¿Cómo afectarán las medidas al régimen, a los cubanos en general?
Jorge A. Sanguinetty: Las medidas afectarán significativamente al régimen y a la población. A esta última directamente por la reducción de sus ingresos provenientes del turismo. También indirectamente porque el Gobierno importará menos de lo que se necesita para abastecerla.
Elías Amor: A los cubanos no les afectará en nada. Podrán seguir viajando a ver a su familia y enviando dinero dentro de los límites fijados, bastante amplios para el nivel de vida existente en Cuba.
Afectará a un porcentaje no muy elevado de viajeros que usan determinadas fórmulas como el "viaje educativo" y también a los que intenten llegar a la Isla en cruceros. El principal afectado será el conglomerado de empresas de la Seguridad del Estado, que tendrá menos clientes a partir de ahora.
Habrá que ver cómo evolucionan las estadísticas de turismo en los próximos meses. No conviene perder de vista que EEUU es uno de los principales mercados de turismo para Cuba, a pesar del embargo.
¿Qué debería hacer el régimen para paliar la situación?
Jorge A. Sanguinetty: El Gobierno cubano está en posición de jaque y tiene que considerar darle más autonomía a la empresa privada, sobre todo en el sector alimentario.
La solución está en aumentar la libertad de gestión de los cubanos fuera del Gobierno. El sistema vigente de monopolios estatales es incapaz de equilibrar la situación actual de la economía.
Elías Amor: Al régimen se le ha dicho en numerosas ocasiones lo que tiene que hacer. Lo saben, pero no toman decisión alguna. Se enrocan en unas posiciones ideológicas trasnochadas en las que nadie cree y en las que el pueblo ha perdido toda su fe.
Mientras, mantienen una presión asfixiante sobre Venezuela, impidiendo que este país evolucione hacia las libertades y la democracia. Las medidas están bien diseñadas, y pretenden conseguir para Cuba lo mismo que hay en la mayoría de los países del mundo: pluralismo político, respeto a todos los derechos humanos y democracia plena. No el sistema comunista-socialista que actualmente tratan de reivindicar, y que es de naturaleza autoritaria.
Los cambios tienen que llegar, los cubanos están hartos de lo mismo durante 60 años, sus líderes han perdido la confianza en el futuro y la economía se encamina lentamente al desastre.
Emprendedores cubanos: 'Si caen los cruceros caerán los negocios, sobrevivimos por ellos'
Cada mañana Julio César aparca un flamante Desoto Deluxe de 1948 frente a la salida de la terminal de cruceros en La Habana. Raro es el día en el que no suben a su descapotable rojo dos o tres grupos de turistas estadounidenses para recorrer la ciudad a un precio de entre 30 y 40 dólares la hora. Hasta el martes.
"Me diste malas noticias. Cuando aquí no entran cruceros no hay clientes", respondió a EFE, tras conocer que el Departamento de Estado de Washington prohibió los viajes a Cuba en estos buques recreativos, además de restringir las visitas culturales de estadounidenses.
La prohibición de los viajes en crucero a Cuba impuesta este martes por el Gobierno de EEUU podría hacer mella en los negocios privados del centro histórico de La Habana, desde restaurantes y tiendas de souvenirs hasta los emblemáticos automóviles clásicos.
Los cruceros de navieras como Carnival y Norwegian llevaron a Cuba a 340.000 estadounidenses en 2018, el doble que el año anterior, lo que situó al país norteamericano como el segundo mercado emisor de visitantes a la Isla (con un total de 638.000) solo por detrás de Canadá, según datos del Ministerio de Turismo.
Desde que llegaran los primeros cruceros en 2016 fruto del "deshielo" promovido por Raúl Castro y Barack Obama, en La Habana Vieja se han multiplicado los negocios de los nuevos emprendedores cubanos o "cuentapropistas" como los bautizó eufemísticamente el régimen, un pujante colectivo que ha dinamizado la economía cubana al margen del inoperante sector estatal.
Estos abarcan desde ambiciosos restaurantes con pantallas gigantes, bares de cócteles, estudios de artistas o tiendas de ropa tradicional hasta el humilde puesto de Yolaina la peinadora, experta en llenar de tirabuzones y trenzas las cabezas de los turistas a la sombra de la basílica de San Francisco de Asís.
"Me quiero morir. ¿Cómo no van a poder venir los cruceros? Si son la única entrada que tenemos, porque ya casi no hay turismo aquí ya", lamentó Yolaina, tras asegurar que aproximadamente la mitad de sus clientes proceden de los barcos gigantes que atracan a escasos 100 metros de su negocio.
Yoasi García, que regenta una tienda de recuerdos en la zona, comparte una preocupación similar.
"Estamos sobreviviendo por los cruceros. Creemos que si caen los cruceros caerán los negocios aquí también", protestó, aunque no pierde el optimismo: "los cubanos somos tremendos, estamos adaptados a vivir en cualquier etapa, clima y época. Somos fuertes".
Los dos cruceros amarrados este martes en el puerto de La Habana podrían ser los últimos procedentes de EEUU, ya que la prohibición entraba en vigor en 24 horas. Sus pasajeros, sin embargo, se dispersaban por las calles de la ciudad sin saber que probablemente sean los últimos en disfrutar de este tipo de vacaciones, al menos por una buena temporada.
"Me he quedado de piedra. Ya estábamos preocupados antes de venir porque pensábamos que podía pasar, pero no lo sabíamos. Al menos aún tenemos el resto del día para apoyar a la gente de aquí", comentó a EFE la jubilada Scarlett Skinner, mientras degustaba una "ropa vieja" cubana en un restaurante del barrio.
