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General: The New York Times: Trump y el falso mito que se hizo a sí mismo
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From: CAMPESINO2  (Original message) Sent: 04/10/2018 15:29

“Construí lo que construí por mí mismo”
Trump sigue atentando contra los derechos LGTB
Editorial: Donald Trump y el falso mito del hombre que se hizo a sí mismo
   EL COMITÉ EDITORIAL,  NEW YORK TIMES
Este alarde ha estado desde hace tiempo en el núcleo de la mitología de Donald Trump, una persona que logró convertirse en multimillonaria gracias a su propio esfuerzo. La historia contada con frecuencia señala que el joven Trump aceptó un modesto préstamo de un millón de dólares de su padre, Fred, un moderadamente exitoso desarrollador inmobiliario de Queens, y —a través de su astucia, trabajo arduo y pura fuerza de voluntad— transformó ese préstamo en un imperio global multimillonario.
 
Es un clásico relato estadounidense de ambición y autodeterminación. No es precisamente un Horatio Alger —escritor cuyas novelas sobre personas que alcanzan la riqueza a partir de la perseverancia—, pero es interesante e impresionante, sin duda.
 
A excepción de que, como mucho de lo que Trump ha estado vendiendo al público estadounidense en los últimos años, esta historia sobre sus orígenes es un engaño: una versión de la realidad tan elaboradamente embellecida que califica como ficción más que como biografía. Además, como sabemos que es de esperarse con Trump, la creación de este mito involucra una gran dosis de actividades éticamente poco precisas, incluso posiblemente ilegales.
 
Como reveló una investigación extensa de The New York Times, Trump lo hizo solo gracias a su propio esfuerzo, si no se cuentan las enormes recompensas financieras que recibió del negocio de su padre desde que empezó a caminar. (A los 3 años, el pequeño Donald ya reportaba un ingreso anual de lo que en la actualidad equivaldría a 200.000 dólares al año). Estos beneficios no solo incluyen las ventajas comunes de provenir de una familia rica y acomodada —las conexiones, el acceso a crédito, la red de protección incorporada—. Para los Trump, también involucró donaciones directas de efectivo y decenas de millones en “préstamos” de los que nunca se cobraron intereses o tuvieron que ser pagados. Fred Trump incluso compró varias propiedades y empresas, en las que nombró como propietarios totales o parciales a sus hijos, quienes cosecharon las ganancias.
 
Conforme Donald Trump surgía como el hijo predilecto, Fred hizo tratos especiales y acuerdos para incrementar, en particular, la fortuna de Donald. The New York Times descubrió que, antes de que Donald cumpliera 30 años, había recibido cerca de 9 millones de dólares de parte de su padre. A la larga recibió más, que en dólares actuales serían 413 millones de dólares.
 
En el proceso, parece que los Trump se tomaron ciertas libertades al interpretar las leyes fiscales. The New York Times descubrió que tramar esquemas elaborados para evitar pagar impuestos sobre el patrimonio de su padre, incluido el entendimiento del valor del negocio familiar, se convirtió en un pasatiempo importante para los hijos de Fred, y Donald tomó un rol activo en el esfuerzo. Según expertos fiscales, las actividades en cuestión muestran un modelo de fraude, un enturbamiento deliberado de las aguas financieras. Cuando se le solicitó un comentario sobre los hallazgos de The New York Times, un abogado del presidente estadounidense envió una declaración por escrito en la que niega cualquier acto ilícito y en la cual asegura que, de hecho, Trump tuvo poca participación con las confusas transacciones que involucran la riqueza de su familia.
 
Cualquiera puede entender el impulso de embellecer el pasado para dar una buena impresión. Para Trump, cuya vida entera ha destinado a crear una marca y vender un cierto tipo de glamur de mal gusto, este embellecimiento de su imagen ha sido clave para su éxito. Y lo buscó con un desenfado sin vergüenza, a veces frívolo.
 
Veteranos de los medios neoyorquinos todavía ríen al recordar que Trump los llamaba, haciéndose pasar por un publicista llamado John Barron, o a veces John Miller, para agasajarlos con relatos de la glamurosa vida personal de Trump —a cuántas modelos conquistaba, qué actrices lo buscaban, con qué celebridades pasaba el rato—. Tan asqueroso, de mal gusto y extraño como todo esto parecía, tenía el objetivo de fomentar una imagen de Donald Trump como el amo del universo que, como indica el cliché, las mujeres deseaban y los hombres querían emular.
 
