ELECCIONES ESTADOS UNIDOS
La ola de enfado contra el presidente cala en las urnas, pero los republicanos mantienen el control del Senado. Se rompieron muchas otras barreras invisibles, el primer gobernador abiertamente homosexual del país salió elegido en Colorado: Jared Polis; Alexandria Ocasio-Cortez, de Nueva York, se convirtió, con 29 años, en la mujer más joven elegida nunca en la Cámara de Representantes; y la victoria de Rashida Tlaib en Michigan significó la llegada del primer musulmán al Capitolio.
'Jared Polis, primer gobernador abiertamente gay de Colorado'
Los demócratas recuperan la Cámara de Representantes y debilitan a Trump
AMANDA MARS - ANTONIA LABORDE
El Partido Demócrata ha recuperado este martes el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, tras ocho años de mayoría republicana, y ha dejado debilitado lo que queda de mandato de Donald Trump. No ha logrado, sin embargo, asestar el que hubiera sido un golpe letal, ya que los conservadores mantienen el Senado. Se abre una etapa de incertidumbre, en la que los controvertidos sueños trumpistas de levantar un muro con México para frenar la inmigración o la liquidación de la reforma sanitaria de Barack Obama quedan heridos de muerte. El descontento con el presidente, uno de los gobernantes más impopulares y divisivos de la historia reciente, ha movilizado a los votantes progresistas en unas elecciones legislativas marcadas por la alta participación y el reflejo de un tiempo nuevo. Los estadounidenses han escogido un Congreso con más mujeres y más diversidad racial y religiosa que nunca.
La conquista de la Cámara baja por parte de los demócratas mueve las placas tectónicas en Washington. El presidente ha gobernado hasta ahora desde la Casa Blanca con la tranquilidad de que al otro lado de la Avenida Pensilvania también reinaban los suyos, pero el cambio de mayoría conlleva muchos problemas para el republicano. Los demócratas podrán bloquear la aprobación de leyes, ya que requieren el visto bueno de ambas partes del Capitolio, e impulsar sus propios proyectos legislativos, aunque luego se den de bruces con el muro republicano en el Senado. También disponen de los votos necesarios para iniciar investigaciones sobre Trump y sus negocios, e incluso impulsar un proceso de destitución (impeachment), aunque difícilmente prosperaría, porque necesita dos tercios de los senadores.
La llamada ola azul, color con el que se identifica al partido de Barack Obama y Hillary Clinton, llegó sin fuerza suficiente para arrastrar a la Cámara alta, una empresa sumamente difícil en tanto que solo se renovaban 35 de los 100 escaños y la mayoría, 26, eran demócratas. De hecho, los republicanos consolidan su mayoría en el Senado manteniéndose al menos con 51 representantes.
Una vez más, el voto rural tendió a favorecer a los republicanos y las zonas urbanas y suburbanas a los demócratas. Pero para estos últimos, el triunfo en la Cámara de Representantes, que ya han alcanzado la mayoría de 219 asientos, arroja señales esperanzadoras: ganaron distritos en los que no eran favoritos en Nueva York, Texas, Illinois o Virginia. Y en la batalla por el puesto de gobernador lograron importantes victorias en Michigan y Wisconsin, zonas del cinturón industrial que en 2016 abrazaron al magnate.
Fue también una buena noche para el movimiento feminista, vigorizado por la ola MeToo de protesta contra el acoso sexual, ante un presidente acusado de abusos por varias mujeres y que se ha caracterizado por sus comentarios a menudo sexistas. Con los resultados disponibles a medianoche ya se sabía que el Capitolio tendría al mayor número de congresistas mujeres de su historia.
Se rompieron muchas otras barreras invisibles este martes. El primer gobernador abiertamente homosexual del país salió elegido en Colorado: Jared Polis; Alexandria Ocasio-Cortez, de Nueva York, se convirtió, con 29 años, en la mujer más joven elegida nunca en la Cámara de Representantes; y la victoria de Rashida Tlaib en Michigan significó la llegada del primer musulmán al Capitolio.
Todos hablaron de victoria. “Un éxito tremendo esta noche. ¡Gracias a todos”, escribió Trump en su cuenta de Twitter. Sobre la misma hora, sin embargo, llamó para felicitar a la veterana congresista Nancy Pelosi, peso pesado demócrata y líder de este partido en la Cámara de Representantes. Pelosi destacó el éxito y llamó a la “unidad” en un momento en el que el Congreso estadounidense queda partido por la mitad, con los republicanos en el poder en el Senado y los demócratas en la Cámara baja. En el actual contexto la polarización política que vive el país desde hace años, las posibilidades de bloqueo en la política nacional resultan evidentes.
