Detrás de una puerta negra con un cartel de “Garaje Café” se esconde entre las 6 y las 12 de la mañana un local de música electrónica que abre cuando el resto de las discotecas de la zona echan el cierre. “20 euros con una copa”, anuncia el puerta mientras la cola se agolpa en la entrada, que deja escapar sonidos graves y sintetizadores cada vez que alguien entra o sale.
Los 'afters' pueden abrir de un día para otro, con un trámite que puede hacerse incluso online
La escena se repite a esa misma hora en una treintena de locales del centro, en barrios como Universidad, Chueca o Lavapiés. Saltándose la ley, los 'after hours' proliferan en Madrid, impunes ante las sanciones y la impotencia de los vecinos. “Es un infierno”, resume Jordi Gordon, presidente de la Asociación de Vecinos de Universidad.
Aunque los 'after hours' no son ninguna novedad en la capital, el cambio en octubre de 2015 de la legislación para abrir un local ha favorecido su proliferación. Hasta entonces podía pasar hasta un año entre la solicitud de apertura de un sitio y su inauguración, pero ahora basta con una “declaración responsable”, que puede tramitarse incluso online, para abrir en menos de 24 horas. Eso ha provocado que, a pesar de tratarse de Zonas de Protección Acústica Especial (ZAPE), haya más bares que nunca en los barrios del centro madrileño.
Cafeterías con pistas de baile
Cualquier 'after' es, de por sí, ilegal. Según la Ley 17/97 de espectáculos públicos y actividades recreativas ninguna “sala de fiestas” puede abrir a partir de las 5:30 de la mañana, por lo que los 'afters' no pueden contar nunca con una licencia que ampare su actividad. Por eso, se registran como bar-cafetería, que sí puede funcionar a partir de esa hora, esquivando aparentemente la normativa. “Dentro tienen equipos de música o pistas de baile, que no se corresponden con la actividad que tienen declarada”, explican desde la Policía Municipal.
“Además, al no ser supuestamente una discoteca, no están obligados a tener las medidas de insonorización adecuadas, por lo que hacen más ruido que las discotecas legales”.
Cuando acumulan muchas infracciones, simplemente se van y abren en otro sitio
Al ruido del propio local se une el de los grupos de personas que van de un punto a otro de la ciudad, molestando también a los vecinos de calles aledañas. “A esas horas lo que queda es lo peor, gente pasadísima, muy borracha, y claro, las peleas son continuas”, apunta Esteban Benito de la Asociación de Vecinos de Chueca.
Pero el fraude en la licencia no es la única ilegalidad que cometen. Ningún local puede reproducir música en la Comunidad de Madrid antes de las 9 de la mañana, ni si quiera hilo musical. Por eso, sea por multas de ruido o por sanciones de falta de licencia, las infracciones se acumulan en estos negocios, que las esquivan con el mismo modus operandi: “Cuando consiguen alargar el proceso judicial todo lo posible o acumulan muchas infracciones, simplemente se van y vuelven a abrir en otro sitio”, explican fuentes policiales. Además suelen funcionar con empresas pantalla y se declaran insolventes para no tener que pagar las deudas con la Justicia.
Desde mi balcón gente pegándose, robando, vomitando, metiéndose rayas en los cubos de basura, teniendo relaciones....
Otra argucia legal que utilizan es registrarse como club de fumadores. Los clientes tienen que inscribirse como “asociados”, aunque solo vayan a pasar allí una noche y dentro pueden fumar y beber a cambio de pagar una entrada en forma de “donación”, puesto que, legalmente, estos establecimientos no pueden cobrar por ingresar.
'Las horas': el más conflictivo de Madrid
'Ritmo y Contrastes', en la Corredera Baja, 'Boikot', en la calle Olmo, 'Chiringay', en la calle San Marcos, 'La Noche' en la calle Segovia… La oferta es variada aunque monopolizada por lamúsica electrónica. “Sonido brutal”, “Usa tapones” son algunas de las frases que ilustran los reclamos que los relaciones reparten por las calles.
Las asociaciones de vecinos de Centro se saben de memoria los locales que les han quitado el sueño, la seguridad y hasta el valor de sus casas. “Hay vecinos que han tenido que malvenderlas porque era imposible dormir”, explica un vecino que vive cerca del local Las Horas, al que muchos señalan como el peor de Madrid.
