|
De: cubanet20 (Mensaje original) |
Enviado: 06/09/2019 14:43 |
Marita Lorenz aseguró que se enamoró de Fidel Castro cuando tenía 19 años
La fascinante historia de Marita Lorenz, la "Mata Hari del Caribe" que fue "amante" de Fidel Castro
Cuando Marita Lorenz murió la pasada semana a los 80 años de un fallo cardiaco se llevó para siempre el secreto que mejor guardó: qué fue verdad y qué no en la vida legendaria que siempre contó que tuvo.
Nacida en Bremen (Alemania) en 1939 del matrimonio de un capitán de barco de padre alemán y una actriz estadounidense, Lorenz estuvo dos años en un campo de concentración nazi cuando era sólo una niña y fue luego violada por un oficial estadounidense.
Según contó en su autobiografía "Querido Fidel - Mi vida, mi amor, mi traición", a los 19 años, durante un viaje con sus padres a La Habana se enamoró de Fidel Castro, de quien aseguró que fue amante.
Durante su supuesta relación con Castro -y tras un extraño suceso en el que, según su testimonio, estando embarazada fue secuestrada y despertó sin su barriga- fue reclutada por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), que le encargó el asesinato del líder cubano. Con un veneno que le dio la CIA, según contó, volvió a La Habana para acabar con el líder de la Revolución cubana.
Sin embargo, Castro de alguna manera sospechó que Lorenz venía a matarlo y le dio una pistola para que le pegara un tiro. No se atrevió a apretar el gatillo y se fue para siempre de Cuba.
Se dice que de la relación entre ambos nació un hijo, Andrés Vázquez -supuestamente el mismo que arrebataron de su barriga- que se quedó en la isla con su padre y con el que Lorenz se reencontró en 1981.
El lamento de la anciana, al que se ha llamado la "Mata Hari del Caribe", era no haberse quedado en la isla. Al regresar a Estados Unidos, a la CIA no le gustó que no hubiera cumplido con su misión: Castro seguía vivo.
"Me odiaban, me culpaban", recordó. Sin embargo, no supuso el final de su relación con la inteligencia de Estados Unidos.
Una misión en la que debía hacer de correo para recaudar dinero para la causa anticomunista la llevó a Venezuela.
Allí conoció al general Marcos Pérez Jiménez, entonces presidente del país (1952-1958), con quien comenzó otro romance y tuvo una hija.
Según contó, cuando el militar estaba ya en la cárcel, antes de ser extraditado a Estados Unidos, ella y su niña fueron abandonas en medio de la selva.
"Supongo que soy dura", dijo Lorenz sobre sus múltiples y arriesgadas vivencias, de las que salió ilesa.
El asesinato de Kennedy
La "Mata Hari del Caribe" afirmó también haber sido testigo de la supuesta conspiración que rodea el magnicidio de Kennedy el 22 de noviembre de 1963.
Según su testimonio, un grupo de anticastristas que conoció en Miami pudieron haber tenido relación con el asesinato de presidente estadounidense ,luego de que este cancelara el apoyoa la fallida invasión de Bahía Cochinos para derrocar a Castro en 1961.
Lorenz dijo que incluso conoció a Lee Harvey Oswald en uno de los campamentos de la inteligencia estadounidense en Florida.
Sin embargo, algunas de las aventuras de su vida fueron varias veces puesta en tela de juicio.
La periodista Ann Louise Bardach, quien la entrevistó en la década de 1990, la describió como "una santa patrona de los amantes de la conspiración".
"Al menos la mitad de su historia es fácilmente documentada por cuenta de otros y memorándums del FBI, la otra mitad carece de corroboración, y a veces, va en contra de la evidencia existente". Lorenz, por su parte, siempre defendió la veracidad de sus historias.
"Es cierto, tengo todos los documentos de la CIA y del FBI para demostrarlo. No quiero glorificar mi vida. Hay suficientes pruebas como para no tener que exagerar", afirmó en una entrevista.
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 2 de 2
Siguiente
Último
|
|
HISTORIA
"Marita Lorenz, la agente que no quiso envenenar a Fidel Castro"
Marita Lorenz afirmó haber estado involucrada en un plan para asesinar al revolucionario cubano y haber viajado con el asesino del presidente estadounidense.
Marita Lorenz, quien quedó embarazada después de un romance con Fidel Castro, pero que se negó a envenenar al dictador cubano en un plan elaborado por contrarrevolucionarios que involucraba a estadounidenses, murió el 31 de agosto en Oberhausen, Alemania. Tenía 80 años.
La causa de la muerte fue un paro cardiaco, dio a conocer su hija, Mónica Mercedes Pérez Jiménez.
Lorenz fue hija de una actriz estadounidense con la que fue internada cuando era niña en un campo de concentración y su padre comandaba una flota de submarinos alemanes. Lorenz llevó una vida llena de aventuras y tan inverosímil que separar los fragmentos de realidad de lo que pudo haber sido improbable o ilusión era, en algunas ocasiones, virtualmente imposible.
