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General: “El Sádico”, el militar que asesinaba gays por odio
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De: SOY LIBRE  (message original) Envoyé: 04/02/2020 15:54
 OCURRIO ASÍ
Fue un asesino organizado, motivado por el odio y discriminador, todas sus víctimas fueron hombres homosexuales, por lo cual se ha convertido en un símbolo de la homofobia en México.
 
Asfixiaba a sus víctimas lentamente:
La historia de “El Sádico”, el militar que asesinaba gays por odio
Raúl Osiel Marroquín, El Sádico, secuestró a seis y mató a cuatro homosexuales
   Entre finales de 2005 y principios de 2006, Raúl Osiel Marroquín Reyes, un asesino serial cuyas víctimas eran sólo homosexuales, causó terror en la Ciudad de México.  Marroquín Reyes, en ese entonces de 25 años, fue identificado popularmente como “El Sádico" o “El Asesino del arcoíris”, debido a la extrema violencia con la que mataba a sus víctimas.
 
Nació en Tampico, Tamaulipas, en 1980 y cursó la carrera de médico militar. Además, fue sargento primero del Ejército durante cuatro años, pero desertó y comenzó su carrera criminal. Su primer delito fue robo con violencia por lo que pasó un año en prisión. En agosto de 2005 fue liberado y decidió mudarse a la capital del país.
 
Debido a la saña con la que mataba a sus víctimas, los investigadores de la entonces Procuraduría capitalina no tardaron en catalogar los crímenes como de odio por homofobia. Aborrecía a los homosexuales a quienes asesinaba asfixiándolos lentamente con una bolsa de plástico hasta que se desmayaban, cuando despertaban repetía la operación, ya después los remataba ahorcándolos con sus manos para después dejar sus cuerpos en maletas que abandonaba por calles de la Ciudad de México.
 
Su modus operandi era abordar a sus víctimas en bares de la Zona Rosa, a quienes investigaba para saber si sus familiares podrían pagar un rescate. Si confirmaba esta información procedía al secuestro, apoyado por un supuesto cómplice identificado como Juan Enrique Madrid, aunque nunca se supo nada de su paradero.
 
Tras llevar a las víctimas a un hotel o a su casa, ubicada en el número 4223 de la avenida Andrés Molina Enríquez, colonia Asturias, en la ahora Alcaldía Venustiano Carranza, cobraba el rescate y después los asesinaba.
 
Aunque se sospecha que pudo haber cometido más crímenes a “El Sádico” se le comprobaron seis secuestros y cuatro homicidios. El primero de ellos en agravio de Jonathan Razo a quien plagió el 27 de octubre de 2005 y asesinó el 12 de noviembre de ese mismo año después de haber pedido un rescate a sus familiares de 50,000 pesos. Abandonó el cuerpo en maletas en los alrededores del Metro Chabacano.
 
Su segunda víctima fue Ricardo López Hernández a quien secuestró el 9 de diciembre de 2005 y asesinó nueve días después, a pesar de haber recibido los 28,000 pesos que pidió de rescate. Abandonó el cuerpo en maletas en calles de la misma colonia Asturias donde vivía.
 
Sus otras dos víctimas fueron identificadas como: Armando Rivas Pérez y Víctor Ángel Iván Balderas, éste último por el que pidió un rescate de 8,300 pesos.  La policía comenzó a seguirle el rastro cuando se denunció el secuestro de un empleado de una televisora por quien “El Sádico” exigía 120,000 pesos a cambio de su libertad.
 
El también llamado “Asesino del arcoíris” fue detenido el 26 de enero de 2006 y al ser interrogado sobre la forma en que operaba, aseguró que elegía a homosexuales porque eran más fáciles de “enganchar”. Dejaba que sus víctimas se acercaran a él para luego invitarlos a un hotel o a su casa, aunque aseguró que él no era homosexual.
 
