How much will Castroism cost Cuba?
Para empezar, los cubanos son hoy mucho más pobres que antes de 1959, y tiene menos libertades que durante el batistato. Cuando los Castro asaltaron el poder los cubanos se hallaban, junto a uruguayos y argentinos, en la vanguardia del nivel de vida en Latinoamérica. El ingreso per cápita era igual al de los italianos y duplicaba el de España.
¿Cuánto le costará el castrismo a Cuba?
La validez de cualquier proyecto, teoría o revolución, sea social o de cualquier índole, se mide por sus resultados. Por ello, al convertirse en sexagenaria la "revolución cubana", surge la pregunta clave: ¿cuáles han sido sus resultados?
Para empezar, los cubanos son hoy mucho más pobres que antes de 1959, y tiene menos libertades que durante el batistato. Cuando los Castro asaltaron el poder los cubanos se hallaban, junto a uruguayos y argentinos, en la vanguardia del nivel de vida en Latinoamérica. El ingreso per cápita era igual al de los italianos y duplicaba el de España.
No es ilusorio suponer que, sin el castrismo, Cuba podría ser hoy una de las naciones más avanzadas de América, con su economía ensamblada con la de EEUU, como lo están Canadá y México.
La involución producida por el castrismo es tal que, cuando termine esta pesadilla, primero habrá que reconstruir el país y llevarlo a 1958, para después edificar la Cuba moderna.
La pobreza baja en el mundo, pero en Cuba aumenta
Tras seis décadas de tratar de demostrar que Marx y Lenin eran dos genios del progreso social, la estafa es demasiado evidente. Lo peor es que mientras los cubanos se empobrecen, en el resto del mundo la pobreza disminuye.
La revista británica The Economist reveló que en 1981, el 42% de la población mundial era extremadamente pobre, con un ingreso per cápita menor de 1.90 dólares diarios (la extrema pobreza según la ONU), pero que en 2015 dicha cifra bajó a 10,7%, y que el número de no pobres aumentó en unos 4.000 millones. Por su parte, la Brookings Institution calcula que, en el mundo, alguien sale de la pobreza cada 1,2 segundos.
En Cuba no. Allí el salario promedio ronda ese 1.90 de pobreza extrema. La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) informó que en 2017 el salario promedio fue de 767 pesos cubanos, es decir, 30.68 dólares; y solo la canasta básica mensual cuesta 75 dólares (1.800 pesos), según la prensa independiente. De manera que el salario solo cubre el 42,6% de la canasta mínima.
El progreso ascendente que Fidel paró en seco
El 79,4% de los cubanos, o sea, 8,9 millones de personas en la Isla, tiene hoy menos de 60 años de edad, según la ONEI. Ninguno conoció cómo era la vida en la Cuba de "antes".
En 1958, en Cuba, el salario industrial promedio era de seis dólares diarios, el tercero más alto en América, y el octavo mundialmente detrás de EEUU (16.80), Canadá (11.73), Suecia (8.10), Suiza (8.00), Nueva Zelanda (6.72), Dinamarca (6.46) y Noruega (6.10). El salario agrícola cubano era de tres dólares, el séptimo más alto del mundo, tras el de Canadá (7,18), Nueva Zelanda (6.72), Australia (6.61), EEUU (6.80), Suecia (5.47), y Noruega (4.38). Todos esos datos se encuentran en la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Un obrero industrial cubano "explotado" por la burguesía en 1958 percibía 130 dólares mensuales, equivalentes a 1.128 dólares de hoy. Su nieto "liberado" por el socialismo hoy gana menos de 31 dólares mensuales, haciendo lo mismo. El abuelo ganaba 37 veces más.
