Todos hemos escuchado de atrocidades cometidas contra los homosexuales en el nombre de algún dios. Las dos religiones más grandes del mundo —el cristianismo y el islam— han sido las principales promotoras de las persecuciones contra la comunidad LGBT.
Jehová y Alá —dioses de estas religiones—, rechazan cualquier tipo de pensamiento o acto homosexual a través de varios pasajes en sus libros sagrados, por ejemplo, la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra.
Por tal motivo, autoridades religiosas y políticas asumen esto como motivo para penalizar y condenar actos que consideran “contrarios” a la naturaleza.
Dentro de las religiones con más creyentes en el mundo, el budismo y el hinduismo tienen una filosofía mucho más tolerante con la comunidad LGBT+.
En años más recientes, la iglesia anglicana —una variante del cristianismo— y el judaísmo reformista han aceptado los derechos homosexuales y el matrimonio gay.
El budismo se define a sí mismo como una forma de vida —y no como una religión—, en la que las personas buscan llegar a la felicidad, la paz y la armonía (nirvana).
Asimismo, el budismo acepta el estilo de vida monástica (el idóneo) y el laico, aquel que no lleva una vida espiritual pero que sí debe tener una conducta correcta a través de cinco preceptos: no quitar ninguna vida —de persona o animal—, no robar, no tener una vida sexual incorrecta, no mentir y no consumir sustancias tóxicas.
El tercer precepto para la vida laica —señalada para las personas heterosexuales— exhorta a abstenerse del sexo con “parejas inapropiadas”, entendiéndose menores de edad, personas casadas o que hayan hecho votos de celibato.
Además, califica a la vida sexual como “incorrecta” si causa sufrimiento a uno mismo o a un tercero, tener relaciones promiscuas o tener varias parejas (adulterio), buscando eliminar el apego, deseo obsesivo e insatisfacción.
Es por ello que el budismo occidental asocia estas creencias con políticas de igualdad social y libertad, enfatizando valores como la tolerancia.
Pensando en valores más que en normas, podemos entender que el precepto es igual de aplicable a cualquier pareja o grupo de personas, del género que sean.
Hinduismo
En ningún libro sagrado de esta religión se condena la homosexualidad; por el contrario, en muchos textos se menciona. Un ejemplo es el Kamasutra, donde se describen prácticas eróticas entre personas del mismo sexo.
Después de que la India —país principal donde se profesa esta religión— fuera colonizada por el Reino Unido en el siglo XVIII, la homosexualidad se penalizaba con prisión de por vida o por un periodo de 10 años y una multa, dependiendo de la “gravedad” del acto.
Fue hasta septiembre de 2018 cuando el Tribunal Supremo de India despenalizó la homosexualidad.
Varias doctrinas del hinduismo consideran un tercer sexo —tercera naturaleza— en la que se “mezclan” la naturalezas masculinas y femeninas. Se deduce, pues, que en esta naturaleza están incluidos los homosexuales, bisexuales, intersexuales y transexuales.
Esta religión considera que la creación universal está dotada con una diversidad ilimitada, por lo que el tercer sexo es una muestra más de esta diversidad.
Varios templos hindús muestran esculturas en la que se reproducen actos sexuales entre personas del mismo sexo.
Además, el hinduismo tiene muchas deidades relacionadas con la diversidad sexual. Por ejemplo: Ardha Nari Ísvara (diosa de naturaleza masculina y femenina) y Bhagavati (diosa del travestismo), por mencionar algunas.
Anglicanismo
Pese a que gran parte de las autoridades religiosas del anglicanismo rechazan cualquier tipo de acto homosexual, desde 2015 varios sacerdotes homosexuales hicieron pública una carta dirigida al resto de la comunidad anglicana para reconocer el matrimonio homosexual y que —ellos— puedan oficiarlo.
Por su parte, la iglesia episcopal de Estados Unidos —parte de la Comunión anglicana— admite la homosexualidad desde la Convención General celebrada en el 2003. Gene Robinson, obispo abiertamente homosexual, fue confirmado para la sede en Nueva Hampshire en junio de 2005.
La diócesis de Nuevo Westminster —de la iglesia anglicana del Canadá— también decidió bendecir los matrimonios homosexuales.
En 1977, la Conferencia Central de Rabinos Americanos (CCAR, por sus siglas en inglés) redactó un llamado a despenalizar el sexo homosexual y poner fin a toda discriminación basada en la orientación sexual.
Muchos que buscan lograr derechos religiosos para los señalan a la homosexualidad como naturaleza involuntaria del ser humano
En el judaísmo, uno mismo es responsable de las oligaciones religiosas que uno puede elegir libremente cumplir, por lo que autoridades del judaísmo reformista argumentan que, dado que la homosexualidad no es una elección, su expresión no puede prohibirse.
Así, el movimiento reformista no condena el sexo homosexual, y las personas abiertamente homosexuales son elegibles para ser admitidas en las escuelas rabínicas reformistas.
Vale la pena recordar que tampoco necesitamos pertenecer a una religión para lograr una sociedad en la que se respeten los derechos de todas y todos.
Con información de Budismo Secular, BuddhaChannel, Amino y Loottis, ABC Sociedad y Jewish Learning.