Al momento de su captura, a Raúl Osiel Marroquín Reyes se le encontraron las credenciales de elector de sus víctimas, “preseas” que llevaba a todos lados con él, según explicó el entonces titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna.
 
Relató que mataba a sus víctimas quitándoles el aliento lentamente utilizando una bolsa de plástico, después los remataba con sus manos ahorcándolos. Y declaró que al momento de acabar con la vida de sus víctimas no sentía rencor.
 
“Hasta le hice un bien a la sociedad, pues esa gente hace que se maleé la infancia. Una de mis víctimas era portador del VIH, y de cierta manera, evite la propagación del virus”, aseguró entonces “El Sádico” cuando fue interrogado.
 
Durante el juicio que se le siguió, “El Asesino del arcoíris” también afirmó que no se arrepentía de sus crímenes.  “Lo volvería a hacer, sólo que sería más cuidadoso para no ser atrapado y no cometer los mismos errores. De lo único que me arrepiento es de lo que está pasando mi familia ahora”.
 
Marroquín Reyes cursó un año de la carrera de médico militar y fue miembro del ejército mexicano durante cuatro años, con el grado de Sargento Primero, pero causó baja.
 
Fue admitido como soldado raso el 21 de enero de 1999, inscrito en el decimoquinto batallón de infantería en su ciudad natal, donde alcanzó el grado de sargento segundo. Quiso ascender en la milicia y estudiar medicina, pero la falta de recursos financieros lo obligaron a renunciar. En mayo de 2004 fue dado de baja del ejército y regresó a su ciudad natal.
 
Perfil psiquiátrico
Sus crímenes tuvieron muchas similitudes a los de los asesinos en serie estadounidenses John Wayne Gacy y Robert Berdella, siendo el móvil un poco diferente: Gacy asesinaba a sus víctimas debido a una represión de su propia homosexualidad que proyectaba hacia los demás (se sentía atraído hacia ellos, razón por la cual los culpaba de su homosexualidad) Berdella por frustración hacia otras personas. En cambio, Marroquín, a pesar de que sus crímenes también poseían marcados rasgos homoeróticos (el mismo Marroquín declaró no ser homosexual,​ pero su conducta denota marcados rasgos homoeróticos), se puede apreciar en él a un sociópata o psicópata dentro de un marco socio-cultural que, de una u otra forma, le dio un escaparate para su violencia contenida, dirigiéndola hacia una minoría. De acuerdo con perfiladores de la policía, Raúl Marroquín mantenía una relación de dependencia con su cómplice, un idilio homosexual, que pese a no haber contacto físico ya que no podía aceptarlo habían desarrollado fuertes vínculos emocionales.4​
 
Después de su detención, Marroquín declararía no ser homofóbico (aunque esta aseveración se contradiría por otras hechas por el homicida, en donde se refiere a los homosexuales como "un mal para la sociedad") que la razón principal de que fueran hombres homosexuales sus víctimas se debía a que estas personas eran más fáciles de plagiar; esta fue la declaración que hizo al ser cuestionado sobre su patrón:
 
Sus confesiones y los peritajes que las autoridades de diversas agencias realizaron bastaron para que Osiel Marroquín fuera condenado a 280 años de prisión en 2010. Actualmente cumple su sentencia en el penal de Santa Martha Acatitla, al cual fue trasladado en 2010, después de haber estado preso en el Reclusorio Oriente.
 
DEFINICIÓN DE HOMOFOBIA
Homofobia es el término que se ha destinado para describir el rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres que se reconocen a sí mismos como homosexuales. De todas formas, el uso cotidiano del vocablo incluye a las otras personas contempladas en la diversidad sexual, como ocurre con los bisexuales y los transexuales. Incluso, a aquellos seres que mantienen hábitos o actitudes que suelen ser atribuidos al sexo opuesto, como los metrosexuales.
 
