Heterosexual, bisexual, homosexual, casto... Son muchas las conjeturas sobre esta parte de la identidad del dictador. Un nuevo libro expone la complejidad de sus impulsos.
LA PERVERSIÓN SEXUAL DE HITLER QUE EXPLICA SU OSCURA PERSONALIDAD
Gonzalo De Diego Ramos - El Confidencial “Creo que la sexualidad de Hitler condujo al dictador a la aniquilación más descomunal que el ser humano haya nunca conocido”. Así de contundente es la tesis defendida por Volker Elis Pilgrim, psicólogo, sociólogo y escritor que ha publicado el primer volumen de una obra en la que aborda la idiosincrasia del Führer desde un controvertido punto de vista: ‘Hitler 1 und Hitler 2. Das sexuelle Niemandsland’.
Son muchos los libros y estudios que han intentado esclarecer cómo era la personalidad del caudillo que arrojó a las principales potencias mundiales a la guerra con más víctimas de la historia. La novedad que añade Pilgrim a su retrato psicológico se halla en tratar a Hitler no como un hombre corriente ni como un psicópata al uso, sino como un sexópata, es decir, como un individuo con un deseo sexual enfermizo y desviado que cumpliría todos los criterios mentales que darían pie a un asesino en serie.
Pilgrim reúne diferentes documentos de personas allegadas al dictador en distintas etapas de su vida para determinar sus impulsos carnales más recónditos, así como el papel que estos jugaron a la hora de tomar sus decisiones y forjar su temperamento.
El individuo oculto El punto de partida del investigador consiste en que habrían existido en Hitler dos personalidades diferentes que se manifestaron en dos momentos de su vida claramente delimitados. La primera cubre sus años iniciales, y da lugar a un individuo afeminado y asocial, fracasado en los estudios, con una vocación artística frustrada y una carrera militar en la que solo había logrado alcanzar el rango de cabo.
El 13 de octubre de 1918 ocurriría el evento que daría lugar al personaje que hoy la mayoría conoce. Poco antes del final de la Primera Guerra Mundial, Hitler quedó atrapado en un ataque con gas venenoso. Posteriormente sería trasladado a un hospital de campaña, donde quedó temporalmente ciego. Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que su ceguera temporal pudo ser el resultado de una reacción histérica debida a la derrota alemana de la que Hitler fue posteriormente informado. Para Pilgrim eltratamiento psiquiátrico recibido tras este traumático episodio sería la chispa que acabaría despertando su nueva condición de asesino en serie, que previamente habría permanecido escondida.
Las desviaciones de un célibe Entre los sucesos narrados en el libro de Pilgrim destaca el de que relataMarianne Hoppe, una actriz de cine y teatro conocida por sus contactos con las élites del nazismo. Revela Hoppe el impúdico comportamiento que Hitler mostró durante el visionado de la película ‘Der Rebell’ de 1932, en la que se representa la revuelta de los habitantes del Tirol contra las tropas napoleónicas. En un momento en el que los austriacos lanzan grandes peñascos contra sus enemigos, afirma la actriz que: “Hitler comenzó a excitarse de forma extraña, gimiendo y frotándose las rodillas mientras las piedras rodaban ladera abajo contra los franceses. No sé si estaba en sus cabales, pero tuvo alguna especie de orgasmo”. El episodio debió de desagradar profundamente a Hoppe: “Quise marcharme durante la proyección. Aquel hombre era espeluznante”.
Para Pilgrim los impulsos sexuales de Hitler no se manifestaban en sus relaciones con otros individuos (ciertas o no, son muchas las teorías que lo califican de bisexual e incluso homosexual). Tampoco se proyectaban, como sucede en otros sujetos patológicos, en el deseo de hacer daño físico o acabar con la vida de otros seres humanos a través de sus propios medios. Sus instintos se trasladaban a algo más terrible como la satisfacción que recibía al forzar a sus subordinados a matar: “La destreza de los asesinos en serie esta en la técnica lenta, sofisticada y extremadamente cruel que emplean para acabar con sus víctimas. Era lo que Hitler hacía con la asistencia de sus auxiliares”.
Esta conclusión explicaría además la extraña relación que Hitler mantenía con Eva Braun. El mayordomo de la pareja, Heinz Linge, relata en sus memorias que "Hitler y Braun tenían dos habitaciones y dos baños separados. Él prefería acabar las veladas a solas en su sala de estudios antes de acostarse".
Mientras figuras como el biógrafo de Braun, Heike Görtemaker, afirman que la vida sexual de ambos era normal, Pilgrim se muestra contrario a tales afirmaciones y se apoya en otras fuentes del momento que señalan lasorprendente abstinencia que practicaba el dictador. Ernst Hanfstaengl, periodista y editor cercano a él, calificaba su comportamiento sexual como de “tierra de nadie”. Igualmente el capataz de la residencia de Berghof en Obersalzberg afirmaba que a pesar de que examinaba con regularidad las sábanas que Hitler y Braun utilizaban nunca encontró nada que indicara que habían mantenido relaciones.
Hitler dejaría constancia por escrito de su deseo de “superar el impulso de poseer a una mujer fisicamente”. Él, sin embargo, había confesado en determinadas ocasiones que su verdadera esposa era la nación alemana. ¿Es posible explicar el evento más devastador de la historia como la consecuencia de una mente con una inusual desviación sexual? Las tesis de Pilgrim son susceptibles de ser tachadas como reduccionistas y freudianas, si bien añaden otra perspectiva a la hora de componer el puzzle que conforma el carácter de un sujeto que permanece en el imaginario colectivo como el mayor monstruo que la humanidad haya engendrado.
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