Tenemos que hablar de la homosexualidad en el flamenco
Este Orgullo, entre divas eurovisivas y cabareteras, el Festival Flamenco Diverso pone una necesaria nota reivindicativa de un mundo todavía lleno de machos en el que hay que romper tabúes.
Fernando López, uno de los artistas de 'Flamenco Diverso'.
POR SILVIA CRUZ LAPEÑA Hay expresiones flamencas que a algunos les ponen los pelos de punta. “Bailar macho”, por ejemplo, es una de esas construcciones de lo jondo que cada vez encaja peor en la sociedad actual. Ese estilo implica que los bailaores desarrollen un rol masculino, de pierna fuerte y zapateado poderoso, tronco erguido y ausencia de florituras. Si alguien no se hace la idea, que mire un vídeo de Farruquito o de Antonio Gades y verá que nada tiene que ver con el baile que desarrollan hoy primeras figuras como Marco Flores o Manuel Liñán. Este último acaba de ganar un Premio Max al mejor intérprete por una obra, Reversible, en la que baila con mantón y bata de cola: no, nada que ver con el baile macho.
Reivindicar la diversidad y que cada cual baile, cante o toque como le pida el cuerpo es lo que propone Flamenco Diverso, primer festival jondo con mirada LGTB que se celebrará en el marco del Worldpride Experiencie, un evento que tendrá lugar durante la celebración del Orgullo Mundial en Madrid. “Nos lo planteamos como un paso adelante del flamenco en pos de la diversidad sexual, algo que el cine o el teatro llevan tiempo haciendo con normalidad”, explica el coordinador del evento, Ernesto Novales. Quieren mostrar los avances que se han hecho en el mundo artístico flamenco gracias al contexto de libertad que se vive actualmente. “Eso ha permitido a muchos flamencos explorar en sus espectáculos temas antes impensables, como los relacionados con el género o la sexualidad”, cuenta el organizador a Vanity Fair.
Para darlo a conocer, llevan a Madrid una muestra de lo mejorcito y de lo más conocido:Miguel Poveda, que acaba de ser padre por gestación subrogada, encabeza un cartel donde también estará la bailaora Rocío Molinacon la cantaora Rosario La Tremendita interpretando Afectos, un show que ejecutan juntas. “Poveda está tres días en el Coliseum y las ventas van muy bien. Lo demás va un poco más lento, pero sabemos que buena parte del público viene de fuera y esperara a llegar a la capital para comprar sus entradas”, explica el coordinador, que añade que el evento también pretende ser un un reconocimiento a los artistas que “con honestidad y valentía han contribuido a la normalización de la diversidad sexual y de género en el flamenco”.
LA GUITARRA YA NO ES COSA HOMBRES En 1900, Adela Cortina se convirtió en una pionera al convertirse en profesional de la guitarra flamenca. Han pasado 117 años, pero aún es imposible oír el nombre de una mujer cuando se hacen la quinielas sobre quién será el sucesor de Paco de Lucía. Para dar cuenta del buen nivel de la sonanta femenina estarán en Flamenco Diverso Antonia Jiménez y Marta Robles, una intérprete jonda y otra clásica. “No tuve el apoyo de mi padre, tampoco el de mi madre y todos en mi entorno decían que estaba loca”, suele contar Jiménez, que llega a tocar y hacer gozar al público, pero también para dar cuenta de que los programadores siguen sin pensar en las flamencas como solistas.
Sus guitarras sonarán en los Teatros Luchana, donde también tendrá lugar una de las actuaciones más reivindicativas del festival: la que ofrecerá el 25 de junio el bailaor Fernando López. El madrileño presenta Bailar en hombre, una obra con la que ahonda en los roles masculino y femenino que vienen impuestos por tradición en el baile flamenco. “Un festival así es necesario a nivel económico porque acerca el flamenco a nuevos públicos; en el artístico, porque cuestiona estereotipos de género y sexualidad y en el simbólico, porque abre un nuevo espacio de discusión estética y política desde dentro del flamenco”, opina el artista.
Pero Fernando no hace su lucha sólo con los tacones, también escribe. En marzo publicó De puertas para adentro. Disidencia sexual y disconformidad de género en la tradición flamenca (Egales, 2017), con el que se ha convertido en una de las voces más reivindicativas y sólidas que anima al flamenco a salir del armario. En su libro no pretende hacer “una antología de la anécdota bujarra” sino un análisis de las vías que han encontrado algunos artistas para expresar su sexualidad a través de su arte. Y habla también de su propia vida, pues él sufrió bullying de crío porque no le interesaba el fútbol o los deportes. La danza fue su refugio, pero reconoce que también en el flamenco encontró “límites, movimientos y temas que no debía abordar”.
UN ESPACIO PARA LA LIBERTAD En la rueda de prensa de presentación del festival, un periodista preguntó si era necesario celebrar un festival de este tipo. Los organizadores lo tienen claro: “Sí”, dice Novales, que explica que la mayoría de la gente ha recibido el festival como un soplo de aire fresco aunque reconoce que ha habido sitio para algún desaire. “Algunos no entienden ni comparten que el flamenco pueda mirarse desde esta perspectiva. Dicen que se sienten discriminados. ¡Cómo si no pudieran comprar las entradas para el festival! Son los mismos que preguntan por qué no hay un día del hombre o del heterosexual”.
Tras publicar su libro y comprobar las reacciones suscitadas, López también tiene claro que un evento como este es necesario. “Leí de todo: desde apología de la hetero-normatividad hasta agradecimientos profundos por haber sacado a la luz no sólo nombres de artistas homosexuales sino un debate que era necesario mantener”. Aún hay quien lo tacha de oportunista bajo el argumento de que hablar de homosexualidad en el flamenco “es un problema superado o un no-problema”.
El mal estilo de algunas respuestas demostró que no es así, por eso el bailaor y la organización se plantean el evento como una oportunidad para hablar libremente sobre el asunto. “Porque no se puede permitir más”, dice muy rotundo López, “que la homofobia se siga viendo como una opinión respetable”.

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