La Iglesia Católica tiene una doctrina homófoba que se explica sobre todo en tres documentos oficiales: Algunas consideraciones acerca de la respuesta a propuestas legislativas sobre la no discriminación de las personas homosexuales (1992), Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales (1986) y Declaraciones acerca de ciertas cuestiones de ética sexual (1975).
“Para quien se ocupa de la vida de la Santa Sede, la presencia de homosexuales en el Vaticano, lamentablemente, no es noticia” declararon algunos curas, claramente no invitados a las fiestas. “Muchas veces son sacerdotes, pero no faltan obispos, y su identidad, para quien trabaja dentro de los muros del Vaticano, no es un misterio” prosiguen.
Muchos curas, al preguntarles sobre las fiestitas, las orgías, las relaciones sexuales y los putos, asumen que hay una lobby gay en el Vaticano que destituye arzobispos, protege curas e incluso tendría el poder de hacer renunciar un Papa.
“En la curia hay gente santa, pero también hay una corriente de corrupción, es verdad… Se habla del lobby gay y es verdad, está ahí… Hay que ver acá qué podemos hacer”, relatan.
Krzysztof Charamsa, exsecretario de Doctrina de la Fe, es un gay que destapó lo de la lobby gay en el Vaticano en 2015. Dimitió de su cargo y ahora vive con su pareja en Barcelona.