Entender la crueldad republicana
El partido de Donald Trump suma a su inmoralidad una concepción totalmente perversa de la pobreza
Defensores de la reforma sanitaria del expresidente estadounidense Barack Obama
Por Paul Krugman
Los fundamentos de la legislación republicana en materia de sanidad, que no han cambiado demasiado en las diferentes versiones del Trumpcare, son fáciles de describir. Consisten en retirar los seguros médicos a decenas de millones de personas, convertirlos en mucho peores y muchísimo más caros para otros cuantos millones más, y utilizar el dinero así ahorrado para rebajar los impuestos a los ricos.
Es posible que Trump no se dé cuenta. Las informaciones publicadas por The New York Times, así como por otros medios de comunicación, combinadas con sus propios tuits, dan a entender que no tiene ni idea de en qué consiste la legislación de su partido, pero todo el mundo en el Congreso sabe de qué va la cosa.
Lo desconcertante —y, efectivamente, lo es, incluso para los que hace tiempo que han llegado a la conclusión de que en el partido republicano actual algo va terriblemente mal— es por qué el partido impulsa este plan tan cruel y moralmente indefendible.
Piénsenlo. Perder la cobertura médica es una pesadilla, sobre todo si eres mayor, tienes problemas de salud o sin los recursos financieros suficientes para arreglártelas si te golpea la enfermedad. Y puesto que los estadounidenses con estas características son precisamente las personas a las que apunta la ley, dentro de poco decenas de millones se encontrarán viviendo esta pesadilla.
Por otra parte, los impuestos que recaen sobre una diminuta minoría rica, se reducen o se eliminan. Puede que estas rebajas sean considerables si se miden en dólares, pero, como los ricos ya son tan ricos, lo que se ahorra supondrá una pequeñísima diferencia en sus vidas.
Más del 40% de la rebaja fiscal del proyecto de ley del Senado afectará a personas con unos ingresos anuales superiores a un millón de dólares, pero incluso este afortunado grupito verá aumentar su renta después de impuestos solamente en un casi imperceptible 2%.
Así que estamos ante un enorme sufrimiento —incluidas, según los cálculos más optimistas, alrededor de 200.000 muertes evitables— impuesto a muchos de nuestros conciudadanos, con el fin de dar a un puñado de ricos el equivalente a un poco más de calderilla. Y la opinión pública aborrece la idea. Los sondeos de opinión muestran que la oposición popular es abrumadora, a pesar de que muchos votantes no se den cuenta de hasta qué punto la ley es realmente cruel. Por ejemplo, solo una minoría de votantes está al tanto del proyecto para hacer recortes salvajes en la asistencia médica subvencionada a los más pobres (Medicaid).
De hecho, yo creo que el proyecto de ley tiene un bajo nivel de aprobación incluso entre aquellos que conseguirían una bajada de impuestos significativa. Warren Buffett ha censurado el proyecto de ley del Senado llamándolo “Ley para el Alivio de los Ricos”, y seguro que no es el único multimillonario que piensa así.
Lo que me lleva de nuevo a mi pregunta: ¿Por qué querría alguien hacer esto?
No pretendo tener una respuesta completa, pero creo que hay dos grandes motivos —en realidad, dos grandes mentiras— que explican la crueldad republicana en cuanto a la atención sanitaria y más allá de ella.
En primer lugar, los defectos del plan del Partido Republicano son la otra cara de las virtudes del Obamacare, porque los republicanos se pasaron casi todo el Gobierno de Obama despotricando contra los horrores imaginarios de la Ley de Atención Sanitaria Asequible - ¡los comités de la muerte! – y afrimando que la derogación del Obamacare iba a ser su primera prioridad.
Sin embargo, cuando la perspectiva de la derogación se hizo real, los republicanos tuvieron que enfrentarse al hecho de que el Obamacare, lejos de ser el fracaso que describieron, había hecho lo que se suponía que tenía que hacer: utilizó los impuestos más elevados a los ricos para pagar un importante aumento de la cobertura sanitaria. Por tanto, intentar anular la Ley de Atención Sanitaria Asequible significa privar de asistencia sanitaria a gente que la necesita desesperadamente para bajar los impuestos a los ricos.
Por eso, una manera de entender este horrible plan sanitario es que los republicanos, mediante su oportunismo político y su deshonestidad, se han encasillado en una postura que hace que parezcan crueles e inmorales, porque lo son.
Sin embargo, esa no es toda la historia, porque el Obamacare no es el único programa de seguridad social muy beneficioso que sufre incesantes ataques por parte de la derecha. Los vales de comida, el seguro de desempleo y las ayudas por discapacidad reciben el mismo trato. ¿Por qué? Al igual que con el Obamacare, esta historia empezó con una mentira políticamente conveniente: la pretensión, que se remonta hasta Ronald Reagan, de que los programas de seguridad social solo recompensan a los vagos que no quieren trabajar. Y todos sabemos qué personas en concreto se suponía que sacarían tajada.
Pues bien, esto nunca fue cierto, y en una época en la que la desigualdad aumenta y las industrias tradicionales están en declive, algunos de los mayores beneficiarios de estos programas de seguridad social son miembros de la clase trabajadora blanca que apoyan a Trump. Pero el Partido Republicano moderno está formado básicamente por apparatchiks de carrera que viven en una burbuja intelectual, y esos estereotipos de la época de Reagan siguen predominando en su imagen de los estadounidenses en dificultades.
O por decirlo de otra manera, los republicanos muestran una suerte de crueldad básica hacia los más desfavorecidos y de hostilidad hacia cualquier cosa que protege a las familias de la catástrofe.
En este sentido, no hay nada nuevo en su plan sanitario. Lo que hace —castigar a los pobres y a la clase trabajadora y bajar los impuestos a los ricos— es lo que hace cualquier propuesta política del Partido Republicano. La única diferencia es que esta vez todo es de dominio público.
Entonces, ¿qué pasará con este monstruoso proyecto de ley? No tengo ni idea. Sin embargo, tanto si se aprueba como si no, recuerden este momento. Porque esto es lo que hacen los republicanos modernos; esto es lo que son.
Paul Krugman es premio Nobel de Economía.
FUENTE EL PAÍS
The New York Times Company, 2017