Por Dan Renzi
Una vez más, demostrando que la presentadora de GMA y Mean Girl Lara Spencer no sabe de qué está hablando, lo más importante que le sucedió al ballet en nuestra generación es venir a los EE. UU., Y los bailarines son muchos hombres, que usan nada más que plumas.
"Swan Lake ", coreografiado por el genio artístico Mathew Borne, reinventa el ballet del siglo XIX con un toque contemporáneo, con todos los roles tradicionales de bailarina-cisne bailados por un conjunto de hombres sin camisa.
Oscura, dramática y muy sexy, la producción reinventa el aspecto del "ballet", ya que la formalidad de la danza clásica se ha despojado para revelar mucha piel y drama.
"El lago de los cisnes", un clásico del ballet mundial escrito por el compositor ruso Tchaikovsky, narra la historia de amor entre un príncipe y una princesa que es víctima de un maleficio que la convierte en cisne.
Sin embargo, en la adaptación de Bourne, los roles tanto del príncipe como de la princesa los asumen hombres. Jonathan Ollivier estará en el papel protagónico de Odette, tradicionalmente interpretado por una bailarina.
El bailarín, Jonathan Ollivier dice :"Cuando esta adaptación salió a la luz, hace 18 o 19 años, fue un tanto escandaloso. Muchas personas abandonaron el teatro pues esperaban ver la versión tradicional, en la que los bailarines en escena son mujeres y hombres. Pero ya ha sido aceptada y se ha convertido en una pieza emblemática. Es, en efecto, una historia de amor."
"Los bailarines en el papel de cisnes tienen más fortaleza en los saltos y más velocidad que las mujeres. El director no solo ha cambiado el sexo de los bailarines, la idea también tiene un peso dramático."
La versión de Matthew Bourne de "El lago de los cisnes" debutó en 1995, y ha sido el ballet que más tiempo ha permanecido en las carteleras de los teatros londinenses de West End y en los de Broadway, en Nueva York.
La pieza también ha visitado escenarios de Australia, Japón e Israel.
Este recorrido no es la primera puesta en escena de la obra maestra de Bourne. Su "Lago de los cisnes" se estrenó en 1995 y se convirtió en una sensación internacional mientras recorría el mundo, estableciendo récords de rendimiento para los teatros de Broadway de Nueva York y West End de Londres y ganando algunos premios Tony en el proceso.
Original, divertida y, sobre todo, poco ortodoxa son los adjetivos aplicables a la personal versión de “Swan Lake”, creada por Matthew Bourne y estrenada con grandísimo éxito en el Sadler’s Wells Theatre de Londres en 1995, lugar en el que se repuso por enésima vez. Dos décadas después, conseguir una localidad es toda una aventura y es que la obra sigue levantando pasiones allá donde se programe. Bourne realiza una lectura muy poco convencional a partir de la historia de “El lago de los cisnes” (1895): el rol dual de Odette/Odile es interpretado por un hombre, amén de que la pléyade de cisnes está compuesta por un elenco masculino.
Pero además de todas las lecturas homoeróticas fácilmente predicables del “Swan Lake”, Bourne centra el argumento en el ansia de libertad de un Príncipe pusilánime, agobiado por la etiqueta y el boato y ninguneado por el carácter frío como un témpano de la Reina. Con una duración de dos horas y media, el espectáculo reinterpreta con más o menos libertad los cuatro actos del libreto original. La música en directo de la genial partitura de Tchaikovsky engrandece aún más un montaje que, en ocasiones, podría parecer un musical sin canciones.
El trío básico sustentador de esta libérrima versión de Matthew Bourne se compone por el Príncipe (Liam Mower), el Cisne/el Extraño (Jonathan Ollivier) y la Reina (Saranne Curtain). En la época romántica, un cisne era una metáfora de aquello imposible. En ese planteamiento psicológico, se intuye que la visión en sueños de ánades por el Príncipe refleja su angustia vital, su soledad y deseo de afecto.
Aburrido de los actos protocolarios y sin posibilidad de obtener el menor gesto de cariño de su madre, el Príncipe comienza una relación con una mujer de diferente condición social, que provoca algunos de los momentos más hilarantes de la obra, sobre todo, en la escena de la Familia Real en el palco de honor cuando acude precisamente a un ballet. Pero, en realidad, sus ansias emergen en el acto segundo, con el encuentro con el Cisne, sin duda, el fragmento más acorde con el argumento y planteamiento coreográfico del original de Marius Petipa/Lev Ivanov.
En el tercer acto, siguiendo la tradición secular, el Cisne interpreta a su sosias: el maligno hijo de Von Rothbart. El clímax se produce con el encontronazo entre ambos y el disparo fortuito que acaba con la vida de la Novia (Kerry Biggin). Recluido en una institución mental, el Príncipe vuelve a soñar con la manada de ánades. Atrapado por la locura, fallece consiguiendo así unirse a su amado Cisne.
La coreografía de Matthew Bourne posee una fuerte raíz clásica, pero su estilo es eminentemente contemporáneo. Incluso, en ocasiones, podría decirse que hay unos ciertos toques de jazz. Además del viraje argumental, también es muy destacable el sentido del humor que imbuye a toda la producción: desde la sátira a la monarquía en multitud de pequeños detalles, hasta la esperpéntica novia o la parodia del clásico en ese pseudoballet de mariposas al que acude la Familia Real. Muchas veces se tiende a considerar esta producción masculina, lo cual no es 100% cierto. La mujer está presente, pero en roles caricaturescos (Novia), serviles (servicio) o como ejemplo de férrea autoridad (Reina).
Por ello, el peso principal de la obra recae en los hombres pero sobre todo y con carácter de contrapunto, en el apocado príncipe y en el seductor/magnético Cisne e hijo de Rothbart. Especialmente destacadas son las escenas de paso a dos entre ellos bien como Cisne Blanco o como Cisne Negro, en la contraposición de dos estilos de bailar, más varonil o más afectada. También muy loable es el acto segundo con toda la pléyade de cisnes bailando con geométrica simetría. En general, el elenco masculino de New Adventures demostró un mejor nivel que el femenino.
La gira 2019-2020 ya está en marcha en China, y llegará a Los Ángeles en diciembre de este año, con fechas en Washington, DC y Nueva York a principios de 2020.