Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: Ni hombre ni mujer: ¿Tercer género?
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 04/09/2019 15:57
GÉNERO x
Hay ejemplos en los cinco continentes de sociedades que no se apresuran a asignar un género al nacer. Hace algo menos de dos años se habló bastante, a raíz de unas declaraciones del primer ministro canadiense Justin Trudeau, de los dos espíritus, grupos amerindios en los que había personas con características tanto masculinas como femeninas y que tenían una excelente consideración dentro de sus comunidades, ya que se les consideraba seres especiales capaces de desafiar las leyes de la naturaleza.

Ni hombre ni mujer:
Estas comunidades han desafiado históricamente el binarismo de género
POR MARTA VILLENA
¿Se puede ser hombre y mujer a la vez? ¿Existen más de dos géneros? ¿Es el género una construcción biológica o cultural? Puede que la distinción hombre-mujer, que predomina en Occidente, sea la hegemónica, pero no es la única.
 
Gracias a corrientes de investigación en este campo, hoy sabemos que han existido y aún existen, grupos étnicos con géneros múltiples que presentan otra estructura social más flexible y dinámica que no solo se inspira en la biología, sino que tiene en cuenta la interpretación cultural de estas realidades.
 
Pero para entender la existencia de otros géneros es necesario definir el concepto de sistema sexo/género. La académica Gayle Rubin lo describió hace más de cuatro décadas. Para ella, este sistema toma la división de la especie entre machos y hembras y la traslada al terreno social. A continuación, atribuye a estos "hombres y mujeres sociales" una división de roles que puede variar según el grupo étnico.
 
Águeda Gómez, doctora en Sociología y profesora de la Universidad de Vigo, explica a Verne en conversación telefónica que el sistema sexo/género binario (hombre/mujer) se implantó en Occidente a partir del "modelo judeo-cristiano". Este modelo, instaurado en la Edad Media, se basaba en el matrimonio religioso como único espacio para la sexualidad y se orientaba exclusivamente a la reproducción.
 
Desde finales del siglo XIX encontró continuidad en el "modelo biopolítico o biomédico" –sobre el que profundizó el filósofo Michel Foucault–, que comenzó "a patologizar la diversidad sexual y de género, como opciones que se salían de la norma".
 
La colonización de muchas partes del mundo convirtió este sistema binario en el hegemónico, pero algunos grupos étnicos, como argumenta Gómez, resistieron a la occidentalización de sus costumbres y aún hoy conservan unas estructuras sociosexuales que contemplan la existencia de más de dos géneros.
 
"Algunas de estas sociedades, que están presentes en los cinco continentes, además de hombre y mujer, tienen también lo que se conoce como un tercer género", apunta la socióloga. Y, a continuación, enumera algunos: "Los xanith de Omán; los hijras, koti, panti, aravani, zenana jogin y siva-sati de la India; los bakla filipinos; los mahu en Polinesia y Australia; los sarombay de la República Malgache, en Madagascar; los nawikis de la sierra Tarahumara, en México; los paleiros de Timor; los omeguid o wigunduguid entre los kunas de Panamá; o las vírgenes juradas o burnesha de Albania". Estos últimos no son los únicos casos que se han identificado en Europa. Hay constancia de individuos en la sociedad napolitana del siglo XVIII que se identificaban como femminielli y que encajarían en la descripción de "tercer género".
 
Hace algo menos de dos años se habló bastante, a raíz de unas declaraciones del primer ministro canadiense Justin Trudeau, de los dos espíritus, grupos amerindios en los que había personas con características tanto masculinas como femeninas y que tenían una excelente consideración dentro de sus comunidades, ya que se les consideraba seres especiales capaces de desafiar las leyes de la naturaleza.
 
En comunidades, como las de los zapotecas del istmo de Tehuantepec mexicano, se identifican más de tres géneros. Sus figuras "etnoidentitarias transbinarias" son el muxe y la nguiu' y estos, a su vez, dan lugar a una gran variedad de categorías de subidentidades: muxe o nguiu' con una expresión de género más masculinizada; muxe o nguiu' con una expresión de género más feminizada; muxe o nguiu' casado/a y padre/madre; muxe guetatxaa o ramón; persona intersexual; y la persona nguiu' que oscila entre lo masculino y lo femenino según los escenarios o el ciclo lunar.
 