Antes de 1959 Cuba se autoabastecía de alimentos, y los exportaba. El consumo de carne de res per cápita superaba los 50 kilogramos, uno de los más altos del mundo y tercero de Latinoamérica luego de Argentina y Uruguay, según la CEPAL y la FAO. La Isla era autosuficiente en producción de leche, frutas tropicales, carne de cerdo, pollo, café, tabaco, viandas, hortalizas y huevos. Era el primer país latinoamericano en consumo de pescado y el tercero en calorías con 2.682 diarias.
Con un vehículo cada 40 habitantes, Cuba tenía el segundo lugar de América Latina en número de automóviles. Era líder latinoamericano y tercero mundial en televisores, con 28 habitantes por receptor, y tenía porcentualmente la mayor longitud de vías férreas en Latinoamérica, con un kilómetro de vía por cada ocho kilómetros cuadrados.
Pero "llegó el Comandante y mandó a parar". A parar el progreso, y eso fue lo que no dijo el estalinista Carlos Puebla con su pegajosa canción. El caudillo, asesorado por el iconoclasta "Che" Guevara, estatizó toda la economía del país y casi el 80% de las tierras cultivables. Se desplomó la producción de todo y se implantó la cartilla de racionamiento de alimentos, aún vigente. Si no hubo hambrunas fue por los subsidios de Moscú. Hoy Cuba produce la mitad de leche que en 1958 (960 millones de litros).
De casi siete millones de cabezas de ganado vacuno en 1958 (una vaca por habitante), ahora hay 3,6 millones de vacunos (tres habitantes por vaca). Antes Cuba importaba el 29% de los alimentos y ahora el 80%. El país exportaba más bienes que los que importaba, y era el de menor mortalidad infantil y el que dedicaba mayor porcentaje del gasto público a la educación en Latinoamérica.
El sector privado levantará a Cuba de sus cenizas
Obviamente, el protagonista principal del despegue poscastrista será el sector privado. Fueron los "cuentapropistas" europeos de los siglos XVI al XVIII los que "inventaron" la libre empresa moderna que construyó el mundo de hoy. Los "cuentapropistas" cubanos reinventarán el capitalismo con el concurso de las inversiones extranjeras, incluyendo el de los cubanos de la diáspora con su valioso know-how.
Claro, el Estado poscastrista tendrá que rehabilitar y modernizar la devastada infraestructura: autopistas, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, sistemas de telecomunicaciones, alcantarillados, acueductos, correos, etc. Para financiar esas obras deberá privatizar el aparato económico estatal, pedir préstamos en el exterior y endeudarse en una primera etapa. Luego, con el empuje económico, los impuestos deberán cubrir los gastos estatales.
Pero el pollo del arroz con pollo lo pondrá el sector privado, que edificará viviendas, fábricas, centros comerciales, edificios modernos y rascacielos, servicios tecnológicos, restaurantes, hoteles, bancos, medios de comunicación, escuelas, cabarets, salas de cine, teatros, museos, instalaciones deportivas, gasolineras, farmacias, compañías de seguros, etc.
En la Isla hay 556.064 "cuentapropistas" que emplean al 12% de la fuerza de trabajo cubana. Pero por ley no pueden crecer y convertirse en pymes, pequeños negocios y empresas medianas que son las que mueven la economía global. Más del 90% de las empresas a nivel mundial son pymes, según la ONU. Generan entre el 60% y el 70% del empleo total, y el 50% del PIB global. Los países emergentes son los que más pymes tienen y generan el 60% del PIB mundial. Producen más que el llamado Primer Mundo.
Como la dictadura no les permite a los emprendedores expandirse en Cuba, en 2017 sacaron del país 2.390 millones y los invirtieron en el extranjero. Con el país quebrado financieramente, Castro II prefiere que salga de Cuba esa fortuna antes de ver florecer al sector privado. Es uno de los "logros de la revolución".
Las pymes están prohibidas, pero los "cuentapropistas" son el embrión, pues cuentan con un know-how mínimo. Su tarea al frente del renacimiento poscastrista, antes de convertirse en prósperos empresarios, será un homenaje a sus padres y abuelos, calificados de "holgazanes" por Fidel Castro en 1968, cuando suprimió los 57.280 pequeños negocios de la nación.
