LOS ‘CAUCUS’
Poco poblado, blanco y rural, este estado tiene un papel desmesurado en la criba de candidatos presidenciales en EE.UU.La victoria de un negro llamado Barack Hussein Obama afianzó el mito sobre la relevancia de Iowa.
¿QUÉ ES UN CAUCUS?
¿Iowa? Pregúntenle a Jimmy Carter
En un país cada vez más diverso, el desmesurado papel que el pequeño estado de Iowa ha adquirido en el proceso de selección de candidatos a la presidencia de Estados Unidos resulta cada vez más sorprendente, tanto como el precio de los hoteles por estas fechas en el centro de su tranquila capital, Des Moines, 217.000 habitantes, más propios de Manhattan.
Las voces críticas que cada cuatro años cuestionan que un territorio tan rural, blanco y poco representativo de la realidad del país sea el encargado de hacer la primera criba entre los aspirantes a la Casa Blanca se han hecho más intensas este año. Iowa no es el primero en votar porque sea importante, sólo es importante porque es el primero que vota. Y no está dispuesto a dejar de serlo.
La culpa de todo, dicen, la tiene Jimmy Carter. En realidad, tiene más que ver con el malestar social que caracterizó al final de la década de los años sesenta y setenta en Estados Unidos. Hasta entonces, la selección de candidatos había estado en manos de los delegados de los partidos. Algunos estados habían empezado a celebrar primarias para que la decisión tuviera cierta base popular. Otros, como Iowa, mantuvieron la decimonónica fórmula de los caucus , unas asambleas vecinales en las que se vota, literalmente, con los pies: el apoyo a un candidato se muestra colocándose en el rincón que se le ha asignado. Pero de un modo u otro, la decisión al final dependía de los gerifaltes de los partidos.
El sistema implosionó en 1968, el año en que asesinaron a Martin Luther King y Robert F. Kennedy. La convención demócrata de aquel año, celebrada en Chicago, fue recibida con protestas en las calles. El alcalde, Richard Daley, ordenó a la policía usar la fuerza para reprimir a los manifestantes mientras, a puerta cerrada, convencía a los delegados para nominar a su candidato, Hubert Humphrey, ignorando el entusiasmo que habían generado las campañas de otros candidatos más progresistas. Humprey no había ganado ninguna primaria y fracasó también en las presidenciales.
El choque llevó a una profunda reforma del proceso de selección de candidatos para dar más voz a los simpatizantes de base y menos a los cuadros del partido. El sistema se utilizó por primera vez en 1972. El hecho de que el sistema de caucus sea tan laborioso (el proceso interno se prolonga meses) y las comunicaciones de la época tan malas aconsejó que, para estar seguros de que en verano podían proclamar un candidato, Iowa votara a primeros de año. Los republicanos no tardaron en replicar el sistema.
Y aquí es cuando entra en acción el supuesto culpable de que, 40 años después, los aspirantes a la Casa Blanca hayan celebrado a lo largo del último año más de 3.000 actos en este estado de apenas tres millones de habitantes (menos del 1% de la población total del país) y este fin de semana se haya convertido en el epicentro de la vida política estadounidense, un concurso de belleza entre una docena de aspirantes a presidente apoyados por una legión de asesores y 2.300 voluntarios llegados de todo Estados Unidos.
“Nunca jamás esperamos que nadie de fuera de Iowa fuera a prestar mucha atención”, escribió en 1995 Richard Seagrave, profesor jubilado de la Universidad Estatal de Iowa. Este año hay más de 2.000 periodistas de todo el mundo acreditados. “Cubrir los caucus fue un aliciente para aceptar este trabajo”, admite Kate Payne, periodista de Iowa Public Radio, natural de Florida.
En 1976, Carter, el desconocido gobernador de Georgia, vio una oportunidad de oro para presentarse al mundo empezando por los votantes de Iowa y destacar en la fase temprana de las primarias. Ellos cultivaban maíz, y él, cacahuetes. Carter, que se recorrió el estado de arriba abajo, les pareció una curiosidad interesante. Y la noche de los caucus , para sorpresa del resto del país, “¿Jimmy… qué?”, como le había llamado la prensa, se alzó con la victoria. En realidad quedó en segundo lugar con un 27% de los apoyos, porque el mayor porcentaje (37%) se quedó “sin asignación”, porque nadie les había convencido, pero no importó.