La Administración de Trump también anunció la prohibición desde mañana de los viajes culturales y educativos de contacto con el pueblo de Cuba, conocidos en inglés como "people to people" y que permitieron a miles de estadounidenses visitar la Isla tras el deshielo iniciado en 2014.
Los estadounidenses tienen prohibido hacer turismo en la Isla, pero hasta ahora podían viajar si cumplían con algunas de las 12 categorías existentes: visitas gubernamentales, actividades de medios de comunicación o centros de investigación, proyectos educativos, religiosos y médicos.
Estas otras modalidades no se verán afectadas y también podrán seguir operando con normalidad los vuelos comerciales regulares entre ambos países, reanudados en 2016 tras un paréntesis de más de medio siglo.
En el caso de la prohibición de cruceros, el Gobierno de EEUU argumentó que el objetivo es acabar con el "turismo velado" al considerar que sirve para "llenar los bolsillos de los militares cubanos" y en último término apoyar al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Esta hipótesis no preocupa demasiado a Linda Harper, otra jubilada estadounidense que bajó el martes del crucero para pasar la tarde en La Habana: "mi dinero va para mojitos, no estoy segura de a dónde llega después", ironizó, y hace un amago de brindar con el cóctel cubano.
United Airlines no venderá más pasajes a Cuba para viajes 'people to people'
La compañía estadounidense United Airlines (AA) envió un correo electrónico a los clientes el martes diciendo que ya no podía aceptar reservas para viajes grupales bajo la categoría "people to people" con fines educativos a partir de este 5 de junio debido a las nuevas reglas establecidas por Washington, informó Los Angeles Times.
Según explicó una portavoz del Departamento de Estado, el Ejecutivo ha decidido mantener los vuelos comerciales porque suelen ser usados por los cubanoamericanos para visitar a sus familias en la Isla.
Todo el turismo estadounidense a Cuba es ilegal, pero ciertas categorías de viajes, como los de educación o los viajes culturales de persona a persona, han permitido a los estadounidenses viajar a la nación, hasta ahora.
Hace tres años, el entonces presidente Barack Obama aflojó las reglas para mejorar las relaciones entre Washington y La Habana y promover este tipo de turismo.
El martes, la Administración Trump anunció restricciones más severas porque considera que el régimen cubano desempeña "un papel desestabilizador en el hemisferio occidental", de acuerdo con la declaración emitida por el Departamento de Estado.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo en el comunicado: "Esta Administración ha tomado una decisión estratégica para revertir el relajamiento de las sanciones y otras restricciones al régimen cubano. Estas acciones ayudarán a mantener los dólares estadounidenses fuera del alcance de los servicios militares, de inteligencia y de seguridad cubanos".
Washington ha determinado, asimismo, que los cruceros se usan para hacer turismo, algo que los estadounidenses tienen prohibido por ley, de ahí que decretara el fin de estos viajes.
La compañía Norwegian Cruise Line indicó a sus clientes a través de su web que está "monitoreando estrechamente" las nuevas restricciones de viajes a Cuba y "cualquier consiguiente impacto" en las líneas de cruceros a ese país.
Un portavoz de Carnival, la mayor empresa de cruceros del mundo, respondió algo similar y la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA, en inglés) también, cuando fueron consultados por EFE.
El primer crucero entre EEUU y Cuba, tras un paréntesis de más de 50 años, fue el Adonia, de la compañía Fathom, filial de Carnival, que zarpó del puerto de Miami el 1 de mayo de 2016 con destino a La Habana, con 704 pasajeros, una docena de ellos cubanoamericanos.
En los puertos de Miami y Fort Lauderdale, en el sur de Florida, no estaban previstas para el martes salidas de cruceros hacia Cuba.
Fuentes del Puerto de Fort Lauderdale indicaron a EFE que este miércoles está previsto que zarpe el Majesty of the Seas, de la compañía Royal Caribbean, en cuyo itinerario aparecía una escala en La Habana antes de dirigirse a Cozumel (México).
Agregaron que no han recibido notificación de que se cancele la salida, pero advirtieron que el itinerario podría cambiar para no incluir a la capital cubana.
Según CNN, Royal Caribbean Cruise Lines confirmó que los viajes programados para este miércoles y jueves ya no se detendrán en La Habana.
Collin Laverty, presidente de Cuba Educational Travel (CET), una organización dedicada a armar los viajes "people to people", consideró que la prohibición de estos es una decisión "desafortunada" no solo para "compañías que dan empleo y pagan impuestos" en EEUU, sino para "millones de cubanos que van a sentir la disminución de la afluencia de visitantes".
Laverty no dudó en calificar la medida de "política" y la encuadró en la carrera para las elecciones presidenciales de 2020.
Según el Gobierno cubano, la Isla cerró el primer cuatrimestre de 2019 con un crecimiento del 7,2% en la afluencia de turistas, al alcanzar 1,9 millones de visitantes.
En ese periodo, Canadá se mantuvo en primer lugar entre los mercados emisores, con 624.530 viajeros (un 3% más) y EEUU continuaba como segundo, con 257.500 visitantes (93,5%) hasta abril, pese a las restricciones que aplica el Gobierno de ese país.
El 55% de los viajeros estadounidenses llegó a Cuba en cruceros, una modalidad que creció un 48% en ese periodo con respecto al mismo de 2018.
El martes, repitiendo su discurso oficial, La Habana vaticinó el fracaso de las medidas anunciadas por EEUU.
"Pretenden asfixiar la economía y dañar el nivel de vida de los cubanos para arrancarnos concesiones políticas", pero "fracasarán otra vez", escribió en Twitter el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla.