era un huevo hecho de metales preciosos y pedrería, decorado de una manera espléndida por Fabergé .
Asimismo, por disposición del zar, el regalo siempre tendría forma de huevo y albergaría en su interior una sorpresa, misma que se mantenía en secreto hasta el momento de encontrarse entre las manos de su dueña real. Esa encomienda se volvió prioritaria para la casa Fabregé y los joyeros se esmeraban durante todo el año para realizar diseños espectaculares que contaban con finos acabados de plata, oro y piedras preciosas.
Las obras de arte del museo Hermitage sirvieron a Fabregé de inspiración para muchos de sus diseños. La vida cotidiana rusa, misma que el maestro representó de manera conmovedora, gozó de un lugar privilegiado en su colección. Realizó igualmente piezas conmemorativos de la coronación del zar Nicolás II, la terminación del ferrocarril transiberiano y aniversarios varios. Huevos alusivos al yate imperial, a la catedral de Uspensky y a la Plaza Gatchina son sólo algunos de los extraordinarias joyas de forma elíptica que salieron de su taller.
Hoy en día la tradición de pintar huevos durante la época de Pascua sigue vigente aunque la forma de decorarlos ha cambiado y mucho se ha perdido del sentido intrínsico de la costumbre. Como se mencionó líneas arriba, esa práctica sigue gozando de una popularidad extensa en Polonia y en otros países esclavos, sobre todo en la región de las Cárpatos.
Pysanky se llaman los huevos de Pascua en esa parte del mundo. Los lugareños inician su elaboración con mucha antelación puesto que cada uno se pinta a mano asiduamente. Los preparativos incluyen la cocción de los huevos a colorear, cuidándola de tal forma que queden duros sin resquebrar las cáscaras en el proceso. Los decorados representan una gran variedad de motivos exquisitamente elaborados en colores vibrantes. Todos guardan un significativo especial en el folklore regional. Por ejemplo, el sol, motivo recurrente, representa el origen de la luz y es símbolo del poder. La estrella es el eterno acompañante y fiel guía del hombre y el agua representa la esencia de la vida y es símbolo de la pureza. El motivo de la flor indica gozo, alegría y agrado mientras que el de la abeja, junto con el áureo producto de su incesante y diligente actividad, siempre se ha tratado con mucha deferencia por sus facultades medicinales y curativas. La golondrina por su parte, representa la esencia de la Primavera , la cosecha abundante y la felicidad. Los decorados mencionados representan sólo una fracción de la extensa variedad de temas que existen, considerando que cada motivo cuenta con sus propias variaciones. Además, son verdaderos manifestaciones artísticas de la vida cotidiana, las supersticiones, el medio ambiente, las creencias y la religión de todo un pueblo.
El procedimiento más frecuente para pintar huevos es la técnica de la cera derretida. Se traza un dibujo sobre la cáscara del huevo con cera líquida, utilizando la punta de un alfiler. Posteriormente, el huevo se introduce en un líquido de color natural o artificial. El resultado es un huevo cuyo fondo de color vibrante revela un fino e intricado diseño delicadamente matizado.
Cabe señalar que en los países eslavos, el huevo de Pascua juega un papel muy importante en el almuerzo del domingo de la Resurrección. Generalmente el decano de la familia lo divide en varias porciones y todos los invitados son convidados a participar en el alimento que tanto simboliza para ellos.
En la actualidad, el huevo de Pascua ha dado la vuelta al mundo, razón por la cual ha sufrido variaciones tanto en su apariencia como en la manera de valorarlo según las costumbres y posibilidades de sus países adoptivos. A pesar de las diversificaciones, mantiene su esencia europea puesto que sigue siendo considerado uno de los símbolos más significativos de la Pascua , donde sea que se encuentre.