Cabe destacar que la homofobia carece de una definición precisa, ya que no se trata de un concepto de alcance estrictamente psiquiátrico. Hay quien considera homófoba a toda persona que no respalde o no se manifieste a favor de la homosexualidad. Sin embargo, la noción hace referencia a la discriminación, es decir, al rechazo o a la persecución.
 
Diversas estadísticas señalan que, en todo el mundo, cada dos días un gay es víctima de un crimen enmarcado en hechos de homofobia. Según Amnistía Internacional, más de setenta países persiguen a los homosexuales y ocho hasta los condenan a muerte.
 
La palabra homofobia fue utilizada por primera vez por el psicólogo estadounidense George Weinberg en 1971. Años atrás, Wainwright Churchill se había referido a la homoerotofobia.
 
Otro concepto relacionado es el heterosexismo o heterocentrismo, el cual permite darle nombre a la creencia de que los heterosexuales son, por naturaleza, organismos superiores en relación a los homo y a los bisexuales.
 
Muchas religiones mantienen una postura moral de rechazo a la homosexualidad, por lo que pueden ser consideradas como homofóbicas. La ortodoxia cristiana, judía e islámica, por ejemplo, no aceptan la homosexualidad como condición sexual natural de una persona, sino que consideran que se trata de una anomalía. Por lo tanto, la homosexualidad aparece como un pecado.
 
¿Por qué la homofobia no es una fobia?
Es necesario señalar que la homofobia no es precisamente una fobia, debido a las características que las diferencias. Mientras que en una fobia la emoción que la motiva es el miedo, la homofobia es motivada por el odio, que se manifiesta de forma moderada (a través de sensaciones corporales de repulsión, como incomodidad psicológica frente a personas homosexuales) o severa (mediante la alteración psicomotriz que lleva a un individuo a insultar de forma verbal o física a otro de condición homosexual, en algunos casos incluso puede llegar a matar a causa de ello).
 
Además, una característica propia de las fobias es que la reacción de los individuos que las padecen, es huir de aquello que les causa miedo, así, alguien que padece acrofobia tiende a no ponerse en situaciones de altura para evitar dicho temor; por el contrario, los homofóbicos buscan encuentros con personas homosexuales a fin de demostrarse a sí mismos que su postura es correcta, la forma en la que lo hacen es denigrando, humillando y destruyendo a todo aquel que reúna las características de un homosexual (ni siquiera tiene que ver con haber confirmado su homosexualidad, sino con que demuestre una actitud que para el homofóbico encaja dentro de la descripción de un homosexual).
 
Los fóbicos tienden a esconder su trastorno, no les gusta hablar de ello aún si saben que pueden estar necesitando ayuda, al contrario, los homofóbicos quieren hacer público su pensamiento, lo vuelven una batalla necesaria e intentan unirse a aquellos que piensen igual. Hace unos días leí que los homofóbicos eran como los vampiros, porque intentan contagiar a todo aquel que se cruce por su camino en el odio hacia los homosexuales, creo que sirve esta comparación para ejemplificar este punto.
 
Por último, mientras que las personas que padecen fobias tienen plena conciencia de su trastorno y pueden hablar de él para comprenderlo, los homofóbicos no piensan que haya un problema con ellos, más bien que el problema lo tienen los homosexuales. Buscan naturalizar ese odio brutal que los carcome e incluso, llegan a grados de incoherencia tales que son capaces de afirmar: «No soy una persona homofóbica…lo único que me pasa es que no puedo ver a dos mujeres (u hombres) juntos porque eso no es natural».
 
¿Por qué las personas practican la homofobia?
Una de las cuestiones que llevan a alguien a volverse homofóbico, es el sospechar que él mismo posee un potencial homosexual, así lo explica el Dr. Miguel Urbina, quien asegura que la intensidad de ese repudio hacia lo que viene del mundo exterior, genera un cierto alivio a esos temores que provienen del mundo interior.
 
