Agencias, Madrid | Cuba EncuentroEl registro por sorpresa de la oficina, la casa y la habitación de hotel en Nueva York de Michael D. Cohen, abogado de Donald Trump desde 2007, es un paso poco habitual para el FBI. La redada, realizada el lunes por la mañana, ha requerido el permiso del vicefiscal de Estados Unidos y, se mire por donde se mire, salpica muy de cerca al presidente, informa el diario El Confidencial.
Técnicamente, el registro no está relacionado con la investigación sobre los presuntos contactos del entorno del presidente con Rusia que lleva a cabo el investigador especial Robert Mueller. Pero la gente de Mueller habría dado con material sospechoso referente a Cohen y se lo habría pasado a un fiscal neoyorquino para que este lo investigue por su lado. El hecho de haber recurrido a una redada prueba que los investigadores no se fían de la colaboración de Cohen, que lleva meses entregando documentos a petición de Mueller.
El principal interés del FBI en Cohen vendría de casos de presunto fraude bancario y financiación ilegal de campaña. También, según The New York Times, el pago de Cohen a la actriz porno Stormy Daniels, reconocido por el propio abogado, para que se mantuviese callada respecto a su presunto encuentro sexual con Donald Trump en 2006. Uno de varios escándalos hasta hace poco mantenidos en la sombra por este abogado.
El riesgo para Trump emana del hecho de que Michael Cohen ha sido su hombre de confiaza desde hace una década. “Soy el tipo que detiene las filtraciones”, declaró Cohen en una entrevista. “Soy el tipo que protege al presidente y a la familia. Soy el tipo que recibiría una bala por el presidente”.
Además de proteger la intimidad del magnate en el asunto Daniels o ante las acusaciones de una exmodelo de Playboy, Cohen también hizo negocios en nombre de la Trump Organization en países exsoviéticos. El abogado exploró la posibilidad de construir una Torre Trump en Georgia, adonde viajó dos veces en 2010, y un monumento en Kazajistán. En octubre de 2015, iniciada ya la campaña de Trump, que negaba tener relación alguna con Moscú, Cohen preparó una carta para conseguir la licencia de una Torre Trump en Rusia.
El abogado habría solicitado la donación de $150.000 a la Fundación Trump de un conocido oligarca ucraniano, Viktor Pinchuk, a cambio de que Trump hiciese un vídeo promoviendo la cercanía de Ucrania a Occidente. Este pago también estaría siendo investigado, según el Times. A principios de 2017, Cohen, que no tiene ningún cargo de Gobierno, se habría reunido con un abogado ucraniano para negociar la paz entre Rusia y Ucrania, incluyendo la quita de sanciones a Moscú. Cohen habría entregado una carta al efímero consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, poco antes de su dimisión.
El abogado, además, lleva un año en el equipo de financiación del Comité Nacional Republicano. Una organización manchada por el escándalo. El jefe de financiación del comité, Steve Wynn, renunció este año por acusaciones de acoso sexual, y otro de los miembros, Elliott Broidy, se ofreció en 2017 a negociar el levantamiento de sanciones a Rusia.
Donald Trump comenzó la mañana del martes disparando en Twitter. Calificó la redada del FBI de “caza de brujas total” y un “ataque a nuestro país en un sentido verdadero”. Trump acusó a los investigadores de violar la relación confidencial abogado-cliente, y fue el exfiscal Preet Bharara quien le respondió: “Larga vida a la excepción del crimen-fraude”.
La retórica del presidente y de medios afines lleva meses denunciando la existencia de un “Estado profundo” dentro de su Gobierno. Burócratas desafectos que minarían su presidencia, según sus últimos tuits, desde el Departamento de Justicia. Dado que el fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, se recusó de la investigación de Mueller el año pasado, la supervisión recae en su número dos, Rod Rosenstein. Fue Rosenstein quien dio luz verde a la redada.
Parte de la prensa conservadora afirma que el fiscal especial Robert Mueller es partidista y califica de “caza de brujas” sus pesquisas. La estrategia podría funcionar entre las bases republicanas
El presidente de EEUU también barajó por primera vez en público la opción de despedir al investigador Robert Mueller. Para evitar esta posibilidad, los demócratas han propuesto aprobar una ley que blinde la investigación de los poderes del presidente, que ya despidió en su día al director del FBI, James Comey, cuando este ponía su lupa en los colaboradores de Trump.
Ahora mismo el cerco judicial es el siguiente: el exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort, está imputados por diversos delitos, entre ellos blanqueo de dinero y engaño al FBI; el exconsejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, se declaró culpable de mentir sobre sus reuniones con el entonces embajador ruso en Washington; Jared Kushner, yerno y asesor del presidente, está siendo investigado; y ahora Michael Cohen ha entrado a caminar sobre las brasas.
La noticia no sólo ha agitado los ánimos del presidente. En cuanto se conoció la redada después del mediodía del lunes, los tres índices más importantes de la Bolsa de Wall Street, que habían estado disparados toda la mañana, cayeron en picado hasta rozar el territorio negativo al cierre de sesión.