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General: Joselito, el pequeño ruiseñor que le canto a Fidel Castro cumple 75 años
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: guajiro cubano  (Mensaje original) Enviado: 10/02/2018 17:42
Nació un 11 de febrero
El niño prodigio del cine español, icono de la posguerra y broma cruel de la Transición, cumple 75 años.Actuó para Castro y para el Ché… En realidad, fue algo más que un concierto. Parece que estuvo en Cuba, en plena revolución, enclaustrado durante dos meses en el Hotel Hilton de la Habana, conviviendo con Fidel y con el Che.

Joselito, el pequeño ruiseñor que quiere ser tertuliano de televisión
    POR BLANCA LACASA
España es un país pródigo en Joselitos. Hay toreros, futbolistas, protagonistas de canciones y hasta jamones bautizados con el ‘campechano’ diminutivo, pero ninguno comparable a José Jiménez Fernández, nacido el 11 de febrero de hace 75 años en Beas de Segura (Jaén).
 
De Joselito, EL cantante, así, con mayúsculas, se saben muchas cosas, pero pocas que importen. En los últimos años parece que una conjura mediática se ha empeñado en darle lustre a la parte más oscura del personaje. Pero Joselito, funesta y premonitoriamente bautizado como el ‘pequeño ruiseñor’ –con ese sobrenombre, imposible permitirse el lujo de pasar a la edad adulta y dejar atrás una rutilante niñez–, fue muchas cosas antes que casi todos y, sobre todo, mucho más que esa etiqueta de juguete roto que se empeñan en colocarle una y otra vez.
 
En 2015, se publicó Las aventuras de Joselito, el pequeño ruiseñor (Ed. Reino de Cordelia), un magnífico tebeo de José Pablo García que repasa las apasionantes andanzas de este cantante con el que, según el autor, aún no se ha hecho justicia: “Ha sido un artista muy maltratado mediáticamente. Después de encumbrarlo, trataron de destrozarlo mediante la burla y el desprecio, pero ha sobrevivido a todo eso. Es un inmenso artista con una vida fascinante, de la que casi todo el mundo sólo conoce un par de detalles negativos y tergiversados. Un personaje poliédrico como pocos, que ha vivido mil aventuras asombrosas y las ha visto de todos los colores”.
 
Familia numerosísima, padre republicano, gentes del campo y hambre. Esto resumiría a grandes rasgos los primeros años de la vida de Joselito, quien siendo bebé, estuvo a punto de morir en un accidente: cayó de boca en un brasero, quedando completamente desfigurado, sin apenas ojos, ni nariz… Una especie de manteca milagrosa consiguió arreglarle la cara. Poco después, a los cuatro años, empezó a destacar por sus increíbles agudos y su portentosa voz. Tanto que su hermano le llevaba a las tabernas del pueblo a que cantara unas coplas y se ganara unas monedas.
 
A mediados de los 50, cuando Joselito ya era conocido en radios y escenarios de provincias, el gran Luis Mariano le apadrinó y decidió llevarle como ‘protegido’ a Francia. Primera gira en París, donde cantó, sin ir más lejos, con Maurice Chevalier. Y en 1956, llegó la primera de la quincena de películas que protagonizaría, El pequeño ruiseñor, de Antonio del Amo, que le convertiría en una estrella…. Una estrella internacional, antes que Julio Iglesias, como le gusta recordar.
 
A partir de ahí, se desató la locura y ‘el niño cantor’ triunfó allá donde fue a unos niveles que hoy nos parecen casi de otra galaxia. Arrasó en Latinoamérica. Fue el primer artista invitado dos veces en un mismo mes al show de Ed Sullivan (sí, ese al que iban los Beatles o el mismísimo Elvis Presley). Se hizo amigo de Sinatra y cenaba con Dean Martin y la Streisand. Coincidió con Charles Chaplin y con Cantinflas. El papa Juan XXIII le requirió para cantar en audiencia privada en el Vaticano. En Francia editaron aventuras en las que él era el protagonista (y que, más tarde, traduciría aquí Bruguera). Hizo un dúo con Nat King Cole. Conoció a Johnny Hallyday, Silvana Pampanini o Mireille Mathieu. Convenció en el Olympia. Pasolini lo incluyó en la banda sonora de su película Mamma Roma. Triunfó en Israel, Francia y Japón. Aznavour se confesaba admirador suyo. Fidel Castro anilló algunos puros habanos con una vitola en la que se podía ver la cara de Joselito. El presidente Lyndon B. Johnson, sabedor de su pasión cinegética, le regaló un rifle. Actuó para Castro y para el Ché… En realidad, fue algo más que un concierto. Parece que estuvo en Cuba, en plena revolución, enclaustrado durante dos meses en el Hotel Hilton de la Habana, conviviendo con Fidel y con el Che.
 
