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General: 20 DE JUNIO, DÍA MUNDIAL DEL REFUGIADO
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Réponse  Message 1 de 3 de ce thème 
De: cubanet20  (message original) Envoyé: 20/06/2018 16:14
Día Mundial del Refugiado
Naciones Unidas conmemora cada 20 de junio el Día Mundial del Refugiado con renovados llamamientos para hacer frente a la peor crisis de desplazados que afecta a más de 60 millones de personas.  Cuba ha vivido varias oleadas migratorias importantes después de 1959, se calcula que más de dos millones de cubanos se han exiliado en Los Estados Unidos.

QUE NADIE OLVIDE A LOS REFUGIADOS CUBANOS
QUE HAN MUERTOS EN BUSCA DE LIBERTAD Y MEJOR VIDA
         Roberto Jesús Quiñones - Cubanet
La Declaración Universal de Derechos Humanos consigna en su artículo 14 que en caso de persecución toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
 
Junto al término “refugiado” algunas personas asocian otros tres, todos pertenecientes al Derecho Humanitario Internacional, pero en muchas ocasiones confundidos. Me refiero a “asilo diplomático”, “asilo político” y “migrante”, y aunque por razones de espacio no voy a detenerme en el deslinde conceptual que cada término amerita, diré que los dos primeros constituyen una especie de puerta hacia el refugio político mientras que el tercero está definido fundamentalmente por intereses económicos, profesionales o personales.
 
El concepto de refugiado adquirió relevancia jurídica inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial. Se entiende como tal a aquellas personas que son perseguidas por motivos de raza, etnia, sexo, creencias religiosas, ideas políticas o por cualquier otra causa que lesiva a la dignidad humana.
 
Los refugiados han adquirido relevancia internacional en los últimos años y se han convertido en un serio problema para la ONU y los países en cuyas cercanías ocurren enfrentamientos bélicos o existe un Estado que aplica políticas impopulares causantes de la huida de sus ciudadanos. Siria, Yemen y Venezuela son ejemplos concretos de esta dramática realidad contemporánea.
 
El caso cubano
La situación cubana posterior a 1959 aporta características que distinguen el caso de nuestros refugiados. Es muy cuestionable, como reitera la prensa oficialista, que el deseo de emigrar que predomina en gran parte de los cubanos se basa en razones exclusivamente económicas.
 
Al enfocar este aspecto debemos recordar que, asumiendo una posición opuesta a la que tradicionalmente mantuvo la diplomacia cubana de la república democrática —que en el Dr. Antonio Bustamente y Sirvén tuvo un altísimo exponente universal— el régimen cubano se negó —y se niega— a reconocer el carácter evidentemente político de algunos delitos y, plegándose a la endeble teoría jurídica de la antigua URSS, los calificó como contrarrevolucionarios. Así también califica a quienes se le oponen.
 
Amparándose en esa posición la prensa cubana afirma que Hugo Chávez fue un preso político luego de su intentona golpista —y realmente lo fue— pero niega ese carácter a los opositores presos por el gobierno de Nicolás Maduro. Ese enfoque parcializado es el mismo que esa prensa aplica cuando revisita nuestra historia: al referirse a los miembros del Movimiento 26 de Julio que asesinaron a guardias de la tiranía para quitarle un arma, o que provocaron cientos de muertes de personas inocentes al explotar bombas en los cines y lugares públicos, los cataloga como héroes y revolucionarios, jamás como terroristas. Sin embargo, a todo el que ha entrado en el país para luchar por el cumplimiento del Programa del Moncada y los Pactos de la Sierra y de México, los califica de mercenarios y terroristas. Ese enfoque sesgado también tiene incidencia al analizar el caso de los refugiados cubanos.
 
Nuestro país ha vivido varias oleadas migratorias importantes después de 1959. La primera comenzó apenas fue derrotada la dictadura de Fulgencio Batista y se prolongó durante toda la década de los sesenta, pudiendo señalarse como su fin el momento de los “Vuelos de la libertad” desde Camarioca hacia los EE.UU. La segunda fue por el puerto del Mariel en 1980; la tercera comenzó con el período especial y tuvo su punto más álgido durante la crisis de los balseros, a mediados de los años noventa del pasado siglo. La cuarta —que se mantiene a pesar del silencio mediático que la acompaña— es una continuación del éxodo de los noventa del pasado siglo y se acrecentó luego de las modificaciones de los trámites migratorios en el 2012. A partir de entonces se distinguió porque sus protagonistas salían de Cuba hacia Sudamérica —fundamentalmente a Ecuador— y desde ese país iban hacia Centroamérica para atravesarla y arribar a los EE.UU. Ni siquiera la acción de Daniel Ortega de cerrarle el paso a los cubanos, ni la posterior decisión de Barack Obama de revocar la política de “pies secos-pies mojados”, han limitado la búsqueda de refugio político de los cubanos en otros países del continente como Uruguay y Chile, sin que EE.UU. deje de ser el lugar más codiciado para establecerse.
 