La mayoría de los tres millones de bugis, un grupo étnico de Indonesia, es musulmana. Pero algunos núcleos aún conservan una tradición preislámica que distingue distintas opciones de género y sexualidad, como explica en un artículo Sharyn Graham Davies, profesora adjunta de la Facultad de Idiomas y Ciencias Sociales de la Universidad de Auckland. Así, el lenguaje de los bugis ofrece cinco términos que hacen referencia a varias combinaciones de sexo, género y sexualidad: makkunrai (mujeres), oroani (hombres), calalai (mujeres-hombres), calabai (hombres-mujeres) y bissu (sacerdotes transgénero). La autora explica que "estas definiciones no son exactas, pero son suficientes" para entender este ejemplo de diversidad.
 
Desde la segunda mitad del siglo XX, comenzaron a aparecer en Occidente corrientes sociológicas que cuestionaban esta idea del binarismo sexual y de género, que beben de las teorías feministas postmodernas y que confluyen en lo que se conoce como teoría queer.
 
Para autoras como la norteamericana Judith Butler, el género es una construcción cultural que no tiene nada que ver con la anatomía, y lo queer debe plantearse como "un término omnicomprensivo para ampliar toda esta gama de formas fluidas y de identidades múltiples" que llevan surgiendo en las sociedades occidentales en los últimos años y de las que ahora tenemos más conocimiento debido a la creciente investigación en este campo.
 
Tanto es así, que varios países han modificado sus leyes recientemente para reconocer de un modo u otro el género no binario. Alemania, Austria, Dinamarca, Países Bajos y el Reino Unido, en Europa; y en el resto del mundo países como Uruguay, Nepal, Nueva Zelanda, Australia y Canadá. En España, el Congreso abrió la puerta en febrero de 2019 a adoptar una medida similar, pero de momento solo se ha pedido al Gobierno un estudio de impacto que dé pie a reconocer la identidad de aquellos que no se identifican con el género masculino o femenino.
 
Como explica Gómez, "la palabra queer se usa para designar la corriente cultural que nace en Occidente con respecto a la ruptura del binarismo, pero no es equiparable a ser muxe o a otra identidad de género étnica porque se han construido en diferentes contextos socioculturales".
 
El antropólogo Francisco Javier Guirao, profesor de la Universidad de Cádiz, explica en conversación telefónica que el género no es algo estático y permanente a lo largo de la vida de una persona. "En nuestra sociedad creemos que el género es algo establecido al nacer. Incluso intentamos saberlo con antelación para estar preparados e inscribir a esa persona en un género u otro y en muchos casos aportando toda esa simbología relacionada con el color: azul si es niño, rosa, si es niña", dice.
 
En un artículo publicado por el propio Guirao en la revista de estudios socioeducativos RESED en 2014, se relatan varios casos en los que el género se adapta socialmente a las necesidades de la comunidad, como en el caso de los azande, originales de regiones de Sudán, República Centroafricana y República Democrática de Congo y que cuentan con una población en torno al millón de personas.
 
Dada la escasez de mujeres, en esta comunidad polígama se permite el matrimonio entre jóvenes varones de 12 a 20 años –a los que se considera mujeres porque realizan algunas de las actividades socialmente asignadas al género femenino– y guerreros solteros, en una forma de contrato tácito. Estos jóvenes varones, al convertirse en adultos y guerreros posteriormente, se podrán casar con otros jóvenes y los guerreros con los que han contraído matrimonio, con una mujer de su comunidad.
 
En el sur de Sudán y Etiopía, los nuer –cuya población se estima en tres millones y medio de personas– permiten a dos mujeres contraer matrimonio si una de ellas es estéril. Esta última se convierte en varón y será la encargada de buscar progenitor, aunque seguirá ostentando el papel de padre social. Las bacha posh de Afganistán, en cambio, son mujeres que adquieren un rol masculino porque su familia no ha tenido ningún descendiente varón, vistiéndose como tales para poder ejercer ciertos derechos reservados únicamente a los hombres, como trabajar, y así ayudar al sostenimiento económico familiar.
 
"Estos casos nos demuestran que el género no es una cualidad permanente en el individuo y que se puede transformar de acuerdo a unas circunstancias socioculturales", añade Guirao.
 
En opinión de los expertos, el conocimiento de estas sociedades que funcionan bajo otros sistemas de sexo/género debería servirnos para reflexionar sobre nuestro mundo y cómo está estructurado. "Hay un avance significativo en la investigación en este campo, pero debería haber mucha más, solo así podremos crear nuevas epistemologías que sirvan para criticar el modelo biopolítico binario, creador de contradicciones, desigualdades y ambigüedades en las relaciones de género", concluye Gómez.
 


Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 04/09/2019 16:11
 ¿Qué es el género “X”?
Son jóvenes que esquivan las categorías binarias de varón-mujer y construyen identidades menos estáticas, a la medida de su deseo.  A Sabrina/Santiago le da igual que la/lo traten de ella o de él: se define como género “fluido”
 
En memoria a Cristina Ortiz La Veneno la transexual que la televisión convirtió en una estrella fugas
Ni hombre ni mujer: cada vez más jóvenes evitan ser encasillados
Sebastián A. Ríos
Sabrina le ceden el asiento en el colectivo, a Santiago le dicen "campeón" o "jefe" por la calle. A Sabrina/Santiago le da igual que la/lo traten de ella o de él; de hecho su apariencia puede sugerir ambas cosas. O ninguna. Pelo corto, remera unisex, pantalón ídem, no busca ser ni él ni ella, sino que se define como "género fluido". "No me puedo encasillar ni como varón ni como mujer, no me siento hombre ni mujer. Uso a veces otro nombre, Santiago, independientemente del que figura en mi DNI, que es Sabrina, pero no cambié mi documento ni tampoco creo que lo haga. Me resulta indistinto que me traten como él o como ella, no me genera ninguna incomodidad", asegura Sabrina Testa (tal como figura en su documento), de 31 años, que enseña castellano, literatura y latín y que, cuando escribe o chatea, evita que sus palabas definan género. Ni chica, ni chico: chicx.
 
No se trata de un único caso. Cada vez son más (y a edades cada vez más tempranas) las personas que se autoexcluyen del binario varón-mujer, cuestionándolo o apartándose de la obligación de llevar sus vidas en clave femenina o masculina. Agénero, intergénero, neutro, demigénero, género fluido, pángenero, queer o questioning, entre muchas otras etiquetas, todas integran un amplio abanico de identidades asumidas por quienes tienen en común con las personas trans el no estar de acuerdo con el género que les fue asignado al nacer. La diferencia, eso sí, reside en un punto no menor: no desean pertenecer a un género en particular. Están afuera de la oposición.
 
"Estamos viendo cada vez más consultas de jóvenes de alrededor de 18 años que no se sienten identificados con el mundo del varón ni con el de la mujer, y que tienen otras identidades de género. Hay distintas etiquetas o formas de ser nombradas, pero de lo que se trata es de personas que no adscriben al binario de género masculino/femenino, y que no quieren ubicarse en ninguno de los dos casilleros, sino estar afuera", cuenta Adrián Helien, médico psiquiatra que coordina el Grupo de Atención a Personas Transgénero del Hospital Durand y coautor del libro Cuerpxs equivocadxs: hacia la comprensión de la diversidad sexual (Paidós).
 
"Las personas que se identifican como pertenencientes a la categoría 'no binario' rechazan la asunción del género hombre/mujer. Hacen estallar la presunción naturalizada que haría corresponder en base al sexo asignado al nacer una identidad de género determinada e "inevitable" -completa Marcos Ghea, psicólogo que integra el citado grupo del Durand-. Quienes se autoperciben como 'no binarios' no se sienten identificados con ninguno de los elementos pertenecientes al mundo 'del rosa y el celeste'. Denuncian y se resisten a ser etiquetados como hombre/masculino o mujer/femenina, como si fueran dos categorías excluyentes por fuera de las cuales no habría otro modo de ser en el mundo".
 
Ya sea como decantación natural de los avances en pos del reconocimiento de la diversidad sexual y de género (cuyo hito, en la Argentina, es la Ley de Identidad de Género) o porque quienes se ubican afuera del binario varón/mujer comienza a ser más y por lo tanto más visibles, la existencia de estas otras identidades de género comienza a ser reconocida desde distintos lugares. Son pequeños gestos, aunque algunos llegan a millones. Tinder, por ejemplo. La App de citas con 50 millones de usuarios ahora permite a quienes ingresan por primera vez elegir ya no entre dos géneros, sino entre... 40. Fuera del mundo virtual, crecen los espacios públicos como universidades, centros comerciales, museos, bares o escuelas que cuentan o aspiran a contar con baños multigénero.
 
Con Beyond He or She (Más allá de él o ella) como título de tapa, la revista Time abordó recientemente el tema a partir de una encuesta realizada por la ONG norteamericana LGBTQ Glaad que muestra que el 20% de los millennials no se reconoce ni estrictamente heterosexual ni dentro de la categoría cisgénero -personas cuya identidad está en sintonía con el género socialmente asignado-, cuando el porcentaje dentro la generación de los baby boomers es del 7 por ciento.
 
