A la pregunta que probablemente todo el mundo ha pensado alguna vez, ¿qué pasaría si no hubiese Luna?, la primera respuesta que viene a la cabeza es evidente, la luz de nuestro planeta experimentaría cambios drásticos. Y es que, la Tierra tendría noches totalmente negras, ya no existirían las fases lunares y se viviría en una constante “luna nueva”. Pero que la Luna no existiese tendría muchas más consecuencias para el planeta Tierra.
¿Cómo sería la Tierra sin Luna?
Hay que tener en cuenta que más de la mitad de su superficie está cubierta por agua, por lo tanto, uno de los cambios más radicales sería el de las mareas que, directamente, desaparecerían. Estas existen gracias a la fuerza de atracción gravitatoria de la luna que genera en el agua oscilaciones cíclicas. Hay que tener en cuenta que más de la mitad de su superficie está cubierta por agua. Fue Isacc Newton quien explicó por primera vez el efecto que la Luna tiene sobre las mareas y la atracción gravitatoria que la luna ejerce sobre la Tierra. El Sol también produce una atracción sobre los océanos pero no tan fuerte como el que ejerce la Luna. En conclusión en vez de mareas habría una especie de oleaje suave. Como consecuencia de la desaparición de las mareas lunares, las corrientes se debilitarían y las aguas prácticamente se estancarían, perdiendo las orillas de los mares su sistema de drenaje y limpieza natural.
Otro de los efectos sería la desaparición de muchas especies y plantas terrestres. Al desaparecer la desaparición de luz solar que refleja la Luna por lo que muchas especias deberían adaptarse a la oscuridad total. Eso implicaría que muchas especies desaparecerían. La desaparición de las mareas también conllevaría que los animales acostumbrados a los flujos y corrientes marinas, se extinguirían.Todas ellas están adaptadas a condiciones de acuerdo a las corrientes y el flujo de la marea, algo que dejaría de ocurrir si no existiera la Luna. Estas múltiples extinciones producirían las consecuencias más terribles sobre la vida terrestre. De hecho, muchas de las especies solo podrían vivir en el Ecuador debido a los cambios de luz.
Además, cabría la posibilidad de que se produjeran vientos de más de 300 kilómetros por hora debido al alineamiento directo del eje de rotación de la Tierra hacia el Sol, lo que provocaría que en una parte del planeta reinaría la oscuridad completa y la otra estaría bajo la acción permanente del sol y con ello vientos de una velocidad de más de 300 kilómetros por hora azotarían la superficie de la Tierra por las drásticas diferencias de temperatura. En caso no existiese este satélite, la precesión o el eje de rotación estable, se ralentizaría, y ya no tendría estabilidad. Esto produciría un cambio climático en el que se viviría en veranos de 100 grados e inviernos con temperaturas por debajo de los 80 grados bajo cero.
Cabe destacar que la Luna es un gran escudo frente a meteoritos. Si el satélite no existiese ya no tendríamos ese escudo para interceptar las rocas celestes con destino a la Tierra. En conclusión, la Luna es imprescindible para la vida terrestre tal y como se conoce.