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El próximo lunes, el candidato al Tribunal Supremo y la denunciante del supuesto acoso sexual declararán ante el Senado.Si Trump no logra confirmar pronto a su candidato al Supremo, las elecciones de noviembre pueden quitarles la mayoría en el Senado y ponérselo más difícil.
Sillón incómodo para el juez Kavanaugh
¿Puede un violador ser juez? y otros dilemas de la era Trump
Es una historia horrible, pero habitual. La acorraló en un dormitorio, la tiró sobre la cama e intentó quitarle la ropa. Ella trató de gritar y él le tapó la boca para que nadie la oyera. Él estaba muy borracho y ella escapó de milagro. Durante décadas no se lo contó a nadie. Ahora viene la parte menos habitual, pero igual de horrible: él puede ser el próximo juez del Tribunal Supremo de EEUU. Su voto puede ser el 5-4 que ilegalice de nuevo el aborto o que decida que Trump no puede ser acusado de un crimen mientras sea presidente.
Brett Kavanaugh es todo lo que los republicanos quieren en un juez, el único asunto en que el partido de Trump parece estar de acuerdo. Asistió a la mejor universidad, aprendió con los jueces más conservadores y trabajó contra Bill Clinton y para George W. Bush. Cuando el presidente anunció que le proponía como juez para el Tribunal Supremo, todos respiraron tranquilos y se prepararon para una confirmación tranquila en el Senado, donde tienen mayoría. Por eso la denuncia de la profesora universitaria Christine Blasey Ford los ha descolocado. Y más aún que se haya sometido a una prueba de polígrafo para demostrar que no miente.
El escándalo de Kavanaugh pone sobre la mesa todas las contradicciones de la era Trump y cómo su ascenso ha cambiado el mapa moral de EEUU y del Partido Republicano. Lo que antes era impensable es ahora tolerable. Lo que ayer acababa con cualquier carrera política, hoy es un mero contratiempo. Cuando le han preguntado al presidente si se plantea retirar la candidatura de Kavanaugh, ha respondido: "qué pregunta tan ridícula". Tiene todo el sentido. ¿Cómo va a escandalizarse de una acusación de abusos sexuales un presidente que ha sido acusado a su vez por más de una docena de mujeres?
Para Trump la decisión está clara pero, ¿y para su partido? ¿De verdad todos esos republicanos religiosos que van de rectos hombres de familia están dispuestos a pasar esto por alto? El incentivo para mirar hacia otro lado está claro: si no logran confirmar pronto a otro conservador en el Tribunal Supremo, en las elecciones de noviembre pueden quitarles la mayoría en el Senado y ponérselo mucho más difícil. Los republicanos se debaten por tanto entre tres posibilidades: la primera sería asumir la derrota y arriesgarse a proponer un nuevo candidato, la segunda es atacar a la denunciante diciendo que miente y la tercera es la vía más siniestra de todas. Decir que da igual, que no importa que intentara violarla.
Este argumento terrorífico gana puntos según pasan las horas. Aunque el juez Kavanaugh ha negado categóricamente la acusación, muchos republicanos ya dicen "¿y qué más da si lo hizo?". Argumentan que él solo tenía 17 años (ella 15) y que iba muy bebido. Un influyente senador nos invita a no mirar al pasado porque incluso si el crimen fuera cierto "sería difícil no pensar en quién es él hoy en día: un buen hombre". Añaden que tal vez él no miente sino que no recuerda nada del asunto a causa del alcohol. Pero en el fondo del asunto hay algo peor: la certeza de que en la era Trump se ha vuelto aceptable defender en público que alguien que viola a los 17 puede ser un gran juez a los 53, sin tener que reconocer el daño ni pedir perdón.
Algunas voces críticas entre los republicanos, muy pocas, han logrado al menos que el Senado escuche a la denunciante y al denunciado. El lunes que viene los dos hablarán en sede parlamentaria y tendremos más respuestas.
ACERCA DEL AUTOR:
CARLOS HERNÁNDEZ-ECHEVARRÍA, PERIODISTA ESPECIALIZADO EN ESTADOS UNIDOS
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UNIVERSO TRUMPISTA
Viví con Brett Kavanaugh en Yale, el sábado pasado llamé al FBI para ofrecerles información valiosa respecto a su investigación por la presunta conducta sexual inapropiada del nominado a la Corte Suprema Brett y el FBI nunca me devolvió la llamada.
