Cuando se cumplen dos años de la muerte de George Michael, se antoja un momento estupendo para celebrar su legado. Con la perspectiva que da el tiempo, es más fácil comprobar el alcance de su obra y el impresionante talento que desplegó en sus discos.
Un alcance mayor de lo que pueda parecer a primera vista. Porque no solo nos podemos quedar con el hecho de que estos días vuelve a sonar insistentemente Last Christmas…
Sirva para muestra la reciente reedición de Listen Without Prejudice, Vol. 1, un álbum que marcó un antes y un después en su carrera, y que confirmó que era un artista con una voz y una sensibilidad singulares. George Michael se permitió iniciar una rebelión contra la todopoderosa Sony Music, agotado tras la brutal exposición mediática que vivió durante la era de Faith (1987), el disco que le convirtió en una superestrella global.
Fue un artista sin vergüenza. Donde muchos quisieron ver lo contrario a un ejemplo a seguir, yo veo a un creador ejemplar, que no solo se dejó llevar por sus impulsos creativos ajeno a críticas y prejuicios. También a un hombre homosexual que siguió siempre sus instintos, incluso los denominados primitivos, sin permitir que los juicios ajenos le influyeran.
Vivió a lo grande dos épocas doradas del pop, las de los 80 y los 90, y en ambas actuó de manera muy distinta. En los 80 supo amoldarse a las reglas del juego, exultante, desbordando talento, coquetería y una ambigüedad irresistible. En los 90 marcó sus reglas, y muchos se escandalizaron. Allá ellos.
Tras apostar por un pop perfectamente apto para las masas con Faith y demostrar lo bien que se le daba, optó por un disco introspectivo, Listen Without Prejudice Vol. 1, con un solo corte claramente bailable, Freedom ’90, que se convirtió de inmediato en un himno. Con claras influencias de los Beatles (Praying for Time) o Stevie Wonder (del que versionó They Won’t Go When I Go), es el primero de los discos de Michael en que se desnudó abiertamente ante el público. Y contiene alguna de las mejores canciones de su carrera, como la excelsa Cowboys and Angels.
Por qué es un álbum que durante mucho tiempo no se valoró en su justa medida? Porque cobró una mayor entidad el deseo de George Michael de alejarse de la maquinaria mediática –por razones que ahora muchos descubrirán en el documental Freedom– y dejar que la música hablase por sí sola.
No quiso aparecer en la portada del álbum –utilizó una fotografía de Weegee– ni dar entrevistas, y los altos cargos de su compañía, concretamente en Estados Unidos, no lo comprendieron, y boicotearon el alcance de un disco que aún así funcionó muy bien, porque la calidad de su contenido era –es– incontestable.
Antes de morir, George Michael trabajaba en un documental que ya vio la luz, Freedom, en dos versiones distintas –una de ellas, la más reciente, el denominado ‘montaje del director’–. En él quería contar su personal odisea en aquellos momentos cruciales de su carrera, en los que se convirtió en un adalid de la libertad artística y se arriesgó a perder todo lo que había logrado como parte del dúo Wham! y después ya como solista. Una vez visto, el documental dejaba un regusto agridulce por varios motivos.
Para ser el retrato de un artista tan singular, se optó –¿lo quiso así George Michael?– por un retrato muy convencional de su vida y su carrera, es un documental blanco que pasa de puntillas por sus momentos más oscuros y no profundiza en exceso en ellos.
Tenían gran protagonismo las voces de numerosas estrellas invitadas, de Elton John a Mary J. Blige, pasando por Kate Moss, James Corden, Tracey Emin, Clive Davis o Liam Gallagher. Ni familiares ni parejas –aunque el fallecido Anselmo Feleppa tiene, lógicamente, un gran protagonismo en la narración, dado que marcó la vida y la música de Michael tremendamente–, y tampoco aparecía, solo de manera testimonial, David Geffen, quien le ayudó a resucitar su carrera en el momento en que nadie apostaba ya por su vuelta tras años de batallas legales y desgracias personales.
