La sexualidad de Martí y la censura del filme de Yamit Ramírez
Jorge Camacho | Columbia | Cuba Encuentro
Hace unos días el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) decidió cancelar la exhibición del filme Quiero hacer una película del cineasta Yamit Ramírez, en la sección Presentación Especial de la XVII Muestra Joven, porque en una parte de la película aparece un diálogo entre dos personajes, uno de los cuales le dice al otro que Martí era un “mojón” y un “maricón”. Roberto Smith, el presidente del ICAIC leyó un documento entonces donde decía que no se podía criticar a Martí, de ninguna forma, porque tal cosa iba en contra de la sensibilidad de los cubanos y de quienes admiraban su obra en el mundo. Irónicamente, quienes defienden su derecho a la censura de este filme no les interesa que tales palabras hayan aparecido en una obra de ficción, y hayan sido dichas por un personaje que no admiraba al héroe. Porque si hay algo que la censura evita decir es cualquier cosa que vaya en contra de la imagen idealizada que el Estado o las instituciones han creado de sí mismas y de sus héroes, por lo cual no es extraño que nunca les haya importado hacer distinciones entre ficción y realidad en filmes como PM de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez-Leal, que fue acusado por Alfredo Guevara de libertino y obsceno en su tiempo.
A un Estado totalitario sencillamente no le interesa patrocinar, ni exhibir obras que vayan en contra de su ideología, o que muestren una imagen “irrespetuosa” del poder o de sus héroes porque de esta forma estaría mermando su propio poder. Solo le interesa alimentar una narrativa que apoye una imagen “limpia” y “sin contradicciones”. Una imagen del héroe mientras más sencilla mejor, y mientras más en sintonía con los postulados revolucionarios más “verídica”.
El personaje de la película de Yamit Ramírez tacha al héroe de “maricón” que es lo mismo que decir afeminado u homosexual, aunque en este caso la palabra tiene una connotación peyorativa que debió herir aún más la sensibilidad de los censores. Y en respuesta Yamit cita unas cartas cruzadas entre Antonio Maceo y Máximo Gómez que hablan justamente del carácter “afeminado” del héroe de Dos Ríos, que consiguió a través del crítico Rafael Almanza, lo cual no debe extrañar porque los dos guerreros tenían personalidades muy diferentes a la del poeta, y además existía entre Maceo y Martí una animosidad enconada, y que se hizo patente en la reunión que ambos tuvieron en La Mejorana.
En vista entonces de este dato, me pregunto ¿qué sucedería si en realidad Martí fuera o hubiera querido ser un homosexual o simplemente un “afeminado”? ¿Cambiaría en eso la perspectiva del Gobierno a la hora de censurar este filme? Claro que la cambiaría porque entonces ser homosexual no sería un insulto, y no ofendería a los censores. Por supuesto, no hay “evidencias” que Martí haya sido un homosexual, o haya vivido con otro hombre. Por el contrario, lo que abundan son testimonios de mujeres que amaron a Martí o fueron amadas por él. No obstante, aclaro, en los poemas de Martí sí hay representaciones del héroe que distan mucho de ser el “macho” que el discurso patriarcal y revolucionario ha edificado alrededor de su persona. Si no, léanse poemas como el que le dedicó a Rosario Acuña en México, en 1876, donde Martí le dice a Rosario: “Y tú, mujer, y yo—desventurado /Con alma de mujer varón formado” (PC II, 100) o lo que decía Gabriela Mistral.[1]
Por desgracia, la censura en Cuba tiene como objetivo silenciar cualquier opinión sobre el héroe que vaya en contra de la imagen tradicional e idealizada que han promovido a través de los medios y de sus críticos comprometidos con el Estado. A lo que quiero llegar, por tanto, es que detrás de esta censura hay una “historia” de quienes no se conforman con la visión tradicional del héroe, y que desde finales de los 80 en Cuba y Estados Unidos comenzaron a reevaluarla, o “desmitologizarlo”. En tal sentido el filme de El ojo del canario, de Fernando Pérez es un ejemplo “light” de esta labor con la cual ni las instituciones ni el Gobierno han estado de acuerdo.
El filme de Yamit Ramírez Quiero hacer una película hubiera podido servir para ventilar estos temas (homofobia, censura, desconocimiento, sacralidad de los héroes), pero hasta ahora solo ha servido para acusar a los jóvenes de “falta de respeto” y darles un portazo en la cara. Lo cual muestra una vez más las fobias del sistema, su irrespeto a la libertad de expresión, la complicidad de sus intelectuales, ignorantes o incapaces de aceptar las críticas, y los cuestionamientos de una juventud que ya está cansada de seguir repitiendo las “verdades” que aprendió en la escuelita.
[1] He trabajado el tema de la sexualidad fuera de la norma en Martí en varios ensayos. Para más detalles véase mi artículo sobre los límites de la transgresión y la feminización del poeta en Martí.