"La salud en Cuba es gratuita pero cuesta", dicen los carteles que el Gobierno mantiene desde hace ya más de año y medio en todos los centros hospitalarios. Pero la realidad para muchos cubanos que dependen de medicamentos por enfermedades crónicas o deben acudir con frecuencia al médico no está reflejada en ese mensaje.
Durante el mes de noviembre del pasado año el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) reconoció "grandes afectaciones" en la producción y abastecimiento de medicamentos. La escasez se mantiene y favorece un mercado negro en el cual el mejor postor accede primero al tratamiento. Ninguna enfermedad, por grave que sea, está excluida de esta dinámica.
El Tramadol, del cual dependen enfermos de cáncer, es uno de los medicamentos más controlados por el Estado. "La receta parece una inscripción de nacimiento", comenta Amanda, una paciente. Para adquirirlo, se debe portar no solo el Carné de Identidad, sino recetas con la firma, número de identidad, cuño y dirección del médico que lo indicó.
En las farmacias estatales una caja de 60 tabletas solo cuesta 12.50 pesos (moneda nacional, unos 0.50 centavos de dólar), pero existe toda una red clandestina alimentada en parte por dependientes que sustraen el medicamento para revenderlo.
En el mercado negro el Tramadol cuesta cinco pesos convertibles (CUC, que el Gobierno equipara al dólar), mientras que las farmacias en divisas (también estatales) venden la caja a 12CUC y el ámpula a tres CUC. Estos precios son prohibitivos para la mayoría de los enfermos, en un país en el que el salario medio no supera los 30CUC al mes .
"Con una chequera de 200 pesos cubanos (unos ocho CUC) no puedo hacer nada", lamenta Julia, enferma de cáncer. "Si el Tramadol se pierde en la farmacia, no tengo como comprarlo".
Otros pacientes, como Amanda, consiguen el dinero y pagan "por la izquierda".
"Es mi salvación aunque sea una mierda", dice Amanda. "Tanta cosa con que la salud es gratis en Cuba, pero al final si no tienes el dinero pasa igual que en cualquier país del mundo. Y la cosa esta malísima, ahora mismo el Tramadol no aparece ni en los centros espirituales".
Otros desaparecidos son los biosensores para el análisis del azúcar en sangre, que se producen en Cuba y cuestan seis pesos en las farmacias estatales. En el mercado negro solían costar diez pesos, pero el precio ha subido debido a la escasez.
"Las estoy comprando a 20 pesos", admite una insulinodependiente. "Y eso cuando aparecen, porque en mi farmacia llevo meses sin conseguir. Sé que las cogen de la misma farmacia pero necesito asegurar mi salud y en todos los lugares del mundo necesitas dinero para pagar medicamentos. Aquí es igual".
La Simeticona es un medicamento usado para aliviar los cólicos en los niños recién nacidos. Todos los bebés los padecen, pero las gotas orales solo pueden adquirirse en las farmacias en divisa a un precio de seis CUC en adelante.
"Es un abuso lo caras que son", se queja Manuel, quien las compró en la farmacia de Ultra a 6.90CUC. "Supongo que ellos saben que uno se roba lo que tenga que robarse para comprar la medicina del bebé".
Llamar una ambulancia no es siempre la mejor opción. La falta de vehículos hace que con frecuencia la espera sea demasiado larga, a no ser que se tengan contactos. Incluso en hospitales como el Calixto García el servicio "gratuito" de ambulancias solo funciona pagando. Recibirlo cuesta alrededor de 10CUC. Incluso recorridos de no más de 100 metros dentro del hospital están bajo esta tarifa. La alternativa es que sean los propios familiares quienes trasladen al paciente recién operado.
"Le acababan de amputar unos dedos a mi padre", cuenta Adela. "A la hora de salir del quirófano, los ambulancieros no querían trabajar porque estaban cansados y, según ellos, no tenían gasolina. Un amigo me sugirió que los 'ayudara' y les di diez CUC. Resulta que eso es lo que piden normalmente".
El servicio de ambulancia para llevar a los pacientes amputados al hospital para exámenes tiene una tarifa de 15CUC.
Las intervenciones quirúrgicas también tienen su tarifa. Raúl, un joven de 28 años, comenta que así le paso en el Calixto García con su abuela.
"Tenía gangrena en la pierna y la operación era de urgencia. Pasaron más de tres días porque cada vez que teníamos que llevarla al quirófano, con una silla de ruedas prestada porque ellos no tienen, faltaba cualquier cosa. Finalmente hablé con la doctora y le di los 40CUC".
También los partos tienen precio en algunos hospitales maternos. Estos rondan generalmente los 50CUC. Garantizan una correcta atención a la madre durante el alumbramiento.
"En el parto de mi prima, en Maternidad Obrera, el doctor soltó el precio a la cara", comenta Julián. "Aseguraba que todo estaría limpio en la sala y que las enfermeras tendrían ganas de ayudarla después de la operación. Una locura que funciona porque la gente que no paga es muy mal atendida".
No obstante, muchos médicos no participan de este entramado. Para Leonor la experiencia negativa y el gasto de dinero vinieron de las condiciones del hospital donde estuvo ingresada.
"El equipo que me practicó la cesárea fue muy profesional y no me pidió ni un centavo", asegura. "Las condiciones del hospital fueron otra cosa. Cucarachas subiendo por el hueco del lavamanos y ratones en los balcones. Mi mamá tuvo que limpiar con cloro hasta las paredes de mi cuarto", recuerda.
"Tampoco había agua corriente, así que las embarazadas y recién paridas tenían que contar con la familia hasta para lavarse las manos, o cargar ellas mismas los cubos. Las condiciones en que trabajan los médicos son también pésimas".
"Los hospitales en los que he estado últimamente parecen campamentos de guerra. El gasto en comida, transporte y limpieza que hizo mi familia fue mucho mayor que lo que ponen que le cuesta al Estado la salud en los carteles esos que pegan en los policlínicos y los hospitales".
CARLOS TRUJILLO HERRERA, LA HABANA, NOVIEMBRE 2018