Una Corte Suprema a la medida de Trump (Caricatura Garrincha)
El sábado pasado llamé al FBI para ofrecerles información valiosa respecto a su investigación por la presunta conducta sexual inapropiada del nominado a la Corte Suprema Brett Kavanaugh. Como muchos otros, esperaba que la investigación del FBI aclarara las graves acusaciones sin confirmar contra Kavanaugh. Sin embargo, el FBI nunca me devolvió la llamada.
Fui a la universidad en Yale con Kavanaugh, viví en la misma residencia y me gradué con él en 1987. No nos movíamos en los mismos círculos, yo fui a un instituto público de una ciudad industrial al norte de Nueva York mientras él llegó de la capital y asistió a una de sus principales preparatorias. Solo tengo vagos recuerdos suyos y de lo que hacía.
Parece que esta “investigación” es solo otro juego partidista para ganar algunos votos de los senadores indecisos.
Sin embargo, su supuesta conducta inapropiada contra otra de nuestras compañeras de clase de Yale del ‘87, Debbie Ramírez, ocurrió durante el año académico 1983-84 en una fiesta que se celebró en un “espacio común” en el primer piso de la residencia Lawrance Hall, donde Kavanaugh y yo vivimos durante nuestro primer año. La residencia estaba dividida en cuatro secciones, identificadas por las letras de sus respectivas entradas. Según se ha alegado y reportado, el incidente puede haber ocurrido cerca de la entrada “B”. Vivía en el primer piso de la entrada “A” y Kavanaugh en la entrada “D”.
Aunque no asistí a la fiesta, desenterré un viejo anuario e hice una lista de las personas que pensé que el FBI debería entrevistar. En la lista incluí a los residentes de la entrada “B” y a otros que podrían recordar el evento. Algunos de esos nombres han aparecido en las noticias, pero otros no.
Nunca pude proporcionarle esa lista a un agente del FBI. Lo primero que pensé fue que el FBI probablemente ya tenía la información que les pensaba ofrecer y estaba al tanto de todo.
Sin embargo, supe que muchos de los antiguos amigos y vecinos de la Lawrance Hall también estaban dispuestos a ofrecerle información potencialmente valiosa al FBI. El FBI tampoco se ha molestado en contactarlos. El abogado de Ramírez informó que facilitó una lista larga de posibles testigos. Afirmó que hasta el momento no han contactado a ninguno. El antiguo compañero de habitación de Kavanaugh también afirmó que rechazaron su ofrecimiento para facilitar información. Toda la evidencia disponible sugiere que el FBI no ha contactado con las personas a quienes debería entrevistar para realizar una investigación exhaustiva.
He sido profesor de ciencias políticas durante 25 años y siempre he recomendado a algunos de mis mejores estudiantes para trabajar en el FBI. De hecho, en la actualidad algunos de ellos trabajan para el FBI. Estoy seguro de que están haciendo un gran trabajo.
Sin embargo, para realizar una investigación seria sobre las acusaciones contra Kavanaugh es importante contactar con varios de los posibles testigos del incidente Kavanaugh-Ramírez. No se trata de entrevistar a personas al azar sino de localizar a aquellos que asistieron a la fiesta en la que pudo haber ocurrido el suceso o a quienes vivían en los dormitorios de las inmediaciones de la entrada “B” de Lawrance Hall. La noticia sobre este incidente se habría difundido rápidamente por nuestro pequeño mundo, y si realmente ocurrió, debe haber otras personas que puedan hablar al respecto.
El FBI no ha llevado a cabo esa investigación. Con la Casa Blanca y los republicanos del Senado al mando y presionando de forma brusca para cerrar el caso, es difícil imaginar qué podría suceder. Lo más probable es que el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, republicano por Kentucky, declare próximamente que se ha investigado a Kavanaugh y se ha confirmado que no hay evidencia que demuestren las acusaciones en su contra.
En realidad, parece que esta “investigación” es solo otro juego partidista para ganar algunos votos de los senadores indecisos. El liderazgo del Partido Republicano podría beneficiarse al hacerlo. ¿Pero quién pierde? No solo Christine Blasey Ford y Debbie Ramirez, quienes se merecen un mejor final por haber dado un paso adelante y haber arriesgado tanto, sino también el pueblo estadounidense que necesita que el FBI haga su trabajo sin la presión política de un partido.
