Entrevista a Juan Martín Guevara
A medio siglo de la muerte de Ernesto Guevara, su hermano busca rescatar
sus ideas y asegura que «la derecha siempre va a acusarlo de algo y la izquierda lo defenderá»
El hermano del Che:
«El capitalismo va a seguir avanzando en Cuba también»
CARMEN MUÑOZ —— ABC.es Juan Martín Guevara (Córdoba, 1943) es el hermano pequeño del controvertido comandante de la revolución cubana, que tenía 15 años cuando los barbudos de Sierra Maestra llegaron al poder y 24 años cuando el guerrillero argentino fue ejecutado por el Ejército en Bolivia el 9 de octubre de 1967. A los 50 años de su desaparición, el menor de los Guevara de la Serna publica en España su libro «Mi hermano el Che» (Alianza Editorial), con el que busca rescatar del olvido las ideas del médico argentino que llegó a ser ministro de Industria de Cuba. El hermano «bromista» que le inició en las novelas de Salgari y Verne, «inteligente y erudito que sentía una predilección particular por el Quijote». Antes de recordarlo en un acto en la Casa de América afirma en una entrevista que «Ernesto Guevara es mi hermano de sangre y el Che mi compañero de ideas». Cuando se le pregunta por su profesión, Juan Martín Guevara responde con humor que es un «vendetutti, hoy estoy vendiendo pensamientos guevaristas». Ha sido camionero, sindicalista y «un tipo de la calle, mi universidad fue la calle». Marxista-leninista guevarista, pasó ocho años en la cárcel durante la dictadura militar argentina. Aunque vive en Buenos Aires, visita con frecuencia a su familia en el país caribeño, sobre el que afirma que «en la medida en que el capitalismo no frene en el mundo, va a seguir avanzando en Cuba también».
-Después de décadas de silencio de la familia Guevara ¿por qué ahora se ha decidido a hablar sobre su hermano y escribir el libro? -Esta coincidencia es porque se cumplen los 50 años de su muerte, pero yo desde 2009 ya empecé a salir de ese perfil bajo y a hablar del Che, de Ernesto en familia. Ernesto Guevara es mi hermano de sangre y el Che es mi compañero de ideas. Cuando él se convierte en Che, obviamente sigue siendo mi hermano, pero ya hay más agregado que se va convirtiendo cada vez en más.
-Admirado por muchos cubanos en la isla, detestado por los detractores de la dictadura cubana, que le responsabilizan de los fusilamientos tras el triunfo de la revolución. ¿Quién fue para usted su hermano mayor? -Hay varias vertientes más. En Cuba hubo 20.000 asesinados por el batistato. Todos los asesinos fueron juzgados con sus respectivas defensas. Fueron fusilados porque había pena de muerte. El jefe de La Cabaña era Ernesto Che Guevara, él puso la firma. Si esto es ser asesino, después de una guerra y lo que sucedió, que lo digan los alemanes respecto a Nuremberg. Lo dicen los cubanoamericanos. La derecha siempre va a acusar al Che de algo y la izquierda lo defenderá.
-Hay muchas historias sobre su final. ¿Cree verosímil que Fidel Castro enviara al Che a expandir la revolución por el mundo para que no le hiciera sombra en Cuba, así como que le dejara aislado en la selva de Bolivia, donde fue ejecutado por los militares? -Una barbaridad que dicen es que Fidel se lo sacó de encima o lo mandó matar, que le hacía sombra... Son opiniones tendenciosas que se dicen en Miami. No es casual, hay posiciones en esto. Si el Che tiene una posición, acuso a Fidel porque es el que vive. Ahora ya el malo va a ser Raúl porque Fidel murió.
-¿Castro y Guevara se distanciaron o no? -No se distanciaron. Ernesto va al Congo enviado por el gobierno cubano. Fidel estaba inmerso en eso. Cuando sale del Congo, regresa a Cuba, no a otro lado, y se va a entrenar a Pinar del Río. Y cuando se marcha de Cuba, se va con dirigentes importantes cubanos. El secretario de gobierno de Bolivia cuando asesinan al Che en 1967 era un doble agente. Era agente cubano. Es evidente que el gobierno cubano y Fidel estaban metidos con el Che. Mi opinión es que le dijo, vete Che para hacer lo que necesitamos que se haga en América, yo me quedo para hacer lo que se necesita hacer desde acá, pero con una opinión común con respecto a la necesidad de la lucha, nunca sacárselo de encima, traicionar.
-En el libro se muestra convencido de que «la política revolucionaria que el Che proponía para el Tercer Mundo provocó que los servicios de inteligencia de EE.UU. y la URSS colaboraran para neutralizarlo o eliminarlo». -No hay documentos, pero lo afirmo desde mi convicción de que la Unión Soviética estaba tan poco interesada por la revolución en Latinoamérica como lo estaba Estados Unidos. Y que las relaciones de coexistencia pacífica fomentaban esto. Además yo llego a la convicción fundamentada en que el secretario general del Partido Comunista boliviano, Monje, fue consecuente con la URSS y con las convicciones que tenía contrarrevolucionarias.