Situado en la calle Magdalena, en el barrio de Lavapiés, este after lleva siete años funcionando en el mismo sitio, y abre todos los días: de lunes a domingo. No oculta su actividad, y exhibe carteles de “Abierto a partir de las 6:00” en toda su fachada. En 2014 ya acumulaba más de 200 actas de la Policía Municipal, por superar los decibelios permitidos, poner música antes de las 9:00 am, exceso de aforo, presencia de menores o permisividad para fumar.
Son una mafia, siempre son las mismas personas que abren en distintos locales
Los vecinos de los portales colindantes prefieren no dar sus nombres reales por miedo a más represalias de las que ya padecen. Han conseguido llevarles a juicio, y después de dos años sólo han logrado que condenen al local a ocho meses de cierre, que la empresa ha recurrido. Detrás de Las Horas se encuentra la empresa Vessel Track S.L., cuya actividad registrada es la de “Postproducción cinematográfica, de vídeo y de programas de televisión”. La licencia, sin embargo, es de cafetería e intentan dar el pego con una cafetera dentro del local y una carta que ofrece café o infusiones a 15 euros. El administrador único es Mario Cornacchia Lobato que tiene a su nombre otras 22 sociedades, muchas de ellas vinculadas a otros afters de la noche madrileña, según un informe de la Asociación de Vecinos de Lavapiés para elAyuntamiento de Madrid. Entre ellos está también el Garaje Café que encabezaba este reportaje. Este periódico ha intentado ponerse en contacto con la sede social de estas sociedades, sin éxito.
“Son una mafia, siempre son las mismas personas que abren en distintos locales”, explica uno de los vecinos que se ha personado en la denuncia de la Comunidad de Madrid contra este local. La red de 'afters' está conformada sobre todo por trabajadores de Europa del este (búlgaros en su mayoría), según coinciden vecinos y policía.
Fachada del after hour Las Horas, en Lavapiés
After Las Horas. Es de los after hour que más tiempo lleva abierto. Es un local pequeño, cuenta con dos salas,
la de la barra y la pista de baile iluminada con luces de neón, el dj suele pinchar house y techno. Cuesta 10€ entrar con copa.
Falta de voluntad política
“Desde mi balcón he visto de todo: gente pegándose, robando, vomitando, metiéndose rayas en los cubos de basura, teniendo relaciones en los soportales… De todo”, cuenta Juan, otro vecino que vive justo en frente del Las Horas y que sufre insomnio. Javier* del mismo bloque, asegura que pone una denuncia cada dos o tres días y tiene informes médicos por ansiedad y trastorno del sueño. “Hasta las puertas de los armarios vibran con la música, es insoportable”, se queja. Cristina vive también en frente y cada mañana sale con miedo de su portal con su hijo pequeño: “Nunca sabes lo que te vas a encontrar al otro lado y por más que denunciamos no sirve de nada”. Así llevan siete años, sin entender cómo un local que no cumple con la licencia puede seguir abierto.
Hay una gran descoordinación entre la Agencia de Actividades, Medio Ambiente y la Policía Municipal
De hecho, las asociaciones de vecinos de Centro se han retirado de la Mesa del Ocio Nocturno que puso en marcha el Ayuntamiento de Madrid precisamente para solucionar los problemas de convivencia con la noche madrileña. “Creemos que falta voluntad política para solucionar esta situación, sólo hablan de los derechos de los turistas, pero nunca de los vecinos”, apunta Esteban de la asociación vecinal de Chueca. “Es un continuo, no son sólo los after, es que por el día tienes las terrazas, y luego los bares, y cuando cierran los after, y luego otra vez las terrazas…”, coincide Jordi.
“Hay una gran descoordinación entre la Agencia de Actividades, Medio Ambiente y la Policía que dificulta mucho llevar a cabo medidas realmente definitivas”, apunta Saturnino Vera, representante de los vecinos de Lavapiés. “Nosotros ponemos la denuncia pero a partir de ahí ya no sabemos lo que pasa”, reconocen desde el cuerpo policial. Lo mismo explican desde el Área de Medio Ambiente, que remite a la Agencia de Actividades la decisión. Este periódico ha solicitado una entrevista con la agencia que parece tener la última palabra, sin éxito. “Es insoportable, el barrio ya no es de los vecinos, es todo para el negocio”, resume Jordi.
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