Brunéi es noticia en estos días y no precisamente por la gran fortuna que acumula su jefe de Estado y primer ministro (además de guía espiritual y estar al frente de las carteras de Asuntos Exteriores, Justicia, Defensa, Finanzas y Comercio), el sultán Hassanal Bolkiah. Sus extravagancias han sido glosadas por la prensa internacional durante décadas y siempre había sido percibido simplemente como un caso de ostentación y, posiblemente, mal gusto.
Desafortunadamente, el pequeño país asiático de unos 5.700 kilómetros cuadrados y apenas medio millón de habitantes, ocupa los titulares de los principales medios porque ha entrado en vigor un nuevo código penal que supone una flagrante violación de los derechos humanos, pues contempla la lapidación por el sexo entre hombres y el adulterio, pero también establece que habría que amputar manos y pies para las personas que osen cometer un robo.
El boicot de Hollywood
Estas drásticas medidas son el final de un camino que comenzó en 2013, que inicialmente sancionaba estas conductas con multas y penas de prisión, en 2015 se prohibió la Navidad en público, pero ahora ha traspasado unas líneas rojas que han llevado a personalidades como George Clooney, Elton John (que ha actuado en dos ocasiones en este país) y Ellen DeGeneres a alzar la voz y a pedir que se boicotee la cadena de hoteles de la que es propietario en Estados Unidos. El cineasta y activista gay Dustin Lance Black, por ejemplo, ha manifestado que "si continúas hospedándote o frecuentando el hotel Beverley Hills eres culpable de apoyar financieramente a estos asesinos". Si esta campaña que ha comenzado en las redes sociales tiene éxito, podría ser el punto y final de un establecimiento en el que dejaron su impronta estrellas como Elizabeth Taylor y su marido, Richard Burton, Joan Crawford o Marilyn Monroe.
Este escándalo salpica directamente a muchas estrellas estadounidenses que de una u otra manera han estado vinculadas contractualmente con Brunéi. La más notoria de todas ya no está entre nosotros, Michael Jackson, cuya imagen vive sus momentos más bajos gracias al documental 'Finding Neverland'. El intérprete de 'Bad' fue la gran estrella contratada por el sultán (se dice que cobró 16 millones de dólares) para su fiesta de su 50 cumpleaños, el 15 de julio de 1996, a la que asistieron, entre otros, el príncipe Carlos de Inglaterra, pues el país había sido un protectorado del Reino Unido hasta enero de 1984.
No ha sido la única estrella que ha prestado sus servicios para la controvertida familia, y en 2014 la mismísima Mariah Carey podría haberse embolsado algo más de un millón de euros por cantar solo tres temas en una fiesta privada para el príncipe heredero en Londres. Un evento del que se hacía eco 'The Daily Mail' y al que la intérprete de 'Emotions' habría llegado en un avión privado desde Nueva York y a la que también estaban invitadas la modelo Jerry Hall, la actrices Sophia Loren y Faye Dunaway, y la mítica Diana Ross, que también se habría subido al escenario. En cualquier caso, no es la única fiesta repleta de celebrities del príncipe Azim, que ha heredado de su padre el gusto por la ostentación.
El actual sultán, heredero de una dinastía con más de seis siglos de historia, lleva reinando desde 1967 y en sus más de cinco décadas de reinado ha amasado una fortuna que la revista 'Forbes' estima que ronda los 17.000 millones de euros, gracias a la explotación de las reservas del petróleo y gas. Unos recursos que permiten a sus ciudadanos gozar de una sanidad y una educación gratuitas que no se necesitan sufragar con impuestos.
Una demanda que no prosperó
Entre su ingente inventario de propiedades debemos destacar unos 500 Rolls Royce, lo que le convierten en el mayor coleccionista privado, y entre sus extravagancias más sonadas está la de aparecer en una carroza dorada tirada por 50 hombres para celebrar sus cinco décadas en el poder.
Otro momento de su controvertida biografía que no podemos pasar por alto fue cuando a finales de los 90 su hermano Jefri y él fueron demandados por la ex Miss Estados Unidos Shannon Marketic, que manifestó que había sido contratada para hacer trabajos como modelo y promocionar el país y habría acabado privada de libertad durante un mes junto a otras mujeres en el harén de palacio y sometida a abusos sexuales. Sin embargo, la demanda no prosperó al gozar de inmunidad.