La muerte de Jesús de Nazaret se mantiene como uno de los misterios más profundos y duraderos de la historia occidental. “Aún no sabemos quiénes ni por qué mataron a Jesús”, escribió Juan Arias, veterano periodista de este diario, gran experto en historia bíblica y autor de libros como Jesús: ese gran desconocido. Los eruditos comparten muy pocas certezas sobre aquel acontecimiento crucial. El historiador Simon Sebag Montefiore las resume así en su libro Jerusalén. Una biografía (Crítica): “Los Evangelios acusan a los judíos y absuelven a los romanos, deseosos de mostrar su lealtad al imperio. Sin embargo, los cargos contra Jesús y el castigo en sí cuentan su propia historia: fue una operación romana”.
Los cristianos lo conmemoran en Semana Santa, que coincide más o menos con el principio de la primavera, y es probable que el martirio tuviese lugar a principios a abril, aunque los Evangelios no se ponen de acuerdo en la fecha. Existen numerosas contradicciones y lagunas en el relato canónico: por ejemplo, la famosa anécdota de Poncio Pilatos lavándose las manos solo aparece en Mateo y, además, no existe ningún otro ejemplo en la antigüedad de que alguien realizase un gesto similar para eludir sus responsabilidades. El huerto de Getsemaní, el beso de Judas o la última cena pertenecen más a la leyenda, o mejor dicho, a la necesaria codificación de una nueva religión que a la realidad. Desde luego, no hay pruebas arqueológicas o documentales que los confirmen.
Este profundo misterio no impide que la Semana Santa se mantenga como un espectáculo impresionante, incluso para los no creyentes. A diferencia de la Navidad y pese a la colonización de los huevos de Pascua, no ha perdido su carácter religioso. Ya no cae sobre España el silencio espeso de tambores y capirotes de otros tiempos, pero incluso en las ciudades grandes como Madrid las procesiones marcan el ritmo vital durante unos días. A finales de abril se publica el libro de Neil MacGregor Vivir con los dioses (Debate), un relato muy documentado y entretenido de la historia de las religiones, que fue antes una gran exposición en el British Museum de Londres. Se crea o no se crea, se tenga un dios, muchos dioses o ninguno, estos días nos confirman la íntima relación de todas las sociedades organizadas conocidas con las divinidades.