Cuba se prepara para resistir un endurecimiento sin precedentes del embargo estadounidense, en un momento en el que el sector más anticastrista de Estados Unidos concentra sus esperanzas de derribar al gobierno del Partido Comunista en la reelección de Donald Trump a la Casa Blanca, informa la AFP.
Al cerco económico de casi 60 años contra La Habana se sumaron en los últimos meses medidas que el canciller cubano, Bruno Rodríguez, define como “no convencionales”.
“La campaña electoral en Estados Unidos podría provocar que se acentúe el curso de confrontación contra nuestro país y medidas adicionales de bloqueo”, pero Cuba está preparada “para enfrentar la arremetida” y “segura de vencer”, agregó.
El lunes, Trump prohibió al gobierno federal financiar el intercambio educativo y cultural con funcionarios y entidades estatales de Cuba, Rusia, Siria y Corea del Norte, tres días antes de que la Asamblea General vote la resolución que condena el embargo.
A continuación, algunas claves de las sanciones para anticipar posibles escenarios:
Trump, la última oportunidad
“Trump entregó las llaves de la política con Cuba a Marco Rubio, a este sector de cubanos exiliados que buscan un cambio de régimen al costo que sea necesario”, dice el profesor cubano Arturo López-Levy, de la Holy Names University, en California.
Su gestión está desmontando los acuerdos alcanzados durante el histórico acercamiento con La Habana de su antecesor, Barack Obama. Trump busca los votos de Florida, estado considerado decisivo en las elecciones, así como apoyos ante un posible juicio político, considera López-Levy.
“No es de dudar que antes de las elecciones de 2020 vengan más restricciones. Suponen que, de perder Trump, sus esperanzas de mantener el muro del embargo se desvanezcan” porque “en el Partido Demócrata quieren intercambio con Cuba”, agrega.
Washington acusa a Cuba de “reprimir a su propio pueblo” con un gobierno de partido único, sin oposición legal y una economía controlada por el Estado.
También de apoyar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, “a través de los militares cubanos y sus servicios de seguridad”. Cuba rechaza esas acusaciones, pero mantiene lazos con su aliado.
Las recientes sanciones incluyen suspender desde diciembre los vuelos directos a Cuba, excepto a La Habana. Antes suspendió los cruceros, prohibió el arriendo de aviones a Cubana de Aviación y aplicó restricciones a las visas.
Cuba opera con menos petróleo que el que necesita (30 % en septiembre; 60 % en octubre) debido a sanciones a los petroleros que lleven combustible a la Isla. Se armaron enormes filas en las estaciones de servicio.
También limitó a $1.000 trimestrales las remesas que los cubanoestadounidenses pueden enviar a sus familiares en la Isla.
Y está la ley Helms-Burton: Trump activó en mayo una legislación de 1996 que permite, incluso a cubanoestadounidenses, demandar en tribunales del país norteamericano a empresas extranjeras que gestionen en Cuba bienes confiscados por la revolución. Entre las demandadas están American Airlines y Amazon.
“La administración Trump esperaba más demandas (hasta ahora unas 20). Sin embargo, más importante que la cantidad de demandas es quién está demandando y quién está siendo demandado”, explica el presidente del Consejo Económico y de Comercio entre Cuba y Estados Unidos, John Kavulich.
Los bancos internacionales han pasado a ser extremadamente cuidadosos. La mayoría se abstiene de operar en transacciones con Cuba por temor a sanciones.
Esos disparos de catapulta desde extramuros no están cayendo precisamente en el Palacio de la Revolución, sino en blancos civiles.
Según la cancillería cubana, desde junio de 2017 Trump ha emitido 187 medidas “que afectan a individuos, empresas cubanas y cubanoamericanos”.
“No es al Partido Comunista que están dañando, están dañando a personas que hasta pueden pensar de un modo diferente al gobierno, que pueden no ser socialistas. Les dificultan el contacto con la familia, les hacen difícil el acceso a bienes y a posibilidades financieras”, dice a la AFP el excanciller cubano Ricardo Alarcón.
“Estas medidas procuran aumentar la presión en la caldera económica para que el país estalle, y eso nadie en su sano juicio lo puede concebir que vaya a ocurrir sin daños a la población”, explica por su parte López-Levy.
Según expertos consultados por la AFP, estos podrían ser los próximos pasos:
Mayores presiones para intimidar y bloquear el comercio, los financiamientos y las inversiones.
Mayor penalización al uso de dólares o sancionar a bancos que tercerizan transacciones con Cuba en otras monedas.
Afectar las industrias de seguros al viajero para reducir el turismo, motor importante de la economía.
Establecer un límite de gasto más estricto a los estadounidenses que viajen a Cuba.
Ajustar más el envío de remesas.
Bloquear el uso de tarjetas de crédito. Actualmente se aceptan Visa y Mastercard.
Devolver a Cuba a la lista de países que apoyan el terrorismo.
Rebajar las relaciones diplomáticas: la embajada en La Habana podría volver a ser solo oficina de intereses.