Ni siquiera George Michael aparece todo lo que debiera, aunque eso se termina entendiendo al ver las entrevistas de archivo recuperadas. Ese George que trabajaba en este documental, que no atravesaba precisamente por su mejor momento de salud, aparece de lejos, en planos generales y de espaldas. Y cuando se repasaban sus inicios como querubín en Wham! escuchábamos la voz de Michael, explicando que siempre tuvo una enorme inseguridad física, incluso siendo joven. Que el engreimiento siempre fue visto como pecado en su familia, y que por tanto él mismo se sentía culpable del exhibicionismo extremo que practicaba.
Eligió el camino equivocado hacia la felicidad, afirmaba en Freedom, y ojo, que mientras lo cuenta le vemos frente a estadios llenos de admiradores que babeaban con sus contoneos durante la gira de Faith. Para su debut en solitario se creó un personaje –en parte inspirado por la iconografía de Tom of Finland, indudablemente– tras el que escudó sus inseguridades. Y que casi le destruye.
El éxito no le hizo feliz, sino todo lo contrario, y convertirse en objeto de deseo de millones y millones alrededor del mundo solo le hizo sentirse más solo. Son las contradicciones que siempre acarrea la fama, y más a los niveles de los 80, prácticamente inconcebibles a día de hoy. Y los grandes premios, tradicionalmente reservados para artistas de color en categorías como soul y r’n’b, que ganó George Michael gracias a Faith desataron las críticas de estrellas como Gladys Knight, que le acusaron de apropiación cultural. Stevie Wonder se burla de aquella ridiculez. “Ah, ¿George Michael es blanco?”, se preguntaba en el documental.
Listen Without Prejudice. Vol. 1 se convirtió en una reacción contra todos esos excesos y tormentos a que le abocó convertirse en una superestrella. Y entró en una de las fases más fascinantes de su vida. En su concierto en Rock in Rio de 1991 conoció a su primer gran amor, el brasileño Anselmo Feleppa, y cuenta que por fin empezó a disfrutar realmente de su vida, alejado de tours promocionales y experimentando ese amor del que tantas veces había escrito.
Esa felicidad duró poco, porque su pareja moriría en 1993 víctima del VIH. Y la ira por esa desgraciada pérdida la descargó en los tribunales contra Sony, cuando pretendía anular el contrato, en su opinión abusivo, que firmó en su día. A los 30 años, denunció la esclavitud profesional a que se sentía sometido. Perdió el juicio.
Es otro de los capítulos que tenía cierta importancia en aquel documental, aunque tampoco se entraba en los detalles de aquella experiencia, que sin duda marcó un antes y un después en la manera en que las estrellas pop se relacionaban con sus sellos –muy acertado el guiño a otro artista que vivió experiencias similares, Prince, que apareció lanzando su apoyo públicamente a Michael, con “slave” escrito en la cara, en los MTV Europe Music Awards de 1994, en Berlín–.
Si en 1992, durante un concierto tributo a Freddie Mercury –cuyos beneficios se destinarían a la lucha contra el sida– sufría en silencio, sin saber si su amado Anselmo viviría mucho más y sin haber hablado aún abiertamente de su homosexualidad, tras la muerte de este –y un periodo de duelo y bloqueo creativo que duró dos años– se abrió en canal con Older, editado en 1996.
Curiosamente, si el documental Freedom se centraba especialmente en la era Listen Without Prejudice, eran los apuntes en torno a Older los más reveladores que contiene. Michael lo define como un disco de “duelo y recuperación”, y también llega a decir que realmente ese disco supuso su salida del armario sin necesidad de decirlo. Dedicado por completo a su fallecido amor, no solo nos permite verlo en Jesus to a Child, en la que habla explícitamente de la dolorosa experiencia que vivió.
