Juan Carlos Cremata, dramaturgo víctima de la censura
Más de medio siglo de represión contra artistas cubanos
Por Vicente Morín Aguado
Havana Times – El arte no tiene Patria, pero el artista sí. La censura se proclamó estatal cuando en 1961 Fidel Castro pronunció ante un nutrido grupo de intelectuales uno de sus enunciados salomónicos, típicos del autoritarismo: Con la Revolución todo, contra la Revolución nada. El quid radica en quiénes determinan qué es “revolucionario” y qué es todo lo contrario.
Por ejemplo, el pasado 14 de diciembre, agentes de la Seguridad del Estado decidieron que el artista Luis Manuel Otero no podía peregrinar hasta el santuario de El Rincón, en las afueras de La Habana, para entregarle al también Orisha Babalú Ayé de los Yorubas africanos un peticionario del cual reproducimos el fragmento final:
San Lázaro has tuyas mis súplicas. / Te pido la eliminación del bloqueo, / prosperidad, libertad de expresión, libertad para los presos políticos, /libre acceso a Internet. / Cese de la discriminación de raza, género y credo; / ¡no más represión!
Inmediatamente después de aquellas tituladas “Palabras a los Intelectuales”, de 1961, surgieron las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), reeducación a lo Mao, donde ingresaron a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Los años posteriores fueron bautizados como “quinquenio gris”, a los recalcitrantes—Reynaldo Arenas o Guillermo Cabrera Infante de entre muchos—les quedó el amargo exilio.
Fueron tiempos difíciles, marcados por la firme creencia de que el campo socialista liderado por la Unión Soviética sería el futuro último de la humanidad. El desmoronamiento de los “noventa” cultivó inevitables cuestionamientos dentro de las nuevas generaciones de artistas. En Cuba, la denominada oficialmente “cultura” era regenteada por el marxista ortodoxo Armando Hart Dávalos, quien inauguró la oficina principal del posteriormente creado ministerio en 1976.
Abel Prieto, melenudo al estilo Lennon, ocupó la continuidad de lo que el gastado Hart no era capaz de hacer, se impuso la política de la imagen, acompañada de garrote y zanahoria.
El dramaturgo Juan Carlos Cremata terminó agarrotado cuando intentó una versión de El Rey se muere, de Ionesco, inmediatamente censurada, porque al decir de la Presidenta del Consejo Nacional de las Artes Escénicas:
“Lo peor de todo es que es una franca burla al líder histórico de nuestra Revolución. Una verdadera falta de respeto con una persona que ha hecho mucho por todos nosotros en este país. Y que ahora está muy enfermo, el pobre. Por eso, en nombre de las libertades alcanzadas durante todos estos años por nuestro movimiento teatral, nos vemos en la obligación de censurar tu espectáculo.”
De la zanahoria reproducimos la opinión del cineasta Miguel Coyula:
“Hay muchos otros artistas cubanos que insisten en decir que su obra no es política. Eso tiene relación directa con una cuestión económica. No se trata de ideologías, sino de la creciente sociedad de consumo en el capitalismo de bajo presupuesto que ya vivimos en la Isla.”
Casos recientes muestran nuevas variantes de acción por parte de las autoridades, como la proyectada presentación del monólogo Psicosis, que debió interpretar Iris Ruiz bajo la dirección de Adonis Milán en la galería independiente El Círculo, calle 10 # 316 en El Vedado, ciudad de La Habana.
Los participantes terminaron en el calabozo, cinco de ellos en Zapata y C, otros dos en San Miguel del Padrón. Finalmente les liberaron sin cargos.Obviamente la nueva estrategia es un perfil bajo de represión, pero sin permitir la exhibición pública de ideas que, una vez más, ciertos agentes de la autoridad deciden si cumplen el apotegma fidelista de Con la Revolución todo, contra la Revolución nada.
El artista y colaborador de Havana Times, Osmel Ramírez, resume la filosofía prevaleciente, la misma de aquel 1961, al solidarizarse con el artista Luis Manuel:
“Su arte contestatario es interpretado como un desafío por el sistema, por eso lo detienen. Sumemos voces por su liberación. A mí me sucedió similar, sin causa, sin definir delito te encierran para diezmar la voluntad.”
¡Felices los ingenuos, los indolentes o los meticulosa y sabiamente adoctrinados!
(Juan Carlos Cremata, dramaturgo víctima de la censura)
Vicente Morín AguadoFuente Havana Times
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