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General: Para los guías turísticos cubanos, sus compatriotas son escombros
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanodelmundo  (Mensaje original) Enviado: 17/02/2018 15:43
 
Hugo García , periodista oficialista del diario Juventud Rebelde
"Para los guías turísticos, los cubanos son un viaje de escombros", dijo el chofer de un ómnibus a vacacionistas que iban a pasar dos noches en el Meliá Jardines del Rey, en la cayería norte de Ciego de Ávila.
 
¿Viaje de «escombros»?
    Hugo García
Son las seis de la mañana de un domingo con temperatura fresca. Todas son expectativas. Por vez primera nuestra familia, gracias a la invitación de unos amigos, va a un hotel por dos noches. El destino es el Meliá Jardines del Rey, ubicado en la cayería norte de la provincia de Ciego de Ávila.
 
Llega el ómnibus y el guía dice que él no va, que no hay mucho que contar en ese trayecto. El chofer precisa que no sabe cómo llegar a ese lugar. Al reservar en el Buró de Turismo hubo que pagar por varios asientos vacíos, porque de lo contrario no salía el ómnibus, y también por el servicio de guía, que ahora no tendríamos. Un viaje un poco azaroso, preguntando, fijándonos en los carteles informativos de tránsito...
 
Ante nuestras protestas, el chofer, que trataba con educación de ayudarnos a superar el primer impacto del viaje, finalmente explicó: «Para los guías turísticos, los cubanos son un viaje de escombros». Todos nos quedamos perplejos, no entendíamos: «Porque no dan propinas ni nada y a veces se ponen malcriados», acotó, cuando reconoció que no comprendíamos bien lo primero que había dicho.
 
El término humillante, casi surrealista, que estigmatiza a nuestros compatriotas, me hizo reflexionar en el sentido de que muchas veces nos privamos o perdemos estas oportunidades de ser mejores seres humanos y más cubanos.
 
Nadie exige privilegios por ser nativos, pero los servicios siempre se deben a los clientes, procedan del lugar que sea.
 
Ya en el hotel hubo sus desavenencias también, pues nos colocaron en un bloque que no estaba preparado y que fue activado ante la avalancha de casi 2 000 turistas.
 
Los cubanos se hacían notar, y el trato hacia aquellos de apariencia foránea se diferenciaba lo mismo en la barra que en el restaurante bufé. Incluso, escuché a una joven criolla protestarle al cantinero ante la demora para atenderla, mientras él se desvivía en sonrisas y floreos con los extranjeros que llegaban después que ella: «se ve que yo no tengo los ojos azules», le increpó la muchacha.
 
Aspiro a que algún día en esos lugares donde existen estos desatinos aprendamos a brindar un servicio sin discriminación, para disfrutar todos: unos como clientes y otros como trabajadores.
 
Para colmo, en la recepción donde se da la bienvenida a los clientes, en los televisores de pantalla plana se ponía un video promocional con el humorista Omar Franco (conocido como Ruperto), quien todo el tiempo se asombraba ante cada oferta, y supongo que los foráneos no entendían ni jota sobre aquel hombre que disfrutaba de las bondades hoteleras con una bolchevique, vestido con ropa inadecuada y espejuelos.
 
Todo transita por la profesionalidad del personal, que en algunas ocasiones se esmera para complacer al extranjero, y descuida el trato armonioso y cálido con el coterráneo.
 
No sé cuándo mi familia pueda tener otra vez la oportunidad de volver a un sitio turístico de esta categoría, invitada por alguien con solvencia económica, y en el mejor de los casos, nuestros propios recursos.
 
Lo cierto es que, después de esta lamentable experiencia, lo haríamos temerosos de que nos traten en nuestra linda Isla como «bichos raros» o, más tristemente como «escombros», aunque nos digan que son excepciones, que existen lugares donde se le brinda un buen trato al turista nacional.
 
Cómo es posible que acabemos haciéndonos sentir mal entre nosotros mismos, lacerándonos la autoestima, esa con la que hemos lidiado con tantos demonios, incluyendo los de las subestimaciones de algún arrogante extranjero.

A los cubanos, que a lo largo de siglos nos hemos batido hasta con la vida por la igualdad, no nos interesa para nada imponernos sobre nadie. Pero tampoco nos resignaremos a renunciar a nuestra condición de iguales. Eso debería enseñarse entre quienes tienen en sus manos el destino de una industria que, como locomotora económica, no solo fue concebida para obtener dinero, pues también se aspira que sea espejo de la altura moral y social de Cuba.

