Un coche embiste contra varios manifestantes que protestaban
por la muerte de una mujer transexual a manos de la policía en San Luis (Misuri)
Por dosmanzanasLas imágenes son escalofriantes, aunque por fortuna no hubo heridos graves. Ocurrió en San Luis (Misuri), en la noche del miércoles, cuando un grupo de manifestantes marchaba por las calles tras una vigilia en recuerdo de Kiwi Herring, una mujer transexual negra de 30 años que murió por disparos de la policía. En un momento determinado, los manifestantes habían cortado el tráfico. Un coche, sin embargo, se les acerca, y en un momento determinado acelera, se lleva por delante a varios de ellos y huye del lugar de los hechos. El conductor del vehículo ha sido ya detenido.
Existen algunos vídeos que recogen a diferentes distancias lo sucedido. Uno de ellos, que permite ver desde lejos toda la secuencia.
No parece que se tratase de un ataque planificado de antemano, sino más bien consecuencia de la ira del conductor, que adelanta a otros tres vehículos que sí están detenidos, y al toparse con los manifestantes que le cierran el paso en lugar de detenerse sigue avanzando. Primero más lentamente, hasta que segundos más tarde da un acelerón, atropella a varios manifestantes y huye del lugar. De lo que no hay duda, en cualquier caso, es de que se trató de una acción violenta, y no de un atropello accidental. Es más, el conductor habría llegado a hacer la “peineta” (un gesto claramente insultante) a un agente de policía que intentó detenerlo en su huida.
Los manifestantes protestaban, y lo hacían de forma pacífica, después de haber asistido a una vigilia convocada por grupos LGTB en memoria de Kiwi Herring, una mujer transexual negra a la que la policía de San Luis disparó después de que, según la versión policial, hiriera con un cuchillo a un agente en un incidente rodeado de gran confusión. Herring había herido antes con el cuchillo a otra persona, en el contexto de lo que parece una disputa vecinal. Se da la circunstancia de que Herring estaba casada con un hombre transexual, también detenido en relación al incidente (hay medios que siguen identificando a Kiwi Herring con su nombre legal masculino, Kenny, y a su marido con su nombre legal femenino, Kristy Thompson). Familiares de Kerry Herring y activistas en favor de los derechos de los afroamericanos, sin embargo, no acaban de creerse la versión policial y sospechan que pudo tratarse de otro caso de uso abusivo de la violencia contra una persona de raza negra.
Precisamente hace unos días nos referíamos al repunte de violencia contra las personas LGTB que se está produciendo en Estados Unidos y destacábamos como, al centrarnos en el capítulo de homicidios, el colectivo de mujeres trans negras destaca como el más vulnerable. Según los datos de 2016, y excluyendo a las 49 víctimas del atentado de Orlando (para permitir un análisis más fino de la tendencia subyacente), fueron 28 las personas asesinadas, un 17% más que el año anterior. El 79% eran personas de color, según el criterio de la National Coalition of Anti-Violence Programs (NCAVP, la entidad que ha hecho el recuento): 18 personas negras y 4 latinas. Y desde el punto de vista de la identidad de género, 19 (el 68%) eran personas trans y de género no conforme. La inmensa mayoría (17) fueron precisamente mujeres trans de color.
El informe de la NCAVP también recoge datos sobre el comportamiento de las fuerzas policiales, que el 66% de las víctimas que interactuaron de alguna forma con ellas calificó como indiferente u hostil. 52 personas, en concreto, aseguraron haber sufrido algún tipo de maltrato policial tras el incidente de odio (uso excesivo de la fuerza, detención injustificada, etc.). Un dato a tener en cuenta en que las víctimas negras experimentaron “excesiva fuerza policial” en un porcentaje tres veces superior al del resto.
El autor del atropello, que por fortuna no produjo heridas de consideración a los atropellados, fue finalmente detenido por la policía a pesar de su intento de escapar. Se trata de Mark Colao, de 59 años, que ha sido acusado de los delitos de conducción temeraria, abandono del lugar de un accidente y resistencia a la autoridad. No parece que por el momento el odio racial o la LGTBfobia vayan a ser tenidos en cuenta en la acusación, pese a que resulta difícil no relacionarlos con lo sucedido, más aún cuando la sociedad estadounidense aún sigue conmocionada por lo ocurrido hace un par de semanas en Charlottesville (Virginia), cuando un supremacista blanco al volante de otro coche se abalanzó contra manifestantes antirracistas y mató a una de ellas.