Este mito fue pulido y aumentado por los años de Trump en el programa El aprendiz, en el cual interpretó el papel de un dios empresarial todopoderoso y omnisapiente que podía crear o destruir las fortunas de quienes llegaban ante él para ganar sus favores. En ocasiones, Trump podía ser duro o incluso insultaba a las personas, pero siempre era en el contexto de dar el trato rudo pero amoroso que los concursantes necesitaban escuchar. ¿Y quién estaba más calificado para dar esas lecciones que Donald Trump? Como en todos los programas de telerrealidad, no tenía sentido. Sin embargo, promovió precisamente la imagen dorada que Trump —con una ayuda multimillonaria de su padre— había cultivado cuidadosamente durante toda su vida.
 
Con este vistazo al funcionamiento interno de las finanzas de la familia Trump, algunos de los aspectos más sombríos y éticamente sospechosos de la fabricación del mito de Trump comienzan a surgir; con ellos, también se generan muchas preguntas, sobre todo lo que todavía no sabemos acerca del hombre y su imperio comercial. Al ver cómo ese imperio y su papel en crearlo son tan centrales para la persona que Trump afirma ser —el rasgo característico de su narrativa heroica—, los estadounidenses tienen derecho a algunas respuestas. Para empezar, este sería un excelente momento para que Trump diera a conocer esas declaraciones de impuestos que hasta ahora se ha negado a divulgar.
 
En sus memorias de 1987, El arte de la negociación, Trump dio su punto de vista sobre los orígenes de su éxito: “Yo apelo a las fantasías de la gente. La gente probablemente no siempre piense en grande, pero todavía pueden emocionarse mucho por quienes sí lo hacen. Por eso una pequeña hipérbole nunca hace daño. La gente quiere creer que algo es lo más grande y lo más grandioso y lo más espectacular. Lo llamo una hipérbole honesta. Es una forma inocente de exageración y una forma muy efectiva de promoción”.
 
Pero cada vez más, la disposición de Trump de distorsionar la realidad —y las reglas— al servicio del mito se ve menos como exageración inocente y más como engaño malintencionado, con una gran porción de corrupción agregada. No es la historia de éxito reluciente y brillante que ha tratado de hacernos creer. Parece que es algo mucho más oscuro.
 
El Comité Editorial representa las opiniones de The New York Times, de su director y de su editor. Está separado del resto de la redacción y de la sección de Opinión.
  El gobierno republicano de Donald Trump sigue atentando contra los derechos LGTB  
  Por Darío Tomás -  Shangay
Donald Trump ha dejado clara reiteradas veces su posición frente al colectivo LGTB. Pocas horas duró la página web dedicada a los derechos LGTB de la Casa Blanca –una iniciativa de Obama– después de que el republicano ascendiera al poder. Ahí quedó clara cuál iba a ser su hoja de ruta. Pero el nuevo presidente no se quedó satisfecho, y ha ido más allá.
 
Además, el colectivo LGTB ya no aparece como tema de importancia en la agenda política, lo que hace que se reduzcan las políticas destinadas a favorecer al colectivo.Al parecer, el Gobierno de Trump ha eliminado poco a poco información sobre los derechos LGTB de otras webs como la de Sanidad, Trabajo, Educación o Vivienda.La ONG The Sunligth Foundation,a través del Web Integrity Project (WIP), ha investigado estas páginas y ha descubierto una reducción notable de este tipo de información.
 
Por ahora, en lo que lleva de mandato, el presidente estadounidense ha anulado la ley que prohibía la discriminación por identidad sexual. Pero no es lo único: quiso vetar a los transexuales que se querían unir al ejército; ha propuesto que los empresarios puedan despedir a los empleados por ser gays o lesbianas; ha complicado el proceso que la web del Departamento de Estado permitía a las personas transgénero para modificar su reasignación en el pasaporte sin haberse sometido necesariamente a cirugía… Y ha hecho desplantes como vetar al marido del primer ministro de Luxemburgo en la web de la Casa Blanca.
 