Ah, y nunca cantó para Franco. ¿Acto político? “Posiblemente", dice José Pablo García. "Todos los años ponía una excusa para no presentarse en las fiestas navideñas del Caudillo y me consta que desde niño nunca le tuvo muchas simpatías. Fue un privilegiado porque podía escaquearse, cuando prácticamente todos los artistas de la época tuvieron que pasar por el aro”.
 
A Joselito, el niño de la voz de oro, le quedaba nada de lo primero y, según el gran público, poco de lo segundo. Millonario frustrado (estamos hablando de alguien que, según dice, ganaba 20.000 dólares al día actuando a diario nueve meses al año hasta casi los 20 años), Joselito le debe su ruina económica a su apoderado que le desplumó sin compasión: “podría ser millonario, pero me engañaron” ha repetido en infinidad de ocasiones.
 
Así las cosas, Joselito sólo tenía las credenciales de una carrera increíble sostenida por algo que ya no existía: su voz cristalina había desaparecido al tiempo que lo hacía su aspecto aniñado. Y esto no es América, aquí no se sabe qué hacer con los niños prodigio…
 
Con semejante perspectiva, el cantante emprende uno de los episodios más asombrosos de su biografía: los años que pasó en Angola. Mucho se ha escrito sobre su aventura africana y, según él, casi siempre erróneamente. Ni mercenario, ni guerrillero, como insinuó algún periodista en su momento (parece que el hacedor del bulo fue Manu Leguineche que le vio por la sabana vestido de camuflaje rodeado de otros tantos de la misma guisa y sumó dos y dos). Joselito asegura que él, allí, sólo fue cazador y organizador de safaris.
 
A su regreso a España, empieza un negocio hotelero en Utiel (Valencia). “Allí conocí la cocaína, la única droga que he consumido” según ha contado. Parece que El Bodegón, que así se llamaba el negocio en cuestión, era una discoteca/after, decorada con souvenirs africanos, que formaba parte de la extinta ruta del bakalao.
 
“Esas mañanitas, esa madera como sonaba al bailar, esos abanicos y esos cierres, ¡y ese Joselito en su Mercedes!”, recuerdan en foros ‘makineros’ algunos de los que por allí pasaron a celebrar los fiestones de 18 horas (y hasta 36) non stop. En 1991, le detuvieron con 85 gramos de cocaína –56, según él– y fue a la cárcel. Un par de años más tarde, estando en libertad provisional, le tienden una trampa y acaba de nuevo entre rejas. Estancia que, a fecha de hoy, sigue agradeciendo: le ayudó a superar sus adicciones y a alejar de su cabeza demonios como el del suicidio. Tras 25 años en los que nadie se acordó de él, volvía a ocupar portadas en los periódicos con oportunistas y facilones juegos de palabras como ‘el ruiseñor enjaulado’.
 
A su salida, le esperaba Marifé, su eterna compañera, con la que se había casado en 1986 (en segundas nupcias: Joselito se había casado anteriormente con Chonette –María Asunción Lauret– con quien tuvo dos hijos). A partir de ahí, la vida de Joselito ha transcurrido entre partidas de dominó, natación, infinidad de viajes, alguna actuación en Francia donde sigue siendo un ídolo, cameos en películas como Torrente 4o Spanish Movie y apariciones en programas de televisión como Sálvame o Cine de barrio, pasando por Supervivientes. Fue el segundo expulsado de la edición de 2008, en la que, por cierto, también estaba Karmele Marchante y Miriam Sánchez, antes conocida como Lucía Lapiedra. De hecho, dice que le gustaría tener una silla de tertuliano en la televisión.
 
Para el futuro, espera que sea llevada al cine La jaula del ruiseñor (Ed. Martínez Roca), su biografía autorizada escrita por Manuel Manzano y titulada así por su prisionera infancia y no por su estancia en la cárcel; y que salga una voz blanca como la suya para poder escucharla antes de morir… Lo primero ya está en marcha (se rumorea que podría dirigirla Sebastián del Amo, el director de Cantinflas); lo segundo parece complicado que se haga realidad. Joselito es sencillamente irrepetible.

                                       Fuente: Vanity Fair



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De: guajiro cubano Enviado: 10/02/2018 17:51



 
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