De Iowa, Carter fue directo a la Casa Blanca. Había nacido un mito. Otros candidatos, demócratas y republicanos, tomaron nota. Nadie, presume la gente de Iowa, se toma tan en serio como ellos el escrutinio. Estudian los programas, quieren ver a los candidatos al menos una vez, mirarles a los ojos, hacerles preguntas y más preguntas... Iowa se gana condado a condado, pueblo a pueblo, diner a diner.
Lo primero que aquí se decide es quién no puede ganar.Venciendo en Iowa, o quedando entre los dos o tres primeros aquí, un candidato demuestra que tiene capacidad para ganar a escala nacional. Y con ese aura de vencedor encara el resto de la carrera. Pero este año, con una docena de candidatos en liza y sin un favorito claro, el resultado puede ser menos concluyente y, a la postre, menos relevante.
Un ejemplo reciente de la importancia del veredicto de este estado es la victoria de Barack Hussein Obama en el 2008. Fue aquí donde un senador negro de Illinois, “flacucho y con un nombre divertido”, como él mismo se presentaba, venció a la candidata del establishment, Hillary Clinton, y donde se vio la primera indicación seria de que Estados Unidos estaba listo para tener un presidente afroamericano. “Desde 1976 sólo ha habido dos casos en los que un demócrata que liderara los caucus de Iowano ganara la nominación”, de ahí que los candidatos inviertan “tanto tiempo, dinero y esfuerzos” en ganar aquí, afirma Dan Balz, columnista de The Washington Post . Otra cosa es ser elegido presidente después.
Para Mark Montgomery, profesor de Economía de la Universidad de Grinnell, una localidad de 9.000 habitantes, el nivel de responsabilidad y atención que recibe el estado roza el absurdo. “Vivo aquí desde hace 30 años. Es una pequeña localidad en medio de la nada. Si te asomas por la ventana de mi casa a la derecha y a la izquierda puedes ver el final. Y aun así, durante los caucus , todos los candidatos, demócratas y republicanos, vienen aquí. Normalmente, varias veces. Elizabeth Warren, Bernie [Sanders], Pete [Buttigieg], Cory Booker... Todos han venido este año. Es irónico que un lugar tan pequeño tenga semejante atención durante las primarias, las demócratas especialmente. Vengo de una pequeña ciudad de Nueva Jersey del mismo tamaño y no recuerdo que jamás nos visitara un candidato”. Sabe que la fama es efímera. “Luego, en pocos días, el mundo se olvidará de nosotros”.
Mañana, Montgomery, de 67 años, irá a los caucus . “Es un acto social, una fiesta vecinal”. No hay privacidad, recuerda. El voto no se deposita en una urna. Hay que posicionarse a la vista de todos. “La gente que te conoce puede intentar convencerte de que te vayas con ellos”, explica. En el 2016 apoyó a Hillary Clinton. Este año se debate entre Amy Klobuchar, la senadora de Minnesota y Warren, su colega de Massachusetts. “Warren es un poco demasiado radical para mí, creo. Está muy a la izquierda de Obama, y yo era muy fan de Obama. Pero si es nominada candidata por el Partido Demócrata, no dudaré en apoyarla”.
Obama es el ejemplo que en Iowa gustan de recordar cuando se critica que un estado tan blanco como este (90% de la población, frente a la media nacional del 60%) inaugure las primarias. O al republicano de raíces latinas Ted Cruz, que en el 2016 ganó las primarias republicanas. Trump quedó segundo y demostró al país que ahí fuera había un amplio público para su discurso. Iowa fue el primer lugar donde quedó constancia de la fuerza de la ola populista y antiestablishment que recorría Estados Unidos, reflejada también en el apretado resultado entre Clinton y el izquierdista Bernie Sanders, que quedó segundo en medio de fuertes protestas.
Las quejas de sus simpatizantes de que, en el enrevesado sistema de cálculo de los caucus , el partido había favorecido a la ex primera dama frente al senador del ala más izquierdista llevaron a los demócratas a crear una “comisión de la unidad” después de las elecciones. Allí se aprobaron los primeros grandes cambios para hacer el sistema más transparente. Se estrenan mañana.
Por primera vez, habrá un registro escrito del voto preferente de cada participante. Así, en caso de duda, se podría hacer un recuento, lo que no fue posible en el 2016 con Clinton y Sanders. Además, se conocerá la cifra total de apoyos recibida por cada candidato, al margen de que cómo quede o de si alcanza o no el umbral del 15% que exige el alambicado sistema, de modo que este año puede ocurrir que, con criterios distintos, dos candidatos se proclamen ganadores y una vez más haya lío... Pero, de esto, no se puede pedir cuentas a Carter.
¿Qué son los ‘caucus’ y por qué son tan importantes?
Así funcionan los caucus de Iowa, los protagonistas del arranque del proceso de primarias
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos comienzan cada cuatro años con más de un millar de votaciones en asambleas ciudadanas en el Estado de Iowa. Las votaciones, tan peculiares como inusuales, conservan una tradición democrática única y que añade una buena dosis de emoción adicional al proceso político. A continuación, explicamos todas las claves de los caucus.
Es una reunión asamblearia en la que sus miembros deciden a qué candidato votar. Son convocados por cada partido en cada precinto electoral, distrito o condado, por la tarde. A diferencia de las primarias, que cuentan con un horario de votación, los caucus pueden durar varias horas desde que las asambleas comienzan a debatir.
Un total de 19 Estados emplean este proceso de selección, bien por uno de los partidos o por los dos. Las asambleas demócratas de Iowa 2020 se llevarán a cabo en Iowa el lunes 3 de febrero de 2020, como el primer concurso de nominación en las primarias presidenciales del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de 2020 . Los caucus de Iowa son un caucus cerrado, con Iowa otorgando 49 delegados, de los cuales 41 son delegados comprometidos asignados en función de los resultados de los caucus.
Cualquier votante registrado con uno de los dos partidos, el Demócrata o el Republicano. Los votantes demócratas y los republicanos celebran reuniones por separado para elegir a su candidato.
Al comenzar la reunión, los asistentes se separan formando grupos en función del candidato al que respaldan o si están indecisos. Después se abre un período de debate en el que los votantes intentan convencer al resto de que apoyen a su candidato. Los indecisos pueden elegir un grupo al que unirse. Si uno de los asistentes cambia de opinión después de la asignación inicial, puede hacerlo antes de la votación final.
Acabado el debate, se celebra la votación —a veces a mano alzada— y se suman los votos.
¿Cómo se determina el resultado?
Depende de cada partido. El Partido Demócrata emplea el método de asignación proporcional: el porcentaje de delegados asignados a cada candidato se corresponde con el número de votos recibidos. En un estado con un total de 10 delegados y tres candidatos, si el 60% de los votantes apoya al candidato A, otro 20% al candidato B y otro 20% al candidato C, el candidato A recibiría seis delegados y los candidatos B y C, dos cada uno.
En el Partido Republicano, la mayoría de los caucus son considerados “winner-take-all”: el candidato con más votos se lleva todos los delegados de ese Estado.
¿Por qué Iowa es tan importante?
A pesar de que el número de delegados asignados a través de caucus es minoritario -10% en el caso de los demócratas y 15% entre los republicanos- la importancia de los caucus de Iowa se remonta a 1976, cuando la victoria del candidato demócrata Jimmy Carter demostró que un buen resultado en esta votación puede catapultar a cualquier aspirante a la presidencia. Desde entonces, los ciudadanos de Iowa se han convertido en protagonistas absolutos del comienzo de la campaña: son los primeros encuestados sobre su intención de voto, los primeros espectadores de los anuncios electorales en televisión y los primeros en recibir la visita de los candidatos a sus ciudades.
Caucus es una palabra “genuinamente americana”, según el Diccionario Político Safire, ya que proviene de un término indio que significa “mayor” o “consejero”. Cuenta Safire que en 1763 John Adams ya reconoció su existencia en Boston, en un Caucus Club, las reuniones privadas de los líderes de un partido político para decidir a su próximo candidato o las leyes que iban a aprobar.
En 1968, la Comisión McGovern-Fraser reformó el sistema electoral estadounidense para que los ciudadanos tuvieran más poder en el proceso de selección de los candidatos de cada partido. Hasta entonces eran elegidos por los delegados de cada agrupación en las Convenciones Nacionales. La comisión decidió que fueran los estadounidenses quienes, a través del proceso de primarias, asignaran un número de delegados a cada candidato y que éstos después emitieran el voto correspondiente en la Convención Nacional.
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