-¿Cree que se ha hecho un mal uso de la figura y pensamiento de su hermano, con toda la comercialización...? -Con el pensamiento no hubo merchandising, con la imagen, sí. No se conoce su pensamiento, es una de las cosas que faltan y yo estoy tratando de trasladar. Hay tres mil páginas escritas por él y solo se conocen un par de biografías y «El Diario del Che en Bolivia», pero no textos suyos. La imagen está manipulada por el dinero. Hay quien hace negocio con eso y vende, pero no vende ideas. Las ideas están como guardadas.
-¿La revolución cubana fracasó si se observa la situación de la isla, dependiente primero de la URSS y luego de Venezuela; cuando numerosos cubanos y gobiernos democráticos denuncian la violación de los derechos humanos y las libertades básicas; con dos millones de cubanos en el exilio…? -No, esto es mezclado. En el sentido económico sí han debido haber errores importantes por eso su dependencia. Con Estados Unidos antes de la revolución, con la Unión Soviética después, con la Unión Europea, con Venezuela y ahora de nuevo con EE.UU. No pudieron desarrollar lo que económicamente tenían para desarrollar. La dependencia económica es una realidad, derechos humanos, ni que hablar. Estados Unidos no puede hablar de derechos humanos. ¿Por qué van hoy cinco millones de personas a Cuba y no tienen ningún problema? Porque hay tranquilidad y está todo bien. ¿Es por casualidad o porque hubo un gobierno que hizo que todo estuviera bien? Dicen los cubanoamericanos que no porque las libertades civiles, porque no hay cinco partidos...
-¿Cree que está bien también para los cubanos que viven en la isla? -Eso que lo discutan los cubanos. El que se quedó en Cuba, se aguantó, tiene derecho a decir esto está mal, los de afuera no.
-Ha escrito que, «al contrario que los apparatchiks rusos, el Che rechazaba todo privilegio». ¿Hay privilegios en la jefatura del Gobierno cubano como se ha denunciado? -Realmente no lo sé. Cuando voy a Cuba lo hago porque tengo familia, pero no por una relación de poder, de gobierno, nada de eso. La última vez que viajé a la isla fue en febrero. A Raúl (Castro) lo vi una vez en mi vida.
-Usted ha asegurado que «los cambios que veo en Cuba son necesarios». ¿Hacia qué modelo cree que se dirige el régimen cubano? ¿Hacia el capitalismo salvaje que condenaban Fidel Castro y el Che, sin apertura política como en China? -Ellos vienen retrocediendo de aquel «capisol» que hablaban al que puedan. Es un capitalismo de Estado. Un Estado con un capitalismo creciente en lo que es el cuentapropismo y con unas relaciones entre empresas estatales y extranjeras que ponen dinero. Es una mezcla que avanzará hacia el capitalismo, si es que sigue avanzando en el mundo, o frenará si el capitalismo frena. En la medida en que no frene en el mundo, va a seguir avanzando en Cuba también.
-¿Qué siente cuando ve lo que está sucediendo en Venezuela, un país aliado de Cuba? -Que hay una guerra civil. Hay distintos niveles, pero cuando empieza a haber muertos de un lado y de otro, me parece que hay guerra civil. Hay dos bandos opuestos y están armados los dos, porque si no no podría haber muertos de los dos lados.
-¿Qué solución propondría a esta crisis? -Habría que preguntárselo a Maduro y a Capriles, ellos verán. Pero evidentemente la solución se está buscando por un lugar que no es muy bueno.
-¿Teme las medidas de Donald Trump respecto a Cuba, después de los pasos que su Administración ha dado sobre Siria, Corea del Norte y ante sus amenazas de revertir la apertura de Barack Obama? -Para mí hoy el Gobierno norteamericano representa lo que es Estados Unidos. Se cayó la careta, esto es Estados Unidos.
-¿Es cierto que Fidel Castro no reclamó su liberación –en cambio sí lo hizo el nuncio Pío Laghi- y que fue un aliado de la dictadura de Jorge Rafael Videla porque se lo ordenaron los soviéticos? -Es una mentira que surge de una periodista que une dos cosas. Una que un hijo mío hace una declaración diciendo que cuando tenía diez años le pide a Fidel (que interceda por su liberación), cosa que no es verdad. Lo junta con que sí tuve una relación con Pío Laghi cuando yo era representante del PRT (Partido Revolucionario de los Revolucionarios) en la cárcel. Vino un vicario y me trajo una carta de Pío Laghi, un crucifijo y una medalla que llevé durante bastante tiempo hasta que los militares me lo arrancaron. Si por desclasificación de documentos haya surgido que el Vaticano, a través de Pío Laghi, pidió mi libertad, no lo sé. Pero no es verdad que Fidel no haya hecho cosas por mí ni por mi familia. Ahora, que por cuestiones de Estado haya seguido pegado a la Unión Soviética, en el caso de las Malvinas estuviera junto con Galtieri o no haya roto relaciones con Videla, eso lo tendrá que explicar algún día Cuba, no yo. ¿Por qué no me fusilaron en la cárcel? Pudo ser Fidel, Pío Laghi, la suerte, pudo ser nuestro Señor.
CARMEN MUÑOZ
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