A través de declaraciones de archivo, escuchábamos a George Michael en Freedom explicar que el legendario single Fastlove habla de cómo intentó encontrar en el cruising consuelo para su dolor. Y en Spinning the Wheel apuntó cómo el sexo casual con desconocidos le hizo ver que cada encuentro podía suponer jugársela y contraer el VIH.
Ya hablaba de las chemsex hace más de 20 años, con una sutilidad admirable –la era Olderpide un documental detallado centrado en ella desde ya–. En realidad, esa fue su manera de plasmar de un modo explícito su sexualidad gay, aunque entonces pocos lo captaron. Tendría que llegar su escándalo en unos baños públicos –y su correspondiente canción, Outside– para que el mundo se diese cuenta, ya sin sutilidad de por medio –por cierto, otro episodio por el que se pasa de puntillas en Freedom–.
La honestidad con la que se enfrentó siempre a su música es lo que le hizo tan grande, y que permite redescubrir su discografía ahora desde una perspectiva que la convierte en un libro abierto, en una autobiografía que destila soul. Afirma en los últimos minutos del documental que querría ser recordado por su integridad. Puede estar muy tranquilo, porque si algo demuestran Listen Without Prejudice y Freedom es que fue libre, íntegro y fiel a sus principios hasta final de su vida, y por eso es tan importante ahora, en tiempos en que el pop rehúye la integridad, recordarlo y celebrarlo.
Su apuesta por la libertad, personal y creativa, le convirtió en un referente que a día de hoy se antoja incluso más admirable. Es un auténtico drama que Prince y él, dos artistas que lucharon desde dentro de la industria musical por el respeto máximo hacia los creadores, se fueran en el mismo año. Ha quedado claro que su valentía les honró.
Georgios Kyriacos Panayiotou -verdadero nombre del cantante- vendió más de 100 millones de discos a lo largo de una carrera que abarca casi cuatro décadas.
Se hizo famoso en la década de 1980 cuando formó Wham!, junto a su amigo de la escuela Andrew Ridgeley. El dúo alcanzó cuatro veces el primer lugar en los rankings de canciones de Reino Unido.
A lo largo de su trayectoria, 25 de sus canciones, como "Careless Whisper" y "Faith", ocuparon los primeros diez lugares de sencillos en Inglaterra. El artista ganó dos premios Grammy y tres galardones Brit. Luego de años negando las especulaciones sobre su sexualidad, Michael declaró que era gay en 1998.
En la vida de George Michael abundaron los éxitos de ventas y los aplausos, pero también los escándalos. Su atractivo físico y su excelente calidad vocal lo convirtieron en uno de los favoritos sobre el escenario mientras maduró de ídolo adolescente en el dúo Wham! a superestrella como solista.
Pero hubo momentos en los que su batalla con las drogas y sus encuentros desafortunados con la policía ocuparon los titulares y amenazaron con eclipsar su trayectoria musical.
Con la fama llegó también la depresión, con la que el artista luchó durante años.
En una entrevista, dijo estar agradecido por "ser parte de la vida de la gente como artista". Pero también admitió no tener la capacidad de sobrellevar la fama. "Mi Dios, ojalá pudiera hacerle frente, Quisiera haber nacido con esa armadura, pero no fue así", dijo.
DISPUTA LEGAL CON LA DISQUERA SONY
Mientras Michael rompía récords de ventas con su álbum solista "Faith", emprendía una batalla legal con la disquera Sony que finalmente perdió.
El artista reclamó que el contrato que firmó en 1988 era injusto bajo las leyes británicas y de la Unión Europea porque lo obligaba a estar atado a la compañía por 15 años. Esa cláusula le haría perder el control de la promoción de su música, dijo en una corte londinense.
