EL SENADO VOTARÁ HOY LA CONFIRMACIÓN
Como aspirante a un cargo en el Tribunal Supremo, las alegaciones de abusos sexuales han cobrado una importancia inusitada. Ayer, el Senado sirvió de corte informal donde se juzgan los hechos.
"SON TAL PARA CUAL"
El controvertido pasado sexual del juez Kavanaugh hace peligrar su nombramiento
Casi con total seguridad, el Comité Judicial del Senado de EEUU votará hoy si confirma al juez Brett Kavanaugh para el Tribunal Supremo. Y dado que lo que está en juego es una plaza que determinará gran parte de las decisiones judiciales definitivas relacionadas con las cuestiones sociales más polémicas, y que siete de los senadores que deben decidir al respecto aún no se han pronunciado públicamente, las acusaciones de abusos sexuales contra Kavanaugh son más relevantes que nunca. Ayer, la Cámara se convirtió en una suerte de corte en la que se juzgaban esos hechos, con sus miembros como jurados involuntarios. Pero la polémica va mucho más allá.
La profesora Christine Blasey Ford, la primera persona que salió a la palestra para acusar al magistrado, narró ayer ante los senadores su presunto calvario, ocurrido durante una fiesta cuando ambos eran adolescentes. "Creía que me iba a violar. Grité. Cuando lo hice, Brett me tapó la boca con la mano. Era difícil respirar. Y pensé que Brett me iba a matar accidentalmente", explicó de forma muy emotiva, con la voz trémula. Al ser preguntada si estaba segura de que Kavanaugh había sido el autor de la agresión, respondió: “Al cien por cien”.
Kavanaugh en ningún momento trató de negar el sufrimiento de Ford, pero se limita a asegurar que, fuese quien fuese el perpetrador, no era él. “Estoy aquí hoy para decir la verdad. No he agredido sexualmente a nadie: ni en el instituto, ni en la universidad, nunca”, afirmó ayer.
No es lo que asegura la tercera de las mujeres que le acusa, Julie Swetnick, que alega que a principios de los años 80, Kavanaugh y su amigo Mark Judge, asistían a fiestas en las que se emborrachaba a las chicas para violarlas en grupo. "Aproximadamente en 1982, fui víctima de una de estas violaciones en grupo, o 'trenes', en la que Mark Judge y Brett Kavanaugh estaban presentes", afirma la mujer, quien no ha aclarado si alguno de los dos participó en la agresión que ella misma sufrió. Pero sí en otras: "Fui testigo de como Mark Judge, Brett Kavanaugh y otros provocaban que las chicas se emborracharan, para que así estuvieran desorientadas, de manera que pudieran violarlas en grupo", afirma en una carta hecha pública por su abogado.
La estrecha relación con Judge, de la que existen cada vez más evidencias, amenaza con complicarle la vida a Kavanaugh. Su antiguo amigo ha protagonizado numerosos incidentes plagados de alcohol y abusos, hasta el punto de que Judge escribió unas memorias tituladas “Wasted: Tales of a Gen X Drunk” (que podríamos traducir como “Tajado: Historias de un borracho de la Generación X”) en el que describía abundantes episodios de excesos.
“Su evidente cercanía con Kavanaugh parece sugerir la probabilidad de que Kavanaugh se comportase al menos en parte como lo que Judge ha admitido: un patrón de conducta ebria y agresiva, especialmente hacia las mujeres de su círculo social, que es consistente con la descripción de Ford de un asalto sexual etílico en una fiesta en una casa”, escribe Peter Maass, de la publicación The Intercept. Además, una ex novia de Jugde ha declarado a The New Yorker que éste le confesó haber participado en al menos una “fiesta” en la que él y otros jóvenes de Secundaria abusaban por turnos de una chica borracha.
"¿Qué chaval no lo ha hecho?"
En un primer momento, muchos miembros del Partido Republicano trataron de minimizar la gravedad de las acusaciones contra Kavanaugh. Quizá quien ha formulado la idea con mayor concisión haya sido la ex aspirante a congresista Gina Sosa, quien declaró a la CNN: “¿Qué chaval en el instituto no ha hecho eso?”. Una idea que puede apelar a algunos votantes conservadores –sobre todo hombres-, pero que está lejos de ser la mejor credencial para un aspirante al Tribunal Supremo.
Por si fuera poco, otra mujer, Deborah Ramirez, habla de comportamientos similares de Kavanaugh cuando éste cursaba primero de Derecho en la Universidad de Yale. Según ha declarado a The New Yorker, el entonces estudiante le pasó el pene por la cara cuando ella se encontraba borracha tirada en el suelo y trató de que le hiciese una felación. Kavanaugh pertenecía a la fraternidad ‘Verdad y Valor’, que promovía un comportamiento sexualmente agresivo y plagado de misoginia, y cuyos miembros se manifestaban por el campus con pancartas en las que se leían mensajes como “Si dice que no, es sí; si dice que sí, es sexo anal”. La fraternidad acabó siendo disuelta por la universidad.
Al juez tampoco le ayuda que su mentor, el juez Alex Kozinski, fuese finalmente forzado a retirarse en 2017 del Noveno Tribunal de Apelaciones tras múltiples acusaciones de acoso sexual a trabajadoras femeninas, un comportamiento del que Kavanaugh asegura no haber sido consciente. Algo que muchos senadores demócratas cuestionan, y acerca de lo que le han preguntado en las sesiones de confirmación (y que, si se demuestra falso, constituiría perjurio).
Y ante la constatación de que pretender que las agresiones sexuales son "cosas de chavales" es un suicidio político, la estrategia republicana ha variado hacia las meras alegaciones de inocencia y las acusaciones de caza de brujas. Esta semana, Kavanaugh alegó en la cadena Fox que no podía haber cometido esos abusos porque "era virgen" cuando ocurrieron. Ante el Senado, además, presentó sus diarios de aquella época, en los que no hay mención alguna a dichos incidentes.
Pero ayer, el magistrado, visiblemente alterado, adoptó también un tono belicoso y desafiante: “Este proceso de confirmación se ha convertido en una desgracia nacional. Ustedes han sustituido el asesoramiento y el consentimiento por un proceso de búsqueda y destrucción”, espetó. La oposición demócrata ha tratado, hasta ahora en vano, de que el FBI investigue las alegaciones, y promete que seguirá promoviendo las pesquisas incluso en caso de que Kavanaugh sea confirmado hoy. “Se lo debemos al pueblo americano”, afirma el senador por Georgia Hank Johnson. Pero la investigación, hasta ahora, ha sido bloqueada por la Casa Blanca.
ras la última comparecencia del cada vez mas acorralado jurista, el presidente Donald Trump le elogió en Twitter: "El juez Kavanaugh le ha mostrado a EEUU por qué le nominé exactamente. Su testimonio ha sido poderoso, honesto y fascinante. La estrategia de búsqueda y destrucción de los demócratas es vergonzosa y este proceso ha sido una vergüenza total y un esfuerzo para retrasar, obstruir y resistir. El Senado debe votar", sentenció.
Pero en la América del #MeToo, y en un contexto en el que más de las mujeres del país ya votaron en las elecciones de 2016 al Partido Demócrata –cuya base de apoyo femenino no ha hecho sino crecer desde entonces, según las encuestas-, la estrategia de respaldar a un candidato sobre el que pesan acusaciones tan graves puede ser desastrosa para las elecciones de mitad de mandato, que tendrán lugar en noviembre. Incluso si Kavanaugh es confirmado hoy, los republicanos se arriesgan peligrosamente a perder el Capitolio.
|