El ataque simultáneo al Palacio Presidencial y a la emisora de noticias Radio Reloj, realizado el 13 de marzo de 1957 por comandos del Directorio Revolucionario, brazo armado de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) liderada por José Antonio Echeverría, pudo concluir con la dictadura de Fulgencio Batista, y de paso, rematar las pretensiones castristas de tomar el poder político en Cuba.
“Si Batista engendró a Fidel Castro, Manzanita (José Antonio Echeverría) estuvo a punto de ahogarlo antes de nacer; hoy los cubanos no estaríamos pasando lo que estamos pasando si el plan de aquel día hubiera cuajado”, escuché decir a mi padre allá por los años 60.
“¿Qué razones tendría mi viejo para hacer esa afirmación?”, me he preguntado. Pero como mi padre se llevó a la tumba la respuesta, ahora que se cumplen 62 años de ese acontecimiento histórico, tratemos de clarificarlo atendiendo a los hechos.
Vamos a ver. Como político elegido por voto popular, y pese a sus esfuerzos por sobresalir como empleado público, Fidel Castro no pasó del montón. El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 de Batista propició el asalto del cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, pero en ese empeño armado, pese a las mortíferas escopetas de perdigones, la nocturnidad, la sorpresa y la alevosía del enmascaramiento, los uniformes del contrario, Fidel Castro también fracasó.
Amnistiados y tras unos pocos meses de cárcel, los castristas van a México, otra vez consiguen armas, se entrenan, el ex presidente Carlos Prío les proporciona 40 mil dólares, compran el yate Granma, y 82 de ellos desembarcan en Cuba el 2 de diciembre de 1956, para tres días después, otra vez ser derrotados.
Escondido en lo más intrincado de la Sierra Maestra, con un puñado de sobrevivientes, buscando publicidad internacional, Fidel Castro se hizo entrevistar el 17 de febrero de 1957 por el editorialista de The New York Times Herbert Matthews; pero, tan pocos son los hombres bajo su mando, que, haciéndolos transformar entre ellos, una y otra vez Fidel Castro los hizo pasar, simulando una gran fuerza guerrillera en movimiento ante la vista del periodista estadounidense, engatusando a Matthews.
“No debimos haber utilizado aquellos ardides para impresionar a Matthews”, admitió Fidel Castro años después, pero… ¿Qué sucedía en La Habana mientras Fidel Castro y su diezmado destacamento guerrillero permanecían escondidos en la Sierra Maestra?
La revista Life, en su reportaje de abril de 1957 “Un dictador en dificultades” dijo: “Desde aquel marzo de 1952 en que Fulgencio Batista reconquistó la presidencia de Cuba mediante un cruento golpe de Estado, pequeños levantamientos han alterado esporádicamente la apariencia de paz y prosperidad que él trató de dar a su régimen.
“Y desde 1956, cuando rechazó la demanda de adelantar las elecciones, formulada por sus opositores, los actos de violencia se han multiplicado y las fuerzas de Batista han combatido a la oposición con una crueldad creciente.
“El 13 de marzo de 1957 el gobierno fue sometido a la prueba hasta entonces más severa. Estudiantes y otros miembros de la oposición, unas 50 personas en total, atacaron casi simultáneamente la estación Radio Reloj y el Palacio Presidencial en La Habana, donde esperaban matar a Batista, pero éste se encontraba en un piso superior.
“Empero, mientras la oposición trazaba sus planes para seguir luchando, el propio Batista dijo, en una entrevista exclusiva para Life, que sabe que vive su hora más difícil.”
“¿Cuál hubiera sido el destino de Cuba si el 13 de marzo de 1957 ustedes hubieran tenido éxito en el ataque al Palacio Presidencial?”, pregunté allá por 2004 a Eloy Gutiérrez Menoyo, participante en esa acción en la que su hermano perdió la vida.
“Echeverría era nuestra esperanza, nuestro proyecto era terminar con la dictadura y restaurar el orden constitucional. Si hubiéramos tenido éxito habríamos anunciado que Cuba cumpliría con todos los compromisos internacionales y hubiéramos dado plenas garantías al capital extranjero”, dijo Eloy.
Cabe preguntarse ahora: Si el asalto al Palacio Presidencial hubiera descabezado la dictadura de Fulgencio Batista, y si la arenga de José Antonio Echeverría a través de Radio Reloj hubiera sublevado a miles de cubanos en toda Cuba, trayendo también a los exiliados y el reconocimiento internacional… ¿Qué porvenir político tenía Fidel Castro con su puñado de seguidores escondidos en lo más intrincado de la Sierra Maestra el 13 de marzo de 1957?
Demagogias castristas apartes, y luego del triunfo de 1959, quizás nadie como el mismo Fidel Castro se percató de que, el 13 de marzo de 1957, su futuro político corrió el mismo peligro que la vida del dictador Fulgencio Batista.
En 100 horas de conversaciones con el periodista Ignacio Ramonet, Fidel Castro mencionó a Fulgencio Batista en 72 ocasiones, mientras que en esa entrevista-biografía de más de 700 páginas, a quien pudo cambiar el destino de Cuba, a José Antonio Echeverría, a quien en enero de 1959 fue a rendir “honores” a su tumba, lo menciona, de forma circunstancial, tan sólo una vez. Saque el lector sus propias conclusiones.
ALBERTO MÉNDEZ CASTELLÓ, LAS TUNAS, CUBA 13 DE MARZO DE 2019