El triplista, doble subcampeón del mundo, se encontraba en esa ciudad alemana con otras estrellas del atletismo isleño como el vallista Dayron Robles. El martes no fue a entrenar, y cuando acudieron a su habitación estaba vacía, se había llevado sus pertenenencias.
Con su mejor marca de 18,08 metros, Pichardo es el cuarto de todos los tiempos en su disciplina, solo por detrás del británico Jonathan Edwards (18,29) y los estadounidenses Christian Taylor (18.21) y Kenny Harrison (18,09). En 2013 y en 2015 se llevó la medalla de plata de los dos últimos Mundiales al aire libre, en Moscú y Pekín, pero no pudo competir en los pasados Juegos Olímpicos de Río por una lesión.
En mayo de 2015 saltó dos veces más allá de los 18 metros: 18.06 m el día 15 en el Qatar Athletic Super Grand Prix en Doha, Qatar; y el 29 de ese mes su mejor marca actual, 18.08 m, en el Memorial Barrientos de La Habana.
En 2016, Pichardo no pudo participar en el Mundial de Portland ni en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro por una lesión en uno de sus tobillos. Ahora, es bastante probable que también se pierda el Mundial de Londres mientras tramita una nueva residencia y ciudadanía.
El atleta deberá superar en los próximos meses uno de los retos más difíciles de su vida deportiva: los obstáculos que el oficialismo cubano va a colocar en su camino. El Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) tiene una larga trayectoria de boicotear que sus atletas desertores compitan bajo la bandera de otro país.
Pichardo no podrá viajar a la Isla en los próximos ocho años, según las disposiciones migratorias actualmente vigentes en el país. En octubre de 2012, el Gobierno autorizó que entraran al país “profesionales de la salud y deportistas de alto rendimiento que abandonaron la misión” después de 1990, siempre y cuando “hayan transcurrido más de ocho años”.
Se desconoce su paradero y si se establecerá en Alemania o en otro país, pero la experiencia indica que si desertó no podrá volver a competir por Cuba.
Tiene solo 23 años, lo que lo hace candidato a romper el récord del mundo, actualmente en posesión de Edwards. Sin embargo, es casi seguro que no estará en Londres dentro de seis meses, pues los atletas que desertan no son bienvenidos en el equipo nacional cubano. Si obtiene rápidamente la nacionalización en otro país es posible que esté en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Pichardo tuvo problemas con la federación de su país en el pasado, recibiendo una descalificación de seis meses de mayo a noviembre de 2014 porque se negó a mantener a Ricardo Ponce como su entrenador. El atleta quería ser entrenado por su padre, pero la Federación Cubana de Atletismo estaba en contra de la decisión y decidió suspenderlo.
Cuba tiene tiene en los saltos uno de sus puntos fuertes en el campo y pista, con Javier Sotomayor todavía recordista del mundo en altura con 2.45 m, e Iván Pedroso con una de las mejores marcas del orbe en longitud (8.71 m), ambos ya retirados. Sotomayor es microempresario en Cuba, mientras que Pedroso es el entrenador del saltador francés Teddy Tamgho.
Sin embargo, otros atletas cubanos de élite han escapado y cambiado de nacionalidad, como en el notorio caso del vallista Orlando Ortega. En 2013 Ortega decidió durante una competencia en Moscú no volver a su país debido a problemas con su federación. Luego de nacionalizarse español obtuvo para el país ibérico la medalla de plata de los 110 metros con vallas en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Horas después fue el centro de una encendida protesta en las redes sociales cuando Randy Alonso, el director de la Mesa Redonda que dicta en la TV cubana la pauta oficialista, le llamó atleta "excubano".
La legión de seguidores que tiene Pedro Pablo Pichardo dentro de la Isla espera que Pichardo pueda volver a las pistas durante los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020.
Hasta el momento la prensa oficial no ha comentado nada sobre la fuga del triplista.