Al parecer, los romances con Castro y otro con Marcos Pérez Jiménez, el expresidente venezolano que fue padre de su hija, han sido confirmados. Sin embargo, si ella y Castro tuvieron un hijo llamado André, que creció para convertirse en pediatra en Cuba, es cuestionable.
También lo es su detallado relato de cuando manejó en noviembre de 1963 con Frank Sturgis, posteriormente condenado como uno de los “merodeadores” de Watergate, y Lee Harvey Oswald a Dallas, en donde se reunieron con E. Howard Hunt —quien posteriormente también fue un merodeador y uno de los llamados “plomeros” (o “fontaneros”) del presidente Richard Nixon— y Jack Ruby unos días antes del asesinato del que entonces era presidente estadounidense, John F. Kennedy. (Oswald mató a Kennedy el 22 de noviembre; dos días después, Ruby asesinó a Oswald).
Su relato sobre el preludio del asesinato fue reportado en The Daily News de Nueva York en 1977 y lo repitió en un testimonio ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre Asesinatos, el cual concluyó que no era fiable.
Aun así, fue suficiente para que Vanity Fair la describiera en 1993 como la Santa Patrona de los Amantes de las Teorías de Conspiración. También fue suficiente para inspirar numerosos libros, incluyendo Marita: One Woman’s Extraordinary Tale of Love and Espionage From Castro to Kennedy (1993), escrito por Ted Schwartz, que Kirkus Reviews describió como “las salvajes, aunque casi increíbles, aventuras de una nueva Jane Bond”. Su testimonio ante el comité fue la base para el libro Plausible Denial (1992) de Mark Lane.
Sus aventuras —incluido su involucramiento en un plan para asesinar a Castro en 1960 al colocar pastillas con veneno en sus alimentos, que ella dijo arruinó al informarle sobre el plan— también inspiraron la película para televisión Mi pequeña asesina, protagonizada por Gabrielle Anwar como Lorenz y Joe Mantegna como Castro.
Después de entrevistarla en 1982, el agente del FBI Larry Wack concluyó que ella “tal vez brindaba información de cierta importancia”, pero que tenía “una inclinación a la exageración”.
Ilona Marita Lorenz nació en Bremen, Alemania, el 18 de agosto de 1939, dos semanas antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Su madre, Alice Lofland, una actriz que trabajaba con el nombre artístico June Paget, estaba en proceso de filmar una película en Francia a principios de la década de los treinta cuando conoció y se casó con Heinrich Friedrich Lorenz, capitán de barcos. Después de rescatar a dos soldados aliados durante la guerra, fue reclutada por la resistencia francesa. Participó hasta que fue capturada y enviada, junto con Marita de 5 años, al campo de concentración de Bergen-Belsen.
Después de la guerra, la familia se mudó a Manhattan, en donde la madre de Marita trabajó para la inteligencia estadounidense y su padre se convirtió en capitán del crucero Berlín. Lorenz, que abandonó la escuela cuando cursaba el primer año de secundaria, tenía 19 años y acompañó a su padre en 1959 cuando el barcó atracó en La Habana y Castro subió a bordo sin invitación.
Ella afirmó que tuvo un hijo con Castro, pero que el bebé casi completamente formado le fue arrebatado en Cuba mientras estaba drogada y que fue criado ahí. La evidencia sobre si existe es confusa.
“Sé que la gente ha cuestionado a mi madre, pero si investigan descubrirán que es increíblemente cierto”, dijo su hija. “Ella cambió la historia. Fidel Castro no murió cuando ella fue enviada para asesinarlo. Lo único que no puedo confirmar es que tuvo un hijo con Fidel. Sé que él existe, pero no lo he conocido”.
Además de su hija, los sobrevivientes de Lorenz incluyen a un hijo, Mark E. Edwards; un hermano, Joseph; una hermana, Valerie Lorenz, y un nieto.
Lorenz, que se casó varias veces, dijo en su libro y en el artículo de Vanity Fair que desde principios de la década de los sesenta hasta finales de la de los ochenta ella espió a diplomáticos de las Naciones Unidas que vivieron en su edificio de apartamentos en el Upper East Side; vivió de la asistencia económica para desempleados en Jackson Heights, Queens; escapó a una pequeña granja en Darien, Connecticut, la cual fue atacada a tiros, y, finalmente, ingresó a la Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas en Nueva York en 1981 y exigió una visa. Dijo que visitó a Castro y conoció a su hijo.
Mónica Pérez Jiménez dijo que su madre había soñado con una vida glamurosa, no un ciclo de riqueza y pobreza, de encuentros cercanos con la muerte, con figuras del crimen organizado y cubanos anticastristas, así como sexo con glamurosos dictadores.
“Mi madre provino de un campo de concentración, así que su deseo de ser amada era muy grande”, dijo Lorenz.
Sam Roberts, un reportero de obituarios, fue previamente el corresponsal de asuntos urbanos de The New York Times y es el conductor de The New York Times Close Up, un programa semanal de noticias y entrevistas en CUNY-TV.
|
|
|
|
|