Michael testificó también que los ejecutivos de Sony no habían estado de acuerdo con su intención de no ser proyectado como el símbolo sexy adolescente de sus días en el dúo Wham!, reportó el diario TheNew York Times en 1994. A pesar de perder la demanda, George logró divorciarse de Sony luego de que Virgin comprara su contrato, sin embargo, en 2003 el artista regresó a Sony.
LA POLÉMICA DE "I WANT YOUR SEX"
El primer sencillo del álbum "Faith" (1987) de Michael se llamaba "I Want Your Sex" ("Quiero tu sexo"). El solo título de la canción, que habla sobre un hombre intentando convencer a una mujer de tener relaciones, causó controversia particularmente en la radio estadounidense.
Muchas estaciones se rehusaron a reproducir la canción, mientras que otras cambiaron la palabra "sexo" por "amor" y editaron una nueva versión. De cualquier modo, la canción llegó al número uno de popularidad tanto en Inglaterra como en Estados Unidos.
EL INCIDENTE DE LOS BAÑOS
En abril de 1998, Michael fue arrestado en un baño público de Beverly Hills (California) por un policía encubierto y fue acusado de participar en un acto lascivo. Reportes del incidente aparecieron en los titulares de muchos tabloides alrededor del mundo. El cantante recibió una multa y fue sentenciado a 80 horas de servicio comunitario.
A pesar de haber hablado abiertamente sobre ser bisexual, Michael finalmente declaró a la revista Advocateque mantenía una relación con un hombre, el empresario Kenny Goss.
Además escribió la canción "Outside", cuyo vídeo clip mostraba la escena de un baño público con bolas de disco y modelos vestidos de policía.
En octubre de 2006, Michael se declaró culpable de conducir su auto bajo la influencia de las drogas, y dos años después se le acusó de poseer drogas clase A, incluyendo crack.
En una entrevista de 2009 con el diario británico The Guardian, el cantante admitió haber consumido crack en aquella ocasión, pero negó hacerlo con más frecuencia.
Sí admitió, sin embargo, que llegaba a fumar hasta 25 cigarrillos de marihuana diarios y que había reducido el consumo a "siete u ocho al día, probablemente".
En septiembre de 2010, pasó cuatro semanas en la cárcel tras haber estrellado su camioneta contra una tienda en el norte de Londres bajo la influencia de drogas. Tras su estancia en prisión, admitió haber estado avergonzado de romper la ley y añadió que se encontraba en terapia para enfrentar sus problemas de adicción.
La CANCIÓN POLÍTICA CONTRA BLAIR Y BUSH
Michael escribió "Shoot the Dog" ("Dispárale al perro"), una canción que criticaba la relación entre el entonces primer ministro británico Tony Blair y el presidente de EE.UU. George W. Bush.
El video clip, una sátira hecha con dibujos animados publicado en 2002, mostraba a un Bush de caricatura respondiéndole a un comandante del Ejército estadounidense que no entendía nada sobre los conflictos internacionales.
Tony Blair aparece luego como la mascota de Bush en el patio de la Casa Blanca. El material ofendió a unos cuantos, que calificaron a George como "anti estadounidense".
Michael dijo en una entrevista que "temía viajar a Estados Unidos" a raíz de los malos comentarios que había recibido y negó estar en contra de ese país.
George Michael, cuyo nombre real era Georgios Kyriacos Panayiotou, nació un 25 de junio de 1963 en Londres, Inglaterra, vendió más de 100 millones de discos en una trayectoria de casi cuatro décadas, en los últimos meses antes de su fallecimiento estaba trabajando en un nuevo álbum.
Considerado uno de los 10 músicos más ricos de Reino Unido, con una fortuna estimada entre 70 y 100 millones de libras esterlinas en activos, propiedades inmobiliarias y dinero en efectivo. Falleció en su casa el 25 de diciembre de 2016 a la edad de 53 años, en Inglaterra.
AGUSTÍN GÓMEZ CASCALES,ESPAÑA - DICIEMBRE 2018