En los 80, los rusos, y ahora los venezolanos:
El trapicheo de ropa y comida sigue siendo inherente a este tipo de regímenes
Los jóvenes cubanos se apropian de distintas modas foráneas, como la del pantalón caído para mostrar los calzoncillos, sobre todo si son de marca
'El trapicheo comunista y el buen vestir'
Gladys Linares | La Habana | Cubanet A menudo los medios critican la forma de vestir de los jóvenes cubanos. Estos se apropian de distintas modas foráneas, como la del pantalón caído para mostrar los calzoncillos, sobre todo si son de marca, o la de usar camiseta, short y chancletas no solo por las calles, también en lugares inadecuados imitando a la mayoría de los turistas que visitan el país y a quienes se les acepta esta falta sin chistar. Mientras, a los cubanos los censuran por ser chabacanos, poco elegantes y por carecer de una identidad propia en el vestir.
Pero jamás se hace alusión a que el gobierno castrista destruyó la industria textil, una de las más importantes del país, que suministraba al mercado nacional tejidos apropiados de algodón y otros similares que hoy los artesanos deben comprar en el extranjero, lo cual encarece en exceso sus confecciones.
Actualmente los diseñadores están agrupados en la Asociación de Artesanos y Artistas de Cuba (ACAA) y presentan sus creaciones en diversos escenarios. En uno de ellos, la primera Convención de Comercio Cuba 2017, celebrada del 15 al 19 de mayo con la participación de expertos de más de diez países, diseñadores y modistos cubanos expusieron con el propósito de estrechar los vínculos entre potenciales inversionistas, distribuidores y clientes.
Este artículo del Granma evidencia lo que comentan las personas que han visitado las ferias: es cierto que las ropas están hechas con telas apropiadas para nuestro clima, como lino, lienzo o algodón, y que hasta llevan bellos encajes como el frivolité, de tan buen gusto, pero son muy caras. Además, no están hechas a la medida y esto les resta cierta elegancia.
Por otra parte, quienes intentan comprarse ropa en nuestras tiendas estatales, ya sea en CUC o en moneda nacional, frecuentemente chocan con la frustrante realidad de que las telas no son apropiadas para nuestro clima, o los diseños no satisfacen sus gustos, o los precios no se corresponden con la calidad ni son realistas. Sin embargo, aun a sabiendas de esto, el gobierno prefiere dejar podrir las prendas antes que rebajarlas.
Después de 1959, los cubanos, que siempre nos caracterizamos por vestir bien, con sobriedad, y cuidar nuestra apariencia física, nos vimos obligados a cubrirnos con adefesios hechos del látex o poliéster vendido por los cupones de la libreta de racionamiento, que nada tenían que ver con nuestro clima. Mientras, los dirigentes y sus familiares tenían un par de tiendas en la calle Muralla para apertrecharse –sin costo y sin racionamiento– de ropa y calzado de calidad, bisutería, etc.
Tras permitirles la entrada a Cuba a los emigrados hacia Estados Unidos –la llamada Comunidad–, estos traían ropa para sus familiares y también para vender, y entonces se empezó a notar cierto cambio en el vestir de muchos, aunque a riesgo de ser acusados de “diversionismo ideológico”.
Todavía por aquel entonces a los cubanos nos estaba prohibido comprar en las “diplotiendas” –hasta podíamos ser encarcelados por tenencia de divisas–, pero algunos bastante osados se arriesgaban a negociar con estudiantes y técnicos extranjeros, diplomáticos, marineros, para poder comprar ropa que luego vendían en la calle.
Recuerdo que por aquel entonces también rusas, checas y polacas se dedicaban a la venta de cintas para el pelo, zapatos y ropa importada del campo socialista, sobre todo de niños.
De regreso, los europeos se llevaban principalmente ron y tabacos, y todo aquel trasiego de pacotilla ocurría con la anuencia de las autoridades. Por cierto que ahora son los venezolanos los que se dedican al trapicheo. De regreso a su país se llevan comida (azúcar, arroz, frijoles) y artículos de aseo personal, pues, según dicen (ya saben que la información entra en la Isla a cuentagotas), el desabastecimiento en Venezuela es total.
BELLEZA Y ELEGANCIA DE LA MUJER CUBANA
(foto archivo de cubanet)
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