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Confirmación de Kavanaugh prácticamente asegurada
WASHINGTON - La votación final para la confirmación de Kavanaughestá programada para la tarde del sábado y solo necesita una mayoría simple en el Senado republicano de 51 a 49 miembros. Después de varias semanas de acusaciones, politiquería y ruidosas protestas en el Capitolio, un par de senadores indecisos declararon el viernes que respaldarán la confirmación de Brett Kavanaugh para la Corte Suprema, con lo que prácticamente se garantiza que el Senado ascienda al jurista al máximo tribunal del país el sábado.
Los anuncios de la republicana Susan Collins, por Maine, y el demócrata Joe Manchin, por Virginia Occidental, pusieron fin a gran parte del suspenso en torno a la batalla política que ha acaparado la atención del país, a pesar de que algunos de los demócratas más fervientes insistieron en debatir durante la noche ante una cámara de Senadores prácticamente vacía.
Algunos de ellos continuaron expresando su preocupación de que Kavanaugh inclinaría la corte aún más a la derecha, incluyendo posibles fallos solidarios con el presidente Donald Trump, quien lo nominó al cargo. Pero los argumentos en contra de Kavanaugh han quedado muy atrás desde que el caso se vio ensombrecido por las acusaciones de que abusó sexualmente de mujeres hace varias décadas, algo que niega rotundamente.
En el momento crucial del viernes, Collins, quizá la republicana más moderada de la cámara, expresó su apoyo a Kavanaugh hacia el final de un discurso ante el pleno que duró casi 45 minutos. A pesar de que fue parte de un puñado de republicanos que ayudó a desmantelar el intento de Trump de deshacerse de la ley de salud del presidente Obama hace un año, en esta ocasión resultó vital en la victoria de Trump.
Collins dijo a los otros senadores que el dramático testimonio que dio Christine Blasey Ford la semana pasada al describir el supuesto ataque sexual de Kavanaugh en 1982 fue “sincero, doloroso y convincente”. Pero también indicó que el FBI no encontró en los testigos que nombró Ford alguna evidencia que corroborara las acusaciones.
“No nos hará bien a largo plazo si abandonamos la presunción de inocencia e imparcialidad, por más tentador que parezca”, declaró. “Debemos recordar siempre que cuando las pasiones están más inflamadas, la imparcialidad corre mayor peligro”.
Esas pasiones fueron evidentes esta semana en una disputa que podría energizar a los votantes de ambos partidos rumbo a las elecciones por el control de Congreso, a realizarse en tan solo cinco semanas. Hubo ruidosas protestas —en su mayoría contra Kavanaugh — en el Capitolio, que estuvo lleno de tensión luego de que varios legisladores fueron confrontados por los manifestantes en repetidas ocasiones a pesar de la mayor presencia policiaca. El viernes fueron arrestados otros 101 manifestantes, indicó la policía del Capitolio.
Se prevé que todo concluya la tarde del sábado con una votación final que prácticamente se apegará a las líneas partidistas. Eso representará un final anticlimático a una disputa que tuvo como telón de fondo al movimiento #MeToo (#AMíTambién) y el inquebrantable respaldo de Trump a su nominado, dos fuerzas en sentidos opuestos que durante semanas mantuvieron en duda el destino de Kavanaugh.
Manchin, el otro legislador que se había declarado indeciso, utilizó un comunicado vía email para anunciar su respaldo a Kavanaugh poco después de que Collins concluyó su discurso, convirtiéndose en el único demócrata a favor de la confirmación. Manchin enfrenta una complicada reelección el próximo mes en un estado en el que Trump ganó en 2016 con un margen de 42%.
“Mi corazón está con todos aquellos que han experimentado cualquier tipo de abuso sexual a lo largo de sus vidas”, dijo Manchin. Pero añadió que basándose en el reporte del FBI, “he encontrado que el juez Kavanaugh es un jurista calificado que se apegará a la Constitución y determinará los casos basado en las conclusiones jurídicas que se le presenten”. Poco después, varios manifestantes le gritaron “¡Qué vergüenza!” mientras el senador hablaba con la prensa. La votación final para la confirmación de Kavanaughestá programada para la tarde de de este sábado, 6 de octubre. |
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De: Chiquin |
Enviado: 06/10/2018 18:25 |
Que HORROR! Que verguenza para este pais.
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