Después de participar en los Juegos Olimpicos de Río en 2016, Carlos Peralta decidió salir públicamente del armario, consciente de la falta de referentes LGTB en el deporte, y nada le hace sentir más orgulloso. Tras anunciar su retirada a los 26 años por falta de motivación, ejerce como médico en su ciudad y ha conseguido recuperar la ilusión. Todo un referente que analizamos en modo selfi.
La vida fuera de la piscina
«He vuelto a mi ciudad, Málaga, estoy trabajando de médico por las mañanas y continúo formándome por las tardes, para el día de mañana tener una vida más tranquila. Voy al gimnasio, pero a la piscina no me tiro, no tengo ganas de nadar. Y aunque los Juegos Olímpicos de Tokio eran un objetivo a mi alcance, no tenía ilusión. Por suerte, tener una carrera me ha hecho este proceso más fácil, y he empezado a trabajar en cuanto he dejado de competir. Tomar la decisión fue sencillo, y aunque aclarar mis sentimientos me costó unos meses, no he llegado a sentir pena por ello. Estoy tranquilo…, el motor de la vida es la motivación, cuando desaparece, es difícil. Por eso soy mucho más feliz ahora. Todo tiene una etapa en la vida, hay que saber ponerle fin y disfrutar de lo conseguido».
La vida fuera del armario
«Es verdad que también intenté recuperar la ilusión por el deporte hablando de mi homosexualidad, creí que funcionaría, pero no fue así. Eso sí, emocionalmente fue algo maravilloso, de las mejores cosas que he hecho en mi vida, tanto por mí como por esa falta de caras visibles en el deporte LGTB. Una experiencia personal súper constructiva. Me lo guardé durante la época en la que participé en los Juegos Olímpicos de Río, y no puedo estar más feliz y orgulloso de haberlo hecho público. Es verdad que después de los Juegos empecé a hacer una vida privada sin armarios, pero me consumía no decirlo. Y al final me di cuenta de que lo mejor era hacerlo públicamente”.
Activismo y política
«Continúo con mi vinculación al mundo LGTB, por supuesto. Acudo a todo tipo de eventos (de hecho, pronto recibiré un premio por la diversidad en Baeza). Y lo hago porque creo que es necesario seguir reivindicando nuestros derechos. Aunque sea como exnadador olímpico, haré todo lo que pueda por la causa. La revolución llegará de la mano de la salida del armario de un futbolista, tengo fe en que ocurra en los próximos años. Eso o que nuestra cultura cambie, y no quiero que eso ocurra. Creo que tenemos que plantarnos de manera inmediata contra la extrema derecha. También fui en las listas del PSOE en Málaga en las elecciones. Nuestro colectivo está en peligro, nos ven como uno de sus enemigos. Y tampoco deberíamos apoyar a nadie que esté dispuesto a pactar con ellos. Si es así, estás contra nosotros. Me parece poco responsable cuando una persona de nuestro colectivo vota a un partido sabiendo que tiene intención de pactar con la extrema derecha».
El deportista LGTB invisible
«Puedo entender perfectamente que no se hable públicamente de homosexualidad, pero creo que cuando puedes ser un referente, tienes una responsabilidad. No podemos dar una imagen falsa sobre quiénes somos. En mi caso, cuando llegó mi momento de mostrar mi sexualidad, lo hice sabiendo que un gran poder conlleva un gran responsabilidad, tenía un deber moral. Cada uno debe estar preparado, no quiero juzgar a nadie, pero aplaudo cada caso de personas que se manifiestan de esta manera. Tenemos que intentar no ocultarlo, y sobreponernos a pensar que pueda repercutir en nuestra actividad económica. La sociedad mejora con estos actos, desde dos chicas cogiéndose de la mano hasta un joven transexual que pueda andar por la calle sin miedo».