 
Playa de Varadero, preferentemente para el disfrute de los turistas extranjeros



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 17/02/2018 18:02
Popular cómico cubano Luis Silva que jugó dominó con 
Barack Obama, critica discriminación a turistas nacionales en la isla


 El cómico cubano Luis Silva, creador del famoso personaje “Pánfilo” de la televisión estatal que jugó dominó con Barack Obama, criticó las “directivas discriminatorias con los cubanos”, en apoyo a una publicación de la prensa oficial sobre “maltratos” sufridos por cubanos en hoteles.
 
Silva -popular por el humor crítico de su programa “Vivir del Cuento”, uno de los más vistos y en el que participó Obama durante su visita a la isla- usó su página de Facebook para comentar un artículo del diario oficial Juventud Rebelde que narra las malas experiencias de un periodista local en los cayos del norte.
 
En el texto, titulado “Viaje de escombros”, el reportero asegura que este es el calificativo dado por los trabajadores cubanos del turismo a sus compatriotas, con menor poder adquisitivo y menos propensos a dar propinas que los visitantes extranjeros.
 
A pesar de no aparecer en la versión impresa del diario y solo online -en uno de los países más desconectados del mundo-, el artículo ha generado polémica en los últimos días en las redes sociales.
 
La principal crítica es la diferenciación de los servicios por nacionalidades en uno de los principales sectores económicos del país, que el año pasado recibió 4,7 millones de turistas extranjeros.
 
“Entre cubanos, ¿qué valor nos damos? Ninguno. Así funciona el país desde hace años. Así que lo que cuenta este artículo es bobería al lado de todas las cosas que pueden hacer los extranjeros y no los cubanos”, comienza Silva su publicación, que suma más de 3.500 reacciones, 500 comentarios y ha sido compartida más de 900 veces en Facebook.
 
El humorista asegura que “el propio Ministerio de Turismo tiene directivas discriminatorias con los cubanos”, en referencia a la medida que prohíbe a los pobladores de la isla abordar embarcaciones recreativas.
 
“Podemos hospedarnos en un hotel, pero no podemos coger un catamarán con motor, no puedes hacer uso de medios náuticos motorizados. ¿Por qué?.  Así está escrito. Lo he leído en las ofertas de (la agencia de viajes estatal) Cubanacán para cubanos”, insiste.
 
Según Silva, “si una entidad importante del Estado es capaz de crear esas diferencias, ¿qué importa que un simple guía de turismo considere ‘escombros' a los cubanos?”.
 
“Somos potenciales terroristas, que a lo mejor nos da por robarnos el catamarán para ir al (supermercado) Walmart de Hialeah (Miami, EE.UU.) a comprar”, comenta mordaz en referencia al origen de la prohibición, instaurada para evitar el robo de embarcaciones por parte de cubanos que querían huir a la Florida.
 
Hoy los cubanos sí pueden entrar y salir del país en cruceros y buques mercantes, aunque solo los residentes en el exterior pueden hacerlo en embarcaciones de recreo como yates.
 
El humorista concluye que “las diferencias entre cubanos y extranjeros las ha creado el propio país”, donde hace unos años debías ser extranjero para acceder a una línea de teléfono móvil o comprar en tiendas mejor surtidas que las destinadas a los locales.
 
El turismo se convirtió en el motor impulsor de la economía cubana a partir de la década de 1990, tras el colapso de la antigua Unión Soviética.
 
Sin embargo, desde el principio hubo separaciones claras entre extranjeros y los cubanos, que tenían prohibida la entrada a los hoteles y a otras instalaciones reservadas a los turistas.
 
Solo en 2008 fue levantada esa restricción, dentro de las reformas del actual presidente Raúl Castro, que también permitieron a los cubanos comprar por primera vez líneas móviles y ordenadores.
 
En los últimos años, la apertura económica impulsada por Castro y la ampliación del sector privado, ha permitido que algunos nacionales puedan alojarse en hoteles, aunque la mayoría de las ofertas continúen siendo prohibitivas para el cubano medio, cuyo salario no llega a los 30 dólares mensuales.
 
EFE
 


 
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