La citada ONG ha advertido que estos son solo algunos de los cambios que se conocen, pero el Gobierno de Trump atenta cada día que pasa contra los derechos LGTB y puede que la cosa vaya a peor.
 
Sea como sea, Trump ha cumplido todo lo prometió y se ha reafirmado como el homófobo, misógino y racista que todo el mundo intuía.
 
 




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From: CUBA ETERNA Sent: 06/10/2018 13:32
Así se investigó el origen de la fortuna de Donald Trump
Este artículo forma parte de Times Insider, una serie que retrata la vida de la redacción y la intimidad del trabajo periodístico detrás de los artículos, reportajes y columnas de opinión en The New York Times.

     Por MELINA DELKIC
Desde que Donald Trump anunció su candidatura a la presidencia se han realizado muchas investigaciones sobre su historial financiero, especialmente porque rompió con la tradición y declinó hacer públicas sus declaraciones de impuestos.
 
En 2016, David Barstow, Susanne Craig y Russ Buettner de The New York Times obtuvieron sus declaraciones de impuestos de 1995, las que muestran que el actual mandatario pudo haber evitado pagar impuestos durante casi dos décadas. Y para el artículo que fue publicado en la primera plana del 3 de octubre, trabajaron en conjunto durante más de un año con el fin de investigar la fortuna que el presidente heredó de su padre.
 
“Es poco común sumergirse en un tema que crees que ya ha recibido una profunda cobertura y descubrir tanto material completamente nuevo, material que simplemente es asombroso”, dijo Barstow. “Es un gran recordatorio de que incluso las cosas que piensas que están bien descritas tienen capas más profundas”.
 
Sobre todo, el esfuerzo estuvo en constante crecimiento y tenía varias capas, que involucraron más de cien mil páginas de documentos, tanto públicos como confidenciales; entrevistas con fuentes clave, y solicitudes a través de la Ley de Derecho a la Información. Los papeles mostraron que el presidente participó en estrategias fiscales turbias en la década de los noventa, incluido un fraude evidente, y que no era un multimillonario que se hizo a sí mismo.
 
La investigación empezó con una sencilla pregunta: ¿cuál era el estado de las finanzas del presidente entre 1995 y 2005? El equipo sabía que él había reportado una pérdida en 1995 de casi 1000 millones de dólares, como ellos habían informado en 2016, y después una ganancia de 150 millones en 2005, como David Cay Johnston, un periodista que trabajaba en The New York Times y ahora es el editor jefe de DCReport.org, informó en el programa de Rachel Maddow en la cadena MSNBC el año pasado, con base en dos páginas de esas declaraciones de impuestos.
 
Barstow, Craig y Buettner investigaron la fortuna que Fred Trump, el prolífico constructor neoyorquino que murió en 1999, heredó al presidente Trump y sus hermanos que estaban vivos: Maryanne Trump Barry, Robert Trump y Elizabeth Trump Grau.
 
Un hallazgo central para la historia comenzó a surgir en abril de 2017, cuando Craig había buscado en Google un término poco conocido en el cual estaba interesado el grupo —mortgage receivable (activos respaldados por hipotecas), que los Trump usaron para describir las hipotecas de los hijos a Fred— combinado con el apellido Trump. Ella descubrió el formato de ejecución hipotecaria que la hermana del presidente, Maryanne, una jueza federal, había presentado en relación con su audiencia de confirmación en el Senado. A diferencia de los muchos que presentó durante sus años en el estrado, este no estaba redactado. En el documento, Craig notó una contribución de un millón de dólares de parte de una compañía oscura propiedad de la familia: All County Building Supply & Maintenance.
 
“¿Qué demonios?”, recuerda haber pensado Craig. “Ese fue el primer indicio que tuvimos de que, oye, hay algo relacionado con esta compañía que necesitamos entender”.
 
El trío comenzó a hablar con personas familiarizadas con el padre del presidente y su imperio. Esas personas dijeron a los tres periodistas que la compañía era una entidad que fungía como intermediaria creada por el presidente Trump y sus hermanos esencialmente para mover dinero de las compañías de Fred Trump a sus hijos. Después de que All County adquirió varios artículos para los edificios de Fred Trump, como calentadores y artículos de limpieza, una secretaria facturaría los artículos con un aumento del 20 al 50 por ciento. Los hermanos se embolsaban la diferencia.
 
En resumen, los hermanos recibieron millones en donaciones sin impuestos de parte de su padre, para evitar pagar una tasa del 55 por ciento sobre donaciones que exceden cierto valor que habrían reducido significativamente el total.
 
“Fue un gran día para nosotros cuando llegamos a esa conclusión”, dice Buettner.
 
Durante los meses siguientes, los reporteros obtuvieron decenas de miles de páginas de documentos, incluidas más de doscientas declaraciones de impuestos de Fred Trump, sus compañías, así como varias sociedades y fideicomisos de Trump. (“Tenemos una montaña virtual de hojas de cálculo”, dijo Barstow. “Deberíamos tener hojas de cálculo de nuestras hojas de cálculo”). El acervo incluía deposiciones anteriormente confidenciales, incluida una en la que Robert Trump, el hermano del presidente, aceptó que la familia usó recibos alterados de All County para justificar aumentos más altos a la renta de sus inquilinos que vivían en apartamentos donde los alquileres estaban regulados.
 
Este año, otro descubrimiento surgió cuando el equipo vinculó el recibo de un calentador de una demanda por lesiones que Buettner encontró que nombra a All County —un hombre resultó herido por el calentador en un edificio de Trump— con el recibo de un calentador que obtuvieron a través de una solicitud de la Ley de Derecho a la Información a la ciudad de Nueva York. Encontraron dos números de orden de compra idénticos, pero en la factura de All County a Fred Trump el precio del calentador está marcado con un aumento del 20 por ciento.
 
“Fue un momento raro de serendipia de reportero, ¿verdad?”, dijo Buettner. “Dos pedazos de papel de dos lugares separados que combinados te cuentan una verdad más grande”.
 
“Fue como si esas dos piezas del rompecabezas encajaran: una proveniente de la demanda y la otra de la solicitud de la Ley del Derecho a la Información”, dijo Craig. “Lo llamamos el momento Perry Mason“.
 
Barstow rastreó al hombre que le vendió el calentador a Fred Trump: Leon Eastmond, el dueño de A. L. Eastmond & Sons, una compañía del Bronx que fabrica calentadores industriales. Eastmond dijo que recordaba el almuerzo durante el cual Fred Trump negoció el precio de sesenta calentadores y después recibió cheques por correo de parte de All County. Eastmond dijo que nunca había escuchado de All County antes de esos cheques, y que él había interactuado principalmente con Fred Trump, su secretaria y Robert Trump.
 
Si la investigación era “un enorme rompecabezas”, entonces Eastmond era “la pieza que encajaba a la perfección en el centro del rompecabezas”, dijo Barstow.
 
A lo largo de la investigación, no sufrieron las típicas pausas sin actividad que enfrentan los periodistas de investigación —los callejones sin salida o las búsquedas que duran semanas sin obtener resultados importantes—. “Nunca pasaron tres semanas en las que no lográramos algún avance”, dijo Craig. “Solo continuamos encontrando cosas y más cosas”.
 
En cambio, la preocupación era cómo decidirían qué pistas seguirían. El artículo hace énfasis en cuánto falta por descubrir sobre las historias de las declaraciones de impuestos de la estirpe familiar de Trump, dijeron Craig, Barstow y Buettner.
 
“Uno de los grandes temas de esta historia y de todo lo que nos reveló es lo poco que realmente sabemos sobre el historial financiero del presidente”, dijo Barstow. “En todos los libros, en todos los perfiles, en todas las historias en los periódicos no hemos encontrado una mención de Donald Trump y All County Building Supply”.
 
Melina Delkic es una editora sénior
Fuente:

 The New York Times


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From: CUBA ETERNA Sent: 06/10/2018 14:06
UNIVERSO TRUMPISTA
Viví con Brett Kavanaugh en Yale y  el sábado pasado llamé al FBI para ofrecerles información valiosa respecto a su investigación por la presunta conducta sexual inapropiada del nominado a la Corte Suprema Brett Kavanaugh; pero el FBI nunca me devolvió la llamada.

Una Corte Suprema a la medida de Trump- (Caricatura de Garrincha)
Por William Scheuerman
El sábado pasado llamé al FBI para ofrecerles información valiosa respecto a su investigación por la presunta conducta sexual inapropiada del nominado a la Corte Suprema Brett Kavanaugh. Como muchos otros, esperaba que la investigación del FBI aclarara las graves acusaciones sin confirmar contra Kavanaugh. Sin embargo, el FBI nunca me devolvió la llamada.
 
Fui a la universidad en Yale con Kavanaugh, viví en la misma residencia y me gradué con él en 1987. No nos movíamos en los mismos círculos, yo fui a un instituto público de una ciudad industrial al norte de Nueva York mientras él llegó de la capital y asistió a una de sus principales preparatorias. Solo tengo vagos recuerdos suyos y de lo que hacía.
 
Parece que esta “investigación” es solo otro juego partidista para ganar algunos votos de los senadores indecisos.
Sin embargo, su supuesta conducta inapropiada contra otra de nuestras compañeras de clase de Yale del ‘87, Debbie Ramírez, ocurrió durante el año académico 1983-84 en una fiesta que se celebró en un “espacio común” en el primer piso de la residencia Lawrance Hall, donde Kavanaugh y yo vivimos durante nuestro primer año. La residencia estaba dividida en cuatro secciones, identificadas por las letras de sus respectivas entradas. Según se ha alegado y reportado, el incidente puede haber ocurrido cerca de la entrada “B”. Vivía en el primer piso de la entrada “A” y Kavanaugh en la entrada “D”.
 
Aunque no asistí a la fiesta, desenterré un viejo anuario e hice una lista de las personas que pensé que el FBI debería entrevistar. En la lista incluí a los residentes de la entrada “B” y a otros que podrían recordar el evento. Algunos de esos nombres han aparecido en las noticias, pero otros no.
 
Nunca pude proporcionarle esa lista a un agente del FBI. Lo primero que pensé fue que el FBI probablemente ya tenía la información que les pensaba ofrecer y estaba al tanto de todo.
 
Sin embargo, supe que muchos de los antiguos amigos y vecinos de la Lawrance Hall también estaban dispuestos a ofrecerle información potencialmente valiosa al FBI. El FBI tampoco se ha molestado en contactarlos. El abogado de Ramírez informó que facilitó una lista larga de posibles testigos. Afirmó que hasta el momento no han contactado a ninguno. El antiguo compañero de habitación de Kavanaugh también afirmó que rechazaron su ofrecimiento para facilitar información. Toda la evidencia disponible sugiere que el FBI no ha contactado con las personas a quienes debería entrevistar para realizar una investigación exhaustiva.
 
He sido profesor de ciencias políticas durante 25 años y siempre he recomendado a algunos de mis mejores estudiantes para trabajar en el FBI. De hecho, en la actualidad algunos de ellos trabajan para el FBI. Estoy seguro de que están haciendo un gran trabajo.
 
Sin embargo, para realizar una investigación seria sobre las acusaciones contra Kavanaugh es importante contactar con varios de los posibles testigos del incidente Kavanaugh-Ramírez. No se trata de entrevistar a personas al azar sino de localizar a aquellos que asistieron a la fiesta en la que pudo haber ocurrido el suceso o a quienes vivían en los dormitorios de las inmediaciones de la entrada “B” de Lawrance Hall. La noticia sobre este incidente se habría difundido rápidamente por nuestro pequeño mundo, y si realmente ocurrió, debe haber otras personas que puedan hablar al respecto.
 
El FBI no ha llevado a cabo esa investigación. Con la Casa Blanca y los republicanos del Senado al mando y presionando de forma brusca para cerrar el caso, es difícil imaginar qué podría suceder. Lo más probable es que el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, republicano por Kentucky, declare próximamente que se ha investigado a Kavanaugh y se ha confirmado que no hay evidencia que demuestren las acusaciones en su contra.
 
En realidad, parece que esta “investigación” es solo otro juego partidista para ganar algunos votos de los senadores indecisos. El liderazgo del Partido Republicano podría beneficiarse al hacerlo. ¿Pero quién pierde? No solo Christine Blasey Ford y Debbie Ramirez, quienes se merecen un mejor final por haber dado un paso adelante y haber arriesgado tanto, sino también el pueblo estadounidense que necesita que el FBI haga su trabajo sin la presión política de un partido.
 
Fuente:  HuffPost


 
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