Las elecciones de medio mandato siempre destilan aroma a plebiscito, pero estas lo han hecho especialmente, ya que Trump se ha colocado en el centro de la campaña, como candidato omnipresente en múltiples mítines. Las legislativas también suelen servir de castigo al presidente. Salvo escasas excepciones, los partidos del Gobierno siempre han perdido escaños desde Franklin D. Roosevelt. En el caso de Obama, en 2010, los demócratas perdieron la mayoría de la Cámara de Representantes, aunque la debacle llegó en 2014, cuando el dominio conservador aumentó en dicha Cámara y se extendió al Senado.
Ahora los demócratas leerán los resultados de este martes con cuidado y tratarán de buscar algunas respuestas que indiquen cuál es el camino a seguir en 2020, cuando vuelve a elegirse al inquilino de la Casa Blanca. Beto O'Rourke, con un mensaje muy progresista, no ha logrado finalmente ganar la carrera al Senado por Texas, uno de los grandes bastiones conservadores. Pero otro modelo del candidato demócrata, Phil Bredesen, centrista, tampoco lo ha conseguido en Tennesee.
También son contradictorias las señales para los republicanos. Casos como el de Florida hablan del tirón del trumpismo: un candidato a imagen y semejanza de Trump, como Ron de Santis, se ha impuesto Andrew Gillum, un candidato en el ala izquierda del Partido Demócrata. Al mismo tiempo, la pérdida en algunos distritos industriales muestran el desgaste de una presidencia tan extravagante como la del neoyorquino.
El magnate ha llegado a esta cita electoral con un ratio de aprobación del 40%, una tasa sorprendentemente baja para un presidente que está viviendo una de las fases económicas más expansionistas y prolongadas de la historia. Pero mantiene el atractivo entre los suyos, otro síntoma de división.
Han sido unas legislativas distintas de la mayoría, como distintas son muchas cosas en la era Trump. El voto anticipado registrado a un día de la cita se disparó (34,5 millones, un 50% más que en 2014, según la CBS), señal de un nivel de participación mucho más elevado de lo habitual. La campaña electoral ha reflejado el clima de crispación. La buena marcha de la economía, con el nivel de paro más bajo desde la guerra de Vietnam, consistía en su gran baza electoral, pero el magnate neoyorquino trató de contrarrestar la movilización de los demócratas azuzando a sus bases con el discurso contra la inmigración, vinculando a los sin papeles con la violencia y haciendo uso de su poder presidencial, al enviar a más de 5.000 soldados a la frontera.
Mientras, los demócratas trataron de desmarcarse de un debate, el migratorio, en el que solo pueden perder, ya que, según los sondeos, sus votantes apoyan la inmigración, pero no lo premian en las urnas. Los candidatos de todo el país lucharon por centrar el discurso en los asuntos sociales en los que sus programas tienen más que ganar, los problemas del sistema sanitario, los escasos frutos que la mejora económica deja en las clases más desfavorecidas o las políticas regresivas que se están abriendo paso en EE UU en materias como el aborto o los derechos LGTB.
Las encuestas a pie de urna revelaron que mientras que republicanos votaron pensando en la inmigración, los demócratas lo hicieron con la sanidad. También confirman tendencias, son los hombres blancos el grupo al que básicamente se debe la victoria republicana.
Después de este martes se abre una nueva etapa en la era Trump, con efectos dentro y fuera de Estados Unidos. El magnate ha roto con el orden exterior de Barack Obama, se ha distanciado de los históricos aliados del país e iniciado una guerra comercial con China de consecuencias globales. Buena parte de sus acciones emanan de su poder presidencial, pero ahora le lastra un importante contrapeso en el Congreso. También cambian las potenciales consecuencias de la investigación de la trama rusa, las pesquisas a cargo del fiscal especial Robert Mueller sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
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La diversidad ha sido una de las ganadoras indiscutibles de la jornada electoral de este martes en Estados Unidos. Nunca tantas mujeres se habían presentado al Congreso y ese empuje en el número de candidatas se ha trasladado a los resultados. Pero no solo ellas han hecho historia. Las minorías han logrado hitos como la elección de las dos primeras congresistas indígenas y del primer candidato abiertamente gay. Como resultado, el nuevo Congreso será el más representativo hasta la fecha. De las candidaturas que más prometían romper con el statu quo, estas son las que lograron su cometido:
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Alexandria Ocasio-Cortez, la mujer más joven. Con 29 años, ha logrado convertirse en la mujer más joven en llegar al Congreso. La estrella demócrata de las legislativas ganó por una amplia ventaja en el distrito 14º de Nueva York. Hace un año exactamente era camarera en un restaurante mexicano y hoy es una de las figuras emergentes más relevantes del Partido Demócrata. La latina del Bronx logró vencer al republicano Anthony Pappas sin dificultad, a pesar de no tener pasado político ni el apoyo de grandes poderes financieros.