Adrián Helien advierte que ubicarse fuera del binario varón/mujer no implica adscribir a una orientación sexual específica: el mismo arco iris de diversidad de género tiene un correlato en la diversidad de elecciones sexuales. "Es habitual en estas personas el cuestionamiento de la orientación sexual más allá del binario heterosexual/homosexual -dice-. La persona puede ser homosexual, heterosexual, bisexual, pansexual o incluso asexual, puede tener relaciones con varones, mujeres o trans más allá de la biología. Se trata de establecer relaciones afectivas que empiezan a quebrar el binario heteronormativo de la orientación sexual".
 
Incluso esas relaciones pueden ser afectivas, pero no románticas. Andy, estudiante de profesorado de matemáticas, de 19 años, define su orientación como ágenero, asexual y arromántica: "Nunca me sentí mujer, pero tampoco hombre. El problema es que hasta que a los 17 años conocí la palabra ágenero no sabía que había otras opciones. Pero mi orientación sexual, que es asexual y arromántica, la sabía desde mucho antes, era algo muy definido: ni atracción sexual, ni romántica. Mis vínculos son mi familia y mis amigos, nunca tuve ningún problema con eso", cuenta Andy, que admite que no suele ser fácil que entiendan su identidad: "No creo que sea mala intención de la gente, sino que hay muy poca información al respecto", agrega.
 
Sam Escobar, a cargo de la edición de belleza de GoodHousekeeping.com, también se ubica fuera del binario y ha escrito en la revista Esquire varias columnas sobre el tema. En una de ellas responde justamente a la pregunta "¿si sos no-binario entonces sos gay?": "No, tu orientación sexual y tu género son cosas separadas. Yo soy queer [término que se usa para personas que integran minorías que no se identifican con el binario] y me atraen personas de distintos géneros. Y, de hecho, he salido con muchas personas que se identifican como heterosexuales", escribió.
 
"Incluso el hecho de que una persona sea agénero no significa que no pueda gustarle el rol de su orientación -agrega María del Carmen Rodolico, psicóloga y sexóloga clínica del Grupo de Atención a Personas Transgénero del Durand-. O puede ser diferente, y que le gusten varones, mujeres, mixto, bisexuales. Es complejo".
 
"Un error común es suponer que todas las personas no-binarias son andróginas -escribe Sam Escobar-. La forma en que uno se presenta (la expresión de género) y la forma en que uno se identifica pueden estar conectadas, pero no necesariamente dependen una de otra. Yo no me identifico como una mujer, pero las fotos muestran que me presento bastante femenina, por lo que la mayoría de las personas asumen que soy una mujer cisgénero a menos que les diga que no es así. Llevo el pelo largo porque prefiero el corte hasta los hombros. No me depilo las piernas. De vez en cuando uso vestidos, y juego con el maquillaje todos los días porque ése es mi trabajo [editora de belleza]. Al mismo tiempo, conozco gente no-binaria que usa barba y se depila las piernas, otros que se maquillan el rostro y usan traje. Todas son expresiones que dependen por completo de lo individual".
 
Así como andrógino no es sinónimo de no-binario, el uso de prendas de vestir que no señalan unívocamente si son para varón o para mujer se encuentra muy extendido hoy en día. Y esa androginia en el campo de la moda es, también, un signo de época. "Empezamos en 2001 haciendo ropa con una estética específica, que no llevaba ornamentación, y en los últimos años empezamos a ver que muchas prendas funcionan bien para hombre y para mujer. De hecho veíamos que mujeres y hombres compraban prendas indistintamente de en qué perchero estaban. Ahí empezamos a trabajar nuestras prendas desde un no género", cuenta Emiliano Blanco que junto con Camila Milessi están a cargo de la dirección creativa de la marca de ropa unisex Kostüme.
 
"Creo que en la Argentina ha habido una apertura a partir del casamiento igualitario y la ley de género que ha hecho que se pierda el prejuicio a usar prendas de hombre o mujer, sobre todo en los jóvenes -opina Emiliano-. Hoy hay hombres que no tienen problema en vestir una musculosa o remera larga que en una mujer funciona como vestido. Si les gusta y les queda cómodo, lo llevan".
 
