La palabra rechazo refiere a un enfrentamiento u oposición a una idea, acción o situación. Las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y transgéneros, durante nuestra niñez y adolescencia sufrimos mucho, ante el temor a que nuestros padres descubran nuestra verdadera orientación sexual. A pesar de los avances a nivel internacional en torno a los derechos de la Comunidad LGBT, ese rechazo sigue presente en nuestros países.
¿Qué hace que nuestros padres sean capaces de rechazarnos, de insultarnos, hasta el grado de botarnos de sus casas? La razón principal temor. Los padres que se enteran un hijo/a homosexual, lo primero que sienten es un alto nivel de temor por el sufrimiento que podamos sentir por causa de la sociedad en general. Creen que la sociedad no nos dejará crecer como personas, que el discrimen, la burla y las agresiones nos causarás mucho sufrir; lo cual aún teniendo un grado de veracidad, no justifica la acción de rechazo, sin embargo le otorga un grado de razonamiento.
La segunda razón del rechazo de nuestros padres hacia nuestra homosexualidad lo es, la idea fundamentalista que crea la condena gay. Tristemente nuestros padres y nuestras madres crecieron en una época marcada por ideas machistas y religiosas extremistas. Se les inculcó durante muchos años y durante su crecimiento (el de nuestros padres) las ideas del pecado gay, esa mentira de Sodoma y Gomorra (por culpa de los “gay sodomitas”), etc.
Qué hacer; qué va a suceder
¿Está todo perdido? ¿El rechazo será por siempre? – la respuesta es probablemente que NO. Con el tiempo nuestros padres comienzan a comprender que estuvieron equivocados en rechazar a su hijo/a homosexual. Algunos padres lo comprenderán el mismo día o en las primeras semanas luego de haber rechazo a sus hijos.
Otros padres tardaran meses o hasta años en reconocer que se equivocaron. Pero en el fondo debes saber amigo o amiga homosexual, que tus padres te siguen amando. Lo que debes hacer es primero hallar el valor para seguir viviendo sintiendo orgullo por ser quien eres. Respeta a los demás y los demás aprenderán a respetarte. Estudia, trabaja y se una persona independiente y segura de ti misma.
Tiempo al tiempo: Los hijos e hijas gays somos por lo regular más sensibles, y se ha demostrado que somos quienes al final, terminamos siendo quienes más ayudamos a nuestros padres en momentos en los que enfrentan necesidades o alguna condición crónica de salud. Si nuestro caminar por la vida es ejemplar, nuestros padres comenzarán a ver la homosexualidad como lo que es, algo natural del ser humano, algo que nos hace diferentes pero seres humanos hermosos y sensibles.
¿Y si la aceptación toma mucho tiempo?
No permitas que el sufrimiento y el rencor ante el rechazo de tu familia te destruya. NUNCA pero NUNCA pienses en el suicidio como una opción. Supérate, edúcate y alcanza el éxito, y demuéstrales que estaban equivocados/as.
Si crees sentirte deprimido o deprimida busca ayuda. Siempre tenemos alguna amiga o amigo; o un familiar cercano que conoce nuestra orientación sexual. Apóyate en ellos y si lo crees necesario, busca ayuda psicológica. Todo tiene solución y tú vida es importante; ¡Piensa en tondo lo que habrás de lograr si persistes y tú mismo/a reconoces que ser gay no es un pecado, que es algo natural de los seres humanos.
Francisco “El Jimagua” Cartagena Méndez*Escritor y columnista puertorriqueño.