El gobierno sueco retiró el pasado miércoles su apoyo a un proyecto que permite ratificar el acuerdo firmado entre la Unión Europea (UE) y Cuba, al no contar con los votos suficientes en el Parlamento de esa nación escandinava.
“El gobierno revoca el proyecto de ley 2017/18: 285 Acuerdo sobre diálogo político y cooperación entre la Unión Europea y sus Estados miembros, por una parte, y la República de Cuba, por otra, informó el Ministerio de Exteriores de Suecia”.
Erik Jennische, director para América Latina de la organización Civil Rights Defender, explicó desde Estocolmo, que el gobierno y la Comisión de Exteriores después de escuchar a los demócratas cubanos decidieron no ratificar el acuerdo.
Varios opositores de la isla han presentado ante parlamentarios suecos en el último año, sus propuestas para democratizar la isla, que incluyen un rechazo al acuerdo entre la UE y las autoridades cubanas.
“Desde hace cinco años hemos estado trabajando con opositores y representantes de la sociedad civil para ayudar a que los políticos de la Unión Europea tomen en cuenta no solamente la opinión del gobierno de Cuba, sino también la de los activistas independientes”, explicó Jennische.
“Ni la Unión Europea, ni obviamente Cuba, han permitido —por ejemplo— que los periodistas independientes asistan a las conferencias de prensa una vez concluidas las reuniones bilaterales en La Habana ni tampoco hicieron reuniones con la sociedad civil independiente”, agregó.
En la oposición el acuerdo no ha gozado de legitimidad porque la sociedad civil no fue invitada a participar en su confección, explicó el defensor de derechos humanos. Jennische se refirió al acuerdo firmado por la Unión Europea con Centroamérica y lamentó que a Cuba, “un país definitivamente no democrático”, se le exige menos que a los países de esa región.
“El contenido del acuerdo es muy débil y no demanda cambios en la isla. [El gobierno de] Cuba podría seguir violando los derechos humanos sin romper los términos del acuerdo. Lo único que pide el acuerdo es un diálogo sobre derechos humanos que se realiza una vez al año y donde es el propio gobierno cubano quien escoge a las organizaciones que participan en él”, explicó.
Junto a Suecia, tampoco Lituania, Irlanda y los Países Bajos han ratificado el acuerdo de la UE con Cuba.
El opositor Manuel Cuesta Morúa cree que las autoridades suecas están “enviando un importante mensaje: hemos intentado todo con el gobierno cubano y este no muestra voluntad real de cambio, de respetar los acuerdos y su propia arquitectura constitucional”.
“Con un gobierno poco honorable puede haber diálogo, no cooperación. La continuidad de la represión y la existencia de presos políticos no invita a cooperar con ese tipo de Estados. No estoy de acuerdo”, dijo el coordinador de la Mesa de Unidad para la Acción Democrática.
La organización disidente Comisión Cubana de Derechos Humanos Y Reconciliación Nacional (CCDHRN) cifró el año pasado en 120 los presos que existen en la isla “por razones políticas”, una categoría que el gobierno no reconoce.
Suecia es un ejemplo de que “se puede dialogar con el gobierno, al mismo tiempo que se apoya a la oposición”, puntualizó Morúa, quien alabó que la cooperación sueca esté vinculada con el fomento al respeto de los derechos humanos.
La embajada Sueca en La Habana se ha caracterizado por brindar apoyo a opositores pacíficos y organizaciones independientes. Sus diplomáticos han sido reconocidos con galardones como el Premio a la Diplomacia Comprometida en Cuba 2015, del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), que recayó en Micael Lagergren.
En mayo de 2018 se celebró en Bruselas el primer Consejo Conjunto Cuba-UE tras la implementación provisional del primer acuerdo entre ambas partes, un hecho que fue criticado por amplios sectores de la oposición y del exilio. Con ese gesto se puso fin a la Posición Común que mantenía la UE hacia Cuba y que vinculaba el avance de la relación bilateral a los progresos en democracia y derechos humanos.
Esta nota se realizó en colaboración con 14ymedio.