El componente político ha estado presente en todas esas oleadas migratorias, aunque en mayor medida en las dos primeras. Es curioso que antes del 2012 las colas ante el Departamento de Refugiados de los EE.UU., en J y Malecón, en La Habana, eran enormes. Apenas se pusieron en práctica las modificaciones otras sedes diplomáticas comenzaron a recibir diariamente a cientos de cubanos en busca de una vía más expedita. Algunos de los aceptados por el Departamento de Refugiados de los EE.UU. salieron hacia ese país con esa condición sin haber tenido jamás un problema con el gobierno cubano. Otros, a pesar de ser discriminados, agredidos, golpeados, lesionados, heridos y sancionados por motivos políticos, han ido varias veces allí y no lo han logrado, quizás porque les ha faltado el arte que para mentir les ha sobrado a los otros. Tal sombra, por supuesto, no resta méritos a la labor humanitaria que por décadas ha ejecutado el gobierno norteamericano al asimilar a gran parte del exilio cubano.
 
Los efectos provocados por ese incontenible éxodo —el más rotundo plebiscito sobre la impopularidad del castrismo— tienen su reflejo en la economía y la sociedad. Y aunque no se reconozca oficialmente, es manifiesto que la juventud, uno de los pilares fundamentales de todo país, ha convertido en una prioridad el sueño de emigrar ante la falta de libertades y posibilidades de realización personal que aquí impera.
 
El día en que se haga un estudio objetivo sobre este asunto conoceremos su verdadera magnitud y los efectos que ha provocado en nuestra identidad, porque desde 1959 hasta hoy, Cuba —antes un país receptor de migrantes— quizás sea en Latinoamérica el de mayor porciento de emigrantes calificados como refugiados políticos, aunque muchos de ellos no quieran reconocerlo después, para desde el exterior continuar haciéndole el juego a la propaganda oficial.
 
Roberto Jesús Quiñones Haces
                                    Cubanet
 


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Réponse  Message 2 de 3 de ce thème 
De: cubanolibre Envoyé: 20/06/2018 16:35
POR QUÉ AMÉRICA DEBE PRONUNCIAR MÁS LA PALABRA ‘REFUGIADO’
Por primera vez desde 2012, Estados Unidos ha sido el país que más solicitudes de asilo ha recibido en el mundo: 331.700, un 27 por ciento más que en 2016. El 44 por ciento de esas solicitudes son de centroamericanos: salvadoreños, guatemaltecos y hondureños. Un porcentaje que no se había alcanzado “desde la década de 1980”, según Acnur.

Una niña hondureña de 2 años llora mientras su madre es detenida por agentes fronterizos estadounidense
            POR AGUS MORALES
Por número de muertos, Tegucigalpa podría ser Bagdad: incluso peor. Hay paralelismos entre el corredor mexicano hacia Estados Unidos y Libia, una de las principales puertas de entrada por mar a Europa: crimen, explotación, tráfico de personas. Y tanto la Unión Europea como Estados Unidos reciben una gran cantidad de solicitudes de asilo.
 
Si hay violencia, huida y búsqueda de un nuevo hogar, ¿por qué la palabra “refugiado” sigue pareciendo exótica en el continente americano?
 
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) ha difundido su nuevo informe anual, como siempre hace con motivo del Día del Refugiado. Informa de un nuevo récord histórico: 68,5 millones de personas, fuera de sus hogares a causa de la violencia al término de 2017, 2,9 millones más que el año anterior. Es una cifra que incluye tanto a los refugiados, que han cruzado una frontera estatal, como a los desplazados internos que son las personas que se quedan atrapadas en el país en conflicto.
 
Uno de los grandes movimientos de población del año pasado, sobre todo a partir de septiembre, fue la huida masiva de la comunidad rohinyá de Birmania a Bangladés: más de 600.000 personas. El conflicto crónico en la República Democrática del Congo ha hecho que el número de desplazados dentro de sus fronteras se duplique, hasta llegar a 4,4 millones. La comunidades más importantes de refugiados siguen siendo la siria, afgana y sursudanesa; los países que más refugiados acogen son Turquía, Pakistán y Uganda, espejo de esas guerras.
 
El cuadro geográfico de Acnur dice que América es el continente del mundo con menos refugiados: 644.200. Pero una mirada atenta al informe —y al territorio— revela que América no es ajena a la crisis del sistema de asilo internacional. Y pone en cuestión la disociación entre la palabra “refugiado” y el continente.
 
Por primera vez desde 2012, Estados Unidos ha sido el país que más solicitudes de asilo ha recibido en el mundo: 331.700, un 27 por ciento más que en 2016. El 44 por ciento de esas solicitudes son de centroamericanos: salvadoreños, guatemaltecos y hondureños. Un porcentaje que no se había alcanzado “desde la década de 1980”, según Acnur.
 
La palabra “migrante” es inseparable de estas comunidades, a pesar de que muchos de ellos huyen de guerras no declaradas: las que se libran entre las pandillas y las fuerzas de seguridad. Los protagonistas de libros como Novato en nota roja de Alberto Arce o Los migrantes que no importan de Óscar Martínez podrían ser sirios que huyen de Alepo y cruzan Turquía para intentar llegar a Europa. Pero la convención social dice que son migrantes y su derecho al asilo aún está por reivindicar.
 
En Estados Unidos también se registra el número más alto de peticiones de asilo sin resolverse: 642.700 personas siguen pendientes de conocer su destino. Uno de los motivos es que el gobierno de Donald Trump, ahora en el punto de mira por impulsar una política de separación de familias, solo tramitó y tomó una decisión sobre 65.600 expedientes: menos que Alemania, Francia, Italia, Suecia o Uganda, según Acnur.
 
Las historias de integración y rechazo en Estados Unidos que autoras como Eileen Truax describen en sus libros no son tan diferentes a las que se producen en Europa. Pero el marco de interpretación mental a nivel global sigue siendo otro.
 
La dura realidad de Colombia y Venezuela
Si usted pregunta por la calle cuál es la mayor comunidad de refugiados en el mundo, es probable que más de una persona piense en la guerra más mediática —Siria— y acierte. Pero si usted pregunta por la mayor población de desplazados por la violencia que no ha salido de su país, el acierto no será automático. La respuesta correcta es un país latinoamericano que lleva mucho tiempo en lo alto de la lista: Colombia.
 
Según datos del Centro de Vigilancia de Desplazamiento Interno (IDMC), en 2017 había 7,7 millones de desplazados internos en Colombia, 250.000 más que al principio del mismo año: no se registraron descensos ni un regreso significativo al hogar de esa población desplazada, pese a que en teoría es una guerra desarmada. Conviene tomar estas cifras con precaución, porque el gobierno colombiano ofrece un número oficial y en muchos otros países no existe el mismo nivel de vigilancia.
 
Los desplazados, en todo caso, son los refugiados olvidados: no solo en América Latina, sino en todo el planeta. Los medios siguen la historia del sirio que llega a Turquía, se sube a una barcaza, atraviesa los Balcanes y llega a Alemania, pero no la del sirio en Alepo que huye de los bombardeos y se refugia en una aldea rodeada de olivos en las afueras de la ciudad, sin seguridad ni nada para comer. Es una comunidad que tradicionalmente tiene menos visibilidad y asistencia humanitaria.
 
Entre el origen mayoritario de las personas que han solicitado el asilo sorprende la presencia de Venezuela en cuarto lugar: 111.600, más del triple que en 2016. La mayoría de peticiones se hicieron en Perú, Estados Unidos, Brasil y España (país en el que Venezuela es el primer origen de los solicitantes de asilo).
 
La intensa guerra propagandística que se vive en el país —y fuera de él— hace imposible una reflexión serena sobre el asunto de fondo: ¿necesita protección internacional la gente que sale de Venezuela? El informe de Acnur señala que la mayoría de venezolanos que salieron del país se hallan en una situación irregular.
 
“Sin acceso a estatus legal, sufren un mayor riesgo de violencia, explotación, abuso sexual, tráfico de personas y discriminación”, dice el informe.
 
Es un mundo complejo. No hay un corte limpio entre refugiados y migrantes: aunque el derecho internacional protege más a los primeros, sigue pendiente un debate integral sobre las necesidades de ambos.
 
Hay sirios que huyen por motivos económicos, subsaharianos que fueron a Libia a trabajar y se vieron atrapados en el caos posgadafista, salvadoreños que escaparon de las maras y no pueden volver a casa.
 
¿Quiénes son? ¿Refugiados, migrantes? ¿Importa? No hay una respuesta clara, pero lo que es seguro es que la palabra “migrante” hace tiempo que dejó de ser útil para contar todos los movimientos de población en el continente americano.
         -----------
ACNUR, ALTO COMISIONADO DE NACIONES UNIDAS PARA LOS REFUGIADOS, AMÉRICA, CAMPOS DE REFUGIADOS, CENTRO AMÉRICA
 
 
 

Réponse  Message 3 de 3 de ce thème 
De: cubanolibre Envoyé: 20/06/2018 16:37
 
 

 


 
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