¿Por fin, cuánto costará reconstruir Cuba? Nadie lo sabe, pero baste un ejemplo: cubrir el déficit de un millón de viviendas, suponiendo un costo de 30.000 dólares cada una, equivale a 30.000 millones de dólares. Y eso son solo los inmuebles. Agréguese las calles, alcantarillados, infraestructuras de electricidad y gas, escuelas, farmacias, parques, centros comerciales, recogida de basura, etc.
Lo que ya está claro es que, a más tiempo de castrismo, más costosa y ardua será la reconstrucción, y que quien levantará a Cuba de sus cenizas será la vilipendiada "mano invisible" de Adam Smith.
How much will Castroism cost Cuba?
The validity of any project, theory or revolution, whether social or of any kind, is measured by its results. Therefore, as the "Cuban Revolution" turns 60, a key question begs for an answer: what have its results been?
To begin with, Cubans are today much poorer than before 1959, and have fewer freedoms than during el batistato (under Batista). When the Castros seized power Cubans, along with Uruguayans and Argentines, topped the list of living standards in Latin America. Per capita income was equal to that in Italy, and double that of Spain.
It is not illusory thinking to suppose that, without Castroism, Cuba would today be one of the most advanced nations in the America, its economy integrated into that of the United States, like those of Canada and Mexico.
The regression produced by Castroism is such that, when this nightmare ends, we will first have to rebuild the country and take it to 1958, to then build modern Cuba from there.
Poverty is decreasing around the world, but not in Cuba, where it is on the rise
After six decades of trying to prove that Marx and Lenin were two geniuses of social progress, it is all too obvious that this contention is false. To make matters even more insufferable, while Cubans are increasingly impoverished, in the rest of the world poverty is actually decreasing.
The British magazine The Economistrevealed that in 1981 42% of the world population was extremely poor, with a per capita income of less than $1.90 per day (extreme poverty according to the UN), and by 2015 that number dropped to 10.7%, and that the number of non-poor increased by some 4 billion people. The Brookings Institution, meanwhile, estimates that someone emerges from poverty every 1.2 seconds around the world.
But not in Cuba. There, the average salary is around that 1.90 figure marking extreme poverty. The National Office of Statistics and Information (ONEI) reported that in 2017 the average salary was 767 Cuban pesos, that is, 30.68 dollars; this while groceries alone cost some $75 (1,800 pesos), according to the independent press. Thus, a salary does not even cover necessities, but just 42.6% of them.
The upward mobility that Fidel stopped in his tracks
79.4% of Cubans, or 8.9 million people on the island, are less than 60 years old today, according to the ONEI, such that none of them have experienced life in Cuba before Castroism.
In 1958, in Cuba, the average industrial wage was six dollars a day, the third highest in the Americas, and the eighth worldwide, behind the US (16.80), Canada (11.73), Sweden (8.10), Switzerland (8.00), New Zealand (6.72), Denmark (6.46) and Norway (6.10). The average Cuban agricultural wage was three dollars, the seventh highest in the world, after that of Canada (7.18), New Zealand (6.72), Australia (6.61), USA (6.80), Sweden (5.47), and Norway ( 4.38). All this data may be found at the International Labor Organization (ILO).
A Cuban industrial worker "exploited" by the bourgeoisie in 1958 received $130 per month, equivalent to $ 1,128 today. His grandson, "liberated" by socialism, today earns less than $31 a month doing the same job. His grandfather earned 37 times more.
Before 1959, Cuba was self-sufficient for its food, and even exported. Its consumption of beef per capita exceeded 50 kilograms, one of the highest in the world, and third in Latin America, after Argentina and Uruguay, according to the ECLAC and FAO. The Island was also self-sufficient in the production of milk, tropical fruit, pork, chicken, coffee, tobacco, vegetables and eggs. It was the Latin American country with the highest fish consumption, and third in calories, with 2,682 daily.