Jared Polis, el primer gobernador homosexual. El político, empresario y filántropo, a diferencia de Ocasio, sí tenía un presupuesto contundente y de su propio bolsillo. El demócrata de Colorado consiguió ser el primer gobernador abiertamente homosexual de Estados Unidos. Se estima que Polis, de 44 años, tiene un patrimonio neto de casi 400 millones de dólares. El gobernador demócrata de Nueva Jersey, Jim McGreevy, elegido en 2001, se declaró homosexual mientras ocupaba el cargo.
Deborah Haaland y Sharice Davids, las primeras indígenas. Las nativo-americanas lograron algo inédito. El Congreso nunca había tenido una indígena entre sus representantes en sus más de 230 años de historia y en esta elección lograron entrar dos. Una de ellas es Deborah Haaland, la nueva legisladora de Nuevo México. Haaland, de 57 años, pertenece a la tribu de Pueblo de Laguna, una de las 566 reconocidas legalmente en el país norteamericano. Con una victoria que rondó el 60% de los votos, la demócrata da un paso al frente de la política tras casi dos décadas entre las bambalinas. La otra es Sharice Davids, demócrata por Kansas, quien es la primera mujer nativa y abiertamente lesbiana en llegar a una de las Cámaras. El 53% de los votos le permitieron a la abogada entrar por la puerta grande en Washington.
Rashida Tlaib e Ilhan Omar, las primeras musulmanas. Las musulmanas también hicieron doblete después de no haber sido representadas nunca antes. La demócrata Rashida Tlaib, hija de padres inmigrantes palestinos, triunfó en Michigan. Aunque no tenía oponente porque los republicanos no llevaron candidato, el mérito de la abogada de 42 años es histórico, entre otras cosas, por romper con el establishment instalado en su propio partido. Ilhan Omar, musulmana, también se convirtió en la primera legisladora estadounidense de origen somalí. La demócrata de 33 años huyó junto a su familia de la guerra de Somalia, vivió cuatro años en un campo de refugiados en Kenia y llegó a Estados Unidos a los 12.
Ayanna Pressley, la primera congresista negra de Massachusetts. Otra candidata que tenía el triunfo en el bolsillo por no tener competencia. Pressley, oriunda de Chicago, es la primera legisladora negra de Massachusetts. Pertenece al ala progresista del Partido Demócrata y dio la gran campanada en las primarias cuando desbancó a Michael Capuano, un político con 20 años de experiencia en el Congreso. Fue víctima de acoso sexual cuando era niña y cuando tenía 19 años. "Ninguno de nosotros compitió para hacer historia. Competimos para hacer un cambio", dijo este martes Pressley en su discurso de agradecimiento.
Marsha Blackburn, primera senadora en Tennessee. La republicana es la primera senadora electa en Tennessee. Blackburn, de 66 años, estuvo en el ojo del huracán durante la nominación del juez del Tribunal Supremo Brett Kavanaugh, a quien apoyó a pesar de la polarización social en su Estado sobre este asunto. Apoya la construcción del muro, las leyes antiinmigración de Trump y el castigo a los jugadores de la liga de fútbol americano que se arrodillen ante el himno. El llamamiento de Taylor Swift a no votar por ella no dio resultado, ya que le sacó más de 10 puntos a su contrincante.
Veronica Escobar y Sylvia Garcia, las primeras legisladoras latinas de Texas. Las dos demócratas lograron victorias arrolladoras respectivamente. Así, ambas candidatas van a representar a Texas en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Aunque los latinos representan casi el 40% de la población del Estado, los texanos nunca habían elegido a una mujer latina para el Congreso.
Un favorito de la lista era el candidato demócrata Andrew Gillum, que aspiraba a convertirse en el primer gobernador negro de Florida, pero ha perdido por casi cuatro puntos de diferencia contra el republicano Ron DeSantis.
ANTONIA LABORDE Y AMANDA MARS, WASHINGTON 07/11/2018
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