Una versión más pintoresca es la leyenda del “Conejo de Pascua”. Cuenta Esta leyenda que cuando metieron a Jesús al sepulcro, había dentro de la cueva un conejo escondido. El conejo se quedó dentro de la tumba, hasta que de repente el conejito vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva. El conejo comprendió que Jesús había resucitado y quiso compartirlo con todos. Pero como no podía hablar, se les ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría.
Leyenda del conejo de Pascua Cuenta esta leyenda que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, dentro de la cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas.
Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche, cuando de pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado.
Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.
Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó. Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.
La costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es la regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos.
A veces, ambas tradiciones se combinan y así, el buscar los huevos escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de Cristo resucitado.
Cualquiera que sea la versión preferida, no cabe duda que la llegada de la Pascua es un momento de alegría, es el periodo que pone fin al tiempo de reflexión y cambio, para dar paso a una nueva etapa, una donde se empieza de cero para iniciar una nueva vida.
¿Qué pasó en cada día de la Semana Santa? El domingo de ramos, Jesús entró solemnemente a Jerusalén, y fue recibido con entusiasmo por el pueblo, testigo de tantos milagros como Él había obrado en su favor. Esto encendió la ira de los escribas y fariseos contra Jesús. Pasó Jesús todo el domingo en la ciudad y, al atardecer, se fue a Betania, como a tres kilómetros de distancia.
El lunes fue otra vez Jesús a Jerusalén, maldijo la higuera que no daba frutos como para recordarnos el castigo que merece quién no da frutos de buenas obras, y arrojó del templo a los que lo profanaban con sus compras, ventas y cambios de moneda, repitiendo ese día lo que había hecho tres años antes. Por la tarde volvió a Betania.
El martes volvió de nuevo a Jerusalén y trabajó intensamente durante todo el día, enseñando su doctrina y sosteniendo fuerte disputas con fariseos escribas y herodianos. Ese día por la tarde, los pontífices tomaron la determinación de prenderle y darle muerte. Después de esto Jesús decidió ir a Betania.
El miércoles Jesús permaneció en Betania con sus apóstoles en casa de la familia de Lázaro, Marta y María. Judas muy probablemente iría a Jerusalén a comprar el cordero que habían de sacrificar el día siguiente, y aprovechó esta salida para pactar la venta e Jesús por treinta monedas.
Jesús se preparó para el sacrificio que había de ofrecer en dos días a su Padre para la salvación del mundo. A la vez sus enemigos se prepararon para desahogar contra Jesús todo el odio de sus corazones.
El jueves en la tarde, subió a Jerusalén, celebró la cena pascual, instituyó la Sagrada Eucaristía y el Sacerdocio católico y después se fue a orar al huerto. Sobre la media noche, Judas consuma su traición.
El viernes fue interrogado por Herodes y Pilato, luego azotado, coronado de espinas, condenado a muerte y crucificado, murió a las tres de la tarde y llevado al sepulcro antes de ponerse el sol.
El sábado permaneció el cuerpo en el sepulcro, vigilado constantemente por los soldados.
El domingo resucitó glorioso y triunfante
Feliz Semana Santa para todos donde quiera que esten Cuba Eterna
FUENTE: LA WEB
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“La religión reprime todo, y en algunos casos es falsa”
Cristianos Gays -- Hermoso texto de Pierre Teilhard de Chardin (nacido en Orcines, 1 de mayo, 1881 – Murió en Nueva York 10 de abril de1955), sacerdote jesuita, teólogo, filósofo y paleontólogo francés que intentó construir una visión integrada de la ciencia y la teología..
Religión y Espiritualidad
“La religión no es sólo una, hay cientos.
La Espiritualidad es una.
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La religión es para aquellos que necesitan que alguien les diga qué hacer y quieren ser guiados.
La Espiritualidad es para aquellos que prestan atención a su voz interior.
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La Espiritualidad nos permite trascender.
La religión nos hace renunciar al mundo.
La Espiritualidad nos permite vivir en Dios, no se da a él.
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La religión nos hace soñar la gloria y el paraíso en el futuro.
La Espiritualidad nos permite vivir la gloria y el paraíso aquí y ahora.
La religión vive en el pasado y en el futuro.
La Espiritualidad vive en el presente.
La religión en-claustra nuestra memoria.
La Espiritualidad libera nuestra conciencia.
La religión cree en la vida eterna.
La Espiritualidad nos hace conscientes de la vida eterna.
La religión promete después de la muerte.
La Espiritualidad es encontrar a Dios en nuestro interior durante toda la vida.
“No somos seres humanos que pasan por una experiencia espiritual … Somos seres espirituales que pasan por una experiencia humana …
Autor Pierre Teilhard de Chardin
Feliz Semana Santa para todos donde quiera que esten Cuba Eterna
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¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha? La conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús es a veces a finales de marzo y otras tantas en abril.
Casi todas las fiestas religiosas se celebran cada año el mismo día del calendario. La Navidad se festeja siempre el 25 de diciembre, la Epifanía el 6 de enero, la Fiesta de San Juan Bautista el 21 de julio, y la Asunción de la Vírgen María el 15 de agosto. Sin embargo, esto no pasa en todos los casos. La Semana Santa se mueve cada año: en el 2015, el Domingo de Resurrección fue el 5 de abril, el año pasado cayó el 27 de marzo y este será el 9 de abril.
Lo que sucede es que la mayoría de las fiestas religiosas se rigen de acuerdo con el calendario solar, que era el sistema que usaba Roma para ordenar el tiempo. Debido a que para controlar los momentos de siembra y cosecha, era fundamental conocer los ciclos de las estaciones con precisión. Entonces, gran parte de las fiestas cristianas y judías, que se celebraban de acuerdo a los ciclos de la luna, se adaptaron a la cosmovisión solar de los romanos.
Así, según Jaime Borja, profesor de Historia Antigua de la Universidad de los Andes, las dos fiestas más importantes de la cristiandad, el 21 de julio, la Fiesta de San Juan Bautista, y el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, se celebran justamente en los solsticios de invierno y verano, porque son parte de la herencia pagana que recibió la Iglesia Católica. El 25 de diciembre, por ejemplo, era el día de Saturno, en la que se hacían banquetes y sacrificios en los templos.
Sin embargo, no todas las fiestas religiosas fueron adaptadas al calendario solar y por lo tanto son móviles; pues el calendario solar y el lunar no siempre coinciden. Una de las liturgias que no cambió fue la Semana Santa, porque la pasión estaba relacionada específicamente con la luna. Jesús había resucitado en la época de Pascua, al comienzo de la primavera, justo cuando los judíos conmemoran la salida de Egipto. Y lo hacían en luna llena porque fue gracias a la luna que sus antepasados habían escapado del faraón, sin encender las antorchas.
Al comienzo, cuando el cristianismo parecía una secta del judaísmo, la muerte de Cristo se celebraba el mismo día de la Pascua Judía. Pero para que no se confundieran las tradiciones, se discutió un cambio de fechas en el Concilio de Nicea del 325, convocado por el emperador Constantino. Ahí se decidió que el Domingo de Resurrección se festejara el domingo siguiente de la primera luna llena, después de la llegada de la primavera.
Entonces, como el equinoccio de primavera es el 20 de marzo, y la primera luna llena no todos los años llega en la misma fecha, la llegada de la Semana Santa es móvil. Puede caer entre el 22 de marzo y el 25 de abril, dependiendo de la coincidencia entre el calendario solar y el lunar. Así, que la fuga de los judíos haya ocurrido en luna llena y que Jesús haya muerto en Pascua, hicieron que no siempre descansemos en las mismas fechas.
Hoy día tenemos disponibles en Internet numerosas páginas web que nos realizan el cálculo de la fecha de Pascua y de las principales fiestas variables durante y después de la Semana Santa. Una muy clara, y en castellano, que nos calcula la Pascua entre los años 1583 y 2499 es ésta.
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