With one vehicle for every 40 inhabitants, Cuba ranked second in Latin America in the number of cars. It was a Latin American leader and third worldwide in televisions, with 28 inhabitants per TV; and had the most railroads (relative to it size) in Latin America, with one km of track for every eight square km.
But "llegó el Comandante y mandó a parar" (the Commander arrived and ordered them to stop); to stop the progress, that is, which the Stalinist Carlos Puebla did not mean to say in his catching song. El caudillo, advised by the iconoclastic "Che" Guevara, nationalized the entire economy of the country and almost 80% of its arable land. The production of everything collapsed, and the food rationing card was implemented, still in force today. If there were no famines, it was thanks to subsidies from Moscow. Today Cuba produces half the milk it did in 1958 (960 million liters).
From almost seven million heads of cattle in 1958 (one cow per inhabitant), there are now 3.6 million cattle (three inhabitants per cow). Cuba used to import 29% of the food it consumed, while it now imports 80%. The country exported more goods than those it imported, its infant mortality was the lowest in Latin America, and it dedicated the highest percentage of public funds to education in the entire region.
The private sector will lift Cuba from its ashes
Obviously, the protagonist of the post-Castro take-off will be the private sector. It was Europe's "self-employed" in the sixteenth to the eighteenth centuries who developed the system of free modern enterprise that built today's world. Cuban "self-employed" workers will reinvent capitalism with the help of foreign investments, including assistance from Cuban exiles, with their valuable know-how.
Of course, the post-Castro State will have to rehabilitate and modernize the country's devastated infrastructure: highways, railroads, ports, airports, telecommunications systems, sewerage systems, aqueducts, post offices, etc. In order to finance these works, it must privatize the state economic apparatus, borrow abroad, and initially go into debt. Then, with the ensuing economic boost, taxes should cover state expenses.
But the chicken in the rice with chicken will be provided by the private sector, which will build houses, factories, shopping centers, modern buildings and skyscrapers, technological services, restaurants, hotels, banks, media operations, schools, cabarets, movie theaters, theaters, museums, sports facilities, gas stations, pharmacies, insurance companies, etc.
On the island there are 556,064 self-employed workers, employing 12% of the Cuban workforce. By law, however, they cannot grow and become SMBs, even though it is Small and Medium-sized Business that drive the global economy. More than 90% of companies worldwide are SMBs, according to the UN. They generate between 60% and 70% of total employment, and 50% of global GDP, and emerging countries are the ones with the most SMBs of all, producing more than the so-called "First World".
Because the dictatorship does not allow entrepreneurs to expand in Cuba, in 2017 they took 2.39 billion out of the country and invested it abroad. With the country financially bankrupt, Castro II still prefers for this fortune to leave Cuba before seeing the private sector flourish. This is one of the "achievements of the Revolution".
SMBs are prohibited, but the self-employed are still the embryo, as they have a modicum of know-how. Their task at the head of the post-Castro renaissance, before becoming prosperous businessmen, will be a tribute to their parents and grandparents, described as "lazy" by Fidel Castro in 1968, when he banned the nation's 57,280 small businesses.
Finally, how much will it cost to rebuild Cuba? Nobody knows, but one example is enough: covering the deficit of one million homes, assuming a cost of $30,000 each, comes to 30 billion dollars. And that's just for the properties. To this must be added streets, sewers, electricity and gas infrastructures, schools, pharmacies, parks, shopping centers, garbage collection, etc.
What is already clear is that, the longer Castroism survives, the more costly and arduous the reconstruction will be, and what will raise Cuba from its ashes will be Adam Smith’s much-vilified "invisible hand."
ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES, LOS ANGELES EEUU, ENERO 2019
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