La hegemonía en las sociedades actuales, tanto de Occidente como de algunos países de Oriente, la tiene un modelo donde el varón es el que marca las condiciones en las que debe desarrollarse la vida en sociedad. La mujer y todo lo que se encuentre relacionado con lo femenino son sinónimos de flaqueza, y aquellos hombres que pasen el límite, abandonando su hombría en pos de una mayor sensibilidad o formas diversas de expresión que lo que se considera obligatorio en su género, son rechazados y maltratados, considerados inferiores al resto de sus congéneres (estudios afirman que esto puede ser movido por el sentimiento de inferioridad. En el fondo los machistas sienten que los homosexuales son superiores a ellos porque son libres de las estructuras sociales, ¡jamás lo admitirían!)
 
Historia de la homofobia
La homofobia no existió siempre, en civilizaciones antiguas, como las romanas, los mayas, los sumerios, la china de la dinastía y los griegos, las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo estaban permitidas e incluso se consideraban sagradas. Con la llegada de la moral cristiana, que ejerció una gran influencia en las sociedades de la Edad Media, la homosexualidad fue considerada pecaminosa, un delito y se comenzó a perseguir brutalmente a las personas que realizaran el sexo con alguno de sus congéneres. Algunos de los teólogos que promovieron esta ideología de persecución a los homosexuales fueron los aún alabados y endiosados Tomás de Aquino y San Agustín. A partir de entonces se inculcó un modo de pensamiento absolutamente hermético en lo que se refiere a las prácticas sexuales, se condenó la homosexualidad, la masturbación, el sexo oral y todas aquellas prácticas que esta institución, la iglesia consideraba como atentados contra la naturaleza. Desde ese momento la homosexualidad adoptó la descripción moralista de pecado de sodomía, el cual es defendido incluso al día de hoy por ortodoxos (y otros que no lo son tanto) de la religión cristiana.
 
Pese a lo que muchos creen y a que intentan hacernos pensar que el mundo realmente está cambiando, la homofobia es parte de todas nuestras sociedades. En Estados Unidos, miles de niños adolescentes se quitan la vida a causa del rechazo que sufren en la escuela por parte de sus compañeros tan sólo por mostrar una actitud considerada como poco varonil, otros tantos son golpeados y torturados de formas espantosos y en todo el mundo muchos adultos que han manifestado su homosexualidad también deben soportar afrentas de todo tipo, hasta la muerte en muchos casos (en manos de homofóbicos o en las propias a causa de la inestabilidad que les generan los maltratos psicológicos). Términos como marimacho, maricón, etc., deberían desaparecer para siempre de nuestro vocabulario porque a través de estos insultos, muchas veces utilizados en broma, es que alimentamos la homofobia.
 
En los últimos años la salida del armario de personas que se autoproclaman homosexuales, en series de TV o programas, podrían estar colaborando con la difusión de cualidades como la tolerancia y la aceptación del otro sin importar su condición sexual. En este punto cabe mencionar la labor de la norteamericana Ellen Degeneres , que posee uno de los programas más vistos de la televisión y que trabaja incansablemente por cambiar rotundamente esta realidad.
 
Pese a la labor que se realiza, desde estos sectores que proclaman la tolerancia (los cuales no son dirigidos únicamente por homosexuales, como se cree), al día de hoy los homosexuales (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) son víctimas de abusos por su condición sexual. Todavía en muchos países se les prohíbe contraer matrimonio, lo que impide que llegado el caso puedan ejercer sus derechos como pareja consolidada, y del mismo modo, tampoco se les permite adoptar niños. Además son discriminados laboralmente, y las relaciones sexuales entre dos personas del mismo género tampoco son aprobadas. Por ejemplo, existen muchas quejas cuando una pareja de homosexuales simplemente se está besando en un lugar público, cosa que no pasa ante parejas heterosexuales.
 


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De: SOY LIBRE Envoyé: 04/02/2020 15:58
 



 
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