En la consulta habitual en el hospital, Adrián Helien cuenta que es común que los jóvenes que no se identifican con los roles de género masculino o femenino busquen ciertos cambios corporales o estéticos. "Quieren explorar, a veces feminizando o masculinizando su cuerpo, o buscando códigos de vestimenta que no se identifican con el binario hombre/mujer", explica. En este sentido, Andy cuenta que desde hace tiempo reemplazó el corpiño por el uso de la faja: "Empecé a usar faja para tener el pecho más plano. Es una cosa personal, no me siento cómodo con ciertas partes de mi cuerpo -explica Andy, que suele usar desinencia masculina al hablar, junto con el pronombre él o el neutro elle-. Mi idea de cómo mi cuerpo debería ser es con el pecho plano, y de hecho estoy planeando una mastectomía. Pero tampoco es que busque una imagen masculina. Es como me siento cómodo yo".
 
"Nuestra tarea consiste en acompañar a estas personas en el proceso de explorar la propia identidad encontrando una expresión de sí mismas que satisfaga las propias expectativas -señala Marcos Ghea-. En muchos casos esto se manifiesta con la intención de presentar una apariencia física andrógina. Esto se puede lograr utilizando indumentaria «ambigua». Otras personas manifiestan la necesidad de cambiar su apariencia corporal, por lo que es necesario recurrir a tratamientos de hormonización, por ejemplo. También están quienes con acompañamiento psicológico y psicoterapia logran integrar su situación agenérica sin necesidad de feminizar o masculinizar sus cuerpos".
 
Preguntas abiertas
La ruptura del binario de género excede a la ley de identidad de género. "La aparición de los «género neutro» compatibiliza con la ley, porque depende de la autopercepción, pero discrepa de la letra de la ley en cuanto es «agénero» o un «pangénero», esto es, la elección radica en la no elección", advierte Diana Cohen Agrest, directora de las Diplomaturas Virtuales en Bioética y en Reproducción Asistida de la Universidad Isalud. De alguna forma, sostiene, "la ley ya sufrió el proceso de obsolescencia".
 
"Dentro del nuevo marco que plantea la ley de género, el sexo sigue siendo binario, las categorías se siguen manejando entre varón y mujer -dice Emiliano Litardo, de la ONG Abogados Por Los Derechos Sexuales-. La inquietud de no consignarse como varón o mujer implica el reclamo de quitar de los registros la categoría sexo. Es una cuestión de política social y una cuestión cultural. Pero en tanto no demos el debate, seguirá siendo necesario mantener la categoría sexo en el documento".
 
Nueva York aprobó el uso del género “X” en documentos oficiales
Desde el 1 de enero de 2019, en Nueva York las personas pueden determinar en su certificado de nacimiento si son hombres, mujeres o “X”, sin requerir un certificado médico. Esta es una medida para fortalecer la igualdad de género.
 
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, aseguró en su cuenta de Twitter el 30 de diciembre de 2018 que en esta ciudad de Estados Unidos “tienes el derecho de afirmar tu identidad de género”.
 
“Desde el inicio de 2019, todos los neoyorquinos serán capaces de cambiar su marcador de género en su certificado de nacimiento a “M”, “F” o “X”, sin una nota del médico”, aseguró.
 
Esta iniciativa elimina “barreras médicas y administrativas” a las que se suele enfrentar la comunidad LGTBQ, ya que permite a las personas “atestiguar” por sí mismas su identidad de género en ese documento.
 
En 2013 Alemania se convirtió en el primer país europeo en considerar la posibilidad del tercer género al nacer. Pero Nepal fue el primero en 2007 en romper con el binarismo hombre-mujer en los documentos oficiales.
 
La ciudad de Nueva York se une así a otras jurisdicciones en Estados Unidos que han añadido la opción “X” en los certificados de nacimiento. Algunos ejemplos son Oregón, California, Washington y Nueva Jersey.
 
¿Qué es el género “X”?
El género se refiere a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. El género “X”  hace referencia las personas que no se reconocen como hombres o mujeres independientemente de su físico; por lo que se definen como “neutros”.
 
“Este proyecto de ley es una victoria para las personas transgénero, no binarias y no conformes con el género, y un paso importante hacia la igualdad”, aseguró la actriz Asia Kate Dillon.
 
“La habilidad de cambiar esa marca es una forma de evitar los sistemas binarios de masculino y femenino y de hombres y mujeres. Es un paso esencial hacia la ruptura de los sistemas ideológicos binarios, creados para justificar y defender la opresión social, política y económica”.



 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados