El deshielo promovido por Barack Obama prometía grandes avances para Cuba. Ahora, con el nuevo presidente de EE. UU., Donald Trump, Cuba parece seguir estando donde siempre estuvo.
Malecón de La Habana (Foto Juan Miguel Alba)
Cuba, el paraíso perdido
La "libreta de racionamiento”, es decir, el sistema cubano que regula la venta mensual de alimentos subvencionados, no funciona. Para poder comprar tomates hay que recorrer La Habana durante todo un día. Y fuera de La Habana probablemente tampoco se encuentre ni uno solo. Los "paladares”, restaurantes manejados por familias, brotan como hongos en toda la isla, y para que existan sus dueños tienen que comprar los alimentos en el mercado negro.
El ingreso mensual básico cubano ronda los 20 euros, con el mismo poder adquisitivo que en Alemania. Un champú cuesta 4 euros. Las mucamas de los hostales trabajan 20 horas seguidas, toda la noche y todo el día siguiente, y no les alcanza para vivir, pero, a pesar de eso, siguen trabajando, porque si no lo hicieran tendrían aún menos. Se alegran cuando un cliente olvida restos de champú. "Eso ayuda mucho”, dice Lexía Suárez, limpiadora de uno de los hostales del barrio universitario de El Vedado. A veces pasan tres meses sin que haya dentífrico ni jabón.
Un futuro lleno de incertidumbre
Si bien, hace dos años, parecía que Cuba finalmente estaba en un proceso positivo de cambio, el futuro ahora vuelve a ser incierto. Se ha reforzado el control a la población y en los últimos meses se expulsó a organizaciones no gubernamentales como, por ejemplo, la Welthungerhilfe.
Las reformas anunciadas por Raúl Castro no se concretan, y los cubanos están desinformados sobre el acontecer político. Se sienten inseguros porque que no saben qué rumbo tomará el país. Observadores internacionales estiman que las razones de esa incertidumbre se deben al futuro cambio de presidente en Cuba y también al reciente cambio de mandatario en EE. UU., de Obama a Trump. Muchos cubanos dicen sentirse intranquilos más por Trump que por Castro, mientras otros creen que "tienen otros problemas”. Juan Carlos Torres Méndez es vendedor de frutas. Su carro está estacionado en una esquina de la calle Tejadillo, en La Habana: "Estamos demasiado ocupados tratando de ganarnos la vida día a día”, explica.
Pero algunas mejoras hubo. Ahora se puede vender lo que se posee -por ejemplo, un automóvil- y además, quedarse con el dinero. Los cubanos pueden también, desde hace algunos años, salir del país si el país que desean visitar les otorga un visado.
Sin embargo, en Cuba falta de todo, pero de eso no se habla. En cuanto a la infraestructura, La Habana Vieja se asemeja a una villa miseria, con sus fachadas sucias y derruidas. Algunas mansiones, en total decadencia, hasta ser prácticamente inhabitables, aún recuerdan la época en que la isla era el principal lugar de transbordo de productos latinoamericanos.
La economía cubana no se recupera
Los motivos de la debacle económica son diversos: la burocracia cubana dificulta mucho las cosas y las normativas complicadas, así como la situación de incertidumbre, asustan a los inversionistas extranjeros. El embargo todavía existe y hay problemas con el tipo de cambio. Cuando alguien funda una empresa no se le permite contratar directamente al personal, ya que los empleados reciben su sueldo a través de una agencia estatal. Ya casi no llega petróleo desde Venezuela, que está sumida en una profunda crisis.
Mientras en otros países de América Latina un trabajador puede desarrollarse y ascender, en Cuba eso no es posible. Todos ganan lo mismo: un máximo de 40 euros por mes. En otro aspecto, en Cuba el alfabetismo es extremadamente alto en comparación con otros países de la región: casi todos los cubanos leen y escriben, y una gran mayoría terminó la escuela secundaria e incluso estudia una carrera universitaria.
¿Cuánto cuesta la vida en Cuba?
Los turistas pueden conseguir todo lo que hay en el país o se logra importar. En cambio, los cubanos solo obtienen las sobras. Comer carne vacuna no les está permitido. Un refrigerador cuesta unos 700 euros, una inversión para toda la vida, ya que si se cuenta con uno se puede hasta alquilar una habitación de la casa y cocinar para los huéspedes.
Cuando una pareja se divorcia y uno de los dos se lleva todos los muebles, le está quitando al otro un recurso vital, ya que este entonces no podrá alquilar la habitación restante en la casa. El turismo es la única fuente de ingresos. Los que más ganan en la isla son los taxistas: un viaje de 20 minutos desde el aeropuerto de La Habana hasta la ciudad cuesta 25 euros, más de lo que gana al mes un cubano.